Intihuatana - Machu Picchu - Comunicación con los Dioses
"...El Imperio Inca dominó Sudamérica, y creó una federación de
naciones, a las que llamó el Tawantinsuyo.
El Tawantinsuyo estaba integrado por 4 territorios:
-El Chinchaysuyo al noroeste;
-El Antisuyo al noreste;
-El Contisuyo al oeste; y,
-El Collasuyo al sur.
Destacaron en el Imperio Inca las figuras de Manco Cápac
como fundador; Pachacútec como organizador y constructor; y Túpac Yupanqui como
el gran conquistador.
Pero, había pasado mucho tiempo, y Pachacútec estaba
preocupado porque no había tenido contacto con sus antepasados de otros mundos.
Para retomar relaciones con ellos, Pachacútec decide hacer
algo importante que vuelva a atraer su atención y genere su retorno.
Para ello, selecciona un lugar escondido, en altura
prominente, de difícil acceso, y con localización entre sierra y selva.
El mismo, asesorado con sus mejores arquitectos e
ingenieros, realiza el diseño y ordena su construcción.
Así, después de tiempo largo y mucho esfuerzo, nace y
aparece a nuestra vista la grandiosidad de la ciudadela de Machu Picchu, obra
que hoy es una de las grandes maravillas del mundo.
Con Machu Picchu terminada, empezaron largos y permanentes
rituales de acercamiento, esperando pacientemente la aparición de las naves
procedentes del espacio exterior.
Ansiaban retomar contacto con sus ancestros quienes ya no
habían regresado, luego de sus dos incursiones anteriores en Nazca y Puno.
Pero, a pesar de las prácticas religiosas en condiciones de
aislamiento en un paraje lejano y solitario, no se producía ningún avistamiento
y un nuevo encuentro.
Cansados y decepcionados, ya estaban en proceso de
abandonar todo, cuando un buen día aparecieron sobre Machu Picchu varias naves
espaciales las que descendieron en la explanada produciéndose un encuentro muy
emotivo.
Los seres extraterrestres trasmitieron a Pachacútec su
satisfacción por el gran trabajo realizado por los incas en favor de los
pueblos de la región.
Ya en orden todo el territorio sudamericano, les dieron una
nueva misión, realizar el mismo proceso en territorios de ultramar, concretamente
en las islas de la Polinesia.
Les dijeron que estaban muy preocupados por la situación de
los pueblos de Oceanía, los que sufrían por el hambre, las enfermedades, el
caos y la ignorancia, males que el Imperio Inca tenía que solucionar.
Conociendo de sus grandes dotes de guerrero conquistador, los
visitantes seleccionaron a Túpac Yupanqui para dirigir la ejecución de la tarea
encomendada.
Túpac Yupanqui es quién conquistó la mayor parte de
territorios que fueron anexados al Imperio Inca y en todo el Imperio conocían
sus grandes hazañas.
Túpac organizó de inmediato tripulaciones y una gran flota
de naves con las que partió hacia las islas polinésicas a cumplir su misión.
El, tuvo como guías iniciales a naves espaciales que le
indicaron la ruta a seguir.
La armada de Túpac Yupanqui estaba constituida por 120
embarcaciones y 2 mil hombres.
Luego de una larga navegación la expedición llegó a las
islas de Mangareva, Rapa Nui (Isla de Pascua), y Nuku Hiva, en el archipiélago
de Las Marquesas.
Muchos años duró el trabajo de Túpac Yupanqui en Oceanía.
Pero cumplieron en enseñar a los polinesios a cultivar la
tierra, también las técnicas de metalurgia, confecciones y textiles, alimentación,
pesca, cerámica, pintura, etc.
También, les trasmitieron sus conocimientos de organización
de ciudades e instituciones.
Cumplida su larga misión, Túpac Yupanqui retornó al Perú,
reportando sobre el total éxito del trabajo encomendado..."
Nota: El texto es parte del capítulo IV Creación y Dominio del Imperio Inca, del Libro Vuelo Espía Sobre Perú.
Este interesante y novedoso libro de historia-ficción está disponible en:
La quebrada de Picchu, ubicada a medio camino entre los Andes y la floresta amazónica, fue una región ocupada por poblaciones andinas, no selváticas, provenientes de las regiones de Vilcabamba y del Valle Sagrado, en Cuzco.
Las evidencias arqueológicas indican que la agricultura se practicaba en la región desde al menos el 760 a. C.
Una explosión demográfica se da desde el año 900, por grupos no documentados históricamente pero que posiblemente estuvieron vinculados a la etnia Tampu del Urubamba. Se cree que estos pueblos podrían haber formado parte de la federación Ayarmaca, rivales de los primeros incas del Cuzco.
El área donde se encuentra Machu Picchu (montaña vieja), no presenta huellas de haber tenido edificaciones antes del siglo XV.
