miércoles, 9 de noviembre de 2011

Peregrinación Señor de Qoyllurit´i Finalista para Designación como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de UNESCO

Peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllurit´i

La peregrinación al santuario del Señor de Qoyllurit´i, es finalista para ser reconocida como patrimonio inmaterial de la humanidad de la Unesco.

Esta actividad religiosa pasó con un aviso favorable el penúltimo filtro para recibir la referida distinción, junto con el mariachi de México y el saber de los chamanes jaguares de Colombia.

El órgano consultivo de expertos que asesora al Comité para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial dio el visto bueno para ello, y el veredicto final tendrá lugar en la reunión que sostendrá en Bali, Indonesia, del 22 al 29 de noviembre.

David Ugarte Vega Centeno, titular de la DRC - Cusco, adelantó que participará en dicha cita junto a un representante de las naciones del Señor de Qoyllurit´i y de la hermandad del Señor de Qoyllurit´i.

"Las expectativas son muy altas, en Cusco se están organizando los devotos a la espera de las noticias que se reciban por esos días. Confiamos en que se concrete esta denominación", declaró a la Agencia Andina.

El expediente técnico fue elaborado hace cinco años por un conjunto de especialistas en antropología e historia, entre otros temas, de la DRC - Cusco.

El documento fue presentado por el Ministerio de Cultura ante la Secretaría de Patrimonio Cultural Inmaterial de Unesco, dentro del proceso de candidaturas 2011-2012, entre otros que quedan a la espera de un visto favorable.

El peregrinaje es de ocho kilómetros de extensión, desde el sector de Mahuayani a Sinakara, en el distrito de Ocongate, provincia de Quispicanchi. La capilla del Señor de Qoyllurrit´i se ubica a más de 5,000 metros de altura sobre el nivel del mar.

La festividad se caracteriza por la coincidencia de los ritos religiosos católicos y andinos, y en ella participa gente de Cusco y otros departamentos como de Arequipa, Huancavelica, Ayacucho e incluso del vecino país de Bolivia.

Los asistentes piden salud y seguridad para sus familias, danzan, participan en misas, portan estandartes de sus naciones (lugares de origen) y se visten con atuendos que representan la vegetación y fauna andinas.

El Santuario de Qoyllurit’i y a la Festividad del Qoyllurit’i, fueron declarados Patrimonio Cultural de la Nación el 10 de agosto de 2004. (Andina)



video: http://www.youtube.com/user/rajorge



video: http://www.youtube.com/user/runa33

martes, 1 de noviembre de 2011

Augusto B. Leguía

Augusto B. Leguía

Augusto Bernardino Leguía Salcedo (* Lambayeque, 19 de febrero de 1863 - † Lima, 6 de febrero de 1932), fue un político peruano que ocupó la Presidencia del Perú en dos ocasiones: de 1908 a 1912 y de 1919 a 1930. En total gobernó 15 años, siendo el mandatario peruano que más tiempo ha gobernado.

Hombre de negocios muy hábil, hizo fortuna con la industria azucarera y en el rubro de la venta de seguros. Inició su militancia política en el Partido Civil. Fue Ministro de Hacienda durante los gobiernos de Manuel Candamo Iriarte y Serapio Calderón, entre 1903 y 1904. Luego, en el mismo portafolio, fue Presidente del Consejo de Ministros del primer gobierno José Pardo y Barreda, entre 1904 y 1907. 

Ganó las elecciones presidenciales de 1908, y gobernó hasta 1912. Durante este primer mandato enfrentó problemas limítrofes con los cinco países vecinos, de los cuales sólo logró solucionar definitivamente aquellos que mantenía con Brasil (8 de septiembre de 1909) y Bolivia (17 de septiembre de 1909). En el orden interno afrontó también mucha turbulencia. Enfrentó con valentía una intentona golpista promovida por el hermano y los hijos de Nicolás de Piérola. Se separó del Partido Civil, que se fraccionó en dos. Tras finalizar su mandato, sufrió el acoso del nuevo gobierno y partió al exilio.

De vuelta en el Perú en 1919, participó en las elecciones presidenciales de ese año, convocadas por el presidente José Pardo (que ejercía entonces la presidencia por segunda vez). Se vislumbraba ya su triunfo, pero, temiendo que el gobierno no respetase el resultado de las elecciones, el 4 de julio de 1919 dio un golpe de Estado, apoyado por la gendarmería. Asumió el poder como presidente provisorio y disolvió el Congreso. El nuevo Parlamento lo eligió presidente constitucional el 12 de octubre de 1919, siendo reelegido en 1924 y 1929.

Leguía derogó la Constitución vigente (que databa del año 1860 y que ha resultado ser la más longeva de la historia del Perú) para promulgar la nueva Constitución de 1920. Modernizó Lima, mediante la ejecución de obras públicas financiadas mediante empréstitos con la finalidad de festejar apoteósicamente el Centenario de la Independencia Nacional.

