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lunes, 28 de noviembre de 2022

Los virreyes que gobernaron desde Lima - Perú por 3 siglos toda la Sudamérica castellana


Rey Carlos I de España - Carlos V Imperio Romano Germánico


REY CARLOS I de España ó CARLOS V de Alemania (casa de Austria)Francisco Pizarro * 1534-1540
Cristóbal Vaca de Castro * 1540-1544
Blasco Núñez Vela 1544-1546
Pedro de La Gasca * 1546-1550
Antonio de Mendoza 1550-1552
Melchor Bravo de Saravia * 1552-1555


REY FELIPE II (casa de Austria)Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete 1555-1561
Diego López de Zúñiga y Velasco, conde de Nieva 1561
-1564
Juan de Saavedra * 1564
Lope García de Castro * 1564-1569
Francisco de Toledo, conde de Oropesa 1569-1581
Martín Enríquez de Almansa 1581-1583
Cristóbal Ramírez de Cartagena * 1584
Fernando Torres y Portugal 1584-1589
García Hurtado de Mendoza 1589-1596
Luis de Velasco, marqués de Salinas 1596-1604


REY FELIPE III (casa de Austria)Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey 1604-1606
Núñez de Avendaño * 1607
Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros 1607-1615
Francisco de Borja y Aragón, príncipe de Esquilache 1615-1621


REY FELIPE IV (casa de Austria)Juan Jiménez de Montalvo * 1621-1622
Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar 1622-1629
Luis Jerónimo Fernández de Cabrera, conde de Chinchón 1629-1639
Pedro Álvarez de Toledo y Leiva, marqués de Mancera 1639-1648
García Sarmiento de Sotomayor, conde Salvatierra 1648-1655
Luis Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Liste 1655-1661
Diego de Benavides y de la Cueva, conde de Santisteban del Puerto 1661-1666


REY CARLOS II (casa de Austria)Bernardo de Iturriaza * 1666-1667
Pedro Antonio Fernández de Castro, conde de Lemos 1667-1672
Bernardo de Iturriaza * 1672-1674
Baltasar de la Cueva Enríquez, conde de Castellar 1674-1678
Melchor Liñán y Cisneros 1678-1681
Melchor de Navarra y Rocafull, duque de la Palata 1681-1689
Melchor Portocarrero Lasso de Vega, conde de Monclova 1689-1705


REY FELIPE V (casa de Austria)Miguel Núñez de Sanabria * 1705-1707
Manuel de Oms y de Santa Pau, marqués de Castelldosrius 1707-1710
Miguel Núñez de Sanabria * 1710


REY LUIS I (casa de Austria)Diego Ladrón de Guevara 1710-1716
Mateo de la Mata Ponce de León * 1716
Diego Morcillo Rubio de Auñón 1716


REY FELIPE V (casa de Austria)Carmine Nicolao Caracciolo, príncipe de Santo Buono 1716-1720
Diego Morcillo Rubio de Auñón 1720-1724


REY FERNANDO VI (casa de Borbón)José de Armendáriz, marqués de Castelfuerte 1724-1736
José Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor, marqués de Villagarcía 1736-1745
José Antonio Manso de Velasco, conde de Superunda 1745-1761


REY CARLOS III (casa de Borbón)Manuel de Amat y Junyet 1761-1776
Manuel de Guirior 1776-1780
Agustín de Jáuregui y Aldecoa 1780-1784
Teodoro de Croix 1784-1790


REY CARLOS IV (casa de Borbón)Francisco Gil de Taboada y Lemos 1790-1796
Ambrosio O'Higgins 1796-1801


JOSE I (casa Bonaparte)Manuel Arredondo y Pelegrín * 1801
Gabriel de Avilés y del Fierro, marqués de Avilés 1801-1806
José Fernando Abascal y Sousa 1806-1816


REY FERNANDO VII (casa de Borbón)Joaquín de la Pezuela 1816-1821
José de la Serna e Hinojosa 1821-1824

* gobernadores




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sábado, 19 de febrero de 2022

Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal - CONDE DE LEMOS - El virrey peruano en época de santos y hechos religiosos prodigiosos



Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal, (Madrid, 1632 - † Lima, 1672); X Conde de Lemos, VII Marqués de Sarria, III Duque de Taurisano, fue el  XXVII Virrey del Perú en el período 1667 - 1672. 


El rey Carlos II lo nombra Virrey de Perú en 1666. 


El 9 de noviembre de 1667 llega al puerto de El Callao y hace su entrada en Lima, tomando posesión de su cargo el 21 de noviembre como nuevo Virrey del Perú. 


El Conde y su consorte, la Condesa Ana Francisca de Borja y Doria, fueron importantes auspiciadores de la canonización de Santa Rosa de Lima, ante la Corte de España y por esa intermediación en el Vaticano. 


El 12 de febrero de 1668 Rosa fue beatificada. La comunicación oficial llegó a Lima el 18 de enero de 1669. 


El Conde y la Condesa recibieron, el 15 de junio de 1670, en el puerto de El Callao la escultura de la Beata Rosa de Lima, enviada desde el Vaticano, obra del escultor Melchor Caffa. 


Con ocasión de su beatificación, su féretro de madera fue reemplazado por uno de plata, costeado por la Condesa. 


Por requerimiento de la regente española Mariana de Austria, el 11 de agosto de 1670, Rosa fue nombrada Patrona de las posesiones españolas en América y Filipinas. 


Rosa fue convertida en Santa el 12 de abril de 1671 por el Papa Clemente X. 


Rosa fue la primera mujer nacida en América en ser consagrada como santa católica.
 

Durante el gobierno del Conde de Lemos, se produjeron hechos religiosos prodigiosos, ante los intentos de borrar la imagen del Señor de los Milagros por considerarlo un culto clandestino y reprobable. 


