viernes, 8 de marzo de 2019

Virreinato del Perú: Melchor Portocarrero y Laso de la Vega - Conde de la Monclova - 23° Virrey del Perú

Melchor Portocarrero y Laso de la Vega - Conde de la Monclova
23° Virrey del Perú



Melchor Antonio Portocarrero y Laso de la Vega, Conde de la Monclova (Madrid, 1636, España; †Lima, Perú 1705) fue el 23° Virrey del Perú.

Desde muy joven sirvió como capitán de infantería, maestro de campo y teniente general de caballería. 

Acompañó a don Juan José de Austria a Sicilia, Cataluña y Portugal (1662); estuvo en los sitios de Arrás, Condé y Saint Guillame; perdió el brazo derecho en la batalla de las Dunas de Dunquerque (1658), motivo por el cual sus soldados le llamaron: Brazo de Plata, pues usaba una prótesis de este metal.

Fue ministro del Real Consejo y de la Real Junta de Guerra de las Indias y capitán general del Virreinato de la Nueva España entre el 30 de noviembre de 1686 y el 19 de noviembre de 1688. 

La Corona española le nombró virrey del Perú el 20 de noviembre de 1688.

Llegó al puerto de Paita en Perú el 22 de junio de 1689. 

Hizo su ingreso oficial en Lima bajo palio el 15 de agosto de 1689. 

Se concentró en enfrentar el problema de la decadencia de la producción minera. En relación con las minas de azogue de Huancavelica, afectadas por el terremoto de 1687, dispuso la rebaja de la carga sobre los mitayos y ordenó que su salario se elevara a siete reales por jornada. A continuación, trasladó las mismas reformas a las minas de plata de Potosí, con las consiguientes protestas de los mineros que pagaban hasta entonces cuatro reales a cada indigena. Pese a esta medida, la villa potosina siguió despoblándose y la producción de plata continuó en declive. 

El comercio del virreinato entró en una fase de prosperidad, que se vio alentada por el tráfico de navíos que hacían la ruta de Guayaquil, Panamá, Arica y Valparaíso, lo que animó a la Corona a proyectar el financiamiento de las flotas y galeones de Indias con nuevos impuestos a este sector. 

El 21 de agosto de 1701, Portugal se enemistó con España a consecuencia del contrato celebrado con la corporación francesa Compañía Real de Guinea, que concedía a esta última la exclusividad en el tráfico de esclavos por sus territorios. Esta alianza contribuyó al incremento del contrabando francés por las costas peruanas, en el que se especializó el navío "Aurora" del capitán Rigodier. 

En el área de la defensa, en 1696 el virrey tuvo conocimiento de que, aunque un corsario francés había saqueado Cartagena de Indias, las tropas españolas al mando del general Juan Díaz Pimienta habían logrado reconquistar dicho puerto caribeño. 

En 1700 el virrey se dispuso a comandar una expedición naval hacia la zona del Darién con el fin de enfrentar al corsario escocés que había ocupado Caledonia, pero la misma fue suspendida al comunicarle Díaz Pimienta la expulsión de tales enemigos. 

Una de las principales acciones del conde de la Monclova fue emprender la reconstrucción de la Lima arruinada por el terremoto de 1687. Bajo su gestión fueron reedificados el palacio virreinal, la Catedral, la Real Audiencia y el Cabildo. Asimismo, en 1693, quedó concluida la remodelación de la Plaza de Armas con ochenta y tres portales. En 1696 se terminó de construir el nuevo muelle del puerto de El Callao, hecho de piedras extraídas de la isla San Lorenzo. 

Igualmente, bajo el gobierno del Conde de la Monclova se fundaron el monasterio del Carmen de Huamanga en 1690, los beaterios de las Nazarenas del Cuzco en 1695 y de las indias nobles de Nuestra Señora de Copacabana en Lima en 1698, y el monasterio de Jesús María y José en Lima en 1699. 

