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martes, 14 de octubre de 2014

La Selecta Inmigración Italiana a Perú - La Más Importante de Sudamérica

Inmigrantes Italianos

La inmigración italiana en el Perú ha sido una de las corrientes migratorias más importantes en América del Sur.

Mientras a Perú llegaban en forma selectiva italianos mayormente de Génova, gente de nivel, calificada en artes, ciencia, industria, comercio etc. hacia otros países como Argentina, Brasil y Venezuela mayormente llegaban en forma masiva italianos campesinos y obreros sin calificaciones. 

Esta inmigración, cualitativamente muy buena pero reducida en cantidad, empezó durante el Imperio español y ha prácticamente terminado después de la segunda guerra mundial.

Los italianos en Perú significaron un gran aporte al desarrollo del país. Incursionaron con éxito en el comercio, industria, banca, arte, gastronomía, etc. prácticamente no hay sector peruano en donde no tuviese presencia un italiano.

La emigración de italianos hacia el Perú se inició en los siglos XVI y XVII y se hizo posible debido a la alianza que España tenía con algunos estados italianos. En aquella época estados tales como el Ducado de Milán, el Reino de Nápoles y la República de Génova formaban parte de la órbita española y muchos italianos (especialmente ligures) fueron reclutados debido a la falta de capitanes expertos en la marina española. 

Los primeros inmigrantes fueron en gran parte marineros, comerciantes, clérigos y algunos artistas renacentistas, representantes de la escuela romana de pintura, como los casos del jesuita manierista Bernardo Bitti y el de Mateo Pérez de Alesio, autor de la imagen bíblica del Antiguo Testamento en la Capilla Sixtina. Ambos ejercieron una influencia decisiva en la formación de la escuela de pintura colonial del Perú. 

Otro caso notorio es el del italiano Antonio Ricciardi, que llegó al Perú desde el Virreinato de México y trajo consigo la primera imprenta que se estableció en Sudamérica en el año de 1584 por encargo de los padres jesuitas. 

Esta primera emigración colonial era muy pequeña: los italianos en Lima entre 1532 hasta mediados del siglo XVII sumaban una población de 343 ciudadanos, en su mayoría genoveses con algunos venecianos. 

Entre los casos más resaltantes de presencia italiana en el Perú de principios del siglo XVIII, encontramos la figura del Virrey Nicola Caracciolo, noble napolitano que formó parte de la corte de España y que gobernó el Virreinato del Perú entre los años de 1716 a 1719. Caracciolo trajo al Perú un grupo de artesanos italianos que crearon una escuela artística y dejaron innumerables obras de arte. 

A mediados del siglo XIX y con el auge del guano se inició una reducida ola migratoria de pequeños grupos de italianos integrados por capitanes, marinos y tripulantes de veleros. 

En el año de 1850 el naturalista y hombre de ciencia milanés Antonio Raimondi llegó a Lima, empezando su enciclopédico estudio del Perú como geógrafo y científico. 

Los italianos que llegaron al Perú en esos siglos inicialmente se transformaron en comerciantes que se dedicaban al negocio del cabotaje y la venta al por menor, pero con el pasar de los años se convirtieron en exitosos empresarios de la industria agrícola, textil (Santa Catalina, San Jacinto y El Pacífico), alimentaria (D’Onofrio, Cogorno y Nicolini), vitivinícola (Queirolo y Tabernero),la pesca (Don Marco Ghio Costa, Banchero) y algunos también de las finanzas (Banco Italiano y Compañía de Seguros de Italia). 

La pequeña comunidad de italianos y sus descendientes (los italo-peruanos) se integró muy bien en la sociedad peruana de la colonia y de las primeras décadas del Perú independiente. El más famoso en estos años fue el general Francisco Bolognesi, hijo de un emigrante italiano, que se distinguió en la Guerra del Guano y el Salitre de 1879 y al cual es dedicada una de las plazas principales de Lima. Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho (frase histórica de Bolognesi, pronunciada antes de morir en la Batalla de Arica, 1880) Francisco Bolognesi es considerado héroe nacional y fue declarado Patrono del Ejército del Perú por el gobierno del Perú en 1951 (Orden General del Ejército de 1951). Sucesivamente fue elevado al grado de Gran Mariscal del Perú en 1989. 