Según la crónica de Martín de Murúa (1615), hacia 1440, durante su campaña hacia Vilcabamba, la quebrada de Picchu fue conquistada por Pachacútec, 9º inca del Tahuantinsuyo o Imperio Inca.
El emplazamiento de Machu Picchu debió impresionar al monarca por sus peculiares características dentro de la geografía sagrada cusqueña, y por ello habría mandado a construir allí hacia 1450, un complejo urbano avanzado con edificaciones de gran lujo de uso civil y religioso.
Se cree que Machu Picchu tuvo una población móvil como la mayoría de las llactas incaicas, que oscilaba entre 300 y 1000 habitantes, pertenecientes a una élite, posiblemente miembros de la corte o panaca de Pachacutec.
Los valles que confluían en la quebrada formaron una región densamente poblada que incrementó espectacularmente su productividad agrícola a partir de la ocupación incaica, en 1440. Los incas construyeron allí muchos centros administrativos, los más importantes de los cuales fueron Patallacta y Quente Marca, y abundantes complejos agrícolas formados por terrazas de cultivo. Machu Picchu dependía de estos complejos para su alimentación, pues los campos del sector agrario de la ciudad habrían resultado insuficientes para abastecer a la población.
La comunicación intrarregional era posible gracias a las redes de caminos incaicos: ocho caminos llegaban a Machu Picchu.
A la muerte de Pachacútec, y de acuerdo con las costumbres reales incaicas, ésta y el resto de sus propiedades personales habrían pasado a la administración de su panaca o corte, que debía destinar las rentas producidas al culto de la momia del difunto inca. Se presume que esta situación se habría mantenido durante los gobiernos de los incas, Túpac Yupanqui (1470-1493) y Huayna Cápac (1493-1529).
La apertura de un camino más seguro y amplio entre Ollantaytambo y Vilcabamba (el del Valle de Amaybamba) hizo que la ruta de la quebrada de Picchu fuera menos empleada.
La guerra civil incaica (1531-32) y la irrupción española en el Cuzco en 1534 debieron afectar considerablemente la vida de Machu Picchu. La masa campesina de la región estaba compuesta principalmente por mitmas, colonos de diferentes naciones conquistadas por los incas llevados a la fuerza hasta ese lugar. Ellos aprovecharon la caída del sistema económico cusqueño para retornar a sus tierras de origen.
La resistencia incaica contra los españoles dirigida por Manco Inca en 1536 convocó a los nobles de las regiones cercanas a integrar su corte en el exilio de Vilcabamba, y es muy probable que los principales nobles de Picchu hayan abandonado entonces la ciudad.
Picchu habría seguido siendo habitada, pues fue considerada una población tributaria de la encomienda española de Ollantaytambo. Eso no necesariamente significa que los españoles visitaran Machu Picchu con frecuencia; de hecho, se sabe que el tributo de Picchu era entregado a los españoles una vez por año en el pueblo de Ollantaytambo, y no "recogido" localmente.
De todas maneras, está claro que los españoles sabían del lugar, aunque no hay indicios de que fuera un lugar frecuentemente visitado por ellos anualmente. Los documentos del virreinato incluso mencionan el nombre de quien era curaca (acaso el último) de Machu Picchu en 1568: Juan Mácora. Que se llame "Juan" indica que había sido, al menos nominalmente, bautizado, y, por tanto, sometido a la influencia española.
Otro documento indica que el inca Titu Cusi Yupanqui, que reinaba entonces en Vilcabamba, pidió que frailes agustinos acudieran a evangelizar "Piocho" hacia 1570. No se conoce ningún lugar de la zona que se oiga parecido a "Piocho" que no sea "Piccho" o "Picchu", lo que hace suponer a Lumbreras que los famosos "extirpadores de idolatrías" podrían haber llegado al sitio y haber tenido que ver con la destrucción e incendio del Torreón del Templo del Sol.
El soldado español Baltasar de Ocampo escribió a fines del siglo XVI sobre un poblado «en lo alto de una montaña» de edificios «suntuosísimos» y que albergaba un gran acllahuasi (‘casa de las escogidas’) en los últimos años de la resistencia incaica. La descripción breve que hace de sus ambientes nos remite a Picchu. Lo más interesante es que Ocampo dice que se llama "Pitcos". El único lugar de nombre parecido es Vitcos, un sitio incaico en Vilcabamba completamente diferente al descrito por Ocampo. El otro candidato es, naturalmente, Picchu. No se sabe hasta hoy si se trata del mismo lugar o no. Ocampo indica que en este lugar se habría criado Túpac Amaru I, sucesor de Titu Cusi y último inca de Vilcabamba.
Tras la caída del reino de Vilcabamba en 1572, último vestigio del Imperio Inca, y la consolidación del poder español en los andes centrales, Machu Picchu se mantuvo dentro de la jurisdicción de diferentes haciendas que cambiaron varias veces de manos hasta tiempos republicanos (desde 1821). No obstante, ya se había vuelto un lugar remoto, alejado de los nuevos caminos y ejes económicos del Perú.
