jueves, 5 de abril de 2018

El Glorioso Ejército Real del Perú

Ejército Real del Perú

El Ejército Real del Perú, fue la agrupación militar organizada por las autoridades españolas del Virreinato del Perú para hacer frente al proceso de insurrección independentista que a principios del siglo XIX convulsionó al Imperio Español.

En documentos españoles se le conocía como Ejército del Perú,​ haciendo referencia al ejército de esa dependencia territorial.

En el Virreinato del Río de la Plata, a su ejército se le denominaba Ejército Auxiliar del Perú.

Los jefes realistas le llamaban Ejército Real del Perú o, abreviadamente, Ejército Real, sin embargo durante el trienio liberal se denominó Ejército Nacional. 


El término Ejército Español, era utilizado por los republicanos independentistas para antagonizar a su enemigo.

En las referencias independentistas también se encuentra el sobrenombre de Ejército Godo en relación al antiguo pueblo indoeuropeo que pobló la España peninsular.

Las tropas reales en el Perú se componían principalmente de peruanos, entiéndase por tales a los habitantes del Virreinato del Perú.

El ERP estaba organizado en batallones y milicias según su lugar de procedencia o casta, siendo así que existían unidades de negros y mulatos, como el batallón de Pardos de Arica y de mestizos e indígenas organizados según sus pueblos de origen como el escuadrón de caballería miliciana Dragones de Tinta. 

Sin embargo la necesidad de cubrir las bajas y refundir en una sola distintas unidades hacían que la evolución de muchos de los cuerpos realistas de línea terminasen como una amalgama de castas, clara expresión de la realidad social peruana. 

Étnicamente la masa de las tropas reales la formaban la Casta de indígenas mestizos, los cuales eran reclutados con preferencia sobre los indígenas tributarios, los negros esclavos o los criollos, y en general del resto de tejido económico productivo del país. 

En el contexto socio-cultural de la época la masa mestiza se componía en su mayoría de quechua hablantes los cuales no dominaban el español, lo que ha llevado a algunos autores a afirmar que el ejército realista estaba compuesto casi en su totalidad por indígenas.

El ejército real estaba formado inicialmente por unidades veteranas (permanentes) y de milicias (movilizadas), los primeros eran soldados a tiempo completo, generalmente de dotación (Fortificaciones) como el Real de Lima, mientras que los segundos se levantaban en caso de necesidad militar. Las milicias podían ser de dos tipos: urbanas o provinciales. Las milicias urbanas, estaban limitadas más bien a la defensa de una localidad concreta y tenían componentes más irregulares. Las milicias provinciales en cambio, eran capaces de desplazarse a distancia, y tuvieron un papel protagónico y un destacado desempeño, de tal manera que sentaron las bases para la consolidación de una fuerza regular propia (como los regimientos de Línea del Cuzco o de Arequipa) y que dieron lugar a una sucesión de victorias militares, como la obtenida por el brigadier José Manuel Goyeneche en la batalla de Guaqui. 

La infantería se dividía en batallones los que eventualmente podían agruparse con uno o dos adicionales para constituir un regimiento, cada batallón contaba con 6 u 8 compañías en las que a su vez formaban 100 soldados en promedio aunque esta cifra nominal solía variar. De las compañías que formaban un batallón al menos una debía ser de granaderos y otra de cazadores, ambas llamadas de "Preferencia", siendo las seis restantes de fusileros. Las compañías de Preferencia de varios regimientos podían agruparse en batallones mixtos de solo Granaderos o Cazadores en una disposición táctica ad hoc para una batalla, como sucedió por ejemplo en la Batalla de Cancha Rayada (1818). 

Las características de estos soldados de eran las siguientes: -Los Granaderos: eran escogidos entre los hombres de mejor conducta y constitución física, generalmente los más altos y fornidos del batallón, constituían una fuerza de choque y recibían su nombre de las granadas de mano que originalmente usaban en los combates aunque su uso en la época era ya casi anecdótico. Su distintivo original eran las birretinas o gorros de piel de oso negro aunque lo costoso y escaso de este material hacía que fuera reemplazado también por pieles negras de perro, mono o cabra. En un punto del campo de batalla yacían más de 30 granaderos realistas, y por la posición que tenían sus cadáveres se conocía que habían hecho una valerosa resistencia, y perecido casi al mismo tiempo en la formación que tenían á la cabeza de una columna. Memorias del general Miller, La batalla de Ayacucho.