En el campo de la educación, fueron creadas en la Universidad de San Marcos las cátedras de Método Galeno, Prima y Vísperas de Dogmas y Prima de Escoto. En el Cuzco se fundó el colegio de San Buenaventura en 1691, y el colegio de San Antonio Abad fue convertido en Universidad por Real Cédula de 1 de junio de 1692. 

Entre los desastres naturales más importantes estuvo el terremoto de Quito de 1698, que afectó también a las provincias de Latacunga, Ambato y Riobamba, con un saldo de tres mil muertos.

En materia de salud, se presentó la epidemia de viruela que afectó a los indígenas de Quito y Potosí en 1694. 

En el período del mandato del Virrey Conde de la Monclova se produjo la extinción de la Casa de Austria en el gobierno de España y el advenimiento de los Borbones. 

Al cumplir dieciséis años en el gobierno el virrey falleció en Lima de una enfermedad desconocida el 22 de septiembre de 1705. Sus restos fueron sepultados en la Catedral de Lima. (Datos: Wikipedia y otras fuentes)


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domingo, 3 de marzo de 2019

España - Feria de Arte ARCO: "La Mejor Edición de la Ultima Década" Gracias a Perú.

Presencia de Perú Realzó la feria de Arte ARCO


La organización de la feria de arte contemporáneo Arco ha hecho hoy domingo un balance “muy positivo”, al cerrar la que consideran como...

 “la mejor edición de la última década”

La cita registró un incremento del 8% de visitas profesionales respecto al año anterior y del 3% de asistentes, hasta superar los 100 mil a lo largo de las cinco jornadas de la Feria.

Carlos Urroz, Director de Arco dijo al respecto:

“La presencia de Perú como país invitado ha hecho que vinieran grandes coleccionistas de Latinoamérica, directores de museos y personas interesadas y eso ha sido muy satisfactorio”

Maribel López quién ha codirigido esta edición y lleva años trabajando con Urroz, cree que 

“se ha notado más que nunca la energía de gente que tenía ganas de comprar”. 

Las visitas profesionales subieron hasta alcanzar las 35 mil 887. 

El aumento se vio favorecido por la gran afluencia desde Latinoamérica. De Perú han asistido alrededor de 700 profesionales. 

También resalta la presencia de coleccionistas, patronos y miembros de museos estadounidenses, especialmente de Nueva York. 

Varios galeristas confirmaban ayer la opinión de la directora de Arco. Para la galería francesa Lelong, con el miró más caro o la obra de Jaume Plensa, “ha sido una edición épica, la mejor en los últimos 12 años”, como subrayó León Tovar. 

Pero desde la madrileña Espacio Mínimo aseguran incluso que ha sido “la mejor en 25 años”. “Hemos vendido todo”, añadían. (Datos: El País)

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miércoles, 20 de febrero de 2019

El Homenaje a los Reyes Visigodos en Madrid y un Comportamiento Opuesto y Denigrante en Perú



ALAMEDA DE LOS REYES VISIGODOS - MADRID


Varios pueblos habitaron en la península ibérica, los hispanos, los romanos, los vascos, los catalanes, los gallegos, los castellanos, los visigodos, los árabes, entre otros.


Todos merecen el máximo respeto y admiración por parte del español actual, y de los europeos en general.


Así, en la Plaza de Oriente situada en el centro histórico de la ciudad española de Madrid, frente al Palacio Real, se encuentra un lindo paseo o sendero con las estatuas de los reyes visigodos que gobernaron España antes de la llegada de los árabes.


Los visigodos fueron una rama de los pueblos godos que a su vez pertenecen a los pueblos germánicos orientales. 


Los visigodos surgieron de grupos góticos anteriores que habían invadido el Imperio romano a partir del 376 y habían derrotado a los romanos en la batalla de Adrianópolis en el año 378. 


Los visigodos invadieron la península itálica bajo el mando de Alarico I y saquearon Roma en el año 410. 


Se establecieron en el sur de la Galia como federados del Imperio romano y, tras la derrota contra los francos en Vouillé en el año 507, pasaron a establecerse en Hispania ocupando el vacío de poder que había dejado la caída del Imperio romano de Occidente .