La región fue prácticamente ignorada por el régimen virreinal (que no mandó edificar templos cristianos ni administró poblado alguno en la zona), aunque no por el hombre andino.
En efecto, el sector agrícola de Machu Picchu no parece haber estado completamente deshabitado ni desconocido: documentos de 1657 y de 1782 aluden a Machu Picchu, en tanto tierras de interés agrícola.
Sus principales construcciones, sin embargo, las de su área urbana, no parecen haber sido ocupadas y fueron ganadas pronto por la vegetación del bosque nuboso.
En 1865, en el curso de sus viajes de exploración por el Perú, el naturalista italiano Antonio Raimondi pasa al pie de las ruinas sin saberlo y alude a lo escasamente poblada que era entonces la región. Sin embargo todo indica que es por esos años cuando la zona empieza a recibir visitas por intereses distintos a los meramente científicos.
En efecto una investigación actualmente en curso divulgada recientemente revela información sobre un empresario alemán llamado Augusto Berns quien en 1867 no sólo habría "descubierto" las ruinas sino que habría fundado una empresa "minera" para explotar los presuntos "tesoros" que albergaban (la Compañía Anónima Explotadora de las Huacas del Inca). De acuerdo a esta fuente, entre 1867 y 1870 y con la venia del gobierno de José Balta, la compañía habría operado en la zona y luego vendido "todo lo que encontró" a coleccionistas europeos y norteamericanos. Conectados o no con esta presunta empresa (cuya existencia espera ser confirmada por otras fuentes y autores) lo cierto es que es en esos momentos cuando los mapas de prospecciones mineras empiezan a mencionar Machu Picchu.
Así, en 1870, el norteamericano Harry Singer coloca por primera vez en un mapa la ubicación del Cerro Machu Picchu y se refiere al Huayna Picchu como «Punta Huaca del Inca». El nombre revela una inédita relación entre los incas y la montaña e incluso sugiere un carácter religioso (una huaca en los Andes Antiguos era un lugar sagrado).
Un segundo mapa de 1874, elaborado por el alemán Herman Gohring, menciona y ubica en su sitio exacto ambas montañas.
En 1880 el explorador francés Charles Wiener confirma la existencia de restos arqueológicos en el lugar (afirma «se me habló de otras ciudades, de Huayna Picchu y de Machu Picchu»), aunque no puede llegar al emplazamiento.
En cualquier caso está claro que la existencia de la presunta "ciudad perdida" no se había olvidado, como se creía hasta hace algunos años.
Las primeras referencias directas sobre visitantes de las ruinas de Machu Picchu indican que Agustín Lizárraga, un arrendatario de tierras cusqueño, llegó al sitio el 14 de julio de 1902 guiando a los también cusqueños Gabino Sánchez, Enrique Palma y Justo Ochoa. Los visitantes dejaron un graffiti con sus nombres en uno de los muros del templo del Sol que fue posteriormente verificado por varias personas. Existen informaciones que sugieren que Lizárraga ya había visitado Machu Picchu en compañía de Luis Béjar en 1894. Lizárraga les mostraba las construcciones a los «visitantes», aunque la naturaleza de sus actividades no ha sido hasta hoy investigada.
Hiram Bingham, un profesor estadounidense de historia interesado en encontrar los últimos reductos incaicos de Vilcabamba oyó sobre Lizárraga a partir de sus contactos con los hacendados locales. Fue así como llegó a Machu Picchu el 24 de julio de 1911 guiado por otro arrendatario de tierras, Melchor Arteaga, y acompañado por un sargento de la guardia civil peruana de apellido Carrasco. Encontraron a dos familias de campesinos viviendo allí: los Recharte y los Álvarez, quienes usaban los andenes del sur de las ruinas para cultivar y bebían el agua de un canal incaico que aún funcionaba y que traía agua de un manantial.
Pablo Recharte, uno de los niños de Machu Picchu, guio a Bingham hacia la «zona urbana» cubierta por la maleza.
Bingham quedó muy impresionado por lo que vio y gestionó los auspicios de la Universidad de Yale, la National Geographic Society y el gobierno peruano para iniciar de inmediato el estudio científico del sitio.
Así, con el ingeniero Ellwood Erdis, el osteólogo George Eaton, la participación directa de Toribio Recharte y Anacleto Álvarez y un grupo de anónimos trabajadores de la zona, Bingham dirigió trabajos arqueológicos en Machu Picchu en 1912 hasta 1915 período en el que se despejó la maleza y se excavaron tumbas incas en los extramuros de la ciudad.
La «vida pública» de Machu Picchu empieza en 1913 con la publicación de todo ello en un artículo en la revista de la National Geographic.