Creó el Banco Central de Reserva del Perú y el Banco Central Hipotecario, así como los Estancos de Alcohol, Naipes y Fósforos. Firmó los Tratados de Límites con Colombia (24 de marzo de 1922) y Chile (3 de junio de 1929), tratados muy controversiales que han motivado que se califique a Leguía de “entreguista”, pero que tuvieron el mérito de poner fin a largas disputas con dichas naciones.

Luego de 11 años de Gobierno (periodo conocido como el Oncenio de Leguía), fue derrocado por el teniente coronel EP Sánchez Cerro, el 25 de agosto de 1930. Leguía fue apresado e internado en el Panóptico de Lima; allí enfermó gravemente y tuvo que ser trasladado al Hospital Naval del Callao, donde falleció en 1932.

Nacimiento y juventud

Augusto Bernandino Leguía nació en una casona de la calle Atahualpa Nº 431 en la Plaza de Armas de Lambayeque, el 19 de febrero de 1863, como hijo de Nicanor Leguía y Haro y de María del Carmen Salcedo Taforó. Era descendiente de un vasco llegado en la época del virreinato, llamado Eustaquio Leguía, quien en 1752 arribó a Chiclayo para establecer el estanco de tabaco, naipes y papel sellado.

Sus primeros estudios los realizó en su ciudad natal, en las escuelas de Rosario Gallo y Pedro Mantilla, y luego en el colegio nacional que dirigía Ricardo Saavedra. Afectado por una dolencia bronquial, fue enviado a los 13 años de edad a Valparaíso, Chile, donde inició estudios mercantiles en el Colegio Inglés de Goldfinch y Bluhm. A fines de 1878 retornó al Perú y tras una breve estancia en Lambayeque, se trasladó a Lima, donde le sorprendió el estallido de la guerra con Chile trabajando en la casa comercial de Enrique S. y Carlos A. Prevost.

En 1880 se enroló como sargento en el batallón Nº 2 del Ejército de Reserva que comandaba el coronel Manuel Lecca y que estaba formado por comerciantes. Combatió en el Reducto Nº 1, durante la batalla de Miraflores, el 15 de enero de 1881.

Luego de la guerra, siguió trabajando como auxiliar de contabilidad en la casa Prevost. Liquidada esta, pasó a la hacienda Caucato, cerca Pisco, y de regreso a Lima, ensayó como exportador de azúcar y arroz a Chile, y de cueros a Nueva York. Consiguió luego un oficio estable, como vendedor de seguros representando a la New York Life Insurance Company, que le confió la fundación de una sucursal en Guayaquil y el manejo de sus negocios en Ecuador, Bolivia y Perú (1888). Tras el retiro de dicha compañía del mercado peruano, Leguía se trasladó a Estados Unidos para efectuar la rendición de cuentas.

En 1890 contrajo matrimonio con Julia Swayne Mariátegui, y enseguida pasó a Londres, donde, como apoderado de la Testamentaria Swayne, se dedicó a los negocios azucareros y celebró un contrato con la casa Lockett para formar la British Sugar Company Limited (1896), entidad propietaria de haciendas de producción industrial de azúcar en los valles de Cañete y Nepeña, cuya gerencia ejerció por varios años. Además, ya de retorno en Perú, ejerció la gerencia de la Compañía de Seguros Sud América (1900).

Civilista y ministro de Hacienda

A pesar de no ser aristócrata de nacimiento, su habilidad financiera le hizo ganar mucho prestigio y lo relacionó rápidamente con la oligarquía limeña. Fue admitido en el Partido Civil, jugando un importante papel en la elección de Manuel Candamo Iriarte a la presidencia en 1903, el primer civilista que ganaba las elecciones después del recordado Manuel Pardo y Lavalle, fundador de dicho partido en 1871.

Candamo nombró a Leguía Ministro de Hacienda, cargo que ejerció desde el 8 de septiembre de 1903, y que mantuvo durante los primeros días del interinato de Serapio Calderón, hasta el 15 de mayo de 1904. Durante el subsiguiente gobierno de José Pardo y Barreda ejerció la presidencia del gabinete ministerial, en el mismo portafolio de Hacienda, desde el 24 de septiembre de 1904. Tras un inusitado largo período ministerial, dio terminada sus funciones el 27 de julio de 1907, para lanzarse como candidato presidencial en las elecciones de 1908.

Su larga gestión como ministro de Hacienda fue exitosa e hizo, entre otras, las siguientes obras:

Trazó un plan de impuestos y empréstitos para lograr la expansión de la hacienda pública, alejándose así de la rutinaria política conservadora practicada hasta entonces en dicho campo.
Suscribió los contratos destinados a prolongar las vías ferroviarias del centro y del sur, hasta llevarlas a Huancayo y Cuzco, respectivamente.

Pero lo que dio más realce a su personalidad fueron sus intervenciones en el Parlamento, donde defendió sus proyectos en innumerables discursos, cargados de verbosidad y erudición jurídica y técnica.

