jueves, 25 de mayo de 2017

Decisión de Francisco Bolognesi en Arica ¿Acierto o Error?


Al 2° Ejercito Peruano, al mando del coronel Leyva, con sede en Arequipa, se le dió la orden de dirigirse hacia Tacna para apoyar al 1° Ejercito Peruano al mando de Lizardo Montero, en maniobra envolvente la derrota del invasor Ejército Chileno era segura.

Leyva, nunca tuvo la intención de entrar en combate, a poca distancia de su objetivo, decidió regresar a Arequipa con sus 4 mil soldados, decretando la derrota peruana en Tacna.

A pesar de los innumerables telegramas que Francisco Bolognesi le cursara desde Arica, tampoco llegó. 

El 5 de Junio, llegó un emisario chileno, Juan de la Cruz salvo, quién le dijo: "El general en jefe del ejército de Chile, deseoso de evitar un derramamiento inútil de sangre, después de haber vencido en Tacna al grueso del ejército aliado, me envía a pedir la rendición de esta plaza, cuyos recursos en hombres, víveres y municiones conocemos".

Con la esperanza de la llegada de Leyva, Bolognesi, luego de consultar a sus jefes militares, respondió: "Tengo deberes sagrados, y los cumpliré quemando el último cartucho. 

El único jefe militar peruano que discrepó de la decisión de Bolognesi y de sus compañeros de armas, fue el coronel Agustín Belaúnde.

Belaúnde, fundó su voto en favor de la capitulación, alegando que, "habiéndose perdido toda esperanza de auxilio, sea de Leyva, o de Montero, era pueril creer que las escasas tropas de que se disponía, fueran capaces de contener el empuje de las orgullosas legiones invasoras; que no era acción de cobardes capitular ante enemigo tres o cuatro veces superior en número, haciendo antes "tabla rasa" de Arica y sus fortificaciones; finalmente que no hacerlo así, era sacrificar, a sabiendas, tanta juventud en flor; era llevarla al matadero".

Y tuvo razón Agustín Belaúnde, Perú fue derrotado, muriendo 900 jóvenes de un total de 1 mil 900 combatientes peruanos mal armados, que lucharon en desventaja contra 5 mil soldados chilenos que poseían los mejores equipos de guerra. Es más, muchos peruanos murieron cruelmente degollados por el salvaje invasor chileno cuando estaban heridos o rendidos.

Hubiera sido mejor decisión de Bolognesi y sus jefes militares rendirse frente a la diferencia militar tan grande y sin posibilidad de refuerzo peruano, permitiendo así que siga viviendo tanta gente joven, inútilmente sacrificada. Los 900 peruanos muertos podrían luego haber sido canjeados y regresar al combate más adelante, como ocurrió en otros casos.

Pero, Bolognesi creyó hasta antes de morir que Leyva llegaba con el 2° Ejército Peruano y Perú derrotaba al cruel invasor chileno. Pero este traidor estaba descansando cómodamente en Arequipa.


Coronel EP Agustín Belaúnde

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