Si bien es claro que Bingham no descubre Machu Picchu en el sentido estricto de la palabra (nadie lo hizo dado que nunca se «perdió» realmente), es indudable que tuvo el mérito de ser la primera persona en reconocer la importancia de las ruinas, estudiándolas con un equipo multidisciplinario y divulgando sus hallazgos.
Entre 1924 y 1928 Martín Chambi y Juan Manuel Figueroa hicieron una serie de fotografías en Machu Picchu que fueron publicadas en diferentes revistas peruanas, masificando el interés local sobre las ruinas y convirtiéndolas en un símbolo nacional.
Con el transcurrir de las décadas, y especialmente desde la apertura en 1948 de una vía carrozable que ascendía la cuesta de la montaña hasta las ruinas desde la estación de tren, Machu Picchu se convirtió en el principal destino turístico de Perú.
El establecimiento de una Zona de Protección Ecológica en torno a las ruinas en 1981, la inclusión de Machu Picchu como integrante de la Lista del Patrimonio Mundial en 1983, y la adopción de un Plan Maestro para el desarrollo sostenible de la región en 2005 han sido los hitos más importantes en el esfuerzo por conservar Machu Picchu y su entorno.
Machu Picchu es considerado una obra maestra tanto de la arquitectura como de la ingeniería de avanzada.
Sus peculiares características arquitectónicas y paisajísticas, y el velo de misterio que ha tejido a su alrededor buena parte de la literatura publicada sobre el sitio, lo han convertido en uno de los destinos turísticos más populares del mundo.
Machu Picchu está en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1983, como parte de todo un conjunto cultural y ecológico conocido bajo la denominación Santuario histórico de Machu Picchu.
El 7 de julio de 2007 Machu Picchu fue declarada como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno en una ceremonia realizada en Lisboa (Portugal), que contó con la participación de cien millones de votantes en el mundo entero.
En el año 2016, Cuzco donde se emplaza Machu Picchu, recibió 3 millones 053 mil 279 turistas, de los cuales 1 millón 968 mil 916 fueron extranjeros y 1 millón 084 mil 363 peruanos.(Datos: Wikipedia)
Machu Picchu (del quechua sureño machu pikchu, "Montaña Vieja") es el nombre contemporáneo que se da a una llaqta (antiguo poblado andino inca) de piedra construida principalmente a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental de los Andes Centrales, al sur del Perú. Su nombre original habría sido Picchu o Picho.
Según documentos de mediados del siglo XVI, Machu Picchu habría sido una de las residencias de descanso de Pachacútec (primer emperador inca, 1438-1470). Sin embargo, algunas de sus mejores construcciones y el evidente carácter ceremonial de la principal vía de acceso a la llaqta demostrarían que ésta fue usada como santuario religioso. Ambos usos, el de palacio y el de santuario, no habrían sido incompatibles. Algunos expertos parecen haber descartado, en cambio, un supuesto carácter militar, por lo que los populares calificativos de "fortaleza" o "ciudadela" podrían haber sido superados.
Machu Picchu es considerada al mismo tiempo una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería. Sus peculiares características arquitectónicas y paisajísticas, y el velo de misterio que ha tejido a su alrededor buena parte de la literatura publicada sobre el sitio, lo han convertido en uno de los destinos turísticos más populares del planeta.
Machu Picchu está en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1983, como parte de todo un conjunto cultural y ecológico conocido bajo la denominación Santuario histórico de Machu Picchu.
El 7 de julio de 2007 Machu Picchu fue declarada como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno en una ceremonia realizada en Lisboa, Portugal, que contó con la participación de cien millones de votantes en el mundo entero. (wikipedia)
VIDEO
La ciudad Inca de Machu Picchu desde el aire, a través de los ojos del Cóndor peruano que vuela sobre el lugar. Video producido por Alfonso Casabone y Xstrata.
Una exposición fotográfica sobre el Machu Picchu se ha inaugurado este martes en el Parlamento Europeo, institución que ha querido así celebrar el centenario del descubrimiento del santuario inca en Perú.
El eurodiputado del PP español José Manuel García-Margallo y el embajador de Perú ante la Unión Europea, José Valdez Carrillo, han destacado la presencia simbólica en la Eurocámara de las imágenes del Machu Picchu.
La exposición está situada en un lugar privilegiado de la tercera planta, a escasos metros del hemiciclo del PE en su sede en Bruselas.
El Santuario Histórico de Machu Picchu, descubierto en 1911, es Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad reconocido por la Unesco desde 1983.
Las 46.000 piezas arqueológicas que la universidad de Yale se ha comprometido a devolver a Perú constituyen el 'archivo' que permitirá a los investigadores peruanos leer de principio a fin la historia de la ciudadela Machu Picchu, hasta ahora un misterio sin resolver.
A través de los restos humanos, las piezas de tela y los objetos de cerámica y metal que hiram Bingham III 'tomó prestados' entre 1912 y 1916, los arqueólogos esperan confirmar o refutar sus hipótesis sobre el uso dado por el imperio inca a la ciudadela.