Las reuniones para venerar la imagen eran los viernes por la noche, alumbrados por las llamas de cera; los devotos llevaban flores, perfumando el ambiente con el sahumerio, entonando plegarias acompañándose de arpa, cajas y vihuelas. 


Con el tiempo, se fue incrementando la peregrinación. Muchas veces se produjeron hechos de índole distinta a las prácticas religiosas. 


Viendo con malos ojos todos estos hechos el Párroco de San Sebastián, José Laureano de Mena, hace de conocimiento al virrey Conde de Lemos, don Pedro Antonio Fernández de Castro para que intervenga como autoridad, prohíba las reuniones, y de la orden irrevocable de borrar al Cristo, ya que, según su criterio, estaba fuera de los cultos religiosos.


El Virrey trasladó la solicitud a la máxima autoridad eclesiástica que era en ese momento el Provisor y Vicario General Esteban de Ibarra, por haber fallecido el Arzobispo Pedro de Villagomez. Este envió el 4 de septiembre al sitio al promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galván, Laureano de Mena y el Notario Juan de Uría, quienes verificaron la existencia de la imagen del Cristo Crucificado, una concurrencia de unas doscientas personas que entonaron el salmo miserere «Tibi soli peccavi» y la presencia del sacristán de la Parroquia de San Marcelo José de Robledillo, a quien José Lara le llamó la atención de autorizar con su presencia tal tipo de reuniones, se armó un tumulto en que los congregados en el lugar rodearon a los representantes eclesiásticos que se vieron obligados a abandonar el lugar.


Esteban Ibarra dictaminó que se prohibiesen tales reuniones y que se borrase la imagen, por lo cual entre el 6 y el 13 de septiembre de 1671, se constituyó al lugar un comité especial dispuesto por el Promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galán, un notario, posiblemente el mismo Juan de Uría, un pintor indígena de brocha gorda y el capitán de la guardia del Virrey, Pedro Balcázar, escoltado por dos escuadras de soldados para el caso que se produjesen desmanes por la cantidad de curiosos y vecinos que rodeaban el lugar. 


El primero en intentarlo fue el pintor que al momento de subir por la escalera hacia la imagen comenzó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido, intentó de nuevo proseguir con su tarea, pero al subir otra vez, fue tal su impresión que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin concretar el encargo. El segundo hombre, se acercó a la imagen, pero algo vio en ella que le hizo desistir de raspar la imagen. El tercero, fue un soldado real de ánimo más templado, éste subió, pero bajó rápidamente explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen, vio que ésta se ponía más bella y que la corona de espinas se tornaba verde. 


Ante la insistencia de las autoridades por borrar la imagen, la gente manifestó su disgusto y comenzó a proferir grandes voces, en vista de lo cual el virrey y el vicario Ibarra decidieron revocar la orden y el Vicario Ibarra autorizó su culto. 


En una visita del virrey y su esposa, éste impresionado por lo que vio, encargó a Manuel de Escobar y Fray Diego Maroto la construcción de una ermita. El 14 de septiembre de 1671 se ofició la primera misa en ella ante las altas autoridades eclesiásticas y civiles, fecha que coincide con el día de La Exaltación de la Cruz, comenzándose a difundir el culto y a llegar de diferentes lugares numerosos fieles, comenzándolo a llamar al crucificado Santo Cristo de los Milagros, o de Las Maravillas. 


El Virrey fallece en Lima, el 6 de diciembre de 1672. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de Nuestra Señora de Desamparados siendo su corazón depositado a los pies de la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, en la Iglesia que ayudó a construir. Cuando la antigua Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, detrás de Palacio de Gobierno, fuera demolida en 1938 el corazón del Conde de Lemos fue llevado a la Iglesia de San Pedro y puesto en un nicho entre los altares de San Francisco de Borja y San Luis Gonzaga. El resto de su cuerpo fue trasladado a su ciudad natal. (datos: fuentes varias)

sábado, 12 de febrero de 2022

José de la Serna y Martínez de Hinojosa - El último virrey de los 3 siglos de oro del Perú



José de la Serna y Martínez de Hinojosa, (Jerez de la Frontera, 1770 - Cádiz, 6 de julio de 1832), fue el XXXX y último Virrey del Perú.


Era militar y tenía el título nobiliario de Conde de los Andes.


Hijo de Álvaro José de la Serna y Figueroa y de Nicolasa Martínez de Hinojosa y Trujillo. 


Se forma como cadete en 1782 en la Academia de Artillería de Segovia, y asciende a subteniente en 1787.


Como oficial de artillería, participó en el año 1790 en la defensa del sitio de Ceuta, participando en las salidas que destruyeron todos los recursos del ejército sitiador del emperador de Marruecos, obligándole a levantar el cerco sobre la ciudad.


Participa en la Guerra del Rosellón y Cataluña contra la Convención Nacional (Revolución Francesa) de la primera república francesa, y embarcado también en distintas campañas navales entre los años 1789 y 1802 continuó sus servicios en la escuadra de José de Mazarredo contra la armada inglesa, y en la expedición sobre Brest del año 1799. En 1805 ascendió al grado de teniente coronel.


Graduado sargento mayor del segundo Regimiento de Artillería, con cuya unidad concurrió a la defensa de Valencia, y después a la de Zaragoza, a donde llegó en los primeros días de agosto de 1808, mandando las compañías de artilleros de plaza pertenecientes a las divisiones enviadas por la Junta Suprema de Valencia en auxilio de los aragoneses.


Participa en la defensa de Zaragoza, concretamente en la defensa del Convento de San José, en los arrabales de la ciudad, y en la defensa de Puerta Quemada y es hecho prisionero en este segundo sitio de Zaragoza, llevado forzadamente a Francia, desde donde emprende una temeraria fuga de su prisión consiguiendo huir por Austria hasta Salónica y embarcarse a España para reincorporarse a la lucha contra Napoleón Bonaparte. 


