martes, 25 de agosto de 2020

Alexander von Humboldt: Ningún gobierno ha invertido sumas mayores para adelantar los conocimientos de las plantas que el gobierno español


Fallecido Carlos III, y perdidas las posesiones en América el ritmo de las expediciones científicas españolas cayó dramáticamente. 

Al respecto de lo que supuso para el mundo estos viajes dieciochescos, el viajero y científico Alexander von Humboldt reconoció:



«Ningún gobierno ha invertido sumas mayores para adelantar los conocimientos de las plantas que el gobierno español. 

Tres expediciones botánicas, las del Perú, Nueva Granada y Nueva España [...] han costado al Estado unos dos millones de francos [...] 

Toda esta investigación, realizada durante veinte años en las regiones más fértiles del nuevo continente, no solo ha enriquecido los dominios de la ciencia con más de cuatro mil nuevas especies de plantas; ha contribuido también grandemente a la difusión del gusto por la Historia natural entre los habitantes del país»

«Ningún gobierno ha invertido sumas mayores para adelantar los conocimientos de las plantas que el gobierno español» (Datos: diario ABC de España)


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sábado, 22 de agosto de 2020

Expediciones Científicas Españolas: El Arbol de la Quina

Estatua a Carlos III en el Jardín Botánico de Madrid 

La gran aportación científica española en el siglo XVIII fueron las expediciones científicas. 

España, sola o asociada a otras Cortes europeas, realizó 63 expediciones durante la Ilustración, más que ninguna otra nación. 

Todo ello porque ningún otro país se encontraba con un imperio tan extenso ni tantas posibilidades naturales a su alcance. 

Carlos III, un gran amante de la naturaleza, explica en una Real Cédula las razones de estas expediciones:

«Por cuanto conviene a mi servicio, y bien de mis Vasallos el examen y conocimiento metódico de las producciones Naturales de mis Dominios de América, no sólo para promover y los progresos de las ciencias Phisicas, sino también, para desterrar las dudas y adulteraciones que hay en la Medicina, Pintura y otras Artes importantes, y para aumentar el Comercio, y que se formen Herbarios, y Colecciones de Productos Naturales, describiendo y delineando las Plantas que se encuentren en aquellos mis fértiles Dominios para enriquecer mi Gabinete de Historia Natural y Jardín Botánico de la Corte…».



La primera de las expediciones fue dirigida por Casimiro Gómez Ortega y desarrollada en el reinado de Carlos III, hacia 1777, con destino al Virreinato del Perú. En Lima, gobernaba el Virrey Manuel de Guirior - Marqués de Guirior.

Franceses, ingleses, holandeses y españoles surcaban en este periodo los mares no solo en busca de metales preciosos, el platino entre otros, sino también del deseado «oro verde», esto es, la quina, la droga exótica más importante a nivel comercial de las traídas del Nuevo Mundo.

Esta sustancia, que se extrae de la corteza de una especie de árbol originario de América del Sur en la selva lluviosa de Amazonia, fue introducida en terapéutica por los jesuitas ya en el siglo XVII como poderoso febrífugo, del que se dijo que «fue para la medicina lo que la pólvora para la guerra». 

No en vano, supuso el ariete definitivo para la destrucción del paradigma galenista de que una droga de cualidad caliente solo podía combatir a enfermedades de temperatura fría. 

El empleo de la quina para combatir el paludismo, fiebres tercianas y otras enfermedades similares puso en cuestión estas teorías medievales.

El deseo de hallar nuevas especies del género Chinchona presidió las aventuras científicas del periodo ilustrado en ultramar, pero no fue el único aliciente para el Jardín.



Con el hallazgo de la quina, la Real Botica se convirtió en el centro receptor a nivel internacional de los descubrimientos que venían del Nuevo Mundo y, sobre todo, de las corachas de esta planta (considerada demoniaca por el mundo protestante) 

En esta institución destacaron médicos como José Quer o los botánicos José Ortega y Juan Muniain, así como Miguel Barnades, médico de Carlos III, que escribió la obra referente de su tiempo sobre este campo. 