Estos objetos son tesoros, pero no desde un punto de vista económico. Los sucesivos saqueos e incendios que desde el siglo XVI sufrió Machu Picchu acabaron con los objetos de oro y con las tumbas más fastuosas. El valor de los objetos, explica Luis Lumbreras, ex director del Instituto Nacional de Cultura, es testimonial.
"Los restos son testimonios que equivalen a documentos cuya lectura nos van a decir cómo vivían, de donde venían o qué tipo de ceremonias religiosas practicaban", narra el arqueólogo. "Este valor testimonial es más importante que el económico o artístico, ya que permite recuperar nuestro patrimonio histórico y cultural".
Un patrimonio del que Perú lleva privado un siglo. En 1916, el país autorizó a través de un decreto supremo que el famoso explorador sacara las piezas arqueológicas de la ciudadela para su estudio en la universidad de Yale sólo por un plazo de 18 meses.
Sin embargo, los 74 cajones que según documentos de la época salieron por mar rumbo a Estados Unidos nunca retornaron.
Los peruanos no tienen información sobre las piezas
Perú no realizó un inventario que permita saber con certeza el número de piezas que salieron del país.
Según el primer censo que Yale hizo público en 2002 a través de Internet, los 'artefactos' serían 4.900. Sin embargo, en 2009, el primer equipo de investigadores peruanos que tuvo permiso para acceder a las piezas las cifró en 46.000. Este equipo atestiguó que existían piezas que casi un siglo después no habrían sido ni siquiera desempacadas de su embalaje original.
Según los expertos consultados, Yale no habría entregado nunca a Perú informes científicos sobre los estudios realizados a las piezas, entre ellos el de Carbono 14, que permitiría saber con exactitud su antigüedad.
"Yale siempre eludió dar facilidades para conocer el valor de lo que realmente tenía en su poder", describe María Elena Córdoba, ex directora de la unidad gubernamental de Defensa del Patrimonio Histórico.
El viernes pasado, Alan García dio a conocer que Yale devolverá las piezas en base a un cronograma, comenzando por los 370 objetos que la universidad considera para exhibición en museos. Sin embargo, la experta advierte que "hay razones para desconfiar".
Maria Elena Córdoba dirigió el primer equipo técnico que sustentó la demanda peruana ante Yale. "No sabemos en qué se basan los investigadores de Yale para decir que son museables", expone a ELMUNDO.es. La experta considera que el valor testimonial de las piezas es más importante que el 'museable' y pide a Yale que junto a ellas devuelva los informes científicos y las fotografías que Hiram Bingham realizó durante sus exploraciones, ya que permitirán determinar los lugares en los que fueron encontradas.
"El valor de los artefactos, que nosotros preferimos llamarlos bienes del patrimonio cultural del Perú, son incalculables. Contienen todo lo que podemos recuperar como información, no solo a través de la pieza sino a través del lugar donde fue encontrada. Por ello deben devolver también la información de campo y los apuntes de Hiram Birgham".
¿Quiénes eran habitantes de Machu Picchu?
Los arqueólogos peruanos esperan obtener gratas sorpresas del estudio de las piezas. Entre ellas, probar que la ocupación de Machu Picchu es más antigua de lo que hasta ahora se cree.
Efectuando la prueba del Carbono 14 a los restos humanos y animales y estudiando los diseños cerámicos, los investigadores esperan establecer quienes vivieron en Machu Picchu y desde donde llegaron.
Según explica a ELMUNDO.es el arqueólogo Luis Lumbreras, a Machu Picchu fueron traídas poblaciones de lugares lejanos como la costa o incluso del noroeste argentino siguiendo la política inca de reasentamiento (en quechua mitmaqkuna) de grupos humanos para cumplir funciones económicas, sociales, culturales, militares o políticas.
Estos mismos restos permitirían atestiguar si la ciudadela habría sido invadida por los conquistadores españoles entre 1540 y 1571, fechas en las que los cronistas atestiguan que existieron incursiones españolas en la búsqueda de las 'guerrillas' de resistencia de Inca.
Machu Picchu: ¿Mausoleo de Pachacútec?
Para los investigadores peruanos, el sitio arqueológico era un centro religioso y ceremonial. Sin embargo, sus características específicas nunca han podido ser estudiadas por la falta de vestigios testimoniales.
Lumbreras espera poder confirmar o descartar definitivamente la hipótesis de que Machu Picchu haya sido un mausoleo con un uso comparable al de las pirámides de Egipto.
Según esta hipótesis, en Machu Picchu se habría guardado la momia del Inca Pachacutec, quien convirtió al Estado inca en un gran imperio. Según el cronista Juan de Betanzos, quien acompañó a las huestes de Pizarro y Almagro, la tumba de Pachacútec estaba flanqueada por una gran efigie de oro.