Elecciones de 1908

Leguía fue el candidato oficialista en las elecciones de 1908, es decir, en representación del Partido Civil. El Partido Demócrata, a instancias de su líder, el viejo caudillo Nicolás de Piérola, se abstuvo de participar. Augusto Durand, jefe del Partido Liberal —una especie de ala izquierda del Partido Demócrata—, trató de impedir los comicios con una revolución al viejo estilo de las montoneras, pero fracasó. Leguía fue así elegido sin resistencia para ejercer el período presidencial de 1908-1912.

Primer Gobierno (1908-1912)

Leguía asumió el mando presidencial el 24 de septiembre de 1908, reemplazando a José Pardo. Este mandato, que sería el primero de Leguía, resultó ser muy turbulento, tanto en el orden interno como en el externo. En el aspecto internacional, afrontó los problemas limítrofes con los cinco países vecinos que, conocedores de las limitaciones materiales que pesaban sobre Perú después de la Guerra del Pacífico, encontraron el momento oportuno para acometer sus pretensiones territoriales.

Intentona golpista - Lima 1909

En el orden interno, enfrentó una intentona golpista que dirigieron Carlos de Piérola, hermano de Nicolás de Piérola, y los hijos de este caudillo: Isaías de Piérola y Amadeo de Piérola. Estos acaudillaron a un grupo de descontentos del partido demócrata y penetraron sorpresivamente en el Palacio de Gobierno, encontrando a Leguía en su despacho. Los revoltosos le pidieron que firmara su renuncia. Leguía se negó. Entonces, los amotinados lo secuestraron y lo llevaron hasta la Plaza de la Inquisición, donde, al pie del monumento a Bolívar, lo conminaron a renunciar por segunda vez. Leguía volvió a negar su renuncia, diciendo firmemente: «No firmo». Intervino la fuerza pública, que logró rescatar al presidente luego de un tiroteo que mató a más de cien manifestantes (29 de mayo de 1909). A pesar de no haber tenido participación en esta revuelta, Nicolás de Piérola tuvo que esconderse ante la persecución desatada por el gobierno. El diario opositor La Prensa fue asaltado por turbas gobiernistas y su director, Alberto Ulloa Cisneros fue apresado.

Obras y hechos importantes

Aspecto Internacional:

Las relaciones con Chile, ya tensas por el problema pendiente de las provincias cautivas de Tacna y Arica, se complicaron aún más con el llamado «incidente de la corona». Bajo el gobierno anterior de Pardo se había inaugurado la Cripta de los Héroes de Lima en honor a los caídos en la guerra del Pacífico, ocasión en la que el ministro chileno José Miguel Echenique Gandarillas ofreció a nombre de su país una corona de laureles de bronce para que fuera colocada en la Cripta. El canciller peruano de entonces consideró que era un deber de cortesía aceptar la ofrenda, pero tras el cambio de gobierno en 1908, el nuevo canciller Melitón F. Porras rechazó tal homenaje, pues no respondía sinceramente a los sentimientos de Chile, en momentos en que se atentaba contra los residentes peruanos de las provincias cautivas del sur. El ministro chileno se retiró ofendido a su país y se rompieron las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Al mismo tiempo recrudecieron los conflictos fronterizos con Bolivia, Brasil, Ecuador y Colombia. Existen serios indicios de que detrás de todos ellos estaba Chile como azuzador, que llegó incluso a proporcionar armas al Ecuador en plena tensión peruano-ecuatoriano del año 1910.

Con Bolivia hubo peligro de guerra, a raíz del laudo arbitral expedido por el presidente de Argentina José Figueroa Alcorta, que determinaba la frontera entre Perú y Bolivia. Turbas bolivianas atacaron a la legación peruana en La Paz y se movilizaron las fuerzas militares en ambos lados de la frontera, pero felizmente se reiniciaron las conversaciones, que culminaron con la firma del Tratado Polo-Bustamante (17 de septiembre de 1909), poniéndose de acuerdo ambas partes para la ejecución del laudo arbitral.

Con Brasil se fijaron definitivamente los límites en el Tratado Velarde-Río Branco, suscrito entre el canciller brasileño José María da Silva Paranhos de Río Branco y el plenipotenciario peruano Hernán Velarde (8 de septiembre de 1909).

Con Ecuador la situación fue más crítica pues este país se negó a aceptar el laudo arbitral del rey de España, que aún no se emitía, pero cuyo contenido se llegó a conocer y que aparentemente era contrario a los intereses ecuatorianos. La prensa ecuatoriana inició una violenta campaña para desprestigiar dicho arbitraje. El 3 y 4 de abril de 1910 hubo graves atropellos contra las legaciones peruanas en Quito y Guayaquil. Se llegó incluso a la movilización de tropas por ambas partes, pero la intervención de Estados Unidos, Brasil y Argentina evitó la guerra (22 de mayo de 1910). Ante la actitud ecuatoriana, el rey de España se inhibió a pronunciar sentencia, por lo que el problema limítrofe quedó pendiente.

