jueves, 25 de mayo de 2017

Decisión de Francisco Bolognesi en Arica ¿Acierto o Error?


Al 2° Ejercito Peruano, al mando del coronel Leyva, con sede en Arequipa, se le dió la orden de dirigirse hacia Tacna para apoyar al 1° Ejercito Peruano al mando de Lizardo Montero, en maniobra envolvente la derrota del invasor Ejército Chileno era segura.

Leyva, nunca tuvo la intención de entrar en combate, a poca distancia de su objetivo, decidió regresar a Arequipa con sus 4 mil soldados, decretando la derrota peruana en Tacna.

A pesar de los innumerables telegramas que Francisco Bolognesi le cursara desde Arica, tampoco llegó. 

El 5 de Junio, llegó un emisario chileno, Juan de la Cruz salvo, quién le dijo: "El general en jefe del ejército de Chile, deseoso de evitar un derramamiento inútil de sangre, después de haber vencido en Tacna al grueso del ejército aliado, me envía a pedir la rendición de esta plaza, cuyos recursos en hombres, víveres y municiones conocemos".

Con la esperanza de la llegada de Leyva, Bolognesi, luego de consultar a sus jefes militares, respondió: "Tengo deberes sagrados, y los cumpliré quemando el último cartucho. 

El único jefe militar peruano que discrepó de la decisión de Bolognesi y de sus compañeros de armas, fue el coronel Agustín Belaúnde.

Belaúnde, fundó su voto en favor de la capitulación, alegando que, "habiéndose perdido toda esperanza de auxilio, sea de Leyva, o de Montero, era pueril creer que las escasas tropas de que se disponía, fueran capaces de contener el empuje de las orgullosas legiones invasoras; que no era acción de cobardes capitular ante enemigo tres o cuatro veces superior en número, haciendo antes "tabla rasa" de Arica y sus fortificaciones; finalmente que no hacerlo así, era sacrificar, a sabiendas, tanta juventud en flor; era llevarla al matadero".

Y tuvo razón Agustín Belaúnde, Perú fue derrotado, muriendo 900 jóvenes de un total de 1 mil 900 combatientes peruanos mal armados, que lucharon en desventaja contra 5 mil soldados chilenos que poseían los mejores equipos de guerra. Es más, muchos peruanos murieron cruelmente degollados por el salvaje invasor chileno cuando estaban heridos o rendidos.

Hubiera sido mejor decisión de Bolognesi y sus jefes militares rendirse frente a la diferencia militar tan grande y sin posibilidad de refuerzo peruano, permitiendo así que siga viviendo tanta gente joven, inútilmente sacrificada. Los 900 peruanos muertos podrían luego haber sido canjeados y regresar al combate más adelante, como ocurrió en otros casos.

Pero, Bolognesi creyó hasta antes de morir que Leyva llegaba con el 2° Ejército Peruano y Perú derrotaba al cruel invasor chileno. Pero este traidor estaba descansando cómodamente en Arequipa.


Coronel EP Agustín Belaúnde

martes, 23 de mayo de 2017

Los Países Actuales que Formaron Parte del Imperio Inca

Imperio Inca

Formaron parte del vasto territorio sudamericano que ocupó el Imperio Inca, los siguientes países:

-Argentina

-Bolivia

-Chile

-Colombia

-Ecuador

-Paraguay

-Perú

La capital de este imperio estuvo en la ciudad del Cuzco, Perú.

El Imperio ocupaba 2 millones de kilómetros cuadrados, el límite norte llegaba hasta el Río Mayo y la ciudad de Pasto en Colombia; el límite sur era el río Bío Bío, en Chile.

En toda Sudamérica, solamente el aguerrido y valeroso pueblo Mapuche o Araucano (hoy tan menospreciado por los mestizos descendientes de la mezcla de colonos europeos y soldados del ejército de ocupación inca), pudo detener definitivamente el avance más al sur de los incas.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Secretario de Estado de los Estados Unidos Informa al Senado Sobre la Guerra entre Perú y ¿Chile?

