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domingo, 3 de julio de 2011

Ruta Quetzal BBVA 2011 llega a Zaña


Zaña, última estación peruana para la Ruta Quetzal BBVA 2011. La diversidad cultural presente en este país es tan sorprendente que en esta ciudad fundada con el nombre de Villa Santiago de Miraflores de Zaña vive una comunidad con la que todavía no nos habíamos topado: los afroperuanos. De su mano, personificada en Ildebrando Briones, conocemos la composición métrica de la décima usada por Calderón de la Barca o Martínez Espinel (a la propia estrofa se le conocía con el sobrenombre de “espinela”) que fue acogida como propia por los hombres de color trasladados a Perú. La hicieron suya.

“Ayer me gritaron negro/ Les juro que me gustó/ Cuando yo le dije cholo / El cholo se molestó”. Es uno de esos grupos de versículos que idea Brando Briones y que hoy compone para los jóvenes ruteros. Se los recita junto a María Antonieta Samaqueco, en un entorno privilegiado, los restos seudoderruidos de la Iglesia de San Agustín. Se trata de una de las siete iglesias existentes en esta población de 12.013 habitantes.

Este verso clásico español tiene una métrica conocida: el primer verso tiene que rimar con el cuarto y el quinto; el segundo con el tercero; el sexto con el séptimo y décimo; y el octavo liga con el noveno. Briones nos explica que los negros del Perú también las cantan, las sienten como especiales y, aunque la composición nació en España, ahora son los afroperuanos los que la acunan con más asiduidad. En su recibimiento a los jóvenes quetzales, este anciano les lanza también un mensaje particular escondido en la poesía: de África vino la esclavitud, de España, la religión y el idioma. Los españoles conquistaron Zaña y fueron trayendo a estas tierras la décima a través de los juglares y los curas cuando la ciudad estaba en apogeo, en el siglo XV.

También trajeron en la época colonial los contingentes sometidos de trabajadores procedentes de África y Asia para trabajar las tierras y ser esclavos del servicio. La fusión de negros, asiáticos, españoles e indígenas se forjó entonces y constituyen hoy los rasgos característicos del poblador zañero. “El negro llegó al Perú / Con repiques de tambores / Bailó sin tener pudores / Contra toda esclavitud”, escribe el “decimista” Briones.

Piratas del Pacífico

“Al contrario de lo que se piensa, en esta tierra peruana se acoge muy bien a los españoles. De hecho, hay muchas familias zañeras viviendo en la madre patria, en Barcelona, Madrid, Zaragoza...”. Quien así habla es el cocinero de los Knicks, en el Madison Square Garden, Michel Falla. La prosperidad económica de Zaña hoy por hoy no es aquella que provocó en el siglo XIV que esta ciudad fuese objeto de la codicia de los piratas que poblaban las aguas del Pacífico. 

Michel tuvo que emigrar a Estados Unidos, a Nueva York concretamente, porque aunque es enfermero técnico de profesión, se ganó el pase de residencia en ese país al que optaban los peruanos hasta el año 2004 y desde entonces, se acomodó en la ciudad de los rascacielos. “Vengo una vez al año porque mi familia está aquí, mi mamá nos necesita a los hijos que tiene fuera, y vaya contraste, pasar de Queens a estas ruinas, de su frío invierno a este calor”, nos cuenta mientras caminamos por el puente colgante sobre el río Zaña.

Además de la poesía, los zañeros cultivan la “zaña”, una danza de reminiscencias también afroperuanas y hermosa melodía que cantaban los esclavos negros. La danza de la zaña solía contener letras procaces e incluso blasfemas, se bailaba suelta y se hacía acompañar por un único instrumento, el cajón. “Con el cajón en el suelo / Y la quijada en la mano / El negro baila mi hermano / Bendecido por el cielo”, escribe otro “decimista”, Luis Legoas.