En 1857 los italo-peruanos eran 3 mil 142 y ya en 1876 alcanzaron a ser casi 10 mil, concentrados casi todos en la capital y en el Callao. 

Como consecuencia de la Guerra del Guano y el Salitre de 1879, muchos de ellos se marcharon. 

Durante la Segunda Guerra Mundial, y al igual que los japoneses, muchos italianos fueron perseguidos por defender el régimen político de aquella época. 

Actualmente la emigración italiana se ha estabilizado y desde 1970 casi nadie emigra de Italia al Perú. En 2007 las autoridades italianas declararon que casi 26 mil personas de pasaporte italiano estaban residenciadas en el Perú, pero muchas tienen doble pasaporte y son descendientes de italianos (que han nacido en esta nación latinoamericana y que han solicitado el pasaporte italiano para trabajar en Italia). 

En 1910 residían apenas 6 mil italianos, casi todos en el área de la capital y sus alrededores. Los italianos eran 3 mil 774 en 1940, casi como en 1850. Crecieron a 5 mil 716 en 1961 y se redujeron a 4 062 en 1981.

Actualmente unos 3 mil italianos (de lengua italiana) son residentes en el Perú, concentrados en el área metropolitana de la capital. Casi todos son pensionados y con sus directos descendientes constituyen una comunidad de casi 30 mil italo-peruanos, muchos de los cuales conocen un poco la lengua italiana. 

Algunas asociaciones italianas calculan que los oriundos italianos en el Perú sean más de medio millón.

La comunidad italiana tiene en la escuela "Colegio Antonio Raimondi" de Lima su principal centro de estudios, especializado en la difusión del idioma italiano, y en el periódico Il Messaggero Italo-peruviano su mejor fuente de información.

Los italo-peruanos están en todo el territorio nacional, en mayor o menor medida en determinadas zonas, siendo su presencia mayor en Lima, Arequipa, Tacna, Trujillo, Ica y La Merced, luego Chiclayo, San Martín, Pucallpa, seguidamente en Talara, Piura, Cusco, Huánuco, Huaraz, Tarma y Chimbote, y en menor medida en Pacasmayo, Chacas y San Luis. 

Se calcula en 960 mil los peruanos de ascendencia italiana, constituyendo alrededor del 3% de la población total, aunque otras fuentes cifran en alrededor de un millón trecientos mil los peruanos de ancestro italo. (Datos: Wikipedia)

Video: Franco Castagnino

 

domingo, 9 de septiembre de 2007

Italianos en Perú: Historia



Los Inmigrantes italianos en el Perú si bien no llegaron en grandes cantidades, como en otros países de América. Estos tuvieron una característica especial, fueron en su mayoría parte de una cadena migratoria que en el transcurso del tiempo fue consolidándose. Aunque pequeña en cantidad, podríamos decir, que muy "selecta".

Los primeros italianos en Perú, fueron los que comenzaron a llegar durante la conquista de América, que acrecentaron su presencia durante la Colonia y echaron profundas raíces durante la República.

Entre los años de1532 y 1560 había alrededor de 50 italianos, todos Ligures entre el Puerto del Callao y Lima, capital del Virreinato del Perú. Entre ellos tenemos a Martín de Florencia, Marco de Niza, Pietro Catagno, Pietro Martín de Sicilia, todos actores de la captura del Inca Atahualpa y a Juan Bautista Pestene, marino nacido en Génova en 1505, y que estuvo presente desde los inicios de la Conquista del Imperio de los Incas por 1535 testigo de la lucha entre los conquistadores españoles por el poder y de la muerte del conquistador Francisco Pizarro.