Los Cazadores: eran soldados de infantería ligera, ágiles y de menor talla, adiestrados en tácticas de orden disperso o "guerrilla", en batalla eran usados como escaramuzadores o avanzadas. Se les entrenada como tiradores de preferencia y en algunos casos solían portar fusiles más livianos y de mayor precisión ("Rifles" cuyo cañón en su interior era rayado para dar al disparo mayor alcance y precisión). Su distintivo era el cuerno de caza que llevaban en el Chacó o bordado en la casaca. 

 Los Fusileros: constituían el núcleo de la infantería, la poca precisión de los fusiles de la época hacía que la infantería utilizara formaciones cerradas (codo a codo) disparando por salvas sobre la formación enemiga para maximizar el daño producido por sus descargas. En caso de ser atacados por la caballería formaban un cuadro, donde la primera fila esgrimía sus bayonetas y la segunda disparaba sobre los jinetes enemigos. Esta formación fue muy utilizada en el Alto Perú para repeler los repentinos ataques de los gauchos. 

Originalmente la caballería realista era toda de milicias y estaba formada por dragones, estos soldados eran una especie de infantería montada, armada de fusil y sable, que combatía tanto a pie como a caballo. La caballería de línea armada de carabinas y sables aparecería por primera vez en 1813 en el Alto Perú. 

Las unidades expedicionarias fueron utilizadas de base la creación de cuerpos de húsares, granaderos a caballo y lanceros. 

El arma de artillería se dividía en artillería de plaza y de campaña, la primera utilizaba piezas fijas y de mayor calibre, como las ubicadas en la fortaleza del Real Felipe en el Callao, la artillería de campaña se componía de piezas de montaña, obuses y morteros. Se trataba de armas más livianas y fáciles de transportar. 

viernes, 23 de marzo de 2018

¿Cuántos militares españoles regresaron a su país después de la Batalla de Ayacucho?

José de la Serna y Martínez de Hinojosa - Ultimo Virrey del Perú

Después de la Batalla de  Ayacucho, en la que "vencieron" las fuerzas republicanas sobre las fuerzas realistas, retornaron a su país 748 militares españoles que residían en Lima, en el número y grados que se indican a continuación:


16 generales

20 coroneles

58 tenientes coroneles

290 oficiales subalternos

364 soldados

lunes, 19 de marzo de 2018

Ollantay - La Más Antigua Obra de la Literatura Inca


Ollantay es un drama escrito originalmente en quechua virreinal, considerado como de origen incaico —y como tal la más antigua y rotunda expresión de la literatura inca.

El más antiguo manuscrito de esta obra perteneció al sacerdote Antonio Valdés (siglo XVIII), a quien por algún tiempo se consideró su autor original; pero existen otros manuscritos divergentes que han hecho pensar en la existencia de una fuente común, de más remoto origen. 

La historia contada en el drama de origen inca, fue conservada durante mucho tiempo como tradición oral, hasta que en la época virreinal fue adaptada para su escenificación teatral según el molde occidental.


Fue publicada por primera vez en 1857 por Johann Jakob von Tschudi, en quechua y alemán. 

La primera versión en castellano apareció en Lima, en 1868, publicada por José Sebastián Barranca y subtitulada Los rigores de un padre y la generosidad de un rey; desde entonces han aparecido distintas versiones en diversos idiomas.

Trama de la Obra:

Ollantay, general de los ejércitos incas es un guerrero de origen plebeyo que por sus excelentes servicios ha sido elevado a la nobleza de privilegio.

El, se enamora de Cusi Coyllur, hija del Inca Pachacútec, amor prohibido, pues de acuerdo a las leyes de Imperio, nadie, salvo otro de linaje inca, puede casarse con una princesa. 