Ascendido a coronel del cuerpo de artilleros en 1812 obtuvo el mando del tercer Regimiento, y al terminar la Guerra de la Independencia Española, en la que alcanzó nombradía, merece el alto grado de brigadier del ejército.


Tras haber combatido en la guerra de independencia española contra la ocupación Napoleónica, desde 1815 fue destinado para servir como oficial en el Virreinato del Perú y asignado al teatro de operaciones en el Alto Perú.


Emprendió desde el año 1816 una serie de campañas militares para pacificar distintos territorios altoperuanos ocupados por guerrilleros insurgentes, denominados republiquetas, cada uno de los cuales ejercía una dominación en su zona respondiendo a las Provincias Unidas del Río de la Plata por lo que quedaban fuera del dominio de la monarquía.


En la misma línea procedió más al sur a la ocupación de Jujuy y Salta, intentando avanzar a Tucumán, obstaculizado por la feroz resistencia que le opusieron los gauchos de Güemes en la frontera norte, a pesar de haber derrotado a su comandante en La Puna, el marqués de Yavi, el 15 de noviembre de 1816.


Sus tropas entonces estaban conformadas por más de siete mil soldados organizados en catorce cuerpos de línea repartidos en dos armas, caballería e infantería. Estaban compuestos por los Húsares del Rey, los Dragones de la Unión de Fernándo VII, dos batallones de Granaderos de las Imperiales de Alejandro, el batallón de Granaderos de la Guardia y el de Cazadores a Caballo. Contaba para tal invasión con mil caballos frescos sin monta, otras mil mulas y el soporte de una fuerza de artillería de veinte cañones.


En el año 1817, el virrey Joaquín de la Pezuela encargó a De la Serna la misión de emprender otro avance a Tucumán con los recursos que dispusiera en el Alto Perú para atraer la atención del poderoso ejército que se preparaba en Mendoza para invadir la Capitanía General de Chile. José de La Serna se opuso a esta medida, y llamó la atención de la carencia absoluta de caballería en el ejército, lo que no le permitiría conservar ni sus comunicaciones ni su logística, además de expresar su disconformidad con el fundamento de la campaña por las enormes distancias que separaban el Alto Perú del ejército del general José de San Martín situado en Mendoza. Sin embargo, bajo manifiestos de levantar el estandarte real en Buenos Aires, obedeció la orden, emprendiendo lo mandado por el virrey Pezuela con el resultado infructoso que le había anticipado.


Durante el gobierno del virrey Joaquín de la Pezuela, el 8 de septiembre de 1820, desembarca en la bahía de Paracas el general José de San Martín, proveniente del sur, con su Expedición Libertadora, y establece sus cuarteles en la localidad de Pisco, donde contaba con la simpatía de los lugareños patriotas.


El Virrey, en cumplimiento a los dictámenes de España, propicia una reunión con San Martín en Miraflores, donde se reunieron representantes de ambos líderes a partir del 25 de septiembre de 1820. La conferencia fracasó debido a las posiciones antagónicas de los interlocutores: los patriotas pedían que se les reconociese la Independencia, en tanto España pedía el sometimiento al Rey y a la Constitución Liberal de 1812.


Tras el fracaso de las negociaciones, San Martín envía al general Álvarez de Arenales, desde su cuartel general en Pisco, a la Segunda campaña de Arenales a la sierra del Perú, para combatir a los españoles, sumar adeptos y cercar la ciudad de Lima. Fue en este viaje de Arenales cuando dos compañías realistas enteras se pasaron al lado patriota y quedan bajo el mando de Arenales. Este no tuvo mucho éxito en su campaña, y el resultado fue el repliegue de Lima del Ejército Real del Perú, al mando de José de la Serna, hacía sus cuarteles del Cuzco.


Los éxitos patriotas, la inactividad del ejército de Lima, y el proyecto de capitulación de Pezuela ocasionaron que el bando español cuestionase el desempeño del virrey Pezuela, contra quien los jefes españoles dan un ultimátum en Aznapuquio, tras lo cual se encarga la dirección de la guerra al general de mayor graduación, José de la Serna e Hinojosa.


El 29 de enero de 1821, en razón del pronunciamiento de Aznapuquio contra Pezuela, La Serna tomó el mando como capitán general y jefe político superior, lo que fue aprobado por el trienio liberal. Más tarde, La Serna recibiría también la confirmación de su nombramiento de virrey por parte del gobierno absoluto de Fernando VII el 9 de agosto de 1824, tres días después de la batalla de Junín.


El 2 de junio, en la hacienda de Punchauca, se reunieron el comisionado por las cortes, el general José de San Martín y el nuevo Capitán General José de la Serna. San Martín pidió el reconocimiento de la Independencia del Perú, y De la Serna la indivisibilidad de la corona española, de modo que la conferencia de Punchauca fracasó.


El 5 de junio de 1821, el capitán general José de la Serna, anunció a los limeños que abandonaba Lima, dejando al entonces general realista, José de La Mar, con una fuerza que se refugiara en el Callao, al amparo de la fortaleza del Real Felipe. Salió de la ciudad con todo su ejército el 6 de julio, para asentar su gobierno en el Cuzco.


El General San Martín entonces entró en Lima el 10 de julio, donde fue recibido con júbilo de su adeptos y por el recelo de los partidarios españoles. El 15 de julio se firmó el acta de la Independencia del Estado peruano en el cabildo de Lima que era presidido por el alcalde Isidro de Cortázar y Abarca.


De la Serna no tuvo mucho tiempo para gobernar sino para combatir. Logró llevar la primera imprenta al Cusco y comenzó a imprimir desde allí el famoso periódico El Depositario, en el cual colaboró por igual el cáustico escritor Gaspar García y Rico. 