Originalmente convivieron con la población hispanorromana, con los bizantinos que ocupaban las regiones de la Cartaginense, y con los suevos que habían fundado su reino en la antigua Gallaecia con capital en Braga; y los vascones en el tramo pirenaico. 


No obstante a lo largo de los años fueron expulsando, o como mínimo limitando el poder de estos actores en territorio peninsular abarcando su reino toda la península y la Septimania disputada en ocasiones por los francos.
 

Gobernaron España por más de 2 siglos, pero en el año 711 fueron derrotados por los árabes en la batalla de Guadalete y su reino fue sometido al Califato Omeya.


Lo que ocurre en España es muy diferente a lo sucedido en Perú, dónde se privilegian a las culturas pre-incas, y al Imperio Inca, pero mayormente se desmerece a los españoles que formando parte del principal imperio de la época, derrotaron a los incas, ya en decadencia, y gobernaron el Perú por más de 3 siglos, siendo Lima la capital del Virreinato del Perú, la provincia de España de ultramar más importante del imperio europeo.


Los españoles trajeron al Perú los adelantos de la época cuyo logro hubiera demorado unos siglos con el Imperio Inca.


El extremo llegó, con un retrógrado alcalde de Lima que mando retirar de la plaza de armas o mayor, la estatua ecuestre de Francisco Pizarro el fundador de la ciudad de Lima, la que se encuentra ahora en un parque secundario.


Siguiendo el ejemplo del Paseo de los Reyes Visigodos en la Plaza de oriente en Madrid, en Lima se debería construir un Paseo de los Virreyes que incluiría el busto o estatua de los 40 que gobernaron con eficiencia y eficacia al Perú, llevándolo a su época de oro. Y, por supuesto, regresar la estatua del fundador de Lima al lugar de dónde nunca debió ser removida, la plaza mayor. (jlhurtadov@gmail.com)


ESTATUA DE FRANCISCO PIZARRO EN UN PARQUE MARGINAL DE LIMA

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martes, 12 de febrero de 2019

Los Territorios Peruanos Cautivos del Sur: Pisagua

Tren Peruano en Pisagua 1876



Pisagua fue una localidad peruana invadida por tropas integradas por chilenos actuando por cuenta de Gran Bretaña.

Fue en la Guerra del Guano y el Salitre de 1879, año en el cual mercenarios invasores organizados y reclutados en Chile, pagados y equipados por Inglaterra, ocuparon las zonas ricas en salitre y guano peruanas, el tesoro de la época, que deseaban explotar a plenitud empresas británicas.

Pisagua fue un importante puerto peruano destinado al embarque y exportación de nitrato.

En manos peruanas disfrutó de modernos muelles con grúas mecánicas, un activo movimiento portuario, diversos edificios gubernamentales, bancos, casas comerciales nacionales y extranjeras, un teatro, hoteles y consulados. 

Ya en poder de Chile y tras el fin de la industria salitrera, Pisagua entró en pobreza y se convirtió en un pequeño pueblo principalmente pesquero y cruel prisión chilena.

Pisagua tuvo su origen en un asentamiento costero establecido por peruanos procedentes de Arica y otras localidades del Perú meridional, en las inmediaciones de la desembocadura de la quebrada de Tana o Camiña durante el siglo XVII. 

Formó parte del Virreinato del Perú, dependiendo de la intendencia de Arequipa, inicialmente como parte del partido o subdelegación de Tarapacá y, luego, del de Iquique-Pisagua. 

Con la independencia del Perú en 1821, Pisagua formó parte del nuevo país, el Perú. 

Inicialmente, el pueblo dependió del Departamento de Arequipa, para luego formar parte del Departamento de Moquegua en 1857. 

Durante la primera mitad del siglo XIX, sus pobladores fueron atraídos por sus depósitos de guano, los que eran explotados con mano de obra china. Para entonces, Pisagua se había transformado en una importante localidad del sur de Perú. 