Bajo la dirección de Casimiro Gómez Ortega, impulsor de la primera expedición, el Jardín llegó a convertirse en uno de los más importantes de Europa. (Datos: diario ABC de España)

Arbol de la Quina


Real Jardín Botánico de Madrid



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jueves, 20 de agosto de 2020

Huitotos


Los Huitoto, uitoto, witoto, güitoto o murui-muinane son una etnia o pueblo indígena de la Amazonía colombiana y peruana, cuyo territorio originario se encontraba en la parte media del río Caquetá y sus afluentes, y la zona selvática que va hasta el río Putumayo. 

Hablan una lengua de la familia bora-witoto.

Se encuentran dispersos en varias regiones del Amazonas, habitando la región conocida como el Medio Amazonas colombiano así como un importante sector peruano en la frontera con Colombia.

Están distribuidos en tres segmentos, cada uno de los cuales habla un dialecto diferente:

Mɨnɨka (meneca): en la cabecera del río Igaraparaná y las riberas de los ríos Caquetá y Putumayo.

Nɨpode (muinane: gente del oriente): en el Putumayo (Colombia), en la región de frontera colombo peruana y cerca de Araracuara y El Veinte en el Caquetá.

Bue o Mɨca (murui: gente del occidente): en el departamento de Loreto (Perú) y el departamento de Amazonas (Colombia) y a orillas del río Caraparaná.

Tradicionalmente estaban divididos en linajes, patrilineales y exógamos, que habitaban, aunque algunos todavía lo hacen, en una casa comunitaria conocida como jofómo o maloca. Varias familias comparten este espacio vital dirigidos por la pareja de mayor conocimiento, generalmente la más vieja. En su interior cada familia posee un fogón independiente y un sector especial en donde colgar sus hamacas. Allí se procesan los alimentos en donde es fundamental el Casabe, arepa hecha de harina de yuca brava de aproximadamente un metro de diámetro, y que es el fundamento de su dieta, junto con la proteína animal, producto de la caza y la pesca.



Dentro de la maloca existe además un lugar específico donde los hombres en la noche, se sientan a consumir un polvo verde obtenido al machacar hojas de coca y ceniza de yarumo, proceso conocido como "Mambe" o jiibie. Durante esta actividad se transmite el conocimiento mitológico y cosmológico ancestral.

Tradicionalmente mediante un código de comunicación se transmitían los mensajes importantes de una maloca y tocan por medio de dos tambores llamados Maguaré, cuyo sonido solía transmitirse por varios Kilómetros, a través de la acústica formada por el cauce de los ríos y las paredes formadas por los árboles del bosque.

Fernando Urbina Rangel investigó la mitología ancestral de los uitoto. Además, el Instituto de Estudios Ambientales (I.D.E.A) presentó un breviario sobre la cosmovisión de los Uitoto en su texto "Agaro y la Creación del hombre Uitoto" o Etnia Uitoto "La Cultura de la Yuca".​

El sistema económico se basa en la agricultura de roza y quema, la caza, la pesca y la recolección de productos silvestres. Cada chagra tiene una superficie entre media y dos hectáreas. Los principales cultivos son yuca brava y dulce, ñame, mafafa, ají, coca, chontaduro, plátanos, aguacate, caimo, umarí y maíz. El tabaco y el maní se cultivan en una pequeña parcela aparte abonada con cenizas.

Los primeros contactos significativos se dieron alrededor de la explotación del caucho en 1886. En 1901 las zonas del Caquetá y el Putumayo tenían 22 colonias extractoras de caucho, en su mayoría de colombianos, todos con mano de obra uitoto. Esta situación cambió rápidamente cuando en 1903 ingresó a la extracción del caucho la Casa Arana o Peruvian Amazon Company, cuyo propietario era Julio César Arana.

Producto de la esclavitud la población fue diezmada en grandes proporciones, reubicada en lugares ajenos a su territorio original y su organización social fue seriamente alterada.

Esta situación permaneció hasta cuando tuvo lugar el llamado Conflicto Colombo Peruano en la década de 1930, ya que siendo peruanos los caucheros tuvieron que retirarse al sur del río Putumayo y en los alrededores del río Tarapacá, al sur del río Amazonas.