En espera de refuerzos que nunca llegaron al Perú consiguió sostenerse tres años más, permaneciendo aún en la Provincia del Cusco en 1824, y tras sufrir la rebelión y traición del general Pedro Antonio Olañeta fue derrotado en la Batalla de Ayacucho. La Serna resultó con siete heridas de gravedad en la batalla; y bajo la capitulación de Ayacucho se le permitió regresar a España.


Tras la recuperación de sus heridas embarcó en enero de 1825 desde el puerto de Quilca en la fragata francesa Ernestine y, desembarcando en Burdeos, volvió finalmente a España, donde, superando en los tribunales militares las aclaraciones requeridas por él mismo en relación a su mando en el Perú, el rey Fernando VII reconoció su heroísmo (ante documentos como una felicitación de Bolívar​) y fue recompensado con honores agradeciéndole con el título de Conde de los Andes. 


Murió en Cádiz, en julio de 1832, a los 62 años de edad, sin dejar descendencia, rodeado del duelo de camaradas del cuerpo de Artillería y de quienes sirvieron con él bajo las banderas realistas.



lunes, 27 de diciembre de 2021

Virreinato del Perú: Teodoro Francisco de Croix-Heuchin - Caballero de la Orden Teutónica - XXXIV Virrey del Perú




Teodoro Francisco de Croix-Heuchin (cerca de Lille, Flandes, 30 de junio de 1730​-Madrid, España, 8 de abril de 1792)


Fue un aristócrata y militar español, de origen flamenco.


Nacido en el castillo de Prévoté, cerca de la ciudad de Lille, en la parte de Flandes ganada por Luis XIV para España en 1668. 


Tercer hijo gemelo de Alexandre-Maximilien-François de Croix, marqués de Heuchin, e Isabelle-Claire-Eugène de Houchin.


A los 17 años, como su tío Carlos Francisco de Croix y su hermano mayor el conde Felipe Carlos de Croix, ingresa en el Ejército español. 


Ese mismo año entra al servicio del rey de España como alférez de granaderos de la Guardia Real y es enviado a Italia. 


En 1750 se incorporó a la Guardia Valona, la guardia personal de los reyes Borbones de España. 


En 1756 es ascendido a teniente y se le nombra caballero de la Orden Teutónica, y en 1760 asciende a coronel. 


El 16 de mayo de 1776, el rey Carlos III de España nombra al brigadier Teodoro de Croix como primer comandante general de las Provincias Internas del Norte de Nueva España, Comandancia establecida en 1776, y que comprendía Nueva Vizcaya, Santa Fe de Nuevo México, Nuevo León, Coahuila, Sonora y Sinaloa, Las Californias, y Tejas. 


Ya como teniente general, deja el mando en las Provincias Internas del Norte a Felipe de Neve y es nombrado virrey del Perú el 13 de febrero de 1783.


En Perú descentralizó el gobierno organizando siete intendencias


Creó el Anfiteatro Anatómico e inició el Jardín Botánico de Lima, ciudad que le conocía como "El flamenco", por su país de origen. 


Adoptó medidas rigurosas para impedir el avance del pensamiento de enciclopedistas y revolucionarios franceses y norteamericanos. 


Mejoró las fortificaciones de la costa y colaboró en la creación de la Junta Superior de Comercio y el Tribunal de Minería (1786). 


Su mandato como virrey terminó en 1790.


De regreso a España, es nombrado en 1791 coronel de las Guardias Valonas, y comandante de la Orden Teutónica. 


Murió en Madrid al año siguiente, en 1792, a resultas de una pulmonía, derivada en tuberculosis, que contrajo por los fríos del cabo de Hornos (la ruta de vuelta a España que él escogió).(Datos: Wikipedia y otras fuentes)



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sábado, 13 de noviembre de 2021

Los virreyes que gobernaron el Perú por 3 siglos - Nombres y Período


Rey Carlos I de España - Carlos V Imperio Romano Germánico


REY CARLOS I de España ó CARLOS V de Alemania (casa de Austria)Francisco Pizarro * 1534-1540
Cristóbal Vaca de Castro * 1540-1544
Pedro de La Gasca * 1546-1550
Antonio de Mendoza 1550-1552
Melchor Bravo de Saravia * 1552-1555


Diego López de Zúñiga y Velasco, conde de Nieva 1561
-1564
Juan de Saavedra * 1564
Lope García de Castro * 1564-1569
Francisco de Toledo, conde de Oropesa 1569-1581
Martín Enríquez de Almansa 1581-1583
Cristóbal Ramírez de Cartagena * 1584
Fernando Torres y Portugal 1584-1589
García Hurtado de Mendoza 1589-1596
Luis de Velasco, marqués de Salinas 1596-1604


REY FELIPE III (casa de Austria)Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey 1604-1606
Núñez de Avendaño * 1607
Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros 1607-1615
Francisco de Borja y Aragón, príncipe de Esquilache 1615-1621


REY FELIPE IV (casa de Austria)Juan Jiménez de Montalvo * 1621-1622
Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar 1622-1629
Pedro Álvarez de Toledo y Leiva, marqués de Mancera 1639-1648
García Sarmiento de Sotomayor, conde Salvatierra 1648-1655
Luis Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Liste 1655-1661
Diego de Benavides y de la Cueva, conde de Santisteban del Puerto 1661-1666


REY CARLOS II (casa de Austria)Bernardo de Iturriaza * 1666-1667
Bernardo de Iturriaza * 1672-1674
Baltasar de la Cueva Enríquez, conde de Castellar 1674-1678
Melchor Liñán y Cisneros 1678-1681
Melchor Portocarrero Lasso de Vega, conde de Monclova 1689-1705


REY FELIPE V (casa de Austria)Miguel Núñez de Sanabria * 1705-1707
Manuel de Oms y de Santa Pau, marqués de Castelldosrius 1707-1710
Miguel Núñez de Sanabria * 1710