Con Colombia, se llegó a un enfrentamiento armado, a raíz de que tropas colombianas ocuparan la margen derecha del río Caquetá en territorio peruano y se negaran a abandonarla. El ejército peruano, al mando del coronel Óscar R. Benavides, derrotó a los invasores en La Pedrera y ocupó Puerto Córdoba (1911). Sin embargo, en cumplimiento de un acuerdo suscrito en Bogotá días antes de aquel encuentro de armas, el Perú desocupó Puerto Córdoba y reconoció a La Pedrera como puesto colombiano.

Otras obras y hechos importantes:

Se creó la Compañía Administradora del Guano (1909).
Se reformó el sistema aduanero con el propósito de producir mayores rentas para el estado (1910).
Llegaron al Perú los primeros aviones (1911). Los aviadores peruanos Juan Bielovucic y Carlos Tenaud realizaron los primeros vuelos en territorio peruano.
Se aprobó la ley Nº 1378 sobre accidentes de trabajo, el 20 de enero de 1911, la primera de las diez leyes sociales que habían sido presentadas por José Matías Manzanilla al Congreso durante el primer gobierno de Pardo. Esta ley establecía que: «El empresario es responsable por los accidentes que ocurran a sus obreros y empleados en el hecho del trabajo o con ocasión directa de él.»
Se obtuvo un empréstito para que la Compañía Peruana de Vapores adquiriera modernas unidades (1909).
Dio impulso a la producción azucarera y algodonera.
Buscó el mejoramiento de la producción agraria de la sierra, como la del trigo, la papa, la cebada y el maíz.
Concedió apoyo a los colonos para que explotaran el caucho en la Amazonía.

En los dos últimos años de este gobierno se manifestó una aguda crisis económica, motivada por el endeudamiento interno acelerado, los gastos de la defensa nacional y el déficit presupuestal.

Sucesos memorables que sucedieron en este período fueron:
El 13 de octubre de 1909 el estudiante limeño Pedro S. Zulen, mestizo de chino y criollo, fundó en Lima la Asociación Pro-Indígena «para la defensa de los intereses sociales de la raza indígena del Perú».
El sacrificio del aviador peruano Jorge Chávez, en septiembre de 1910, en Domodossola, luego que cruzara con su avioneta los Alpes.
El descubrimiento científico de la ciudadela inca de Machu Picchu, por Hiram Bingham en julio de 1911.
La fundación del diario La Crónica de Lima, en 1912.
Se desataron los llamados «escándalos del Putumayo», dados a luz por una investigación patrocinada por el gobierno de Gran Bretaña que acusó al próspero empresario cauchero Julio César Arana del Águila de cometer crímenes y abusos contra la población nativa de la zona del río Putumayo. Quien realizó la investigación a nombre del gobierno británico fue el irlandés Roger Casement, cuyo informe dio la cifra espeluznante de 30.000 vidas humanas aniquiladas como consecuencia de la explotación cauchera, entre 1900 y 1911.

Las elecciones de 1912

Leguía, de carácter personalista y autoritario, se alejó de su partido, el Civil y conformó su propio grupo de partidarios, llamados civilistas gubernamentales, que eran dueños de la mayoría en las dos cámaras del Congreso y de los órganos electorales. En 1912, finalizando el período presidencial, el gobierno auspició la candidatura de Antero Aspíllaga Barrera, pero frente a ella se alzó la candidatura de último momento de Guillermo Billinghurst, quien amparado en su arrolladora popularidad logró suspender las elecciones y trasladar la decisión electoral al Congreso. Si bien en este parlamento predominaban los civilistas y leguiístas, estos accedieron a satisfacer el pedido popular. Billinghurst, anticivilista acérrimo, fue así elegido presidente y sucedió a Leguía.

Destierro. Las elecciones de 1919

En 1913 Leguía fue desterrado a Panamá por el régimen de Billinghurst, pasando a Estados Unidos y finalmente a Inglaterra, donde vivió hasta 1918 dedicado a sus negocios azucareros personales. En Londres desempeñó también el cargo de presidente de la Cámara Latinoamericana de Cambio y Comercio.

En 1919 Leguía retornó al Perú. Gobernaba entonces el civilista José Pardo y Barreda en segundo mandato, quien ese mismo año convocó a elecciones presidenciales, siendo una vez más Ántero Aspíllaga el candidato gobiernista. Leguía lanzó su candidatura y su campaña electoral estuvo apoyada por el Partido Constitucional (cacerista) y la Universidad de San Marcos; esta última institución lo proclamó “Maestro de la Juventud”, sin haber tenido título académico alguno.

Leguía se presentó así como abanderado de los anhelos juveniles por cambiar las estructuras del país. Triunfó en las elecciones, pero alegando que su victoria no iba a ser reconocida por el gobierno civilista, dió un golpe de estado, apoyado por la gendarmería (4 de julio de 1919). Acto seguido asumió el poder como presidente provisorio y disolvió el Congreso.