No obstante, Ollantay, enceguecido por el amor, se une a Cusi Coyllur, secreto que comparte la reina madre Ccoya o Anahuarqui. 

Pese a los augurios en contra que le da el Huillac Uma o sumo sacerdote, Ollantay decide pedir al Inca que apruebe formalmente su unión con Cusi Coyllur. 

Pachacútec le recuerda a Ollantay su origen humilde y le señala su increíble audacia de querer “subir demasiado alto”; luego, enfurecido, lo expulsa de su presencia. Asimismo, Cusi Coyllur es encerrada en un calabozo de la casa de mujeres escogidas o Acllahuasi, donde deberá expiar su falta; allí dará a luz una niña, fruto de su amor con Ollantay, a la cual llamará Ima Súmac (Bella Niña). 

Ollantay, al enterarse que Cusi Coyllur ya no está en el palacio de la reina madre, cree que ha sido asesinada y decide abandonar el Cuzco, junto con Piqui Chaqui, su confidente y servidor, no sin antes amenazar con volver y destruir la ciudad imperial. 

Se instala en la ciudad que lleva su nombre, Ollantaytambo, donde se atrinchera y se hace independiente, dispuesto a resistir con las armas a las huestes del Inca. 

El Inca ordena a su general Rumi Ñahui que marche a combatir a Ollantay. 

Por su parte, Ollantay envía a su general Orco Huarancca quien tiende a Rumi Ñahui una emboscada en un desfiladero, derrotándolo. 

Diez años después el Inca Pachacútec muere sin haber conseguido su deseo de derrotar a Ollantay; le sucede su hijo Túpac Yupanqui. 

No obstante haber pasado diez años de férrea prisión, Cusi Coyllur aún conserva alguna esperanza de salir de ella. Su hija, Ima Súmac, ha sido criada como una escogida más, pero sin decirle nada sobre sus padres.

La niña descubrirá por casualidad quién es su madre, proponiéndose desde entonces ir donde el nuevo Inca a fin de pedir clemencia para ella. 

Mientras tanto, Túpac Yupanqui se propone derrotar y capturar a Ollantay, para lo cual envía a Rumi Ñahui, quien le promete rehabilitarse de su anterior derrota. 

Esta vez Rumi Ñahui decide emplear la astucia: se presenta ante Ollantay cubierto de heridas y pretende que así lo ha tratado el nuevo Inca; de esa manera se gana su confianza y aprovechando una fiesta nocturna, abre las puertas de Ollantaytambo para dar acceso a sus tropas, las cuales, sin ninguna resistencia, logran capturar a Ollantay, a Orco Huarancca y a otros oficiales, que son llevados al Cuzco, ante la presencia de Túpac Yupanqui.

El Inca pregunta a sus consejeros qué debe hacer con los rebeldes. El Huillac Uma, que siempre hace de pacificador, pide clemencia; más Rumi Ñahui pide la muerte de ellos. Túpac Yupanqui aprueba la pena capital; pero a último momento no solamente perdona a los rebeldes, sino que les confiere puestos todavía más altos. Ollantay es nombrado general mayor y lugarteniente del Inca en caso de ausencia de éste por asuntos bélicos. Orco Huarancca es nombrado jefe del Antisuyo. 

Pero Ollantay tendrá otra dicha más por recibir: su reencuentro con su amada Cusi Coyllur. Ello ocurre en efecto, gracias a la casualidad: Ima Súmac, desde su niñez valiente, ingresa al palacio imperial y se arrodilla ante la presencia del Inca, pidiéndole piedad para su madre, encadenada en lo más recóndito del Acllahuasi. aunque por el momento no sabe de quién se trata, el Inca se interesa por el asunto y junto con Ollantay se dirige al Acllahuasi, donde encuentran a la mujer prisionera, que más que persona les parece un espectro cubierto solo por su larga cabellera. Finalmente el Inca reconoce en ella a su hermana de cuyos labios oye su penosa historia. 