REY LUIS I (casa de Austria)Diego Ladrón de Guevara 1710-1716
Mateo de la Mata Ponce de León * 1716
Diego Morcillo Rubio de Auñón 1716


REY FELIPE V (casa de Austria)Carmine Nicolao Caracciolo, príncipe de Santo Buono 1716-1720
Diego Morcillo Rubio de Auñón 1720-1724


REY FERNANDO VI (casa de Borbón)José de Armendáriz, marqués de Castelfuerte 1724-1736
José Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor, marqués de Villagarcía 1736-1745


REY CARLOS III (casa de Borbón)Manuel de Amat y Junyet 1761-1776
Manuel de Guirior 1776-1780
Agustín de Jáuregui y Aldecoa 1780-1784
Teodoro de Croix 1784-1790


REY CARLOS IV (casa de Borbón)Francisco Gil de Taboada y Lemos 1790-1796
Ambrosio O'Higgins 1796-1801


JOSE I (casa Bonaparte)Manuel Arredondo y Pelegrín * 1801
Gabriel de Avilés y del Fierro, marqués de Avilés 1801-1806

domingo, 28 de junio de 2020

Los 40 Virreyes Que Gobernaron por 3 Siglos Desde Lima

Blasco Núñez de Vela - Primer Virrey del Perú

Francisco Pizarro, el comandante de la expedición española de conquista del Imperio Inca, captura en Cajamarca al Inca Atahualpa el 16 de noviembre de 1532, iniciando así el proceso de conquista y ocupación del territorio del Tawantinsuyo.

Se inicia también un período de conflictos por repartos de territorios entre los socios de la conquista, Francisco Pizarro y Diego de Almagro.

El 08 de julio de 1538 muere en batalla con los pizarristas Diego de Almagro.

El 26 de junio de 1541 muere asesinado por los almagristas Francisco Pizarro.

Empieza un período de caos en el que los encomenderos, aquellos que recibieron tierras, abusan en exceso de los indígenas.

En vista de la situación el rey de España Carlos I, que también era reconocido como Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, decide instaurar el Virreinato del Perú, con nuevas leyes destinadas a lograr una mejor organización y administración de su más importante territorio de ultramar, y sobre todo impedir los abusos contra los indígenas dándoles mayores beneficios para su desarrollo.

Estas nuevas leyes fueron rechazadas por los encomenderos (hacendados) que consideraron afectados sus intereses.

En 1544, llega a Lima el primer virrey, Don Blasco Núñez de Vela, quién muere degollado en una batalla con los rebeldes que se oponían a dichas leyes, encabezados por Gonzalo Pizarro.

Es con este virrey que empieza el libro "Los 40 Virreyes que Gobernaron en Sudamérica por 3 Siglos", el que trata sobre hechos de gobierno y pasajes de la vida de los 40 españoles que ejercieron como titulares el cargo de Virrey del Perú.

Este interesante libro permite una visión rápida y completa de lo que fue el Virreinato del Perú, la posesión de ultramar más importante del Imperio Español.

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lunes, 13 de enero de 2020

Virreinato del Perú: Joaquín de la Pezuela - Marqués de Viluma - XXXIX Virrey del Perú


Joaquín González de la Pezuela Griñán y Sánchez de Aragón Muñoz de Velasco (Naval, 1761 - Madrid, 1830) fue el XXXIX Virrey del Perú.

Noble, militar y político español, I marqués de Viluma. 

Tras derrotar al general rioplatense José Rondeau en la Batalla de Viluma o de Sipe Sipe,​ fue nombrado trigésimo noveno virrey del Perú (7 de julio de 1816 - 29 de enero de 1821) y capitán general de los Ejércitos.

Fue hijo de Juan Manuel de la Pezuela y Muñoz de Velasco y de Anna María Sánchez Capay. 

De familia hidalga oriunda de Santander, estudió en el Colegio de Artillería de Segovia y combatió en el sitio de Gibraltar y años más tarde contra Francia en Guipúzcoa y Navarra (1793-1794). 

En 1793, contrajo matrimonio en Santander (España) con Ángela de Ceballos y Olarría, con la cual tuvo a: María del Carmen González de la Pezuela y Ceballos (Tudela, 30 de octubre de 1794 - Madrid, 15 de febrero de 1858), 378.ª Dama de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa, casada en Lima, el 25 de diciembre de 1819, con su pariente lejano Rafael de Ceballos-Escalera y Ocón, cuya descendencia obtuvo el Marquesado de Miranda de Ebro. Manuel González de la Pezuela y Ceballos (La Coruña, 1797 - 1876), II marqués de Viluma, casado y con descendencia. Juan Manuel González de la Pezuela y Ceballos (Lima, 16 de mayo de 1809 - Madrid, 1 de noviembre de 1906), I marqués de la Pezuela, grande de España en 1852, I conde de Cheste en 1864, I vizconde de Ayala, en Álava, por Cartas Patentes de Isabel II de España de 28 de septiembre de 1852, confirmadas el 31 de julio de 1865, capitán general de los Ejércitos, casado y con descendencia que se quedó extinta en 1923. Joaquina González de la Pezuela y Ceballos, casada con Mariano de Osorio. María Isabel González de la Pezuela y Ceballos (8 de julio de 1812 - ?), casada con Santiago de Tejada y Santa María. Juana de la Pezuela , casada con el Mariscal de Campo Juan Loriga y Reguera, en 1825.

En 1805 fue trasladado a América del Sur, donde ocupó cargos secundarios, y posteriormente el virrey del Perú José Fernando de Abascal y Sousa lo nombró Director de la Artillería Real, que reorganizó profundamente. 