En los últimos años del siglo XX este grupo se ha visto envuelto en conflictos como los procesos de colonización y las “bonanzas económicas” entre las que se encuentran: el tráfico de pieles de animales silvestres, el narcotráfico, la explotación de oro y la explotación maderera, entre otros. (Datos: Wikipedia)



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martes, 18 de agosto de 2020

La Cultura o Civilización Huarpa


Huarpa o Warpa fue una civilización o cultura preincaica ubicada en la cuenca del río Huarpa en el actual departamento de Ayacucho en Perú. 

Se le reconoce a partir de una cerámica decorada con pintura negra sobre superficie blanca y por el conjunto de sitios arqueológicos asociados con esta cerámica.

Si bien su ubicación cronológica no está bien definida, los restos encontrados serían de los años entre el 200 a. C. al 500 d. C. aproximadamente.

Ha sido estudiada principalmente por su relación con la posterior cultura Huari, dada la ubicación geográfica compartida y porque algunos elementos decorativos han sido adaptados en la iconografía Huari. 

No se conoce bien cuáles fueron la naturaleza y los motivos de la transición entre Huarpa y Huari y lo que esto implicó para las sociedades que habitaban el área.

Según el arqueólogo peruano Luis Lumbreras, uno de los principales investigadores de esta cultura, las manifestaciones culturales de Huarpa fueron más modestas en comparación con las de otras culturas contemporáneas, como la cultura moche o la cultura nazca, pero logró manejar eficientemente el medio geográfico y explotar ampliamente los recursos agrícolas.

Los huarpas hicieron notables trabajos de hidráulica, primeros proyectos de riego y habilitación de tierras de cultivo con la construcción de andenes.

La mayoría de sitios huarpa son pequeñas aldeas dispersas en toda la región. 

El sitio huarpa más grande es Ñahuimpuquio, ubicado en el distrito ayacuchano del mismo nombre. La presencia en él de restos de grandes construcciones, viviendas, plazas, corrales y acueductos parecen indicar una ocupación prolongada y que el sitio podría haber tenido una especial importancia para los habitantes de la región.

La civilización Huarpa llega a su fin alrededor del 500 d. C. se piensa que por efecto de cambios climáticos intensos.

Luis Lumbreras dice que el deterioro se produce en una etapa de notables cambios en otros órdenes de actividad, entre ellos, el crecimiento de los asentamientos, la reducción del número de asentamientos, el paulatino abandono de la explotación agrícola y el más importante representado por la intensificación de las relaciones con las costas de Ica y Nazca, que se expresa físicamente en el desarrollo intensivo de la cerámica policroma. (Datos: Wikipedia y otras fuentes)


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Luis Lumbreras

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martes, 11 de agosto de 2020

José Ramón Rodil y los Leales a la Corona Refugiados en el Fuerte Real Felipe de El Callao

 

José Ramón Rodil


Lima y la fortaleza en el Callao habían sido recuperadas por los españoles meses antes del desastre de Ayacucho.

El general Monet al frente de las fuerzas realistas había entrado de nuevo en la capital el 25 de febrero de 1824 y designó al brigadier José Ramón Rodil como jefe de la guarnición del Callao. 

Lima fue abandonada tras la batalla de Junín. Se esperaba que los españoles del Callao tomaran el mismo camino tras la capitulación de Ayacucho, pero Rodil y sus 2.800 soldados se negaron a rendirse ante la perspectiva de que aún podría recibir pronto refuerzos de España.

Rodil incluso se negó a recibir a los enviados del virrey la Serna, derrotado en Ayacucho, porque los consideraba poco menos que desertores. 

Tampoco quiso escuchar el 26 de diciembre a los representantes de Simón Bolívar, quienes daban por hecho que el español iba a rendir la fortaleza en cuanto se enterara de los generosos términos de la capitulación.


La entrada de Bolívar en Lima provocó la huida masiva de la población de españoles peninsulares y de los leales a la Corona hacia el Callao.

8 mil refugiados convirtieron el Callao en el último bastión español en Sudamérica y en la última esperanza de recuperar estos territorios.

El asedio de las tropas libertadoras, unos 4 mil 700 soldados, dirigidas por el venezolano Bartolomé Salom, se inició en forma de bombardeo con artillería pesada al puerto del recinto amurallado. 

Se calcula que en los dos años que duró el sitio se dispararon 20 mi 327 balas de cañón, 317 bombas e incontables balas. 