Las piezas que Yale tendría en su poder y que habrían sido encontradas en el área en la que supuestamente se encontraba la tumba de este poderoso Inca, podrían dar fe o desmentir para siempre esta tesis del mausoleo.
El gobierno peruano iniciará las acciones legales correspondientes, que incluye una eventual denuncia penal, contra la Universidad de Yale, ubicada en los Estados Unidos, por no devolver las piezas de Machu Picchu que tiene en su poder anunció el presidente del Consejo de Ministros, José Antonio Chang Escobedo.
Según precisó, la Cancillería y el Ministerio de Justicia se encuentran evaluando estas acciones y contra quienes se presentarían las denuncias correspondientes.
En ese sentido, dijo que de insistir Yale en su negativa de devolución de las piezas arqueológicas, el Perú pondrá en marcha una agresiva campaña mediática para recuperar dichos objetos arqueológicos incaicos.
Refirió que el gobierno peruano ha sostenido conversaciones a nivel diplomático y a través del Instituto Nacional de Cultura con las autoridades de la universidad estadounidense, pero sin llegar a ningún acuerdo.
Indicó que las tratativas no tuvieron ningún resultado concreto debido a la falta de voluntad de la Universidad de Yale “de acercar a una solución de devolver estas piezas”.
“En ese sentido, el gobierno esta evaluando la denuncia penal al presidente de la Universidad de Yale por tener piezas de manera irregular en su universidad”, manifestó en RPP.
“Hay una decisión del gabinete, del Consejo de Ministros, y estoy seguro que en este momento están evaluando en qué instancia van a plantear la denuncia”, agregó.
Chang, además, informó que se iniciará un reclamo mediático con mensajes alusivos a la devolución de las piezas colocados en los aeropuertos y ruinas arqueológicas como el Machu Picchu.
“Donde tengamos que poner: “Yale devuelve las piezas al Perú”, la vamos a poner, si es necesario en Machu Picchu, en el Cusco, en los aeropuertos, porque no es posible que ni siquiera exista la buena voluntad de la universidad de Yale de ofrecer una solución a este problema”, refirió.
El área arqueológica o construida que se conoce de la ciudadela incaica de Machu Picchu se incrementó considerablemente producto de los trabajos de puesta en valor y limpieza de maleza en cinco grupos arqueológicos en la parte inferior del lugar, informó el director del Instituto Nacional de Cultura (INC) de Cuzco, Jorge Zegarra.
Los cinco grupos arqueológicos o áreas nuevas son andenerías adyacentes a la ciudadela incaica, compuestas por diferentes estructuras, como finas fuentes rituales, cuevas funerarias con piedras labradas y caminos incas de elaborada factura que desde hace tres años son investigadas y puestas en valor por el INC-Cuzco.
Fernando Astete, director del Parque Arqueológico de Machu Picchu, detalló que el incremento del área arqueológica es de una vasta extensión; no obstante, dijo, que no se puede precisar el área o medida exacta porque las investigaciones y trabajos continúan.
Las áreas nuevas que están en proceso de puesta en valor servirán a futuro para ampliar las visitas del monumento y para desconcentrar las zonas de visita, así como para contar con un nuevo acceso y salida por la parte baja del cerro donde se encuentra la ciudadela inca.
Agua de vida Obreros y profesionales del Parque Arqueológico de Machu Picchu encontraron cuatro fuentes de culto al agua cuando realizaban trabajos de investigación en una de las nuevas zonas donde se trabaja, informó esta semana el Instituto Nacional de Cultura (INC) de Cusco.
Las cuatro fuentes tienen carácter religioso de culto al agua, porque en la cosmovisión andina el agua simboliza lo masculino y la Pachamama, lo femenino.
Astete señaló también que la evidencia de las cuatro fuentes constituye un ejemplo claro de la alta tecnología hidráulica que alcanzaron los incas, porque siguen funcionando a pesar de haber transcurrido más de 500 años y estar soterradas y ocultas por bloques de piedra y la tupida vegetación.
Piedad Champi, arqueóloga residente de la obra, puntualizó que la fuente principal de culto al agua posee bloques de piedra labrada en sus costados, y la captación de agua se hace a través de un canal incaico sin solera que finaliza en un sistema de desarenado por el método de rebalse.
Cifra y dato 60 por ciento están avanzados los trabajos de arqueología en nuevas zonas.
Un día como hoy, en 1983, Cuzco y Machu Picchu fueron declarados bienes culturales de la Humanidad por la Unesco.
National Geographic incluye a la ciudadela inca en la lista de las 25 mejores travesías mundiales para 2010.
Los dos entierros funerarios incaicos hallados en los últimos meses en el sitio arqueológico de Torontoy, dentro del Santuario Histórico de Machu Picchu, poseen características atípicas que los diferencian de los enterramientos comunes realizados durante el incario, sostuvo Omar Gallegos Gutiérrez, arqueólogo residente de las obras de excavación y puesta en valor.