El 20 de junio de 1870, el Gobierno del Perú declaró a Pisagua como «puerto mayor», principalmente destinado para el embarque de nitrato y yodo al exterior. La industria del salitre había crecido desplazando al guano como principal industria de la región. 

El nitrato era explotado en las oficinas salitreras, ubicadas en la pampa interior, a unos 60 km de distancia. 

Con el fin de exportar el salitre, se comenzó la construcción del ferrocarril hacia los principales puertos, incluyendo Pisagua.

En 1878, Pisagua se convirtió en un distrito del nuevo Departamento de Tarapacá. 

En 1879, Chile declara la guerra al Perú e invade para tomar el salitre y guano cuya explotación entregaría luego a empresas británicas.

Han transcurrido muchos años y los peruanos aún consideran a Pisagua dentro de los territorios peruanos cautivos del sur.



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miércoles, 6 de febrero de 2019

Bicentenario de la "Independencia" con Retorno a las Virtudes del Virreinato

Virreinato del Perú

Por más de 3 siglos Lima fue la capital en Sudamérica del Imperio Español el más grande del mundo, 

Lima y el Perú estaban en lo más alto de la economía, política, cultura, arte, ciencias, educación, defensa etc. de América del Sur.

Con una vida próspera, los pobladores de Perú no pensaban en ningún proceso de independencia porque ya se había integrado a España como una de sus provincias como lo era en realidad el virreinato.

Los virreyes del Perú eran la más alta autoridad en América, después del rey de España a quién rendían cuentas.

Lo más destacado de la nobleza española, llegó al Perú y dejó sus conocimientos, buena manera de hablar, excelente comportamiento y todo aqeuello que representa una cultura elevada. El cargo de Virrey del Perú era el más codiciado en España.

Pero, de un momento a otro, sin que el Perú lo quiera, aparecieron hordas por el sur y norte, autoproclamadas "independentistas" las que dejaron un Perú saqueado, destruido y en caos total, donde pandillas militares se peleaban por el poder.

Han transcurrido casi 200 años de la "república" y su desempeño ha sido completamente decepcionante en todo aspecto.

Sin embargo, en los últimos tiempos, Perú ha emprendido la ruta de la recuperación y los resultados son completamente óptimos.

El objetivo es ser lo que se fue durante la época del virreinato, es decir la capital de Sudamérica, el centro de la economía, las artes, las ciencias y la cultura en general. Con autoridades y pobladores poseedores de la más alta cultura y habilidades para llegar a la prosperidad. Además, ejemplo de buen comportamiento y alta moralidad.

Aunque no se llame Virreinato del Perú y solo Perú, seguirá las pautas que se aplicaron en esa época de oro de la historia peruana. (jlhurtadov@gmail.com)

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miércoles, 30 de enero de 2019

La Defección del Coronel EP Segundo Leiva y el 2° Ejército Peruano

Tumba abandonada del coronel EP Segundo Leiva



El coronel EP Segundo Leiva es uno de los personajes más oscuros de la guerra del Guano y el Salitre de 1879.

Los dramáticos y numerosos telegramas del coronel Francisco Bolognesi en Arica diciendo "Apure Leiva Apure" contribuyeron a acrecentar las críticas en su contra.

Bolognesi no se rindió en Arica porque hasta último momento tuvo la esperanza que Leiva llegaría con el 2° Ejército Peruano por la retaguardia de los invasores chilenos, pero ello nunca ocurrió, y se inmoló con su ejército convirtiéndose en mártires.