Al ataque aéreo y terrestre, se sumó también el bloqueo naval de las flotas combinadas de la Gran Colombia, Perú y Chile.

A pesar de contar con menos hombres armados y pocos recursos, los españoles tenían varias cosas a su favor. José Ramón Rodil contaba entre sus filas con los regimientos veteranos Real de Lima y Arequipa, así como con una de las fortalezas más grandes de todo el continente. Las murallas y las minas enclavadas en la roca hacían imposible un asalto por tierra, mientras que el bastión artillado mantenía la flota combinada a distancia.

Asimismo, la veteranía de su comandante jugaba a favor de las fuerzas realistas. Nacido en Lugo el 5 de febrero de 1779, Rodil había combatido contra Napoleón y luego había sido enviado a Sudamérica, donde prestó importantes servicios en Talca, Cancharrayada y Maipo. Además de cicatrices, el gallego coleccionaba múltiples condecoraciones por el valor desplegado.

Los ejércitos libertadores mantuvieron el bombardeo día y noche en un intento por dejar que la fruta cayera por su propio peso. Desde el principio se hizo latente la dificultad de alimentar a una población civil de miles de refugiados, así como el mantener un régimen casi carcelario para evitar las deserciones entre las filas españolas. En un solo día Rodil fusiló a 36 conspiradores, entre ellos a un muchacho andaluz muy popular por sus chanzas.

En un informe fechado el 26 de setiembre de 1825, Hipólito Unanue escribió a Simón Bolívar el estado del sitio, convertido en una prisión tanto dentro como fuera de la fortaleza:

"Rodil sigue defendiéndose obstinadamente y no pasa día sin que se haga fuego fuerte contra él. Por su parte tiene una vigilancia enorme y apenas ve que se pasa alguno del pueblo o que se trabajó en la línea, cuando cubre de balazos el sitio, así es que no se pasan de miedo muchos que desean hacerlo".

Los enemigos fueron la hambruna y las epidemias

La hambruna, las malas condiciones sanitarias y las epidemias crecieron al mismo ritmo que la carne de rata disparaba su precio en el mercado negro. Es por ello que Rodil envió hacia el frente enemigo a aquellos civiles cuya presencia no era importante en el campo militar. Ante esta estrategia los libertadores empezaron a rechazar las oleadas de civiles con plomo y pólvora, sabiendo que el hambre era el mejor arma para sacar a los españoles de su castillo. Muchos refugiados se vieron atrapados entre ambos fuegos.

Solo cerca del 25% de los civiles lograron sobrevivir al asedio de dos años. El escorbuto, la disentería y la desnutrición fueron rebajando el número de defensores cada día de resistencia. No así la determinación de Rodil, que únicamente aceptó rendirse cuando la situación adquirió una atmósfera extrema. 

A principios de enero de 1826, el coronel realista Ponce de León desertó y, poco después, le siguió el comandante Riera, gobernador de una de las secciones fortificadas, el Castillo de San Rafael. Ambos conocían al detalle el entramado defensivo establecido por Rodil y así se lo desvelaron a los líderes libertadores. Ponce de León, además, era amigo próximo de Rodil, lo que supuso una doble traición.

Sin comida, con la munición cercana a terminarse, y sin noticias de que fueran a llegar refuerzos desde España; Rodil accedió a negociar con el general venezolano poco después de las ilustres deserciones. 

El 23 de ese mes, tras dos años de resistencia, los españoles entregaron la fortaleza en condiciones que permitieron conservar la honra y la vida a los defensores. O al menos a los supervivientes. 

Solo unos 376 soldados lograron salir con vida de aquellos dos años extremos, salvando las banderas de los regimientos Real Infante y del Regimiento de Arequipa.

La vida de Rodil también fue respetada, entre otras cosas porque el propio Bolívar salió en defensa del español: «El heroísmo no es digno de castigo».

España se había olvidado de los últimos defensores de Sudamérica cuando éstos combatían, pero al regreso a la península algunos de ellos fueron recompensados por su gesta. 

José Ramón Rodil fue nombrado Mariscal de Campo y se le otorgó en 1831 el título nobiliario de Marqués de Rodil por su actuación en Perú. 