Derruida en el año 1720

Michel nos enseña el río, que duplica su capacidad con las lluvias y nos recuerda la destrucción fatal de Zaña en 1720, cuando atroces diluvios desbordaron el río, obligando al abandono de la ciudad y al traslado de todos sus residentes. La devastación del municipio no pudo con el baile popular de la zaña, que fue adaptándose a los tiempos cultivándose en las fiestas patronales a Santo Toribio o en adaptaciones de canciones infantiles españolas. Zaña posee un espectacular Museo Afroperuano que, desde hoy, contará con un cuadro de Martínez Compañón, el obispo navarro de la diócesis peruana de Trujillo que ha inspirado esta Ruta 2011.

Michel sigue acompañándonos en el paseo por Zaña y sus otras seis iglesias –la de ñ Merced, la matriz o principal, el convento de San Francisco, la iglesia del hospital San Juan de Dios, la parroquia de indios Santa Lucía y la diminuta capilla anexa a la casa donde murió el arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo- y continúa en su disertación. “En Nueva York, tengo la suerte de haberme establecido con una familia zañera y de relacionarme con la numerosa comunidad latina que habita esa ciudad. Por eso, no extraño tanto la comida peruana, porque realmente la americana no me gusta”, dice. “Tuve la gran suerte de que mi tío trabaja en el Madison Square Garden y pude encontrar trabajo, dentro de medio año, cuando ya lleve cinco en el país, conseguiré la nacionalidad que me permitiría llevar a mi familia como estadounidense”, relata.

“No nos dejan ver a las estrellas de los Knicks. Nosotros estamos en un área de cocina, la que llaman comisaría, y preparamos frutas, vegetales... este tipo de cosas que les llegan solo a través de personas específicamente dedicadas a ello y que son las únicas que pueden ver a los jugadores de la NBA”. NBA contra vestigios arquitectónicos y reliquias de un pasado realmente muy difícil. Los negros más ricos, contra las primeras comunidades de indígenas afroperuanos que se instalaron en esta ciudad blanca. Muy blanca. Una vez más, sin haberlo buscado, el Perú de los cambios más radicales nos encuentra a nosotros.

La última decimita de la negra

Los jóvenes de la Ruta sonríen ante la “coloradita” que les suelta la guía negra y ciega que trabaja en el Convento de San Agustín desde hace 13 años, Samaqueco. “Negrita, te mueves tanto / Que al verte pasar yo peco / Cuando vas a hacer un seco, para molerte en culantro”, recita.

El trayecto iberoamericano de la Ruta Quetzal acaba en Zaña. Queda el recorrido en el buque de las Fuerzas Armadas, el “Castilla”, que navegará por el Cantábrico y el Atlántico, desde Bilbao a Lisboa. Queda aventura.

ÉRIKA MONTAÑÉS - ABC


Cultura e Historia de Peru

jueves, 16 de junio de 2011

De Perú a Portugal: tras las huellas de las civilizaciones prehispánicas


Cultura e Historia de Peru

Ana Antón
diario Expansión

Más de 200 jóvenes de 53 países se embarcan hoy en una aventura que, capitaneada por De la Quadra-Salcedo, les transportará del desierto Moche a la selva Amazónica.

Perú, cuna de la civilización andina y virreinato español durante cuatro siglos, se convierte este año en el principal escenario de la vigésimo sexta edición de la Ruta Quetzal BBVA. Mañana, una expedición formada por 224 jóvenes y liderada por Miguel De la Quadra-Salcedo, viajará a Lima, donde será recibida por el presidente Alan García. Partiendo de la capital, seguirán los pasos del religioso español Baltasar Jaime Martínez Compañón y descubrirán los misterios de las culturas prehispánicas Moche, Chimú y Chachapoyas.

En Lima, los expedicionarios visitarán dos espacios arqueológicos muy relevantes para los dioses Moche: la Huaca de la Luna y la Huaca de El Brujo. En Trujillo, localidad fundada por Diego de Almagro y en la que Martínez Compañón desempeñó su acción pastoral, los jóvenes aprenderán técnicas de pesca artesanal y la fabricación de un tipo de embarcaciones conocidas como totoras.