Después de las derrotas que el Ejército realista del Alto Perú sufrió a manos del Ejército del Norte de las Provincias Unidas del Río de la Plata en las batallas de Tucumán y Salta, comandadas por el general patriota Manuel Belgrano, Joaquín de la Pezuela fue nombrado comandante del Ejército Real del Perú, sucediendo a José Manuel de Goyeneche. 

Partió del Callao en abril de 1813 y desembarcó en Quilca, desde donde pasó al Alto Perú, llevando consigo refuerzos y diez cañones medianos. 

Dedicó algunas semanas a reorganizar el ejército del Alto Perú, antes de hacer frente a los patriotas. Mientras el Ejército del Norte de las Provincias Unidas del Río de la Plata avanzaba hacia el Alto Perú, Pezuela se limitó a evitar en lo posible la ayuda que podría recibir de las guerrillas locales, las llamadas "Republiquetas". La victoria sobre una de estas guerrillas le permitió apoderarse de correspondencia que le reveló que el general Belgrano esperaba prontos refuerzos, por lo que se apresuró a atacarlo en la batalla de Vilcapugio el 1 de octubre. 

En un principio pareció que estaba siendo derrotado, pero la mala coordinación de las tropas independentistas y el sorpresivo contraataque de la caballería del coronel Saturnino Castro le dio la victoria. No obstante que logró apoderarse de la artillería y el parque, no pudo perseguir a su enemigo. Cuando finalmente pudo volver a atacar a Belgrano, este había logrado reorganizar su ejército, pero al frente del mismo esperó en una posición favorable elegida de antemano; Pezuela atacó desde un flanco, y obligó a su enemigo a cambiar de frente en medio de la batalla, derrotándolo por completo. 

El ejército independentista se retiró hacia San Salvador de Jujuy. Tras derrotar a algunas republiquetas, pero dejando otras a sus espaldas, Pezuela avanzó hacia el sur y ocupó la ciudad de Salta a fines de mayo de 1814. Pese al apoyo de algunos realistas locales, los gauchos de la región, organizados por Luis Burela y especialmente Martín Miguel de Güemes lo aislaron de la provincia y le quitaron la posibilidad de apoderarse de víveres. 

La victoria de las republiquetas de Vallegrande y Santa Cruz en la batalla de La Florida lo obligó a regresar hacia el norte, y la hostilidad de los gauchos, que capturaron o mataron 1.200 de sus hombres, le impidió dejar parte de su ejército en Salta o Jujuy. 

Fijó su cuartel general en Cotagaita, desde donde envió a su segundo jefe, el general Juan Ramírez Orozco, con más de la mitad de sus fuerzas, a aplastar la Rebelión del Cuzco, que había logrado controlar no sólo esa ciudad, sino también La Paz y Arequipa, entre otras. Cuando el general José Rondeau inició la Tercera expedición auxiliadora al Alto Perú, debió retirarse hacia el norte. El avance independentista fue tan lento que dio tiempo a Pezuela a recibir el ejército de Ramírez Orozco, que volvía victorioso desde el Cuzco, y algunos refuerzos venidos desde Chile, región que recientemente había sido reconquistada por los realistas. 

Tras rechazar exitosamente un ataque sorpresa en la batalla de Venta y Media, persiguió a Rondeau hasta las cercanías de Cochabamba; allí esquivó el esquema defensivo enemigo bajando por la peligrosa Cuesta de Viluma y derrotó a Rondeau en la Batalla de Sipe Sipe, llamada también Batalla de Viluma, el 29 de noviembre de 1815. 

Al año siguiente, el rey Fernando VII de España le otorgó el título de Marqués de Viluma y el rango militar de teniente general. 

En octubre de 1816 Joaquín de la Pezuela fue nombrado virrey del Perú, para suceder a José Fernando de Abascal, que había ocupado ese cargo durante diez años. 

Concentró sus esfuerzos en apoyar las expediciones hacia el norte de la actual Argentina de su sucesor en el mando del Ejército del Alto Perú, José de la Serna, y en apoyar a las fuerzas realistas de Chile. 

Tras la victoria del patriota general José de San Martín en la batalla de Chacabuco, envió a Mariano Osorio a Chile, donde este organizó un ejército para intentar reconquistar una vez más ese territorio. Pero cuando el general San Martín derrotó a Osorio en la batalla de Maipú retiró las fuerzas realistas de Chile y dejó que la causa del rey fuera defendida por guerrillas irregulares y por indígenas mapuches. 

Durante dos años se limitó a apoyar al ejército que operaba en el Alto Perú y a lanzar expediciones cada vez más débiles sobre Salta, mientras aguardaba el esperado ataque de San Martín desde Chile. Este finalmente se produjo el 8 de septiembre de 1820, cuando arribó a Paracas (Perú) la Expedición Libertadora del Perú. Desde allí, San Martín lanzó la Primera campaña de Arenales a la sierra del Perú que recorrió el territorio de sur a norte, mientras el resto del ejército se instalaba en Huaura. 

San Martín inició negociaciones con Pezuela, que no lograron éxito alguno, debido a que el jefe expedicionario proponía la independencia del Perú, lo que era inaceptable para el virrey. 

La exitosa campaña de la Sierra, la imposibilidad de expulsar a la escuadra de Thomas Cochrane de la costa peruana y la fidelidad del virrey Joaquín de la Pezuela al absolutismo provocaron su desprestigio, especialmente debido a que la mayor parte de los oficiales a sus órdenes eran liberales. 

El 29 de enero de 1821, los jefes liberales, dirigidos por el general José de la Serna, lo derrocaron por medio del llamado Pronunciamiento de Aznapuquio. Pezuela se embarcó inmediatamente hacia España, donde en 1825 fue nombrado Capitán General de Castilla la Nueva. Falleció en Madrid en 1830. (Datos:Wikipedia y otras fuentes)



miércoles, 8 de enero de 2020

Virreinato del Perú: José Fernando de Abascal y Sousa - Marqués de la Concordia - XXXVIII Virrey del Perú


José Fernando de Abascal y Sousa (Oviedo, 3 de junio de 1743 - Madrid, 31 de julio de 1821), Marqués de la Concordia, fue el XXXVIII Virrey del Perú (1806-1816).