Manuel Segundo Leiva Velasco, (*Camaná, Virreinato del Perú, 1815- † Lima, Perú, 1895) militar peruano de larga trayectoria en el ejército. Inició su carrera militar en 1835, hizo las campañas de la confederación peruano-boliviana encontrándose en las batallas de Yanacocha y Guías, durante la insurrección de Manuel Ignacio de Vivanco en 1841 combatió a ordenes de Ramón Castilla en el combate de Cuevillas. En 1843 obtuvo sus despachos de coronel efectivo de manos del mariscal Domingo Nieto. En 1865 se encontraba al mando de una de las divisiones del ejército del general Pezet; cuando el general Prado que había iniciado una revolución en Arequipa atacó Lima en noviembre de ese año el coronel Leiva desobedeció las órdenes del ministro José Luis Gómez Sánchez, lo que permitió que los revolucionarios se hicieran con el control de la capital. Concurrió al combate del 2 de mayo en las baterías del Callao que enfrentaban a la escuadra española del almirante Méndez Núñez, por lo que fue declarado benemérito a la patria.

Al momento de iniciarse la Guerra del Guano y el Salitre de 1879, es nombrado por el presidente Prado instructor de la Guardia Nacional, y cuando Nicolás de Piérola derrocó a Prado le confió la inspectoría general del ejército, posteriormente obtuvo el mando del segundo ejército del sur con sede en Arequipa.

Leiva llegó a Arequipa el 27 de abril de 1880. Inicia la marcha hacia Tacna el 12 de mayo​ con un ejército de alrededor de 3.000 hombres. Su marcha fue extremadamente lenta de manera que, el 26 de mayo, cuando se produce la batalla del Alto de la Alianza, él se encontraba recién en Torata - Moquegua.

Leiva tenía órdenes de amagar la retaguardia chilena, acción que hubiera significado la victoria peruana en Tacna y Arica, y el fin de la guerra.

El lento Leiva llega a la ciudad de Moquegua el 28 de mayo y el 30 a las inmediaciones de Locumba, punto desde el cual ordena el retorno a su cuartel general en Arequipa.

Según se dice fue Nicolás de Piérola quien le ordena primero hacer la marcha lenta y luego regresar para de esta manera causar la derrota de sus 2 principales comandantes, Montero en Tacna y Bolognesi en Arica, cuyas victorias hubieran significado 2 potentes rivales políticos, pensamiento que solo puede ser atribuido a un loco o a un presidente traidor puesto por Chile. Tacna y Arica cayeron así como un regalo en manos del vandálico y cruel invasor chileno cuyas hordas degollaron a soldados peruanos heridos y rendidos.

Luego de su vergonzoso regreso a su cuartel en Arequipa, Leiva fue depuesto del mando y en su lugar nombrado el coronel José de la Torre, recibiendo la orden de presentarse en Lima para dar cuenta de su conducta, proceso del que salió absuelto, luego e increíblemente el 22 de diciembre fue nombrado ayudante del presidente Nicolás de Piérola.

Como ayudante del presidente, dictó malas disposiciones en las batallas de San Juan y Miraflores, las  que se caracterizaron por la improvisación, pésima organización y decisiones erradas. ¿También parte de un complot contra Perú?

Los últimos años de su vida los pasó en la soledad y abandono hasta su fallecimiento en Lima en el año 1895. Sus restos se encuentran enterrados en el cementerio Presbítero Maestro en una pobre y olvidada tumba que solo lleva sus iniciales. (Datos: Wikipedia y otras fuentes)


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martes, 22 de enero de 2019

Virreinato del Perú: Melchor de Navarra y Rocafull - Duque de la Palata - 22° Virrey del Perú




Melchor de Navarra y Rocafull Martínez de Arroytia y Vique, duque consorte de la Palata (Torrelacárcel, 1626 - Portobelo, Panamá, 1691).

Fue un militar y hombre de estado español, vicecanciller de Aragón y virrey del Perú.

Fue colegial de Oviedo, en Salamanca y tras haber sido miembro del Consejo Colateral de Nápoles y fiscal del Consejo de Italia, en 1672 fue nombrado vicecanciller del Consejo de Aragón, y como tal, miembro de la Junta de Gobierno Universal durante la minoría de edad de Carlos II.

Sus diferencias con Juan José de Austria motivaron que cuando éste tomó el poder en 1677, fuera destituido en represalia.

Tras la muerte del de Austria, Navarro fue restituido, siendo nombrado consejero de estado en 1680.