Entonces Túpac Yupanqui, magnánimo, la libera y allí mismo la desposa con Ollantay, terminando así, con final feliz, el drama inca. (Datos: Wikipedia)

miércoles, 21 de febrero de 2018

La Ruta de los Japoneses que Llegaron Antes que Todos a América


Hace miles de años, un puñado de navegantes japoneses recaló en una aldea de pescadores en Real Alto (Ecuador). 

Ahí dejaron su legado: vasijas, extrañas muñecas de cerámica y las Venus de Valdivia, símbolos del poder primitivo de la mujer. 

El sitio arqueológico Real Alto, cuya extensión es de doce hectáreas, fue descubierto en 1971 por Jorge G. Marcos y excavado inicialmente por Donald Lathrap, de la Universidad de Illinois –Estados Unidos–. 

Las investigaciones revelaron que allí había existido una de las primeras aldeas con agricultura y cerámica del continente americano –4400-1700 a. de C.– la que se convirtió, con el paso del tiempo, en un importante centro ceremonial. 


¿Cómo sobrevivieron, a lo largo de casi 2.400 años, aquellos pueblos de la civilización Valdivia? Es posible que para ello fuera definitivo disponer de 150 pozos subterráneos para regar el sembradío o calmar la sed de los 1.500 habitantes de la villa prehispánica. Valdivia dejó un importante legado cultural. 

Para el arqueólogo Jonathan Damp, la civilización peruana de Chavín de Huantar es, en cierto modo, descendiente de ésta. 

Además de identificar símbolos de serpientes, en ambas predominan felinos grabados en tazas de cerámica. 

Emilio Estrada Icaza, el primero en identificar la cultura Valdivia a mediados de la década de los cincuenta del pasado siglo, ya la asoció con los antiguos pueblos japoneses. 

Este arqueólogo aficionado –trágicamente fallecido a los 46 años, víctima de un infarto en mitad de un partido de fútbol en Guayaquil–, escribió en 1962 Arqueología de Manabí Central, obra en la que recuerda cómo Thor Heyerdahl aseguró que se podía navegar por el Pacífico con embarcaciones primitivas aprovechando las corrientes marítimas:

“Nosotros sustentamos la teoría de un viaje involuntario, que accidentalmente pudo haber forzado a una embarcación cualquiera a seguir la corriente del Japón, que llega al sur de California, paralela a Centroamérica, que se une con aquella que desciende de Panamá y desembarca en las costas de Ecuador”. 

 Años después, en la década de los setenta, el matrimonio Betty Meggers y Clifford Evans descubrió un sorprendente paralelismo entre la cerámica encontrada junto al río Napo (Ecuador) –encuadrada en el periodo Jolón Medio, datado en el año 1600 a. de C.– y las piezas de la cultura Valdivia. 

Estos dos investigadores plantearon la posibilidad de que que un grupo de pescadores nipones se perdiera en pleno océano Pacífico y que viajaran, arrastrados por las corrientes marítimas, durante unos 300 días hasta recalar en las costas de Ecuador. 

Luchando contra el hambre y la sed a lo largo de más de 15.000 km, los supervivientes fueron recogidos por los nativos.

En aquella misma época, el lingüista brasileño Luis Caldas Tibiriçá publicó un libro titulado Notas y observaciones sobre una confrontación lingüística Japonés-Ameríndio, en el cual señalaba curiosas similitudes entre el idioma japonés y el tupi-guaraní de las tribus brasileñas. Para él, la ruta de penetración nipona en Sudamérica se produjo a través de la senda señalada por el río Napo. 

“Tras muchos años de trabajo encontré más de mil vocablos amerindios semejantes al japonés, entre ellos más de seiscientos del idioma tupí”

Así se expresó Tibiriçá en su residencia de Sao Paulo –Brasil–. “Lo que más me llamó la atención es que casi todos los nombres que designan seres mitológicos, en lengua tupí, proceden del japonés, como Macaxera, Rudá, Maní, Añangá, Tupana y otros”, prosigue relatando. 