Entre otros italianos podemos mencionar los Capitanes Giustiniani y Vicenzo Pascuale, quienes fundaron empresas de navegación y comercio entre el Callao y Valparaíso. Otro marino fue Ambroggio Giustiniani nacido en Génova en 1515, casado en Lima en 1556, estableciendo un activo comercio marítimo también entre el Callao y Valparaíso. Estos casos muestran que en esos años los marinos genoveses inauguraron un tipo de empresa marítimo comercial que en los siglos posteriores fue perfeccionada. Este tipo de comercio en realidad es precursor de la modalidad de comercio marítimo que posteriormente fue llamado comercio de ''cabotaje'' que se extendió en el siglo XIX cuando desapareció el monopolio comercial español en América del Sur y que en gran parte fue desarrollado por marinos genoveses.

Otros los marinos italianos presentes en esos años en las costas del Perú fueron Giovanni di Malta, Nicolo da Bonfilio, Alvaro Pestrello, (que viajaba entre Arica y el Callao), Giovanni Gaetano (dueño del galeón que llevo a La Gasca del Callao a Panamá). Entre los mercaderes que aparecen en los registros de la época (1546 a 1550) figuran Enrique Porri, natural de Milán; Lucas de Astra, genovés; Nicoroso y Marcos Corso, Marco de Niza, Martín de Florencia, Pietro Catagno, Juan de Niza y no olvidemos al capitán Alessandro Malaspina. A fines del siglo XVI, según declara Vicenzo Dagnino en su "Corregimiento de Arica", se habían establecido varios italianos en la ciudad, entre los cuales se menciona a Esteban Forrofino, Pedro Antonio Macchiavello, Esteban Sanguinetti (mercader), Guillermo Virgilio, Camilo Bonafante, Pedro del Pino, Simón Román, Pedro Alejandro Malerba, Bernardo del Pino, Jorge Inverto, Bernardino Arnaldo, Antonio Genovés, Juan Ángel "que tiene una fragata con que anda en el trato del guano", Francisco Cataldo (pulpero y salchichero), Guillermo y Juan Baptista (pulperos).

También tenemos luego a Antonio Ricciardi Pedemontanus, considerado el primero en traer la imprenta al Virreinato del Perú en 1584. Es notable la presencia de apellidos ligures entre los comerciantes y la mención a sus "pulperías", el típico negocio que en los siglos posteriores, sobre todo en el XIX fue muy difundido por comerciantes genoveses en las costas del Perú y América.

Radicati di Primeglio ha realizado una exhaustiva investigación acerca de los italianos en Lima y encontró la presencia documentada de 343 italianos entre 1532 hasta mediados del siglo XVII (sin contar los italianos asentados en otras ciudades del Virreinato). De los 343 existe información acerca del lugar de nacimiento de 231 de ellos; 124 eran genoveses, 28 venecianos, 28 corsos, 15 napolitanos, 11 milaneses, 10 romanos, 5 sicilianos y un número menor originarios de otros estados italianos, pero sin duda los italianos presentes en el Perú era mayor, debido a que muchos no eran registrados. Entre los genoveses la categoría ocupacional más numerosa estaba compuesta por maestres y "capitanes de naos", mercaderes que se dedicaban al transporte de pasajeros y mercancías entre el Callao y otros puertos de la costa a Panamá y viceversa, destacándose Juan Bautista Genovés y Rostán Genovés, maestre y carpintero respectivamente del barco "Santiago" de propiedad del Conquistador Pizarro. Entre los mercaderes destacó Francisco Neri. Sus apellidos en varios casos eran los mismos de las familias genovesas que se asentaron en el Perú en el siglo XIX como Costa, Lomellini, Di Negro, etc. (Radicati Primilegio).

Hubo también varios marinos venecianos y de las islas del mar Egeo, como Pedro de Candia, Francisco de Chipre, veneciano, pues la isla de Candia perteneció a Venecia desde 1204 al 1669, Francisco de Chipre, Miguel Adorno, entre otros venecianos. No olvidemos a los napolitanos Anello Oliva, Ludovico Bertonio, Francesco Carletti, y al Príncipe de Santo Buono y vigésimo Virrey del Perú, don Carmine Nicolao Caracciolo, nacido en Nápoles, y al médico Federico Bottoni que en 1723 publicó un tratado sobre la circulación sanguínea.