Noble, militar y político español, mariscal de campo, trigésimo octavo virrey del Perú (1806-1816) y primer Marqués de la Concordia Española del Perú. 

Era hijo de José de Abascal y Sainz de Trueba y de Gertrudis de Sousa y Sánchez. De familia oriunda del Valle del Ruesga (Cantabria), establecida en Oviedo, Abascal ingresó de cadete en el Regimiento de Infantería de Mallorca, en 1762, donde aprendió gradualmente el arte de la estrategia que de tanto le sirvió después en América. 

Se incorporó en la Orden de Santiago, en 1795, y en la de Carlos III. 

Combatió desde las playas de Argel hasta los campos del Rosellón sin desdeñar para nada su dilatado servicio en las provincias indianas comenzando con Santa Catalina y la Colonia del Sacramento, y La Habana en 1796 hasta llegar a la Intendencia de Guadalajara. 

En 1804 fue nombrado Virrey del Perú. No llegó a tomar posesión del cargo, ya que en su viaje a Lima fue apresado por los ingleses.

Su periplo desde Veracruz a La Habana y de ahí -ya preso- hasta las Azores y Lisboa fue un aldabonazo a su conciencia de estadista al que pronto puso remedio. 

Jamás mandatario peruano alguno había hecho un trayecto de 3 mil 500 kilómetros de marcha terrestre entre Sacramento y Lima, cuando lo habitual había sido la ruta marítima Cádiz-La Habana-Veracruz-Panamá-Paita y de ahí, por tierra, hasta la Ciudad de los Reyes. 

Como Virrey, Abascal se centró en asuntos de salubridad pública, cultura y defensa, que le sirvieron de apoyo en los momentos difíciles por los que atravesó el virreinato, tanto en el interior como en el exterior del mismo. 

Creó numerosas escuelas-taller y con la colaboración del pintor José del Pozo creó la Real Escuela de Pintura de Lima. 

Apoyó la vacunación antivariólica de los súbditos peruanos, aprovechando la expedición del doctor José Salvany y Lleopart por tierras hispanoamericanas y con el apoyo del protomédico Hipólito Unanue. 

Otra medida fue la creación, fuera de los muros de la ciudad de Lima, de un cementerio para evitar enfermedades contagiosas que se pudieran acarrear del hecho de enterrar a los muertos dentro de las iglesias y conventos capitalinos, para lo cual hizo una cuantiosa inversión apoyada por aportaciones dispares y con el claro sostén del alto clero limeño así como del colegio médico. 

Creó el Colegio de Medicina y el Jardín Botánico (contando para ello con claustro de profesores, biblioteca, salas de prácticas, etc.) para la formación de galenos y especialistas, para lo que Abascal contó con muchos de los ilustres hombres peruanos y de los antiguos territorios virreinales como Quito y Santa Fe.

 La razón que le llevó a ello fue la observación que hizo, durante su penoso recorrido de toma de posesión, de las carencias que sufría gran parte de Sudamérica en esta materia. 

Impulsó los colegios de San Pablo y del Cercado para la instrucción de los hijos de la elite peruana y fundó el Colegio de Abogados capitalino, netamente criollo.  
En relación con las actividades de orden externo, destacaron las llevadas a cabo en armas y dinero a favor de Santiago de Liniers y Francisco Javier de Elío en la defensa de Buenos Aires y Montevideo, respectivamente, frente a los ataques de las Invasiones Inglesas al Río de la Plata comandadas por William Carr Beresford y John Whitelocke entre 1806 y 1807, como claro ejemplo de la nueva guerra habida entre España e Inglaterra por la hegemonía del mundo marítimo y que fueron repelidos eficazmente por los criollos. 

Pero el virrey Abascal no se limitó a prestar eficaz ayuda a un ataque concreto, sino que puso en marcha todo un ambicioso y acertado plan de defensa de la ciudad de Lima, el puerto del Callao y sus alrededores, la reparación de la antigua fábrica de pólvora y la reorganización del Ejército Real del Perú. 

Le dedicó especial atención al arma de artillería como ingenio de defensa y ataque de gran eficacia en las nuevas guerras que se avecinaban sin olvidarse, obviamente, de las armas de infantería y caballería, de entre la que destacó la creación de un regimiento de patricios (“La Concordia Española en el Perú”, cuyo nombre fue el mismo que se le dio a José Fernando de Abascal como título de Castilla en 1812), como símbolo de la unión entre los españoles peninsulares y americanos. 

Otro elemento de suma importancia en la defensa de los intereses de la corona fue la reorganización de una flotilla que custodió los mares del sur contra extranjeros e insurgentes. 

En Europa, coronado Napoleón Bonaparte emperador de los franceses, se lanzó a una política de expansionismo que logró la dominación de todo el continente europeo, a excepción de los reinos peninsulares ibéricos. 

Con la astucia y el engaño, Napoleón logró aprovecharse de la división interna de la familia real española, secuestrándola y colocando en los tronos luso e hispano a reyes bajo sus órdenes. 

En los virreinatos españoles, la noticia provocó una gran crisis. Las noticias generalmente confusas, la ineptitud de muchos de sus gobernantes para ejercer el mando y el revanchismo de parte de la elite criolla, fueron los ingredientes esperados por los revolucionarios. 

Estallaron, de este modo, apoyadas por los ingleses, las Guerras de Independencia Hispanoamericana -una guerra civil hispanoamericana- que acabó con la segregación de las provincias de ultramar americanas respecto de la metrópoli. 