Además, muchos vocablos del quechua de Perú y del caxinauá de los indios Pano de la Amazonía también están emparentados con el idioma nipón. Por ejemplo, los japoneses llaman al mar umi, mientras que los pueblos andinos de lengua quechua denominan a los canales de agua umu, mientras que utilizan el vocablo sakha para referirse a una montaña, que hace recordar a saka, que es como en japonés se denomina a aquello que está en cuesta o es escarpado. 

Tibiriçá también establece paralelismos entre las lámparas de aceite de cerámica descubiertas a orillas del río Amazonas, en Santarén –Pará, Brasil–, con las haniwa del período Yayoi que se encuentran en el museo de Tokio. 

Igualmente sorprende el parecido con las figuras humanas de cerámica de la isla de Marajó, en la desembocadura del río Amazonas, tanto por su postura como por atuendos, así como por la forma de los ojos y boca.

“Hay que decir que muchos pueblos americanos obedecen a la idea central de que existe una comunión que une los hombres a las fuerzas vivas de la naturaleza, como en el Xintoismo. 

En el Japón medieval, el culto de Amida habla de la búsqueda de una Tierra Pura, con idéntica connotación con la creencia de los indios guaranís de la “Tierra sin Mal” o Yvy maaeím”, compara el veterano lingüista. 

Este indigenista también observó que la famosa lucha japonesa, el sumo, tiene su equivalente en la huka-huka, lucha deportiva practicada por los indios del Xingú, en el Mato Grosso de Brasil, que consiste en demostrar la habilidad en derribar al adversario agarrándolo por una de las piernas. “Las reglas y posturas son idénticas”, refrenda Tibiriçá. 

Naylamp, Naymlap o Ñañlap es un personaje mitológico del Antiguo Perú. De acuerdo a relatos recogidos por cronistas españoles, provino del mar, trayendo la civilización a las tierras lambayecanas (norte del actual Perú), donde fundó un reino o señorío en el que se sucedieron varios reyes (cultura lambayeque).

La dinastía fundada por Naylamp gobernó los ricos valles de Lambayeque. Los reyes que gobernaron después de él fueron: Cium, Escuñain, Mascuy, Cuntipallec, Allascunti, Nofan nech, Mulumuslan, Llamecoll, Lanipat cum, Acunta y Fempallec. Doce en total, incluyendo a Naylamp.

Kotosh es un sitio arqueológico ubicado en el distrito, provincia y departamento de Huánuco, en el Perú. Se compone de una serie de edificios superpuestos con 6 periodos de ocupación continua.

El más famoso de sus recintos, expuesto actualmente al público, es el misterioso Templo de las Manos Cruzadas, llamado así por tener dos altorrelieves en barro en forma de sendos brazos cruzados, cuya antigüedad se remonta al 1.800 a.C. (fase Kotosh-Mito). 

Durante el virreinato, Kotosh fue conocida como una huaca prehispánica, siendo expoliada por los buscadores de tesoros. 

Hasta antes de ser redescubierta en la década de 1930 tenía la apariencia de un promontorio natural. En 1934 Javier Pulgar Vidal identificó en la zona fragmentos de cerámica preinca. Al año siguiente fue visitada por el célebre arqueólogo Julio César Tello quien lo consideró un yacimiento arqueológico de mucha importancia. Tello dedujo que la cerámica de Kotosh estaba emparentada con la alfarería chavín.

Tras la muerte de Tello, no hubo más investigaciones en la zona, hasta que en 1960 la Universidad de Tokio muy interesada en los restos encontrados en Kotosh, envió una expedición al mandó del profesor Seiichi Izumi, conformada también por el arqueólogo Toshinico Sono, el antropólogo Kazuo Terada y otros especialistas japoneses.

El equipo removió escombros en Kotosh, hasta encontrar los restos de una antiquísima construcción del precerámico, al que llamaron el Templo de las Manos Cruzadas, debido a que, en dos de sus paredes, en la parte inferior, descubrieron relieves de barro modelado en forma de brazos cruzados, de significado misterioso, aunque aparentemente de connotación religiosa. 

Tras un paréntesis, manteniendo vivo el gran interés de Japón en el tema, en 1963 retornó Izumi al Perú, trayendo consigo un equipo de especialistas mayor en número y calidad que el de 1960, el propósito esta vez era dilucidar definitivamente el misterio del Templo. 