James G. Blaine

James G. Blaine, Secretario de Estado de los Estados Unidos, dijo en 1881, en el Senado de su país:

"Chile, jamás habría entrado una sola pulgada dentro de la guerra, sino hubiera sido por el respaldo del capital inglés. Era un completo error hablar de dicho conflicto como una guerra entre Chile y Perú...es una guerra de Inglaterra contra el Perú, con Chile como instrumento...Asumo la responsabilidad de esta afirmación."

En 1882, declaró al diario The Washington Post:

"Los chilenos consiguieron de Inglaterra acorazados y material de guerra. Los soldados chilenos marcharon hacia el Perú con uniformes de tela inglesa, con fusiles ingleses sobre sus hombros, la simpatía inglesa respaldó a Chile en su conquista y los intereses comerciales ingleses reciben un tremendo impulso del engrandecimiento de Chile"

"Banqueros ingleses proveerán el dinero, comerciantes ingleses efectuarán los negocios, buques ingleses cargarán los productos. Más de 800 barcos están implicados en este negocio...La guerra contra el Perú ha sido hecha en pro de los mismos intereses que Clive y Hasting (*) tuvieron en India"

(*) Clive fue el conquistador de la India a nombre de East India Company y después dominó el país, se dedicó a expoliarlo al máximo de sus riquezas.

lunes, 15 de mayo de 2017

Presidentes José Balta y Manuel Pardo

José Balta
Presidente de Perú

José Balta y Montero - Presidente de Perú entre 1868 y 1872.

Enterado de la adquisición por parte de Chile de 2 poderosos blindados, decide la compra para Perú de 2 blindados más avanzados que los chilenos. Es derrocado por los hermanos Gutiérrez, del Ejército Peruano y encarcelado. Es asesinado en su celda.

Manuel Pardo y Lavalle - Presidente de Perú entre 1872 y 1876

Anula los contratos de compra de blindados efectuados por José Balta, propiciando la inferioridad naval peruana y posterior derrota en la Guerra del Guano y el Salitre entre Perú y Chile.

Si Perú hubiese contado con los blindados de Balta, Chile jamás hubiera osado en declararle la guerra.

Se perdió toda una rica provincia.


Manuel Pardo
Presidente de Perú

jueves, 4 de mayo de 2017

Viaje y Estadía en la Arequipa de los 50

Rio Chili - Ciudad de Arequipa

Memorias de un niño de 13 años en el año 1953:

"A inicios del año 1953, con toda mi familia viajé a la ciudad de Arequipa en el sur de Perú, para reunirnos con mi papá que había sido designado Jefe de la Región Sur de la Guardia Civil, la que comprendía los departamentos de Arequipa, Moquegua y Tacna.

Antes de su designación, mi papá había al fin logrado avanzar en su carrera, después de algunos años, pasó del grado de comandante al de coronel. 

El siempre había ascendido en el primer puesto por méritos, hasta que llegó al grado de coronel, para el que ya no se tomaba examen sino entraban en juego relaciones con los gobernantes, políticos, senadores, diputados etc. y en ese nivel se detuvo su avance, porque él era un profesional y no aplicaba mucho tiempo a relaciones interesadas con los miembros del gobierno y congresistas.

El viaje de Lima a Arequipa la hicimos en una camioneta, serían unos mil kilómetros y fue un poco accidentado. 

A mitad de camino llegamos a un pueblito de la costa llamado Chala, donde nos detuvimos para pasar la noche en un hotel, el único que había. Cuando estabamos durmiendo nos despertó una fuerte lluvia; el agua pasaba los techos mal construidos e inundaba las habitaciones y las camas. Rápidamente, cogimos las maletas y salimos corriendo hacia la camioneta continuando el viaje con la lluvia y en plena noche. 

Llegamos luego de unas horas a otro pueblo llamado Camaná, donde mi mamá quiso visitar a su prima Delia que se había casado con un agricultor importante de la zona. Nos internamos con la camioneta por las chacras y la encontramos, estaba también su esposo y su gran número de hijos todos en esa época pequeños, ellos se dedicaban al cultivo del arroz. 