Abascal juró lealtad al rey Fernando VII de Borbón, haciendo uso de su autoridad como máximo mandatario político, militar y jurídico del Perú. 

El virrey se lanzó a una campaña de apoyo pecuniario a favor de la causa española en el viejo continente, empezando por él y acabando por el súbdito más recóndito del virreinato sin olvidar a los intendentes, los comerciantes del consulado, los miembros de la Iglesia, etcétera. 

Las políticas contrarrevolucionarias del virrey Abascal (1810-1816) no se hicieron esperar, como el  Bando del 13 de julio de 1810 agregando provisionalmente la provincia de Charcas y Córdoba del Tucumán al virreinato del Perú. Las contraofensivas virreinales fueron siempre puramente defensivas frente a los ataques y rebeliones protagonizadas constantemente por los insurgentes, que se aprovecharon de la situación de descabezamiento que se dio en la península y a la dejación en sus funciones de algunos de sus representantes en América. 

Abascal fue el paladín de la causa real en los virreinatos, fue la lucha de un brazo contra un continente. Cuando no había rey en España, Abascal lo fue de América. 

Las acciones a favor del orden legal establecido se dieron primero en el territorio de la Real Audiencia de Quito, entre los años 1809 y 1810, por parte del conde de Ruiz de Castilla, poco apto para la ocasión y un inseguro marqués de Selva Alegre. También en la Capitanía General de Caracas acontecieron hechos que, desde sus inicios hasta su sofocamiento por parte de las tropas peninsulares de Pablo Morillo en 1815, tuvieron relación con el Perú. Apenas producida la Revolución de Mayo en Buenos Aires y vencida la contrarrevolución de Córdoba, Abascal declaró incorporadas al Virreinato del Perú las provincias del Alto Perú —la actual Bolivia— y asumió el control militar y la defensa de esos territorios frente a los avances de los ejércitos "de abajo". 

En el propio virreinato del Perú se dieron varias revueltas, de diverso cariz, que tuvieron lugar durante los diez años de gobierno del virrey con la nota común de estrepitoso fracaso, por no existir caldo de cultivo alguno en este territorio para un levantamiento revolucionario; el Perú fue finalmente independizado por fuerzas “extranjeras” que desde el Río de la Plata cruzaron la Cordillera de los Andes, y luego de independizar Chile, llegaron a través del Océano Pacífico al territorio peruano. 

En la Capitanía General de Chile, a pesar de los intentos golpistas de José Miguel de Carrera y las cabriolas de Bernardo O'Higgins, la Reconquista real de ese territorio fue posible gracias a las tropas enviadas por Abascal desde el Perú. La victoria de la batalla de Rancagua y la captura de Santiago posibilitaron reabrir el importante comercio chileno-peruano, que sorteó los intentos de agotarlo por parte de los corsarios rioplatenses. 

En el abrupto Alto Perú, lugar de marchas y contramarchas, se destacaron, por su habilidad y eficacia, José Manuel de Goyeneche y José de La Serna, estrategas que han pasado a la historia militar por su destreza en las victorias —Batalla de Huaqui, Batalla de Vilcapugio, Batalla de Ayohuma y Batalla de Viluma— donde destrozaron, una y otra vez, a las tropas porteñas. La provincia de Tarija se transformó en el límite geográfico del avance revolucionario de las provincias "de abajo", que motivaría el cambio de la planificación continental de los revolucionarios rioplatenses en su avance sobre el Virreinato del Perú, centro del poderío militar realista, lo que sólo sería logrado después del retiro de Abascal. 

Por su parte, el Paraguay de Gaspar Rodríguez de Francia permaneció ajeno a la lucha independentista, escindiéndose tanto del imperio español como del Río de la Plata. En cambio no bastó la tenaz defensa de Montevideo por parte de Francisco Javier de Elío para acabar en el Río de la Plata con los impulsos revolucionarios dirigidos por los sucesivos gobiernos porteños. Tras algunos triunfos iniciales, Montevideo terminó sitiada durante largo tiempo, y la caída de la ciudad en poder de los revolucionarios porteños selló el triunfo emancipador del Río de la Plata. 

Finalmente se dio la vuelta a la paz y tranquilidad anterior a la invasión napoleónica de España, con la restitución del rey Fernando VII en 1814, la derogación de la Carta Magna, el restablecimiento de la Inquisición, la prohibición de la libertad de prensa y el aplastamiento de los levantamientos revolucionarios en toda la América española, a excepción del Río de la Plata. 

Sin embargo, algo había cambiado, era el principio del fin. En sus últimos días como virrey del Perú, Abascal se limitó a confirmar todas las reales órdenes llegadas desde Madrid, dar consejos del tipo de gobernante que necesitaban las provincias ultramarinas, rehabilitar a los jesuitas, dar carta blanca a la explotación de minas por medio de bombas de vapor y a los bancos de pesca balleneros, así como a mejorar la Ceca. 

En el año 1816 Abascal recibió desde España la noticia de su cese en las funciones de virrey del Perú, ordenándose su retorno a la metrópoli. 

Su reemplazante fue el militar español Joaquín de la Pezuela, que había arribado al Perú en 1805 y había servido en las operaciones bélicas de Abascal. 

De hecho, hasta esa fecha los independentistas de Buenos Aires aún enviaban expediciones para expulsar a la dominación española del Alto Perú, manteniendo un continuo estado de guerra. 

Su vuelta definitiva a España —cargado de títulos y honores, su única hija comprometida con un oficial peninsular y el reconocimiento de la elite social peruana por la que tanto hizo en los diez años más azarosos y meritorios de toda su vida— se produjo con la partida, el 13 de noviembre de aquel año, no sólo del Perú sino de América, a la que ya no volvió a ver jamás. (Datos: Wikipedia y otras fuentes)


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