Los arqueólogos desenterraron totalmente el templo de las Manos Cruzadas, confirmando que era del precerámico, al no hallarse vestigios de alfarería (hacia 1800 a. C.). Los restos de cerámica recién se hallan en la siguiente estructura superpuesta, llamada el Templo de los Nichitos. 

Manos Cruzadas - Kotosh

Misión Japonesa en Perú - En un descanso del Trabajo en Kotosh

martes, 9 de enero de 2018

Mitos o Leyendas sobre el Tigrillo - Leopardus pardalis

Tigrillo u Ocelote - Leopardus pardalis

Cita de cronista español de la conquista:

" Llaman los españoles onza a cierto animal que nace en estas indias..... Es del tamaño y hechura del galgo, ceñido de cintura y muy ligero, ... las uñas agudas, la cabeza no tan ahusada como de galgo y las orejas caídas. Pelea con los tigres y leones, y los suele vencer y matar, mas por su ligereza y constancia que con fuerza." B. Cobo (IX, 66)


Mito o Leyenda Ancestral Peruana:

Qoa es el nombre del felino sobrenatural que se desplazaba por los aires, por entre brumas y nubes, cerca de los puquios y manantiales, lanzando rayos por los ojos, produciendo truenos y desplegando el arco iris; sus orines se convertían en lluvia. Qoa es, por su condición de donante de la lluvia, un ente sobrenatural a todas luces benéfico, es temido porque suele tener acciones destructivas como escupir granizo o matar con sus rayos. El personaje es un felino que a veces se le ve volando por las nubes. Éste rige el agua, regulando a su antojo la intensidad y frecuencia de las lluvias, de este modo las sementeras y la misma vida dependen de su voluntad.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Las Reales Audiencias

Real Audiencia

En la época del Virreinato del Perú, las Reales Audiencias eran los órganos que administraban justicia.

Composición

Las reales audiencias estaban compuestas por un presidente, que era por lo general el respectivo virrey o gobernador, y por un número variable de oidores (jueces), más algunos alcaldes del crimen (en España, México y Lima). Además, formaban parte de este tribunal un fiscal y "otros oficiales subalternos", entre ellos: un alguacil mayor, un relator, un escribano de cámara y un portero. 

Importancia

Las reales audiencias eran quizás los únicos órganos de la época que tenían una función más marcada: la administración de justicia. 

En la América hispana fueron los más altos tribunales de justicia. 

Funciones

Hacia el siglo XVIII, principalmente por evolución espontánea, más que por reformas legales, se convirtieron esencialmente en tribunales de apelación. Conocían de los juicios civiles y criminales, excepto los que fueron eclesiástico, militar o mercantil. 

Sus fallos podían apelarse ante el Consejo de Indias (siempre que se tratase de asuntos por más de 6.000 pesos de oro). 

Conocían del recurso de fuerza, es decir, la reclamación de los agraviados por los jueces eclesiásticos, que procedía en caso de incompetencia de estos para conocer de las causas, inobservancia de las normas que regían los juicios eclesiásticos y en las negativas de apelación que eran procedentes. Conocían de las contiendas de competencia entre jueces laicos y eclesiásticos. Conocían de algunos juicios eclesiásticos y los juicios de encomiendas. 

Los agraviados por las resoluciones del virrey o del gobernador podían "apelar" ante ellas. 

Podían dictar autos acordados, para una adecuada administración de justicia, y podían suplir con ellos los vacíos normativos en cuanto a los procedimientos o para interpretar las normas procedimentales vigentes. 

En caso de vacancia del virrey o gobernador, podía reemplazarlo interinamente el oidor más antiguo (llamado oidor decano). 

Asimismo, eran órganos consultivos de los virreyes y gobernadores en materia de gobierno y hacienda. 

Debían hacer cumplir las reales órdenes y eventualmente podían "suplicar" una ley (cuando esta adolecía de un vicio) y representarla al Consejo de Indias.