Segundo Gobierno o el Oncenio de Leguía

Leguía convocó a una Asamblea Nacional, presidida por el sociólogo y jurisconsulto Mariano H. Cornejo (ideólogo del gobierno). Este nuevo Parlamento designó a Leguía como presidente constitucional el 12 de octubre de 1919. Leguía cambió la Constitución vigente (que databa del año 1860 y que ha resultado ser la más longeva de la historia del Perú), y promulgó la nueva Constitución de 1920, que amplió el mandato presidencial a 5 años (antes eran 4).

Este nuevo mandato de Leguía se prolongaría por once años, ya que se reeligió en 1924 y en 1929, tras sendas reformas constitucionales. Por eso se le conoce como ONCENIO y también como la “Patria Nueva”, pues pretendía modernizar el país a través de un cambio de relaciones entre el Estado y la sociedad civil.

Fue una época en que se restringieron las libertades públicas. Las imprentas de los diarios El Comercio y La Prensa, los más importantes del país, fueron asaltadas por turbas manejadas por el gobierno. La Prensa, donde se había parapetado la oposición, fue confiscada, acabando prácticamente la libertad de expresión. Se barrió con la oposición en el parlamento, que se convirtió en un instrumento dócil del Ejecutivo. Se puso fin a las municipalidades elegidas por voto popular, siendo reemplazadas por entes con personal designado por el gobierno. Los opositores políticos fueron perseguidos, presos, deportados y hasta fusilados. Leguía creó su propio partido, el Democrático Reformista.

La figura del presidente fue adulada hasta límites extremos: el parlamento le otorgó el título de “Prócer de la República” (1928); su gabinete ministerial le regaló un retrato suyo al óleo: «No hemos encontrado nada digno de ofreceros: sólo vuestra propia efigie», explicó el ministro Pedro José Rada y Gamio; se le hizo miembro de la Real Academia de la Lengua y doctor honoris causa de la facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, sin haber estudiado en universidad alguna; se habló del “Siglo de Leguía”, del “Gigante del Pacífico”, del “Júpiter Presidente”, del “Wiracocha”, y se le comparó hiperbólicamente con personajes como Bolívar, Julio César, Alejandro Magno, Napoleón Bonaparte, etc.

Hecho notable de este período fue la celebración pomposa del Centenario de la Independencia en 1921, cuyo acto central fue la inauguración de la Plaza San Martín, en el centro de Lima. Un gigantesco programa de obras públicas fue financiado con empréstitos obtenidos del exterior.

En el aspecto político surgieron los primeros partidos modernos que aglutinaron a los sectores medios y populares de tendencias reformistas o revolucionarias: el Partido Aprista, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Socialista Peruano, fundado por José Carlos Mariátegui.

En el plano cultural se manifestó el movimiento literario y artístico llamado Indigenismo. La literatura peruana brilló con figuras como Ventura García Calderón, Enrique López Albujar, César Vallejo, José Carlos Mariátegui, Alcides Spelucin, entre otros.

En el aspecto económico, se incrementó notablemente la dependencia hacia los Estados Unidos debido a los fuertes empréstitos contraídos a los bancos norteamericanos para realizar obras públicas; la deuda llegó a los 150 millones de dólares en 1930. Ya en las postrimerías del régimen, la crisis mundial de 1929 afectaría directamente a la población y fue el factor que aceleraría la caída de Leguía.

