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domingo, 12 de diciembre de 2021

Conociendo Nuestros Linajes: Las ocho grandes migraciones que han modelado el ADN en la península ibérica

 


Un estudio publicado por la revista Science en marzo de 2019,57​ y codirigido por Carles Lalueza-Fox, paleogenetista del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) y David Reich, de la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.), se basa en analizar los genomas completos de 271 restos humanos de más de cien yacimientos de la península ibérica. 


Las muestras analizadas son de periodos desde el 8000 aC hasta la Edad Media. 


Los genomas se han comparado con investigaciones anteriores, que incluyen los genomas de otras 1.107 personas del pasado y 2.862 personas actuales. 


En el momento de su publicación se trataba del estudio de reconstrucción histórica basada en datos genéticos más completo que se haya realizado en cualquier lugar del mundo.58​


El estudio supone una investigación que ha reconstruido la historia genética de la península ibérica a lo largo de los últimos 8.000 años y revela que ocho grandes migraciones han modelado el ADN de los españoles y portugueses desde el 6000 aC hasta la actualidad. 


También concreta con datos genéticos el momento de la diferenciación de la población vasca, que se remonta a la Edad del Hierro. Y confirma que la población andaluza tiene menos ADN de origen norteafricano del esperado. 


Las ocho migraciones significativas encontradas son las siguientes:


La primera de estas migraciones ocurrió hace unos 8.000 años, cuando la península ibérica tenía una población escasa y dispersa de cazadores-recolectores que llevaban una vida nómada, con asentamientos estacionales. En aquella época se registra una primera entrada de ADN foráneo, introducido por cazadores-recolectores del centro de Europa.


La segunda oleada migratoria se registra unos mil años más tarde y esta vez es masiva. Se trata de pueblos neolíticos procedentes de Anatolia que ya han adoptado la agricultura, lo que les lleva a tener un gran crecimiento demográfico y a expandirse.


La tercera, menos importante, es una entrada de cazadores-recolectores de cultura mesolítica.


La cuarta oleada migratoria, es la más importante por su repercusión genética. Se produce hace 4.000 años y es la llegada de pueblos procedentes de las estepas del norte del mar Caspio y el Cáucaso. Esta población sustituye completamente al cabo de pocas generaciones el ADN masculino autóctono en la herencia genética de los pobladores de Iberia. La huella genética de los pueblos de la estepa supone que el 20% del genoma de los españoles actuales tiene ese origen. Sin embargo, no hay pruebas de que el encuentro con la población ibérica autóctona fuera violento.

La quinta migración se produce hace unos 3.000 años, época en que se registra una nueva entrada de ADN del centro y norte de Europa. Esta migración coincide con la llegada a la península de la cultura de los campos de urnas, que incinera a los muertos y deposita las cenizas en urnas de cerámica que se entierran en necrópolis.


Una sexta procedente del este del Mediterráneo, es significativa entre el 600 y el 500 aC, y es mayoritariamente de procedencia griega, con aportaciones culturales asociadas muy importantes.


La séptima migración significativa para el rastro genético procede del norte de África y tiene lugar en la época del Imperio romano. Esta aportación genética deja huella más en el sur que en el norte de la Península.


La octava migración que registra el estudio también procede del norte de África, y coincide con la primera época musulmana, antes del año 1000 dC.

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jueves, 18 de noviembre de 2021

El Descubrimiento de la Estructura del ADN Cumple 68 años - Cromosomas y Genes

 

Científico estadounidense James Watson y británico Francis Crick


El 25 de abril de 1953, hace 68 años, la revista científica Nature publicó un texto en el que los científicos estadounidense James Watson y británico Francis Crick presentaban en sociedad su hallazgo de la estructura molecular en forma de doble hélice del ADN, la molécula portadora del programa genético de los organismos vivos. El descubrimiento de los planos por los que se rige la molécula de la vida propició avances de los que se han derivado el diagnóstico y la terapia genéticos o la creación de animales y plantas transgénicos. Claro que el desarrollo de estas disciplinas también ha originado problemas como la patente de los genes humanos o la selección genética de las personas.


La suma de las dos mentes geniales que resolvieron el enigma se produjo en Cambridge (Reino Unido) en 1951. En otoño de aquel año, el joven biólogo norteamericano Jim Watson llegó a la universidad de Cambridge, donde físicos y químicos investigaban las estructuras de las proteínas. El recién llegado intuía que la importancia de una desconocida molécula, el ácido desoxirribonucleico o ADN, era superior a la de las proteínas y que podría tratarse, incluso, de la mítica y ansiada molécula de la vida, responsable de la transmisión de los caracteres hereditarios de los seres vivos.


Esta idea había nacido en la primavera de ese mismo año, cuando, en un congreso celebrado en Nápoles, Watson coincidió con un físico inglés, Maurice Wilkins, que mostró a los participantes una fotografía del ADN obtenida mediante la técnica de difracción de rayos X. En ella se observaba que la molécula parecía poseer una estructura de forma regular.


El propósito de Watson de desvelar las características del ADN se vio respaldado por un polémico investigador del Cavendish, Francis Crick. Ambos dedicaron sus esfuerzos a interpretar las fotografías que Rosalind Franklin y Maurice Wilkins obtenían mediante la difracción de rayos X. La empresa se convirtió en una carrera contrarreloj porque Wilkins también trataba de desentrañar el ADN al otro lado del Atlántico.


Dos nuevas pistas


Tras realizar infinidad de modelos tridimensionales que no llegaban a conseguir ningún resultado convincente, ocurrieron dos sucesos capitales para la solución definitiva del problema. Por un lado, Watson y Crick encontraron los trabajos desarrollados durante la década de los cuarenta por el bioquímico austriaco Chargaff, en los que se ponía de manifiesto que la composición del ADN estaba en relación directa con la especie viva de la que procedía y que reforzaban la idea de que este ácido debía ser el portador de los caracteres hereditarios.




Por otro, James Watson fue instado a dejar de investigar sobre el ADN y a dedicarse al estudio del virus del mosaico del tabaco. Sin llegar a saltarse la prohibición, Watson dirigió su interés hacia el material genético de este virus, el ácido ribonucleico o ARN. Lo que descubrió resultó fundamental para el desentrañamiento posterior del ADN: la estructura cristalográfica de aquél era una hélice, lo que le hizo preguntarse si ésta podía ser la configuración del ADN.


Manejando esta hipótesis, que parecía encajar con los datos que ya tenían, se llegó a la conclusión de que la molécula de ADN estaba constituida por dos cadenas lineales enrolladas helicoidalmente entre sí. El modelo tridimensional presentado sobre el ADN no sólo explicaba sus propiedades físicas y químicas, sino que dejaba entrever el mecanismo por el que la información genética podía replicarse con exactitud y perpetuar la transmisión de los caracteres hereditarios generación tras generación: la existencia de dos hebras complementarias, en función de sus bases nitrogenadas, era la clave. Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins recibieron el Premio Nobel de Fisiología por sus descubrimientos 11 años más tarde.


De la doble hélice al proyecto genoma

El proyecto genoma viene directamente de la teoría enunciada por Watson y Crick. Por supuesto, llevarlo a cabo hubiera sido imposible en 1953, pero en las décadas siguientes las técnicas necesarias para determinar el orden de las bases en el ADN progresaron hasta el punto de hacer posible la descripción del genoma humano completo, compuesto por 3.000 millones de bases. (Datos: diario El País de España)


Científico estadounidense James Watson y británico Francis Crick 

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