Además, debían examinar las ordenanzas, los reglamentos y decretos del respectivo virrey o gobernador. 

En caso de que estos se extralimitaran en sus facultades y atribuciones, podían representarles dicha situación, y en caso de no ser oída, dar cuenta al soberano. 

Igualmente, debían preocuparse por el buen tratamiento de los indígenas y podían prohibir la circulación o requisar determinados libros. 

Además, se preocupaban de informar al rey sobre la conducta de los sacerdotes dentro de su territorio jurisdiccional y podían detener las bulas que considerasen atentatorias al patronato. 

Tipos

Las reales audiencias se clasificaron de acuerdo a su jerarquía en la siguiente forma: 

Audiencias virreinales: 

Estaban presididas por un virrey y tenían su asiento en la sede virreinal. Fueron de este tipo, en el siglo XVI, la Real Audiencia de Santo Domingo (1511-1526), de México (desde 1535) y de Lima (desde 1543) y, en el siglo XVIII.

Luego también, las de Santafé de Bogotá (1718-1723 y desde 1740), de Charcas (1776-1785) y de Buenos Aires (desde 1785).

Audiencias pretoriales: 

Estaban presididas por un presidente-gobernador y no se encontraban subordinadas a un virrey, por lo cual podían establecer contacto directo con el rey y el Consejo de Indias. Fueron de este tipo las de Santo Domingo (desde 1527), de México (1527-1535), de Panamá (1539-1614), de los Confines o de Guatemala (1543-1565 y desde 1570), de Manila (desde 1584), de Santiago de Chile (desde 1609), de Buenos Aires (1663-1672), de Santafé de Bogotá (1550-1717 y 1723-1740) y de Caracas (desde 1787). 

Audiencias subordinadas: 

Estaban presididas por un presidente letrado y dependían del virrey en los asuntos relativos a gobierno civil, eclesiástico, guerra y, eventualmente, hacienda. Fueron de este tipo las de Compostela o de Guadalajara (desde 1548), de Charcas (1561-1776 y desde 1785), de Quito (desde 1564), de Concepción (1565-1575), de Panamá (desde 1614) y del Cuzco (desde 1788). (Datos: Wikipedia)

El Territorio Bajo Soberanía del Virreinato del Perú

Territorio Bajo Soberanía del Virreinato del Perú

El Virreinato del Perú fue una entidad político-territorial establecida por la Corona de España en Hispanoamérica en 1542 y que finalizó en 1824. 

Desde su origen en el siglo XVI y hasta el momento de su mayor extensión a comienzos del siglo XVIII, el Virreinato del Perú llegó geográficamente a abarcar un inmenso territorio que se extendió desde el istmo de Panamá hasta el extremo sur de Sudamérica bordeando toda la costa del océano Pacífico hasta su encuentro con el océano Atlántico, y, desde allí limitando con sus costas hasta el Trópico de Capricornio.

Su área geográfica formal superó holgadamente los límites del Imperio incaico.

El área asignada por las leyes españolas al virreinato abarcó los territorios de las actuales repúblicas de: Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Colombia, Ecuador y Panamá, además de regiones del oeste y sur del Brasil y sur de Venezuela. 

La capital del virreinato fue la ciudad de Lima. 

El 20 de noviembre de 1542 el rey Carlos I de España firmó en Barcelona por real cédula las llamadas Leyes Nuevas, un conjunto legislativo para las Indias entre las cuales dispuso la creación del Virreinato del Perú en reemplazo de las antiguas gobernaciones de Nueva Castilla y Nueva León, al tiempo que extinguió la Real Audiencia de Panamá y creó en parte de jurisdicción la Real Audiencia de Lima en la Ciudad de los Reyes o Lima, capital del nuevo virreinato.

En la real cédula del 2 de mayo de 1550, el rey estableció: 

"Ordenamos, que la Provincia de Tierra Firme, llamada Castilla del Oro, sea de las Provincias del Perú, y no de las de Nueva España". 