Dejamos la costa y empezamos la peligrosa subida hacia Arequipa, ciudad que se encuentra a 2 mil 325 metros sobre el nivel del mar. Fuerte lluvia nos acompañó durante el viaje, correspondía su presencia porque generalmente se da en el período diciembre - abril, y estabamos en enero, aunque esta vez eran más fuertes que de costumbre. 

Debíamos cruzar el puente sobre el río Ocoña, pero por la crecida del caudal éste había colapsado y se interrumpió el pase de vehículos, pero no de personas. El problema fue comunicado a mi papá que estaba en Arequipa, y él envió otra camioneta para hacer un transbordo. Caminamos un poco, cruzando el río por la parte del puente habilitada para personas llegando a la orilla opuesta abordando la otra camioneta, en ella pudimos llegar a la ciudad de Arequipa.

Arequipa me pareció una bonita ciudad a los pies del volcán Misti y rodeada por otros 2 volcanes el Chachani y el Pichu Pichu. 

Era un ambiente distinto al que estaba acostumbrado a ver en Lima. Arequipa, era de corte colonial, con casas conservadoras y señoriales, construidas con sillares que es un material rocoso blanco proveniente de la lava volcánica, las pistas estaban cubiertas con adoquines de piedra, y tenía un buen sistema de transporte con bonitos y pintorescos tranvías que enlazaban el centro con los distritos como Tiabaya, Yanahuara, Selva Alegre, Tingo, etc.

La sede de la jefatura de la región de policía estaba en la calle General Morán a una cuadra de la plaza de armas o mayor de Arequipa. Ocupaba el segundo piso de una gran casona antigua. En el primer piso había 2 tiendas. Se accedía al segundo piso por una gran escalera que se encontraba en el centro de la casa. El segundo piso estaba dividido en dos sectores, en el lado derecho estaban la oficinas de la sede policial, la VI Región de Policía, y en el lado izquierdo la residencia del jefe y su familia. Eran habitaciones antiguas muy grandes y de techo alto. El salón era de uso común, para la oficina y para la casa. Además, tenía 2 dormitorios muy grandes, 1 baño, comedor, cocina y un cuartito para la empleada doméstica que mi mamá había traído desde Lima, se llamaba Alejandrina y tenía una hijita, Laura. 

Con mi hermano ingresamos al colegio La Salle y mis 2 hermanas al colegio Sagrados Corazones Belén, 2 buenos colegios arequipeños. El primer día de clases fui objeto de burlas porque, como se acostumbraba en Lima, me presente con el uniforme del colegio pero con pantalones cortos. Todos se reían de mí porque allá se acostumbraba el pantalón largo, seguramente por el frío existente. Pero esta fue la única situación desagradable que pasé en este colegio. 

La Salle, era un colegio muy grande, con un gran área de terreno, aulas de clase amplias y bien iluminadas, patio muy amplio y una cancha de fútbol de tamaño profesional la que después de una lluvia amanecía con una costra de hielo por el frío extremo durante la noche, esta situación permitía a los alumnos jugar arrojando piedritas que se deslizaban sobre el hielo, dando rebotes. 

Al fondo del colegio siempre presente estaba el majestuoso volcán Misti con su cima cubierta de nieve, a sus costados otros 2 volcanes el Chachani y el Pichu Pichu. 

Los hermanos de La Salle eran personas disciplinadas y correctas que cumplían bien con su rol de enseñar religión y los cursos escolares. Como yo era el hijo del Jefe de la Región de la Guardia Civil, sentía que los hermanos de La Salle me adulaban, porque no recuerdo haber estudiado mucho para aprobar sin problemas los cursos de 5° de primaria y 1° de secundaria. Los hermanos de La Salle, aplicaban un sistema de tarjetas que se otorgaban a los alumnos más destacados como un estímulo. En poder de ellas el alumno tenía libertad para hacer muchas cosas entre las que se encontraba poder entrar o salir del colegio en horas diferentes a las establecidas. Pues, yo recibía siempre la tarjeta de mayor alcance sin hacer muchos méritos para ello. 