Principales Obras

Se promulgó la Constitución de 1920, que estableció un periodo presidencial de cinco años (anteriormente eran cuatro), la renovación integral del parlamento paralela a la renovación presidencial, los congresos regionales en el norte, centro y sur, el régimen semiparlamentario, la responsabilidad del gabinete ante cada una de las cámaras, el reconocimiento de las comunidades indígenas, la imposibilidad de suspender las garantías individuales, etc.
Creación de la Dirección de Asuntos Indígenas, en el Ministerio de Fomento; y Obras Públicas.
Establecimiento del Día del Indio (24 de junio).
Creación de centros agropecuarios y escuelas agrícolas en zonas rurales.
Se realizaron importantes obras de irrigación en la costa; entre ellas en la pampa del Imperial, en Cañete; en las pampas de Olmos, en Lambayeque. Se estudió también la irrigación de las pampas de La Joya, en Arequipa.
Se dio la ley de Conscripción Vial (1920) que obligaba a todos los hombres de 18 a 60 años de edad a trabajar gratuitamente por espacio de 6 a 12 días al año, en la construcción y apertura de carreteras. La misma que afectó básicamente a la población indígena, pues fue esta la que al no poder pagar en dinero la exoneración del servicio, tuvieron que cumplir el servicio obligatorio.
Se realizaron empréstitos de la banca y de capitalistas norteamericanas, para diferentes obras públicas. Los banqueros americanos no solo aseguraron sus intereses sino que exigieron la participación en los negocios públicos.
Se construyeron las Atarjeas de Lima, Arequipa, Cuzco, Trujillo, Huacho, etc.
Se inició la construcción del terminal marítimo del Callao
Se pavimentaron muchas calles de la ciudad de Lima
Se finalizó la construcción de la Plaza San Martín.
Se construyó el Palacio Arzobispal, el Palacio de Justicia y se inició la construcción del Palacio de Gobierno, que había sufrido un incendio.
Se inician los trabajos de edificación de las avenida Leguía (hoy Arequipa), el Progreso (hoy Venezuela), Nicolás de Piérola, La Unión (hoy avenida Argentina); todas en la ciudad de Lima.
Se construyó el Banco Central de Reserva del Perú, el Banco Central Hipotecario y el Banco de Crédito Agrícola.
Se creo la Escuela de la Guardia Civil y Policía (1919). La Guardia Civil reemplazó a la antigua gendarmería.
Se firmaron dos tratados internacionales:
Tratado con Colombia: Firmado el 24 de marzo de 1922. Ello significó ceder a Colombia una porción territorial comprendida entre los ríos Caquetá y Putumayo y el llamado "Trapecio Amazónico". Al hacerse público el tratado, este provocó gran resistencia entre los peruanos que habitaban las zonas afectadas, surgiendo así un estado conflictivo entre ambas naciones que se agudizo en 1933.
Tratado con Chile: Este tratado puso término a la cuestión limítrofe con Chile. Fue firmado el 3 de junio de 1929, en Lima.
El pleito con ingleses y norteamericanos por la explotación del petróleo en el yacimiento de La Brea y Pariñas tuvo una desafortunada solución para el interés del Estado al firmarse el ilegal Laudo de París de 1922.
Se cedió a perpetuidad los ferrocarriles nacionales a los ingleses de la Peruvian Corporation (1928).
Se produjo un auge de los productos agroindustriales como el algodón, la caña de azúcar y de algunos minerales como el cobre, el plomo y el zinc.
Se celebró el Centenario de la Independencia en 1921, y el centenario de la batalla de Ayacucho en 1924.
Se fomentó la inmigración japonesa.
Se dieron leyes en favor de la compensación por tiempo de servicios a los trabajadores.

Derrocamiento

El 22 de agosto de 1930 el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, al mando de la guarnición de Arequipa, se pronunció contra el gobierno. El movimiento revolucionario se propagó rápidamente por el sur del país. También en Lima el ambiente era favorable para la revolución. Para dominar la situación Leguía pretendió formar un gabinete militar, pero en las primeras horas de la madrugada del 25 de agosto la guarnición de Lima solicitó su renuncia.

Leguía aceptó y renunció el mando, que quedó en manos de una Junta Militar de Gobierno presidida por el general Manuel María Ponce Brousset. Dos días después éste entregaría el poder a Sánchez Cerro, quien arribó a la capital en avión.

Fallecimiento

Leguía fue embarcado en el BAP Almirante Grau rumbo a Panamá, pero los revolucionarios exigieron su prisión y ordenaron el regreso del buque. Leguía fue trasladado primero a la isla de El Frontón y luego al Panóptico o penitenciaría central de Lima. La residencia del ex presidente fue asaltada por la muchedumbre y también las de los principales miembros de su gobierno.

Anciano, enfermo, incomunicado, sin contar con asistencia médica, Leguía padeció un largo calvario, atendido solo por la devoción de su hijo Juan. El odio irracional de sus enemigos se desfogó sobre su persona. Vivió 14 meses encerrado en una celda precaria de nueve metros cuadrados, cuya única ventana fue tapiada. Solo cuando se le agravó su mal prostático y contrajo una bronconeumonía fue trasladado al Hospital Naval del Callao. Allí falleció y fue enterrado el 6 de febrero de 1932 en el Cementerio Baquíjano del Callao, acompañado de una silenciosa multitud. Décadas después, Haya de la Torre diría que Leguía fue el mejor presidente peruano del siglo XX, juicio que hoy muchos comparten.

Descendencia

Leguía se casó en 1890 con Julia Swayne Mariátegui, nieta del prócer Francisco Javier Mariátegui, con la que tuvo siete hijos: Augusto, José, Juan, Lola Virginia, Carmen Rosa y María Isabel. Posteriormente, Leguía enviudó. Siendo viudo, tuvo tres hijos más: Carmen Leguía Larriviere, Ricardo Nicanor Leguía Olivera y Enriqueta Leguía Olivera. Carmen y Enriqueta son en la actualidad (2011) las únicas sobrevivientes de todos sus hijos. Enriqueta Leguía Olivera de Lange preside la fundación que lleva su nombre. (wikipedia)

La Verdadera Historia del Gran Proyecto OLMOS

Augusto B. Leguía

"La verdad sobre Olmos"

Artículo escrito por Enriqueta B. Leguía publicado en la Columna del Director del diario Correo de Lima Perú del 01/11/2011

Le cedo gustoso mi espacio a doña Enriqueta, casi nonagenaria pero aún juvenil hija del gran ex presidente Leguía, por razones de justicia histórica.