El 15 de mayo de 1565 fue restablecida la Real Audiencia de Panamá, por real provisión de 1563, y se le señaló una jurisdicción en el litoral del Pacífico que abarcaba desde la bahía de Buenaventura en Sudamérica hasta el golfo de Fonseca en Nicaragua, y por la costa caribeña desde el río Ulúa de la provincia de Comayagua u Honduras hasta el río Atrato por el oriente. El área quedó como una presidencia-gobernación autónoma, llamada de Tierra Firme, y separada del Virreinato del Perú. Por una real cédula del 19 de julio de 1614, Felipe III de España ordenó Que el Presidente de Panamá obedezca al Virrey del Perú, y tenga con él ordinaria comunicación, y le esté subordinado en gobierno, guerra y hacienda. Tierra Firme quedó así integrada al virreinato peruano nuevamente, aunque su jurisdicción había quedado reducida en 1570 al istmo de Panamá y alrededores, como ser la provincia de Veraguas en el oeste y la región de Darién en el este. 

En el siglo XVI y a principios del siglo XVII fueron realizadas tres expediciones desde el Perú en busca de la Terra Australis Incognita que partieron desde el puerto de El Callao y realizaron el descubrimiento de las islas Salomón, Vanuatu (Nuevas Hébridas) y otros archipiélagos, sin poder lograr su colonización. En 1606 Pedro Fernández de Quirós tomó posesión de todas las tierras del sur hasta el polo sur. Quirós desembarcó en una isla que creyó era parte del continente meridional y la llamó la Austrialia del Espíritu Santo (mezclando las palabras Austral y Austria, dinastía reinante en España y Portugal). La isla todavía se llama Espíritu Santo. Allí fundó una colonia que llamó Nueva Jerusalén. Pero la colonia fue pronto abandonada debido a la hostilidad de los habitantes de la isla y a los desacuerdos entre los componentes de la expedición. El fracaso de estas expediciones impidió que el Virreinato del Perú se extendiera en Oceanía. 

La gobernación del Río de la Plata y del Paraguay fue incorporada al Virreinato del Perú por el rey el 1 de octubre de 1566 a la vez que al distrito de la Real Audiencia de Charcas. 

En la Relacion de las cosas del Perú escrita por Fernando Torres y Portugal, quien fue virrey del Perú entre 1585 y 1590, se detallan las gobernaciones de virreinato en ese tiempo:

"Las Govemaciones que ay en el Reyno del Perú son las siguientes: 

-La Governación del Reyno de Chile, la qual V. M. tiene proveída de presente en Don Alonso de Sotomayor (...) 

-En la Governación de Tucumán tiene V. M. proveído á Juan Ramírez de Velasco (...) 

-La Governación de Santa Cruz de la Sierra proveyó el Virrey Don Francisco de Toledo en Don Lorenzo Suárez de Figueroa (...) 

-En la provincia de Chucuito estuvo proveído por V. M. todo el tiempo de my govierno, y desde antes, Don Gabriel de Montalvo (...) 

-La Governación y jornada de Omaguaca con el distrito de ella tiene Joan Alvarez Maldonado, á quien la dio el Licenciado Lope García de Castro, y V. M se la confirmó y aviendo entrado dibersas bezes á poblar a salido desbaratado por los indios questán de guerra, por lo cual me pidió le diese el Corregimiento de los Chunches que era allí cerca (...) 

-La Governación de Bilcabamba tenía Martín Hurtado de Arbieto, la qual le dio el Virrey Don Francisco de Toledo (...) 

-La Governación de Yagualsongo, Tumaco y la Canela tuvo Joan de Salinas Loyola por su vida y de un subcesor; y muerto él y su hijo, V. M. hizo merced della al Capitán Joan de Alderete (...) 

-La entrada en la Governación del Cabo de Pasaos estava antes á cargo de Andrés Contero, vezino de Quito (...) La población y conquista de la isla de Salomón tiene á cargo el Adelantado Albaro de Mendaña, y del calidad de aquella tierra mis antecesores an dado cuenta á V. M. (...) V. M. hizo merced de la Governación del Río de la Plata al Adelantado Joan Ortiz de Zárate por su vida y de un heredero (...)" (Datos: Wikipedia)

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