Los siguiente destinos serán Chiclayo y Lambayeque, donde, junto al célebre arqueólogo peruano Walter Alva, los adolescentes participarán en talleres etnográficos y de arqueología de restos Moche. Tras el ocaso de esta civilización, se abrieron paso los Chimú, un imperio desarrollado entre el año 1.100 y 1.470 d.C., una cultura que también descubrirán los participantes de la ruta Quetzal BBVA 2011.

Más tarde, el grupo se dirigirá a la sierra norte de Perú, donde arraigó la cultura Chachapoyas. Los monumentos y grandes tumbas datan hacia el 800 d.C., muchos de ellos emplazados por encima de los 2.500 m de altura.

Esta zona acoge uno de los platos fuertes de la expedición: la catarata de Gocta. Con 771 metros de altura, es considerada la tercera más alta del mundo, tras el Salto del Ángel (Venezuela) y Tugelafalls (Sudáfrica). Está ubicada en una zona exuberante, repleta de helechos gigantes, orquídeas y bromelias, y en la que habita un centenar de aves, como el Gallito de Roca, el ave nacional de Perú.

En la recta final de la expedición en el país latinoamericano, los jóvenes recorrerán el asentamiento de Kuélap, a 3.000 metros de altura. Por fin, la última parada antes de regresar a España será Zaña, fundada en 1563 entre los valles de Jequetepeque y Lambayeque y reclamo para los piratas del Pacífico durante el siglo XVII.

A primeros de julio la expedición volverá a Madrid, donde serán recibidos por SS.MM. los Reyes de España. Los jóvenes conocerán Cabredo, villa natal de Martínez Compañón en 1737. En Pasajes (Guipúzcoa) embarcarán en el buque Castilla, de la Armada Española, por el Cantábrico hasta recalar en Lisboa, con paradas en varios puntos de la cordillera cantábrica. En Santander visitarán la cueva de El Soplao, seguirán su ruta por Marín y Lisboa, para finalizar la aventura en Trujillo, cuyo hijo más ilustre, Francisco de Orellana, descubrió hace cinco siglos el Amazonas. La expedición se realiza gracias al patrocinio de BBVA, que destina 1,7 millones de euros.

Un gesto para integrar culturas

La expedición entregará una copia del ‘Quadro de Historia natural, civil y geográfico del Reino del Perú’ al Museo de la Nación, en Lima, como un gesto integrador de la cultura española e iberoamericana. El lienzo original, expuesto en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, fue pintado en 1799 para el rey Carlos III bajo la dirección de José Ignacio Lecuanda, contador Real de la Aduana de Lima y sobrino del Obispo Martínez Compañón.

La estela de Martínez Compañón

El hilo conductor de la XXVI edición de la Ruta Quetzal BBVA es la figura del religioso navarro Baltasar Jaime Martínez Compañón (Cabredo, Navarra, 1737).

Fue un hombre ilustrado que estuvo al frente del obispado de Trujillo (Perú) en 1778 y 1790 y que realizó frecuentes viajes en años posteriores por sus diócesis, en un área que reunía territorios de costa, sierra y selva.

Su afán de conocimiento le llevó a reunir más de 1.411 dibujos, que contienen mapas, planos de ciudades, plantas y alzados, aspectos de la flora y la fauna de la zona, restos arqueológicos y datos históricos, así como información lingüística.

Más tarde, estos dibujos se incluyeron en una obra denominada ‘Trujillo de Perú’, que se encuentra en la biblioteca del Palacio Real de Madrid.

Martínez Compañón abandonó Perú en 1791 para hacerse cargo del obispado de Santa Fe de Bogotá, en Colombia.

En Perú fundó 20 pueblos, trasladó otros 17, construyó 54 escuelas, seis seminarios, cuatro casas de educación y 39 iglesias, entre otros logros. Destacó por fomentar la agricultura del cacao, del lino y otros productos.

Perú caló hondamente en el religioso que escribió estas líneas a un amigo por su traslado a Colombia: “No es decible cuánto sienta perder Perú, después de haber consumido en él tanto calor natural y los días más floridos de mi vida... Pero ya no tiene remedio y es simpleza mortificar y mortificarme por ello”.



video: http://www.youtube.com/user/lainformacioncom

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