"Aldo, el diario La República ha publicado un largo artículo sobre el 'Proyecto Olmos', ignorando completamente el nombre de su creador y constructor: el presidente Augusto B. Leguía Salcedo, quien es un completo desconocido para estas últimas cuatro generaciones de peruanos. De modo que a continuación voy a exponer una reseña hecha por el ingeniero Vicente del Solar en su libro titulado Cómo salir del subdesarrollo (1982):

"Esta obra (Olmos), iniciada por el presidente don Augusto B. Leguía hace medio siglo (...) constituye actualmente una de las principales preocupaciones del gobierno del presidente Fernando Belaunde Terry.

Se trabajan cifras astronómicas, se dice que se pondrá bajo riego 120 mil hectáreas. Pero la realidad es que quienes merecen ser mencionados en este proyecto son: Leguía, como presidente y gestor del proyecto; y Carlos W. Sutton, como ingeniero ejecutor del mismo. Sin embargo, parece que en todo el tiempo transcurrido un oculto temor a la verdad mantuviera un sentimiento de repulsión contra el nombre de Leguía (...)

Si es verdad que se ha conseguido hacer olvidar su nombre en la avenida 'Leguía' (hoy Arequipa) y en el 'Terminal Leguía' del Callao, existe ahora la obligación moral de recordar la memoria de Leguía en la 'Irrigación de Olmos'. El Proyecto y la Memoria Descriptiva incluían la perforación de un túnel principal de 20 km de extensión, que desviaría las aguas del río Huancabamba, perteneciente a la cuenca del Atlántico, al río Olmos, de la cuenca del Pacífico. El canal de conducción había sido proyectado para alimentar un primer reservorio, con capacidad de 50 millones de m3 de agua y otro para 100 millones de m3. El volumen acumulado permitiría poner bajo riego 160 mil hectáreas y generaría 600 millones de kilovatios. El presupuesto total para esta obra, que dejaría sentir su influencia en 500 km a la redonda, ascendía a la irrisible suma de 5 millones de Libras Peruanas de Oro.

Lo cierto es que la oposición atacó el proyecto por considerarlo exorbitante y ruinoso para la economía del país. Sin embargo, contra toda oposición, los trabajos fueron iniciados en 1924. En el informe mensual remitido al Ministerio de Fomento, el 30 de junio de 1928, consta que la suma invertida hasta ese momento era de un millón 985 mil 98 Libras Peruanas de Oro. La ejecución de la obra prosiguió, hasta que estalló el aciago golpe de Estado en Arequipa (1930). La caída de Leguía brutalizó los sentimientos. Las turbas se lanzaron al asalto y pillaje de los campamentos y oficinas.

A don Augusto B. Leguía, presidente derrocado y vilmente calumniado, se le negó el derecho a defenderse. Vejado, enfermo y recluido en una cárcel de la Penitenciaría de Lima (Panóptico) como un vulgar delincuente, exhaló el último suspiro perdonando a sus enemigos y esperando que la posteridad juzgara sus obras y la historia le hiciera justicia".

domingo, 30 de octubre de 2011

Restos de Soldados Chilenos de la Guerra del Guano y el Salitre Encuentran en Chavín de Huantar

Restos de soldados chilenos en Perú


por GABRIELA MACHUCA

Soldados chilenos de la Guerra del Pacífico enterrados en Chavín de Huántar. Así como lee. Esa es la principal hipótesis sobre la cual trabaja el arqueólogo estadounidense John W. Rick tras descubrir fortuitamente, en el famoso monumento, 32 restos humanos que en los últimos tres años vienen acumulando indicios que pueden llenar un vacío en las historias del Perú y Chile. Aunque no ha sido del todo comprobada, la premisa cobra cada vez más fuerza histórica y científica.

Son 9 hombres, 8 mujeres y 9 individuos cuyo sexo aún no se determina. Hay adolescentes, niños e incluso fetos.

Los primeros 26, que son analizados en Lima, fueron localizados en la explanada del edificio C del complejo entre el 2009 y el 2010. Ello al igual que los otros 6 descubiertos este año y guardados por ahora en el sitio.

“Desde que tocamos el primer hueso supimos que había algo en ellos completamente diferente. Desde entonces estamos “cabezones” tratando de descubrir quiénes son”, cuenta Rick, director del Proyecto de Investigación y Conservación Chavín de Huántar y profesor de la Universidad de Stanford.

Soldado chileno de la guerra del guano y el salitre de 1879 

¿Qué hizo pensar al equipo de expertos de Rick que podría tratarse de restos poscoloniales y no prehispánicos, como los que usualmente se encuentran ahí? La forma de los entierros.