Durante el siglo XVII predominó una actitud más rígida en cuanto a la prohibición en materia de comercio y de inmigración en las colonias españolas en América. Durante la segunda mitad del siglo XVII junto a marinos y comerciantes, comenzó a notarse la presencia de italianos que llegaron como parte del séquito virreinal, por ejemplo el Virrey Pedro Fernández de Castro (Conde de Lemos) llegó con su esposa Ana Francisca de Borja, hija del Duque de Candia, y con Dora Colonna, hija de Andrea Doria. El Virrey de Navarra y Rocafull, duque de la Palata, trajo como esposa y virreina a Francisca Tovalto y Aragón, princesa de Massa, ciudad situada dentro de los dominios del Reino de Florencia. Teodoro Giulio Rospigliosi llegó al Perú en 1647 en calidad de alférez del Rey de España, y era miembro de la familia de los príncipes Rospigliosi de Roma y sobrino del Papa Clemente IX, donde radicó y tuvo descendencia, y también llegaron algunos franciscanos italianos.

Durante las últimas décadas del dominio colonial español se dio un paulatino incremento de la presencia de italianos en el Perú. Al igual que en siglos anteriores, durante las primeras décadas del siglo 19, la mayoría de ellos eran genoveses.

Los más ricos comerciantes italianos en Perú desde las primeras décadas del siglo pasado estaban relacionados con el comercio marítimo. Según informaciones de los primeros cónsules Sardos, de una muestra de 24 ricos italianos en el Perú, 18 se ocupaban del comercio naval, uno era médico, el otro prestamista. De los 18 dedicados al comercio dos eran vicecónsules en ciudades del interior del país.

Entre los que pueden ser considerados los pioneros de la moderna inmigración italiana al Perú se encuentran dos comerciantes ligures llegados en la primera década del siglo XIX: Antonio Dagnino, quien radica en el Callao desde 1802, y Félix Valega quien llegó en 1806. Y quienes junto con otros "capitanes de Nao" y tripulaciones se establecieron definitivamente en suelo Peruano (muchos marineros desertaban de sus barcos para establecerse en el Perú y dedicarse al comercio), Valega era natural de Sportorno pequeño puerto de la rivera oeste de la Liguria (poniente), y llegó en el mismo barco que trajo a Abascal, el ùltimo Virrey del Perú, (Sequi 1911:c-130) y también al músico genovés Andrea Bolognesi, de la corte del Virrey, quien fuera padre de unos de los héroes más legendarios del Perú, Coronel don Francisco Bolognesi. Se sabe que Valega llegó a poseer una notable fortuna y que financió la Catedral del Callao. Ambos se casaron con damas peruanas en ceremonia conjunta en 1811. Es interesante observar que Dagnino castellanizó su apellido trasformándolo en "Dañino". Las tres hijas de Valega se casaron con Guiseppe Canevaro, Pietro Denegri y un tal Di Negro, todos ricos comerciantes, que juntos a otros comerciantes italianos llegaron formar parte de la primera élite empresarial italiana en el Perú, a partir de mediados de la década de 1830 y las siguientes, que con el inicio de la época dorada de la explotación del guano, formaron parte de los cimientos del futuro desarrollo industrial en el Perú.

En cambio el grueso de los inmigrantes italianos desarrollaba actividades mucho más modestas (pulperos, chinganeros, fonderos, artesanos, etc.) Por 1851 llegó al Perú: Giuseppe Garibaldi junto a otros muchos italianos; Giuseppe Eboli, Steban Siccoli, Antonio Raimondi, Arrigoni, etc., quienes participaron en la fracasada rebelión de Milán en 1849 y como parte de la secuela de la ola migratoria política a consecuencia de los fracasos revolucionarios de 1848-1849 en Italia.