Los hermanos también tenían como trabajo reclutar nuevos miembros de la congregación entre los escolares de 5° de primaria o 1° de secundaria, a quienes hablaban sobre las ventajas de ingresar a su seminario para convertirse en hermanos de La Salle. No me acuerdo cómo pero me convencieron y acepté. Inmediatamente pidieron una reunión con mis padres con quienes hablaron, pero la propuesta fue rechazada, e hicieron bien porque yo solo tenía 12 años y no estaba en capacidad de tomar decisiones correctas.

En esa época había en Arequipa bastantes familias árabes principalmente de origen palestino, yo era amigo de compañeros de apellido Abusada, Abugattas, Jasaui, Heresi etc. Eran muy buenas personas, correctas, amigables y de buen comportamiento. Ellos siempre me invitaban a visitar el club arabe-palestino de Arequipa, donde había salones con juegos como el billar y otros entretenimientos. 

Realmente, me encantaba Arequipa, una ciudad distinta a las que conocía, las casas de sillar, los adoquines, la fuerte lluvia que no había en Lima, el agua helada que salía por caños y duchas en la mañana, los tranvías que pasaban por mi casa con sus troles que aparecían a la altura de los balcones a veces soltando chispas cuando llovía, mi boca que se agrietaba y mi nariz que a veces sangraba un poco por el intenso frío.

Gozaba con los dulces, el exquisito maní, los helados diferentes a los de Lima y sobre todo el maravilloso queso helado como le llamaban a un helado muy especial y delicioso..
  
Al frente de la casa había un cine muy antiguo, el Fénix, en él vi lindas películas de esa época como la primera versión de Titanic, también de la segunda guerra mundial y otras. Solo tenía que cruzar la calle para estar en el hall de este acogedor cinema. 

Los fines de semana, con toda mi familia salíamos de paseo al campo, principalmente por Tiabaya zona de una campiña preciosa, de verdes excepcionales, con un lindo río de aguas cristalinas, donde encontrábamos frutas deliciosas, comíamos una peras de agua pequeñas, verdaderos manjares naturales.

Cerca de la ciudad estaban los Baños de Jesús, con aguas termales naturales. Con mis hermanos nos divertían mucho bañándonos en las piscinas de agua atemperada, cristalina y según decían con excelentes propiedades para la salud. Las visitas a Jesús eran casi todos los fines de semana, porque no estaba muy lejos de la ciudad. 

En una oportunidad, hicimos un viaje para visitar la iglesia donde estaba la Virgen de Chapi, a la que los arequipeños le tienen una gran devoción y le atribuyen muchos milagros. Fue un viaje bastante complicado pues en esa época solo había carretera de tierra afirmada, que pasaba por lugares de geografía peligrosa. Luego de muchas horas de duro viaje llegamos a un sitio árido y descampado donde solo había una pequeña iglesia bastante deteriorada. No existía ningún lugar para descansar, para comer o para quedarse, así que luego de una breve visita debimos emprender el retorno, llegando a la ciudad de Arequipa totalmente agotados. 

En el verano del año 1954, con toda mi familia, incluyendo a mi tía Adriana, hermana de mi mamá, e Irma mi prima, que habían llegado desde Lima de visita, salimos de viaje en 2 vehículos en una gira al sur, primero fuimos a Moquegua, la tierra de mi papá y luego a Tacna. Mi papá descendía de una familia que como muchas otras se instalaron en Moquegua procedentes de Valladolid, España. Construyeron la ciudad y casas al estilo español y se dedicaron a la agricultura, logrando las afamadas uvas y vinos de Moquegua. Las familias eran prósperas, pero llegó a las plantaciones una plaga de insectos, la filoxera, que arrasó con todos los sembríos llevando a la pobreza a los moqueguanos. En esta situación se produjo una diáspora, la mayoría fueron a vivir a otros lugares como Lima y otros se iban a Chile, como fue el caso de uno de los hermanos de mi papá. A pesar de que su padre, mi abuelo, quería que vaya a Chile, mi papá decidió viajar a Lima. Todavía muy joven se enroló en la caballería del ejército, sirvió en el 3 de caballería el regimiento más importante de la época. Luego de un tiempo, el Gobierno peruano trajo una misión de la Guardia Civil de España para reorganizar la policía existente. Así se crea la Guardia Civil del Perú, ingresando mi papá a la escuela de oficiales de la que egresó como Alférez. 