Fue Caballero de la Orden de Alcántara. 

En el año 1780, doña Josefa Rocafull, condesa de Montealegre y baronesa de Polop y su hija primogénita, la Marquesa de Albudeyte, solicitaron la facultad de hidalguía para el Vizconde de Santa Clara, marido de la Marquesa.

Fue nombrado virrey del Perú entre los años 1681 y 1689, llegando a Lima el 20 de noviembre de 1681. 

Entre sus muchas obras, llevó a cabo un censo de los indígenas para efectuar un nuevo reparto de los que debían servir en la mita de Potosí; y para remediar su notoria disminución en los pueblos próximos a dicho asiento, extendió la obligación pertinente a los de Canas y Canchis. 

Restableció la Casa de la Moneda de Lima (1683), que en 1572 había sido suprimida. 

Piratas ingleses, comandados por Edward Davis, saquearon e intimidaron a los pueblos de la costa, sin que hubiera fuerza para contenerlos (1686) y, al tiempo que los comerciantes armaban naves para perseguirlos, el Virrey inició la fortificación de las ciudades de Lima y Trujillo mediante la contribución de los gremios, las instituciones y los vecinos. 

Pero aquella obra fue destruida por un violento terremoto en Lima y Callao (20 de octubre de 1687), e incluso el propio Virrey hubo de pasar más de dos meses bajo una toldería armada en la Plaza Mayor. 

Se esforzó por reducir ciertos privilegios eclesiásticos (inmunidad, protocolo, provisión de curatos, etc.). 

Al finalizar su periodo, el 15 de agosto de 1689, se quedó en Lima hasta 1691, pendiente de la investigación de su administración. 

Terminada la investigación sin reparos se embarcó a España para ocupar la Presidencia del Consulado de Aragón, pero falleció durante el viaje, el 13 de abril de ese año, cuando estaba en Portobelo, Panamá. (Datos: Wikipedia)



LO QUE ESCRIBIO RICARDO PALMA EN LAS TRADICIONES PERUANAS:

"...En mi concepto, el duque de la Palata, descendiente de los reyes de Navarra y miembro del Consejo de Regencia durante la minoridad de Carlos II, fue (acépteseme la frase) el virrey más virrey que el Perú tuvo. Y tanto que por sí y ante sí hizo conde de Torreblanca en 1683 a D. Luis Ibáñez de Segovia y Orellana, y hecho conde se quedó, porque el monarca se conformó con morderse las uñas. Ni antes ni después virrey alguno se atrevió a tanto. Precedido de gran renombre y de inmenso prestigio y fortuna, efectuó su entrada en Lima el 20 de noviembre de 1681, siendo recibido por el Cabildo con pompa regia, bajo de palio y pisando sobre barras de plata. Instalado en palacio, desplegó el lujo de un pequeño monarca, implantó la etiqueta y refinamientos de una corte, y pocas veces se le vio en la calle sino en carruaje de seis caballos y con lucida escolta. Sus armas eran las de los Rocafull: escudo cuartelado; el primero y el último en gules, con un riquete de oro; el segundo y tercero en plata, y una corneta de sable; bordura de oro con cordones de gules, y cuatro calderos de sable. Ningún virrey vino provisto de autorizaciones más amplias para gobernar; pero también ninguno fue más que él sagaz, laborioso, justificado, enérgico y digno del puesto. Ninguno -escribe un historiador- habría podido decir con más razón que él a los que trataran de oponérsele en nombre de las leyes divinas y humanas: «Dios está en el cielo, el rey está lejos y yo mando aquí.» El duque de la Palata fue en el Perú punto menos que el rey; pero fue punto más que todos los virreyes sus antecesores. Sólo él pudo meter en vereda a las Audiencias de Panamá, Quito, Charcas y Chile, reprimiendo sus abusivos procedimientos. Los piratas traían alarmado el país con sus extorsiones y desembarcos en Guayaquil, Paita, Santa, Huaura, Pisco y otros lugares de la costa, y con el continuo apresamiento de naves mercantes que con caudales iban a Panamá o a la feria del Portobelo. El virrey empezó por ahorcar en Lima a cuanto pirata encontró en la cárcel, siendo uno de ellos el célebre Clerk, que por salvar del suplicio se había fingido sacerdote, exhibiendo papeles con los que pretendió probar que se llamaba fray José de Lizárraga. En seguida equipó las flotas, que después de diversos combates obligaron a los filibusteros a abandonar el Pacífico. De regreso para el Callao, entró una de las victoriosas flotas en la rada de Paita, y hallándose el almirante de paseo en tierra, estalló la santabárbara de la nave capitana, salvando únicamente dos hombres de los cuatrocientos que la tripulaban. imagen Fue entonces cuando para defensa de Lima, amagada durante todo el siglo XVII por los piratas, decidiose a complacer a los vecinos amurallando la ciudad. En menos de tres años y con un gasto que no llegó a setecientos mil pesos, se levantaron catorce mil varas de gruesos muros con catorce baluartes. A la vez se emprendió igual obra en Trujillo, gastándose en ella ochenta y cuatro mil pesos. Datan también de esta época la fundación de la casa de Moneda, a la que hicieron mucha oposición los mineros de Potosí; la de los monasterios de Trinitarias y Santa Teresa, y la del beaterio del Patrocinio. El de Navarra y Rocafull vino a relevar al virrey arzobispo Liñán Cisneros, quien quiso continuar gozando de las mismas prerrogativas y fueros de virrey, siendo la principal la de usar coche de seis mulas con cocheros descubiertos. Opúsose el de la Palata, y desde entonces anduvo el arzobispo quisquilloso con el nuevo gobernante. Este dictó en 20 de febrero de 1684 unas sabias y justísimas ordenanzas poniendo las peras a cuarto a los curas explotadores de los infelices indios. El arzobispo clamoreó en el púlpito contra las ordenanzas, empleando lenguaje virulento; mas el duque resolvió que, mientras el venerable predicador no diese satisfacción, no asistieran tribunales y corporaciones a fiestas de catedral. Aunque los canónigos fueron a palacio a dar explicaciones al virrey, éste no aceptó excusas, y el día de la fiesta de San Fernando se marchó al Callao. El entredicho entre el jefe civil y el eclesiástico produjo gran escándalo; y arrepentido el bilioso arzobispo puso fin a él, saliendo en su coche a recibir al virrey cuando éste regresaba del Callao. La reconciliación por parte del Sr. Liñán y Cisneros no fue sincera; pues dos años más tarde volvió a predicar presentando al virrey como enemigo de la Iglesia y como hombre que, con su ordenanza en daño de la bolsa de los curas, atraía sobre Lima el castigo del cielo. Desde enero de 1687 frecuentes temblores tenían acongojados a los habitantes de Lima; pero en la madrugada del 20 de octubre hubo uno tan violento que derrumbó muchas casas y los vecinos corrieron a refugiarse en las plazas y templos. A las seis de la mañana repitiose el sacudimiento, que fue ya un verdadero terremoto, pues vinieron al suelo los edificios que habían resistido al primer temblor. Juan de Caviedes, el gran poeta limeño de ese siglo, nos pinta así los horrores de este cataclismo, de que fue testigo: «¿Qué se hicieron, Lima ilustre, tus fuertes arquitecturas de templos, casas y torres como la fama divulga? No quedó templo que al suelo no bajase, ni escultura sagrada de quien no fueran los techos violentas urnas». Entre otras, la torre de Santo Domingo se desplomó, matando mucha gente. Todo era confusión y pánico, y sólo el virrey tenía serenidad de espíritu para tomar acertadas providencias en medio de la general tribulación. El 15 de agosto de 1689 fue el duque de la Palata relevado con el conde de la Monclova. Permaneció un año más en Lima, atendiendo a su juicio de residencia, y terminado éste se embarcó para España. Al llegar a Portobelo se sintió atacado de fiebre amarilla y murió el 13 de abril de 1690."



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