José de La Serna |
El 9 de diciembre de 1824 se enfrentaron en la Pampa de la Quinua, Ayacucho, Perú, el
ejército independentista bajo el mando del general Antonio José de Sucre, y el
ejército colonial que encabezó el virrey español José de La Serna.
Venció el ejército independentista, con lo cual se dio por
concluido el dominio español en Perú y América del Sur.
El Virreynato del Perú era el centro del poder español en
América del Sur, y desde él salían expediciones a sofocar los levantamientos en
el resto del territorio sudamericano. Por ello las corrientes libertarias
consideraban como algo imprescindible terminar con este bastión de España.
En la época, el poder español en Lima se había reducido a su
mínima expresión, y el grueso del “ejército español” estaba constituido por
indígenas quechuas, aymaras y unos pocos criollos, con pésimo entrenamiento, armamento y
aprovisionamiento.
La realidad es que el ejercito independentista formado por
venezolanos, colombianos, peruanos, chilenos y argentinos, no enfrentó a un
“ejército español” en todo el sentido de la palabra, sino a una mayoría
indígena mal armada y entrenada, y obligada, como esclavos, a pelear.
Se debe recordar que en esos años España había estado sujeta
a muchos conflictos, incluyendo la invasión francesa que instauró a José
Bonaparte, hermano de Napoleón como rey de España. Los levantamientos contra
Francia y luego una serie de conflictos durante el reinado de Fernando VII hizo
que España olvidara a sus colonias y empleara a todo su ejército en combates
dentro de su propio territorio.
Debe remarcarse que una importante fuerza militar española
lista para ser embarcada hacia Sudamérica para enfrentar a los
independentistas, fue obligada a sublevarse contra el gobierno español de la
época, revocándose la orden de partida. Si no hubiera ocurrido esto, otra hubiera sido la historia.
En las narraciones de la historia generalmente se tiende a
exagerar los hechos, este es el caso, porque en realidad: los independentistas nunca vencieron a un
ejército español verdadero. (hurtvillac)