El entierro hallado en noviembre de 2008 corresponde a un hombre adulto de la nobleza incaica, de 30 a 35 años de edad; mientras que el descubierto en abril pasado pertenece a un joven de entre 14 y 15 años.
El especialista explicó que se maneja la hipótesis de que dichos enterramientos funerarios fueron realizados durante el período de la conquista española (luego de 1533), de manera apresurada y sin guardar los lineamientos estrictos de los incas.
Remarcó que los incas que habitaban esta zona, para escapar del avance español abandonaron abruptamente sus posesiones cuando se vieron obligados a huir a Vilcabamba, en la ceja de selva de Cusco, donde por 40 años se refugiaron los últimos cuatro monarcas: Manco Inca, Sairy Túpac, Titu Cusi Yupanqui y Túpac Amaru I.
"Abandono que es corroborado porque hay evidencias o indicadores arquitectónicos de que vanos, hornacinas y pisos de los recintos del lugar fueron sellados o tapiados adrede por los propios incas antes de su partida."
Gallegos refirió que las conclusiones arqueológicas sustentan que las sepulturas no tienen una estructura adecuada, porque los cuerpos fueron depositados en un simple hoyo hecho de manera muy repentina, como si se hubiese tratado de ocultarlos antes de abandonar el lugar.
"Además, los enterramientos se hallaron en lugares inusuales a una distancia de 25 metros uno del otro: El hombre adulto en el vano del recinto número 7 del sector B, donde se realizaban labores textiles; y el joven, en el pasadizo adyacente del edificio principal del sector religioso."
El arqueólogo destacó que el hombre adulto fue un importante miembro de la nobleza incaica, debido a que el contexto de su enterramiento presenta 25 objetos que en su mayoría son parejas que simbolizan la dualidad, concepto base de la cosmovisión incaica que divide sus esferas divinas y terrenales en dos mitades: el hombre y la mujer, el Sol y la Luna, el Hanan y el Hurin.
En tanto, anotó, el enterramiento del joven es más sencillo, porque sólo se encontraron cuatro objetos de cerámica decorada y un prendedor o tupu de metal, por lo que no se tiene la certeza de que sea miembro de la nobleza incaica; aunque no se descarta esta posibilidad, que será corroborada al terminar los estudios comparativos.Fuente: Agencia Andina de Perú – www.andina.com.pe
El santuario histórico de Machu Picchu, símbolo de la cultura inca, es uno de los monumentos arqueológicos más importantes del mundo. En 1983, fue declarado Patrimonio de la Humanidad y, desde entonces, miles de personas visitan cada día las ruinas de esta ciudad. El feroz circo montado entorno a los restos incas, créanme señores, implica mucho, mucho dinero. Pero, sin duda, merece la pena.
Si sólo dispones de un día para visitar Machu Picchu desde Cuzco, resígnate, tendrás que utilizar el tren y gastarte la friolera de 120 dólares estadounidenses. Mucho dinero si sabes que en Perú puedes dormir por tres dólares y medio y comer bien por dos. Si dispones de más tiempo, cuentas con otras opciones.
Muchos turistas deciden hacer el Camino del Inca, un recorrido por la selva de cinco días que te acerca poco a poco al paraje incomparable de la Cordillera Vilcabamba, en la que se encuentra Machu Picchu. Dos inconvenientes pueden frenar al viajero que se decida por el Camino: se debe reservar con meses de antelación y su precio oscila entre los 350 y los 400 dólares. Sin embargo, la mayoría de los peruanos coincide en que esta es la mejor forma de conocer los restos arqueológicos.
De todos modos, si tu presupuesto escapa a esta alternativa u olvidaste realizar la reserva, puedes hacer el 'jungle trail'. Son cuatro días caminando por una vía inca diferente y el precio ronda los 160 dólares. Una parte del recorrido de esta ruta consiste en recorrer a pie un tramo que sólo puede hacerse en tren para llegar hasta Aguas Calientes, pueblo desde el que se accede a Machu Picchu.
Es curioso que el monopolio de ese trayecto lo tengo una única empresa ferroviaria. También es curioso que solamente se pueda llegar en tren. Y más curioso todavía es que la empresa abuse como lo hace de esta exclusividad que le permite cobrar a los turistas un tramo de 12 kilómetros a 40 dólares. Resultado: Cada vez más jóvenes que desean conocer la ciudad inca realizan este trayecto caminando.
Si te sigue pareciendo excesivo 160 dólares, aún queda otra opción para llegar a Machu Picchu y conocer parte de la cordillera que le da cobijo. Viaja en bus hasta Santa María y después vete hasta Santa Teresa por los caminos que atraviesan las montañas. De ahí, en un mini bus se puede llegar hasta dónde comienzan las vías del tren que conduce a Aguas Calientes. Y de nuevo, a caminar. La vegetación y el río Urubamba se prestan para hacer de estas caminatas una delicia. No tengas miedo de la cantidad de kilómetros. Eso sí, muévete por la selva siempre con guía. Nosotros contratamos a uno excelente, Fabricio Flores Cusi. No sale muy caro e irás más seguro.