Después de cruzar desiertos llegamos a Moquegua e inmediatamente fuimos al distrito de Torata donde vivían aún algunos hermanos y hermanas de mi papá, a quienes pudimos visitar después de mucho tiempo. De Moquegua nos dirigimos al puerto de Ilo, donde nos quedamos unos días gozando de sus preciosas playas. 

Luego nos dirigimos a Tacna y de allí cruzamos la frontera para visitar la ciudad chilena de Arica, la que en una época fue peruana, pero que se perdió como consecuencia de la derrota peruana en la Guerra del Guano y el Salitre de 1879. 

Mi papá, en algunas oportunidades, como en el día de la policía, navidad etc, me llevaba en sus visitas a todas las comisarías y cuarteles de la Guardia Civil en la ciudad de Arequipa, donde saludaba a oficiales y guardias con quienes departía por unos momentos. Las comisarías estaban en esa época bien organizadas y su personal era de primera. 

En el corso de fiestas patrias, que todos los años se realizaba en la ciudad, yo participaba como parte del colegio La Salle, con mis compañeros íbamos en caballos, proporcionados por la policía, disfrazados de soldados romanos, desfilando por toda la ciudad entre una gran muchedumbre. 

Cerca a Arequipa, en Vitor, había una base aérea de la Fuerza Aérea del Perú. En sus vuelos de entrenamiento, los aviones pasaban por la ciudad y yo quedaba extasiado por la rapidez y el ruido de los cazas a hélice P 47 que en la época eran lo más moderno que tenía la aviación peruana. Yo los miraba y deseaba ser aviador para pilotear estos cazas de guerra. 

Aprendimos las bondades de la comida arequipeña gracias a Peregrina, una arequipeña de primera, la que de vez en cuando iba a mi casa y nos preparaba deliciosas sopas y platos de la deliciosa gastronomía arequipeña. 

Estuvimos 2 años en Arequipa, 1953 y 1954, quedando en mí un extraordinario recuerdo de esta preciosa ciudad dotada de una bella naturaleza". (jlhurtadov@gmail.com)

LIBRO RELACIONADO: LA ODISEA DE DARIO EN PERU - PARTE I

jueves, 6 de abril de 2017

Theodore Roosevelt: El Monitor Huáscar es el Más Famoso y Recordado Blindado que Haya Existido

