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martes, 26 de junio de 2018

Cerro Baúl en Torata - Moquegua Sería la Masada Americana

Ciudad de Torata con el Cerro Baúl de Fondo - Moquegua

Cerro Baúl se halla en el valle costeño de Torata en Moquegua, en el sur del actual territorio peruano.

En la época del Horizonte Medio toda esa región se hallaba bajo el influjo político y cultural del estado Tiahuanaco. 

Fue en ese contexto cuando se produjo la irrupción de los huari, procedentes de Ayacucho, que tomaron el control de Cerro Baúl de manera intrusiva y militar, tal como lo demuestra el hallazgo de numerosas puntas de proyectil y lascas de obsidiana, riolita y cuarcita, similares a los hallados en la ciudad de Huari. 

Durante varios siglos, Cerro Baúl dominó esta frontera entre los imperios de Wari y Tiahuanaco. 


Mientras que el imperio Wari ejercía su dominio en la sierra y costa del actual Perú desde su capital cercana a la actual ciudad de Ayacucho, Tiahuanacu era un Estado con su centro religioso situado a orillas del Titicaca, cuyo territorio se extendía desde el sur del Perú hasta el norte de Chile. 

El valle de Torata en Moquegua, dominado por Cerro Baúl, era el único lugar donde los dos Estados convivían frente a frente. 

Este enclave huari regional enquistado en Cerro Baúl debió servir sobre todo para explotar los yacimientos mineros de la región, así como para poder abastecerse de productos agrícolas de interés ceremonial, como el maíz por ejemplo. Los numerosos batanes (moledoras de piedra) hallados en Cerro Baúl habrían sido utilizados para preparar alimentos o para moler cobre. Se han encontrado también turquesas y lapislázulis. Todo ello indicaría que este enclave tenía pues, entre otras funciones, la de servir para el almacenaje previo y temporal de materiales antes de ser transportados a la ciudad de Wari.

Conquista Inca:

El Inca Garcilaso de la Vega cuenta que los pobladores de la zona se hicieron fuertes en Cerro Baúl, concentrándose en el lugar para resistir a las tropas del Inca Mayta Cápac, que avanzaba incontenible hacia la costa.

Luego de un sitio de 50 días y tras comprobar que el Inca era benevolente, los defensores se rindieron; al menos así lo relata Garcilaso:

"Llegaron las tropas de Mayta Cápac a una provincia llamada Cuchuna, de población suelta y derramada, aunque de mucha gente. Los naturales, con la nueva del nuevo ejército, hicieron un fuerte, donde se metieron con sus mujeres e hijos. Los Incas los cercaron y, por guardar el orden de su Rey, no quisieron combatir el fuerte, que era harto flaco; ofreciéronles los partidos de paz y amistad. Los enemigos no quisieron recibir ninguno. En esta porfía estuvieron los unos y los otros más de cincuenta días, en los cuales se ofrecieron muchas ocasiones en que los Incas pudieran hacer mucho daño a los contrarios, mas por guardar su antigua costumbre y el orden particular del Inca, no quisieron pelear con ellos más de apretarles con el cerco. Por otra parte les apretaba la hambre, enemiga cruel de gente cercada, y fue grande a causa que por la repentina venida de los Incas no habían hecho bastante provisión ni entendieron que porfiaran tanto en el cerco, sino que se fueran, viéndolos pertinaces. La gente mayor, hombres y mujeres, sufrían la hambre con buen ánimo, mas los muchachos y niños, no pudiendo sufrirla, se iban por los campos a buscar yerbas y muchos se iban a los enemigos, y los padres lo consentían por no verlos morir delante de sí. Los Incas los recogían y les daban de comer y algo que llevasen a sus padres, y con la poca comida les enviaban los partidos acostumbrados de paz y amistad. Todo lo cual visto por los contrarios y que no esperaban socorro, acordaron entregarse sin partido alguno, pareciéndoles que los que habían sido tan clementes y piadosos cuando ellos eran rebeldes y contrarios, lo serían mucho más cuando los viesen rendidos y humillados: así se rindieron a la voluntad de los Incas, los cuales los recibieron con afabilidad, sin mostrar enojo ni reprenderles de la pertinacia pasada; antes les hicieron amistad y les dieron de comer y les desengañaron, diciéndoles que el Inca, hijo del Sol, no procuraba ganar tierras para tiranizarlas, sino para hacer bien a moradores, como se lo mandaba su padre el Sol; y para que lo viesen por experiencia, dieron ropa de vestir y otras dádivas a los principales, diciéndoles que el Inca les hacía aquellas mercedes; a la gente común dieron bastimento para que fuesen a sus casas, con que todos quedaron muy contentos."

