martes, 25 de abril de 2023

19° Virrey: del Perú Pedro Antonio Fernández de Castro - Conde de Lemos y su Vínculo con Santa Rosa y el Señor de los Milagros

 


Pedro Antonio Fernández de Castro - Conde de Lemos, y su esposa la condesa Ana Francisca de Borja y Doria, fueron importantes auspiciadores de la canonización de santa Rosa de Lima, tanto en la Corte de España, y por esa intermediación con la Santa Sede. 


El 12 de febrero de 1668 Rosa fue beatificada, con una celebración oficial que se llevó a cabo el 15 de abril de ese año en la Basílica de San Pedro en Roma, la comunicación oficial llegó a Lima el 18 de enero de 1669. El conde y la condesa recibieron, el 15 de junio de 1670, en el puerto de Callao la escultura de la Beata Rosa de Lima enviada desde la Ciudad del Vaticano obra del escultor Melchor Caffa. 


Con ocasión de su beatificación, el féretro de madera de Rosa de Lima fue reemplazado por uno de plata, costeado por la condesa. 


Por requerimiento de la regente española Mariana de Austria, el 11 de agosto de 1670 Rosa fue nombrada Patrona de las posesiones españolas en América y Filipinas. 


La Beata Rosa de Lima, fue canonizada el 12 de abril de 1671 por el Papa Clemente X. 


Rosa fue la primera nacida en América en ser consagrada como santa católica. 


El Señor de los Milagros


Durante su gobierno se produjo un hecho prodigioso al intentar borrar la imagen del Señor de los Milagros, tal como lo pedía la iglesia católica, algo desconocido lo impedía y no fue posible hacerlo, razón por la cual el virrey asombrado decidió reconocer el culto a la imagen y mandó edificar una ermita. 


El 14 de septiembre de 1671 se ofició la primera misa ante las altas autoridades eclesiásticas y civiles, fecha que coincide con el día de La Exaltación de la Cruz, comenzándose a difundir el culto y a llegar de diferentes lugares numerosos fieles, comenzándolo a llamar al crucificado Santo Cristo de los Milagros, o de Las Maravillas. 


La Muerte del Conde de Lemos


Falleció en Lima, el 6 de diciembre de 1672. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de Nuestra Señora de Desamparados siendo su corazón depositado a los pies de la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, en la Iglesia que ayudó a construir. 


Cuando la antigua Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, detrás de Palacio de Gobierno, fuera demolida en 1938 el corazón del conde de Lemos fue llevado a la Iglesia de San Pedro y puesto en un nicho entre los altares de San Francisco de Borja y San Luis Gonzaga. El resto de su cuerpo fue trasladado a su ciudad natal. 

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