En 1858 la población de Lima totalizaba unos 95,00 habitantes, de los cuales los extranjeros eran unos 22,000 y de esa cantidad, la colonia italiana estaba conformada por unos 5,000, que junto a la colonia alemana eran las más numerosas solo en la ciudad de Lima, todo esto mientras ocurría la bonanza de la explotación del guano, ya en 1860 la colonia italiana de distinguía por ser la de mayor prosperidad relativa.

Un Cónsul italiano que visito América del Sur a mediados de la década de 1860 decía que en el Perú había ”italianos muy ricos, muy industriosos y quizás los más activos que en algún otro país de América"(Galli 1867), y en 1876 llegaron ser mas de 7,000 italianos. En un informe consular publicado en Italia en 1883, donde se presentan las propiedades de los inmigrantes italianos en varios países se destaca el hecho de que los inmigrantes italianos radicados en el Perú resultan ser los más ricos cuyo capital ascendía a unos 210 millones de liras (Gallenga 1883). Por esas épocas fueron creadas numerosas instituciones italianas, como La Beneficencia Italiana, el Hospital Italiano, el colegio Santa Margherita, el Banco Italiano, Compañías de Bomberos, etc.

Por esos años el Gobierno Peruano había iniciado una política de inmigración hacia el Perú, especialmente europeos, pero no llegaron en las cantidades deseadas, llegaron casi 200 italianos junto a otros colonos alemanes como parte de un programa de colonización, hacia la selva del Perú, sin mayor éxito.

El inmigrante italiano promedio (por lo general de origen ligur) abría una pequeña tienda ó pulpería y luego con el producto de sus ahorros de varios años establecía un negocio mayor vendiendo el anterior a otro italiano que recién se iniciaba como comerciante. Los inmigrantes italianos cuyo origen no era Liguria estaban compuestos básicamente por Piamonteses, en gran parte provenientes de la provincia de Alejandría (colindante con Ligurina). Luego había lombardos y grupos menores de inmigrantes de otras regiones, cuya presencia no era significativa. Solo durante el siglo XX llegaron al Perú pequeños contingentes de inmigrantes de las regiones del sur de Italia, las que siempre han sido minorías frente a los ligures.

El fin de la época dorada de la explotación del guano y tiempo después el inicio de la guerra del Pacífico, significó para la colonia italiana un duro golpe, en esta guerra muchos italianos que se identificaban con el Perú, llegaron a combatir a su lado, contra un enemigo que solo deseaba destruir el país a cualquier precio. Muchos italianos ofrendaron sus vidas, como el heroico marino genovés Pietro Luigui Storace en combate naval contra los chilenos o como los casi 20 italianos, casi todos bomberos fusilados tras el incendio de Chorrillos, entre otros también fusilados en Arica e Iquique. Entre la lista de los italianos afectados por los bombardeos de chilenos sobre Iquique y Arica en 1879 figuran muchos apellidos de inmigrantes asentados en Tacna y otros puertos peruanos. Los apellidos más comunes son: Solari, Macchiavello, Casaretto, Cavagnaro, Canepa, Parodi, etc., todos ellos apellidos de familias ligures.

Luego de la guerra el flujo migratorio se niveló y en su mayoría, los inmigrantes que llegaban eran parientes de los que estaban establecidos en el Perú. Al comenzar el siglo XX los inmigrantes italianos siguieron llegando en cantidades regulares. En 1903, eran casi 15.000 sin contar los que no estaban registrados, luego el fin de la primera guerra mundial, impulsa una nueva cantidad de italianos hacia el Perú que luego va declinando hasta el fin de la segunda guerra mundial que muestra un leve aumento. En 1961 había en Lima 5.000 italianos, para luego bajar significativamente con el paso de los años hasta nuestros días.

Gente laboriosa, no importaba que la faena fuese agotadora, muchos de esos inmigrantes llegaron para forjarse un porvenir, muchos de esos apellidos quedaron sepultados por el tiempo, de aquí les rindo un homenaje a aquellos que fueron olvidados, pero otros miles aun subsisten y son parte del Perú de hoy.


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