Su carrera política finalizó a consecuencia de su antagonismo con Baldomero Espartero. Posteriormente, Espartero auspició que Rodil fuera juzgado por un consejo de guerra y le retiran sus honores, títulos y condecoraciones. (Datos: diario ABC de España - Artículo completo)



lunes, 27 de julio de 2020

Inca Atahualpa en Palacio Real de Madrid

Inca Atahualpa

En la fachada del Palacio Real de Madrid se encuentra la estatua de Atahualpa, el último inca, de facto, que fue capturado por Francisco Pizarro., dándose inicio así a la ocupación española del Perú.

 Además de Atahualpa, figuran alrededor: Moctezuma, último emperador azteca, también están otros reyes españoles.


La idea de colocar las estatuas de los monarcas se la propuso a Fernando VI el erudito Fray Martín Sarmiento.

Sugirió empezar  por los reyes visigodos con Ataulfo, los que figuran en una preciosa alameda con grandes y perfectas esculturas en la Plaza de Oriente al frente de palacio.

La monarquía apareció en la península ibérica hace 1.600 años, cuando se instaló el rey Ataulfo, primer rey visigodo.

Inca Atahualpa

Cultura Ichma


Pachacamac

La Cultura o Civilización Ichma floreció en la costa central del Perú, en parte del actual departamento de Lima, entre los años 900 y 1470 de la era cristiana.

Su principal centro ceremonial fue Pachacámac, donde construyeron un templo en honor a la deidad del mismo nombre, cuyos restos se pueden apreciar aún, bien conservados.

Ichma era el nombre original de la divinidad adorada en Pachacámac.

Pachacámac es un vocablo compuesto de origen quechua que significa «el hacedor del mundo».

Abarcó los valles medio y bajo de los ríos Lurín y Rímac, en la costa central de la actual provincia de Lima, en parte del territorio donde antaño floreció la cultura Lima. 


Las fuentes históricas hablan de una etnia ichma que dominó dichos valles hasta la época incaica; sin embargo, los datos arqueológicos disponibles muestran diversos estilos en la cerámica y variadas expresiones en la arquitectura, por lo que es posible que el término ichma agrupara en realidad a varios curacazgos que tenían características distintas.

Aunque aún no ha sido bien definido el territorio Ichma, se afirma que por el sur llegaron hasta el valle de Mala. 

La civilización tenía como centro a Pachacámac, ya para entonces un antiguo centro administrativo-ceremonial, el cual fue ampliado grandemente con la construcción de las llamadas pirámides de adobe con rampa. Este santuario era sede de una divinidad muy venerada por su oráculo, cuyo prestigio desbordaba los límites ichma. Hacia allí acudían en romería los habitantes de los valles costeños e incluso los de las serranías, para hacer consultas al dios. El ídolo del dios estaba tallado en madera y resguardado en una pequeña cámara. Su prestigio habría de mantenerse a lo largo del periodo inca, prolongándose hasta la conquista española.

Principales centros Ichma:

En el valle de Lurín: Pachacámac, principal centro ceremonial. Otros poblados: Maracuyá, Pampa de Flores, Jacinto Grande, Mal Paso, Molle, Manchay Alto, Huaycán, Chontay y Avillay.

En el valle del Rímac: Armatambo; Maranga (en el sector llamado la ciudadela de tapia, donde destacan las huacas de Tres Palos, Cruz Blanca, San Miguel, La Cruz, La Palma); Mateo Salado; Mangomarca; Fortaleza de Campoy; Huaca Huantille en Magdalena del Mar; Huaca San Borja, entre otros.

Estructura Política

Los Ychma dominaban a diversos curacazgos ubicados en los valles de Lurín y Rímac. Dichos curacazgos eran los de Sulco (Surco), Guatca, Lima, Maranca (Maranga) y Callao. Formarían una especie de confederación, aunque sobre ello no se tiene información suficiente.