B.A.P. Huáscar
"Cuando Theodore Roosevelt, ex-Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica (1901-1909), visitó a la Armada Chilena en Noviembre de 1913, estando a bordo del Crucero O’Higgins y ante el almirantazgo chileno dijo: 
"Necesito hacer una peregrinación para visitar el monitor "Huáscar", el más famoso y recordado blindado que haya existido y en el cual se ejecutaron los actos de heroísmo mayores que jamás se han hecho en otro blindado de cualquier nación del mundo"
La prensa inglesa decía por aquellos días de 1879 en "The Standard" del 28 de Agosto:
 "Es posible que algunos de los hechos atribuidos al "Huáscar" sean exagerados, pero es evidente que el Capitán Grau es un marino muy bravo y muy hábil. Su atrevimiento en atacar fuerzas superiores y viveza para pasar, por decirlo así, entre los dedos del enemigo, son muy excepcionales, y luego cuando se escriba la historia de la guerra, se verá que los hechos verificados por el "Huáscar" serán lecciones de mucho valor".
"Le Matin" de París se ocupó cuando la pérdida del "Huáscar" de este modo: 
"El "Huáscar" representa en la historia naval del Perú un caso único, por su gesto gallardo y heroico. Estuvo comandado por el Almirante Grau que dejó con su muerte un futuro igual al que dejó el Almirante Nelson en la batalla de Trafalgar".
Luego del combate de Angamos, otros dos diarios extranjeros publicaron las siguientes noticias con fecha 10 de octubre de 1879: El Times de Londres: 
"El Huáscar es un barco histórico, que figura en todos los combates navales en el curso de la guerra; ha bombardeado las poblaciones de los chilenos (solamente aquellas fortificadas) , perseguido y capturado sus buques transportes y ha sido por varios meses el terror de la costa chilena. Al mando de un hábil y valiente oficial y tripulado por hombres excelentes, el Huáscar ha sido siempre un formidable adversario".
El Heraldo de Nueva York: 
"No se necesita haber estado del lado del Perú en la desgraciada guerra de Sudamérica, para lamentar que el gallardo Huáscar haya sido capturado por los chilenos. Algo que parecía buena suerte, pero que probablemente no era sino competencia en su manejo, ha colocado repentinamente a este buque entre los más famosos que han surcado aguas americanas. Ninguna empresa era demasiado grande ni demasiado pequeña para él. Que mantenga su antigua reputación ahora que se halla en otras manos es muy dudoso, porque comandantes tan hábiles como Grau no hay muchos".
El 14 de octubre, el representante del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en el Perú, Isaac Christiancy, emitió al Secretario de Estado de su país un informe sobre el combate de Angamos en los siguientes términos: 
"Esta pequeña nave bajo la inteligente dirección del almirante Grau tuvo por cerca de cinco meses no solamente estorbada sino completamente paralizada a toda la flota chilena, incluyendo dos enormes acorazados, y mantuvo abierta la comunicación por mar para los transportes peruanos desde el norte del Perú hacia Arica... La desaparición de ese buque cambia por completo el aspecto de la guerra y da a los chilenos el control del mar... El gobierno peruano esta haciendo máximos esfuerzos para compensar la pérdida del Huáscar y procura adquirir otras eficientes naves, pero será difícil encontrar al hombre que ocupe el puesto de Grau, hombres tales no son a menudo hallados en ninguna parte...".
Tanto lo escrito por El Heraldo de Nueva York como lo escrito por el representante del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en el Perú, Isaac Christiancy, tenían el carácter de premonitorio porque en el terreno de los hechos el "Huáscar" en manos chilenas jamás repetiría sus momentos de honor y gloria.
Respecto a las correrías del "Huáscar" el historiador Chileno Benjamín Vicuña Mackena escribe el siguiente testimonio:
 "Las frecuentes, atrevidas y sobre todo impunes excursiones del "Huáscar" en las costas de Chile comenzaban a producir en el ánimo del país un sentimiento de rubor parecido al de la estupefacción, y en el cerebro de sus mandatarios una emoción semejante al vértigo. Era imposible someterse por más largo tiempo a aquella perenne vergüenza y soportar que un buque mal marinero y tres veces menos guerrero que cualquiera de nuestros blindados, viniese a manera de capricho o de mofa a retarnos en nuestros propios puertos".
Jacinto López, Historiador venezolano, escribió acerca del "Huáscar": 
"Mientras este solo buque peruano, el "Huáscar" subsistiese; mientras el "Huáscar" estuviera en el mar, mientras Grau estuviera en el "Huáscar", Chile no desembarcaría un solo soldado en territorio peruano y las hordas de la conquista se pudrirían en Valparaíso y Antofagasta en la larga espera del desenlace de la guerra del "Huáscar" contra toda la escuadra chilena. Este es un hecho sin precedente en la historia de las guerras navales del mundo entero, el "Huáscar" prestó servicios incomparables. El solo hizo la guerra naval. El solo protegió al Perú contra la invasión. El solo hizo la obra de una escuadra. Este es el interés y la lección de esta historia. Esta es una epopeya como la de la independencia. Este es el pedestal de Grau y la gloria del Perú. Este es el milagro de la guerra naval en la guerra del pacífico". Nueva York, Diciembre 1930. "Historia de la guerra del guano y el salitre".
En el despacho de la Reina Isabel II existe dos cuadros de los dos más grandes héroes navales, uno es de Nelson y el otro es de Grau."
No puede haber celebración del bicentenario de la independencia de Perú con el monitor Huáscar bajo cautiverio de Chile.
La OEA y UNASUR deben otorgar a Grau el título de Principal y Gran Almirante de América Latina y al Huáscar la designación de Principal Buque de Guerra latinoamericano.