Hagas lo que hagas -cualquier opción es buena dependiendo de cada viajero y su bolsillo- infórmate en varias agencias antes de decidirte: el precio es muy variable. Por supuesto, los itinerarios de varios días para alcanzar el Machu Picchu convierten esta maravilla arquitectónica en un lugar aún más impresionante. Conocer ese entorno, combinación de selva alta y valles, aumentan las expectativas del visitante a través de un paisaje fantástico propicio para el misterio.
Una vez en Machu Picchu, nadie queda decepcionado con esta construcción que logra un equilibrio perfecto mimetizándose con las cumbres de Vilcabamba. Ubicada en una cima a más de 2.000 metros de altitud, la ciudad inca aguanta los envites de los turistas custodiada por las ruinas religiosas de un pico más elevado: el Huayna Picchu.
Machu Picchu fue descubierta en 1911 por el explorador estadounidense Hiram Bingham. Y digo fue descubierta porque fue este señor quien hizo famosas las ruinas en EEUU y después en el resto del 'Primer Mundo'. Que los peruanos de la zona ya conocieran la ciudad, es decir, que ya estuviera descubierta y dos de ellos llevaran a Bingham hasta la ciudad, a nadie le importa un pimiento.
Anotaciones sobre el viaje: 1. A dos kilómetros del pueblo de Santa Teresa, existen unas termas naturales más grandes y mejor preparadas que las de Aguas Calientes. ¡Es el lugar perfecto para hacer un alto en el camino hacia la ciudad inca!
2. El Valle Sagrado de los Incas está repleto de restos arqueológicos. Se pueden visitar todos desde Cuzco.Fuente: diario El Mundo de España – www.elmundo.es
Mapa que muestra Machu Picchu en el año 1874. Exposición del archivo de Torre Tagle.
En estos días se viene llevando a cabo la muestra "Machu Picchu antes de su divulgación mundial" en el edificio García Bedoya (jirón Lampa 535, Lima) del ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.
Esta es la cuarta exposición del año del archivo de Torre Tagle y tiene como meta recalcar que este sitio arqueológico nunca fue una ciudad perdida como se ha difundido erradamente desde la llegada de Hiram Bingham.
Recorrer las vitrinas dedicadas a mapas y documentos en las que se hace referencia al sitio arqueológico antes de la llegada de la expedición de Hiram Bingham da una perspectiva distinta a la habitual sobre la ciudadela Inca. La información que se exhibe cancela el mito popular que habla de Machu Picchu como un lugar del que pocos tenían noticia.
Por ejemplo, se puede apreciar un mapa hecho en la época del Virreinato por el funcionario Pablo Jorge Orcaín sobre el curso del Urubamba. En ese documento, que data de 1801, se describe toda la zona en la que se ubica nuestro actual principal atractivo turístico.
Pero no sólo eso. También se pueden ver mapas y trabajos del italiano Antonio Raimondi y del inglés Clements Markham, dos de los más importantes investigadores extranjeros en el Perú del siglo XIX, que dan cuenta sobre restos prehispánicos encontrados en la zona.
Nunca se perdió
La historiadora Mariana Mould de Pease, quien ha asesorado en esta exposición, comenta que Hiram Bingham no fue, contrario a lo que a veces se piensa, el descubridor de la conocida urbe Inca. "No descubrió Machu Picchu porque nunca se había perdido", puntualiza.
Sin embargo, la especialista no escatima elogios para reconocer la labor que cumplió el expedicionario norteamericano en la difusión mundial del sitio arqueológico. Aunque también hace notar que ya en 1915 la revista Times informaba sobre expediciones de viajeros germanos a la ciudadela previos a Bingham
Un dato interesante que da la investigadora es que a lo largo del tiempo ha recopilado documentación oficial que habla de estas famosas ruinas incaicas. El más antiguo data de la segunda mitad del siglo XVII.
En ese sentido, es interesante ver en esta muestra que incluso en los primeros años de la época republicana hayan existido planes para explotar el sitio arqueológico. Por ejemplo, el alemán Augusto Berns presentó al gobierno proyectos para el uso comercial de los vestigios incaicos pero que no llegaron a concretarse.
La primera vez que aparece el nombre de Machu Picchu en un documento es en un litigio de tierras a fines del siglo XVIII. Una copia del documento se exhibe en la exposición.
Cabe señalar que esta muestra recoge material de la Mapoteca del Archivo de Límites de la Cancillería y de la Biblioteca Nacional y está abierta al público de 9.00 a 13.00 horas. Fuente: Agencia Andina de Perú