Estructura Social

Al igual que otras culturs de la costa central peruana, la masa de la población estaba dividida de acuerdo a su especialización: pescadores, agricultores, comerciantes, artesanos. En la cúspide de la pirámide social estaban, obviamente, los señores o nobles que conformaban la clase dirigente

Economía

Las principales actividades económicas eran la agricultura, la pesca y el comercio de los productos excedentes. Aprovecharon y mejoraron la excelente red de canales o acequias heredada de la cultura Lima, con la que ganaron extensas áreas para el cultivo. El valle de Lima era muy fértil y daba las subsistencias a una crecida población. Los grandes recintos ceremoniales, además de su función religiosa, servían como grandes almacenes de productos alimenticios y como centros de fabricación de productos suntuarios.



Contexto histórico

Hacia el 900 d. C. el Imperio Huari o Wari entró en franca decadencia. En su lugar surgieron expresiones culturales regionales, que inauguraron una nueva etapa en la historia andina. En los valles de Lurín y el Rímac, en el actual departamento de Lima, surge ichma o Ichimay. Los grandes poblados de la época anterior, situados en zonas alejadas de la costa (como Cajamarquilla), fueron abandonados para dar preeminencia a nuevos asentamientos más vinculados al litoral, como Pachacámac y Armatambo. También Maranga, la otrora capital de la cultura lima, volvió a tener importancia, elevándose un complejo de pirámides al sur del antiguo asentamiento.

Al norte de Ichma se extendía Collique, que dominaba el valle del Chillón y la zona de Carabayllo y llegaba hasta Quivi (Quives actual). Es posible que se haya forjado una alianza entre ambos para contener las constantes invasiones de etnias de la sierra, como la de los yauyos y chacllas. 

Hacia 1470 d. C. se produjo la irrupción de los incas, supuestamente bajo al mando del príncipe Túpac Yupanqui (el Sapa Inca era entonces Pachacútec), quien anexó toda esa región a la órbita del Tahuantinsuyo. Sin embargo, las autoridades locales se mantuvieron, previo juramento de obediencia al Inca del Cuzco, y el santuario de Pachacámac mantuvo su prestigio e importancia, siendo ampliado por los mismos incas, aunque estos impusieron su propio estilo arquitectónico, elevando un templo del Sol y un Acllahuasi.

La población de Ichma debió ser muy grande; sólo en el valle bajo del Rímac debieron vivir más de 150 mil personas, pues según las crónicas, los incas organizaron la región en tres hunos; cada huno abarcaba a diez mil familias, según la meticulosa organización decimal inca.

Arquitectura

Importantes expresiones arquitectónicas de los ichmas son sus pirámides truncas construidas con adobes, aunque algunas están sostenidas por una base de piedra. En todas ellas se distingue un común patrón religioso. Estos monumentos tienen básicamente dos características:

El uso masivo del tapial, es decir de grandes adobes o adobones de barro apisonado, dejándose de lado la anterior técnica de los pequeños adobes o adobitos típicos de la cultura lima., y el uso de rampas. En el sitio de Pachacámac se han identificado 15 templos con rampas. En Maranga, situado en el valle de Lima, destacan las pirámides o huacas de La Palma y Tres Palos. La pirámide con rampa de Huaquerones parece también seguir el mismo patrón.

Dichas construcciones no solo cumplían funciones ceremoniales o religiosas, sino que también servían como almacén de productos alimenticios (maíz, ají, etc.) y como alojamiento de los artesanos que producían piezas de cerámica y tallas de madera, actividades realizadas en los sectores adyacentes a las pirámides. Tras la conquista inca las pirámides truncas con rampa cayeron en desuso y se impuso el estilo constructivo de los conquistadores.

La cerámica Ichma típica es de tipo ceremonial y doméstico, de pasta gruesa y de color rojo claro, decorada algunas veces con combinaciones negro-blanco y blanco-rojo, con un ornamento escultórico llamado "cara gollete", es decir, un rostro estilizado decorando el cuello o gollete de la vasija. Se incluyen motivos con figuras antropomorfas, ornitomorfas, ictiomorfas y zoomorfas. Es sencilla en forma de cántaros u ollas pequeñas para cocinar, platos y jarras. En algunos casos presenta decoración simple por medio de franjas pintadas de color blanco, crema o guinda sobre la superficie de los ceramios. Entre las vasijas ceremoniales destacan cántaros antropomorfos con representación de dignatarios ornamentados con orejeras y tembetá así como figurinas de aves, camélidos y mujeres desnudas. (Datos: Wikipedia y otras fuentes)






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