miércoles, 5 de abril de 2017

La Corbeta Unión Grandiosidad Naval y Miseria Gubernamental


En plena Guerra del Guano y el Salitre de 1879, el nuevo gobierno del Perú, representado por Nicolás de Piérola como Dictador, dio el mando de la corbeta Unión al capitán de navío Manuel Antonio Villavicencio Freyre. 

El 12 de marzo de 1880 la Unión salió a su séptima y última expedición en la guerra, con destino al bloqueado puerto de Arica.

En la madrugada del 17 de marzo, la Unión, amparada en la oscuridad y el absoluto silencio a bordo, entró a Arica, navegando temerariamente pegada a la costa y burlando a la escuadra bloqueadora.

La maniobra de la Unión, fue recibida con júbilo no sólo por la guarnición peruana, sino también por las tripulaciones de los buques de guerra extranjeros, que se habían percatado y observado las maniobras de la corbeta peruana.

Los bloqueadores chilenos burlados recién se dieron cuenta de lo que estaba pasando a plena luz del día, cuando la Unión ya estaba descargando los suministros.

Los buques chilenos Cochrane y el Amazonas se unieron al Huáscar y abrieron fuego sobre la corbeta peruana y también sobre el monitor Manco Cápac hasta después de las 2 pm. Ambos barcos contestaron y fueron ayudados por la batería del Morro y las del Norte. 

Las operaciones de descarga pudieron concluir sin dificultades. 

El jefe del Cochrane Juan José Latorre llamó a bordo de su buque a los comandantes del Huáscar y del Amazonas para deliberar sobre la forma de impedir que escapase la osada nave peruana de la rada de Arica. Justo en ese mismo instante, después de las 5 pm, la Unión zarpó a toda velocidad, no con dirección norte como creían los enemigos, sino con rumbo al sur, burlando por segunda vez el bloqueo, lo que suscitó el aplauso de las tripulaciones de los buques neutrales y la algarabía de la población que coronaba el Morro y otros lugares cercanos. Los buques chilenos emprendieron la persecución de la Unión, pero la abandonaron al llegar la noche. 

Tras esta hazaña, que asombró a propios y extraños, la Unión llegó al Callao el 20 de marzo. Había cumplido su misión con éxito, rompiendo dos veces el bloqueo de Arica.

Lamentablemente, Nicolás de Piérola, el presidente peruano, deseaba la derrota de su país en Tacna y Arica, por ello en un acto de grave traición, mandó con la Unión los siguientes pertrechos:

2 ametralladoras (una de ellas malograda); 

400 pares de zapatos

tela blanca en gran cantidad. 

Eso era todo, ni armas, ni municiones, ni alimentos, ni dinero, etc.

Al respecto, el historiador chileno Diego Barros-Arana escribió:

"Los oficiales peruanos de Tacna y Arica, que veían a sus soldados casi desnudos, y que conocían las necesidades del ejército, se persuadieron de que las mezquinas rivalidades de los hombres públicos del Perú, no se habían acallado en medio de los conflictos de la guerra exterior. A juicio de ellos, el dictador Piérola estaba resuelto a sacrificarlos, para evitar un triunfo que debía enaltecer a Montero (el jefe peruano en Tacna y Arica), y que podía ser una amenaza para su dictadura".

No le importó a Piérola poner en alto riesgo a la corbeta Unión, en un sacrificio no útil de su tripulación.

Perú fue abatido en Tacna y Arica, lo que celebró el presidente peruano más que los invasores chilenos.

Referencias: "La Tragedia del 79" libro de Alfonso Bouroncle Calderón.

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