Sin embargo, al margen del relato anterior, los arqueólogos han encontrado vestigios que indicarían que la fortaleza fue abandonada definitivamente luego de un incendio. Al respecto, se especula si este siniestro fue parte de un ataque que puso fin a la resistencia de sus habitantes, por lo que Cerro Baúl sería una especie de Masada americana, en alusión al último reducto de resistencia de los judíos durante la primera revuelta contra Roma de los años 66 al 73 de nuestra era. (Datos: Wikipedia y otras fuentes)

jueves, 28 de abril de 2016

La Cultura Tiahuanaco o Tiahuanacota o Tiwanaku

Civilización Tiahuanaco o Tiahuanacota o Tiwanaku

La cultura o civilización pre inca denominada Tiahuanaco, se desarrolló a orillas del lago Titicaca. Según el arqueólogo Carlos Ponce Sanginés surgió alrededor del año 1.580 a. C. y se prolongó hasta el año 1.187 d. C.

El centro principal de esta cultura estuvo ubicado a una altitud de 3.842 m.s.n.m. 

Por su carácter expansivo Tiahuanaco abarcó parte de los territorios actuales de Perú y Bolivia pero principalmente se desarrolló en el altiplano boliviano. 

Tiahuanaco fue la cultura más longeva del área andina, por tanto la periodización evolutiva tuvo distintas teorías y postulados que han ido variando a lo largo de la historia.

La ciudad de tiahuanaco fue fundada aproximadamente en 1580 a. C., como una pequeña villa, y creció a proporciones urbanas entre el 300 y el 500, consiguiendo un importante poder regional en los Andes centrales. En su máxima extensión, la ciudad cubría aproximadamente 6 km², y tuvo un máximo de 40 000 habitantes. 

Colapsó repentinamente aproximadamente en el año 1187 d.C.. La ciudad fue abandonada y su estilo artístico se desvaneció.

Los orígenes de la civilización Tiahuanaco se remontan a las tradiciones Chiripa/Qaluyo y Pukará. Éstas sociedades heredan a Tiahuanaco su pensamiento ideológico que es reconocible a través de la influencia iconográfica;.

Existen evidencias de influencia Pukará en los rostros de felinos modelados, así como similitudes arquitectónicas y escultóricas. Por su parte la tradición «Yayamama» presente en Chiripa, es reconocible en el sitio de Khonkho Wankane de Tiahuanaco. Si bien Chiripa/Qaluyo y Pukará, tuvieron periodos de mayor complejidad artística antes que Tiahuanaco, éstos no tuvieron hegemonía sobre el valle del río Tiwanaku y su paso por la historia fue muy veloz.

Su economía se basaba en el cultivo de papa, que para su almacenaje era deshidratada en la forma que hoy se conoce como "chuño"; así mismo se cultivaba la oca. Uno de los elementos decisivos fue la domesticación de la llama lo que permitió el pastoreo; formaban caravanas que sirvieron para el intercambio de productos. La lana fue necesaria para la textilería y su carne servía de alimento. Mantenían un comercio suplementario a través del intercambio de flechas de obsidiana tan características de la cultura Wankarani. Se traía la sodalita para la manufactura de cuentas que utilizaban como ornamento; también se traía helio basalto de las canteras de Querimita. Se conocía el cinabrio, cuyo color rojo se utilizaba en los enterramientos. Se trabajaba el cobre incluyendo el vaciado. Asimismo se trabajaba el oro y la plata. 

En el periodo aldeano hay dos tipos de cerámica, uno de ellos -que tiene similitud con la Pucara- es incisa y pintada de color marrón, rojo y blanco sobre fondo castaño claro. Son notables las vasijas globulares decoradas con esta técnica, algunas presentan un felino con el cuerpo de perfil y el rostro humanoide de frente. Otras vasijas tienen forma de aves. El segundo tipo carece de pintura y algunas de sus piezas están modeladas en forma antropomórfica (figura humana).

En el siglo II, Tiahuanaco dejó de ser la aldea concentrada de los primeros tiempos para convertirse en una gran urbe ceremonial que tiene dos centros dominantes: el conjunto de Akapana con los edificios que la rodean y el Puma Punko situado al suroeste de Akapana. Ambos muestran la estructura doble de Tiwanako, que evidencian la visión propia de la sociedad andina, división que pervive hasta la llegada de los españoles y aun después. 

Todas las urbes andinas, incluyendo Cuzco, se dividían en dos: Anan (los de arriba) y Urin (los de abajo).

En el siglo VIII, Tiahuanaco se expande sobre la base de los enclaves preexistentes, tanto en la costa como en los valles interandinos; así mismo extiende su poderío sobre el altiplano y la sierra. Esta expansión fue posible gracias al dominio del bronce que le permitió una gran superioridad militar. La expansión se evidencia por la difusión de los símbolos y elementos Tiwanakotas, que aparece en la cerámica y los textiles de todo el ámbito conquistado. Esta expansión llega hasta el norte de Chile (San Pedro de Atacama) y muestra relaciones con la cultura de la Aguada de Argentina, deja su huella en los valles de Cochabamba y avanza por el oeste hasta Cerro Baúl, en la moderna Moquegua, donde entran en contacto con el imperio huari, con el que se relaciona económicamente e ideológicamente. 

Ante la caída del imperio huari en el siglo X, Tiahuanaco también entra en crisis. En el siglo XII el colapso es inevitable y en la región donde floreció Tiahuanaco surgen nuevos estados aimaras entre los que se destacan el reino colla y el reino lupaca. (Datos: Wikipedia)


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