“Es gente echada mirando hacia arriba, con las piernas extendidas y las manos cruzadas en el pecho o el estómago, lo que es una costumbre cristiana. Los entierros no tienen cajones, envolturas ni ropa. Pero hay, en varios de ellos, botones de metal corroídos a la altura de las rodillas como si fueran de botas. También están cerca del estómago. Pudieron formar parte de pantalones o cinturones. Además, hallamos una pequeña cruz de cobre y dos cuentas de lo que podría pertenecer, tal vez, a un rosario”, indica Rick.

Luego detalla una teoría interesante: los individuos habrían sido sepultados de forma abrupta. “Por la falta de ropa, lo pequeño de las fosas y la posición de los cuerpos, como si hubieran sido forzados a caber en los huecos, da la impresión de que no fueron entierros respetuosos. Además están muy cerca de la superficie, algunos a menos de un metro. Parecen, más bien, como si todos hubieran sido enterrados en un solo evento rápido y no en una secuencia larga como si se tratase de un cementerio”. (El Comercio)

viernes, 21 de octubre de 2011

Lizardo Montero Flores

Lizardo Montero Flores

Lizardo Montero Flores, (n. Ayabaca, Perú, 27 de mayo de 1832 - m. Lima, 5 de febrero de 1905) fue un militar y político peruano que ocupó la Presidencia provisoria del Perú de 1881 a 1883, reemplazando al presidente Francisco García Calderón Landa. Fue también Alcalde de Lima durante un breve período, en 1879.

Amigo y compañero de armas de Miguel Grau Seminario, Manuel Ferreyros y Aurelio García y García, todos ellos fueron conocidos como los Cuatro Ases de la Marina de Guerra del Perú. 

Fue un hombre culto y amable. Viajó a España en 1858 para retornar en 1862 y secundar la revolución del coronel Mariano Ignacio Prado, quien lo nombró comandante general de la Escuadra, interviniendo en el combate del Callao de 1866. 

Después de esto, desempeñó actividades políticas como senador por Piura, contándose entre los fundadores del Partido Civil. 

Fue ascendido durante el gobierno de Manuel Pardo a la alta clase de Contralmirante. 

Al estallar la guerra con Chile fue designado como Jefe militar de los departamentos del Sur con sede en Tacna, donde no recibió la ayuda necesaria. Tras la derrota del ejército aliado peruano-boliviano en la batalla del Alto de la Alianza en 1880, pasó a Lima para intervenir en la defensa de la ciudad, luchando en las batallas de San Juan y Miraflores, en 1881. 

Con el cargo de Jefe militar de los departamentos del Norte se trasladó a Huaraz y, ostentando el cargo de vicepresidente, se hizo cargo del Poder Ejecutivo cuando el presidente provisorio Francisco García Calderón Landa fue apresado y confinado a Chile. Estableció la sede del Congreso en Arequipa y tras la firma del tratado de paz de Ancón por el general Miguel Iglesias en 1883, abandonó el país para dirigirse a Bolivia y Argentina. 

Volvió en 1890 y fue elegido senador por Piura, hasta que se retiró a la vida privada en 1895.

Carrera Militar

Fue hijo de José Casimiro Montero del Águila y de Gregoria Flores Izaga. Inició estudios en la Universidad de Quito y, trasladado a Lima en 1851, ingresó a la Escuela Naval del Perú en calidad de guardiamarina. Con grado de alférez de fragata pasó a formar parte de la dotación de la goleta Mercedes y se halló en su naufragio frente a Casma, el 3 de mayo de 1854, donde pereció heroicamente su comandante Juan Noel y Lastra, al negarse abandonar su nave hasta que estuvieran a salvo toda su tripulación.

Pasó luego a la fragata Apurímac, a bordo de la cual secundó las incursiones revolucionarias que Manuel Ignacio de Vivanco efectuó a lo largo del litoral en 1857, y participó en los combates de Arica y Callao, durante aquella guerra civil.

Finalizada la contienda, viajó a España en 1858, retornando en 1862. Se le reconoció el grado de capitán de corbeta y se le confió el mando del bergantín Lerzundi, con el cual secundó la revolución acaudillada por el coronel Mariano Ignacio Prado contra el gobierno del general Juan Antonio Pezet en 1865. Fue ascendido a capitán de navío y nombrado comandante general de la Escuadra, durante el conflicto contra España. Durante el combate del Callao del 2 de mayo de 1866, situó las unidades peruanas entre las naves españolas y la población del Callao, impidiendo así la destrucción del puerto, en tanto que puso a los atacantes bajo los fuegos de las baterías costeras.

Se unió a otros marinos peruanos para protestar contra la decisión de contratar a John Tucker para dirigir la armada peruana en un plan de ataque contra las posesiones españolas en Filipinas. Fue sometido a juicio para ser finalmente declarado inocente.

En 1871 estuvo entre los fundadores del Partido Civil, que en 1872 llevó al poder a Manuel Pardo. Fue elegido senador por el departamento de Piura, cargo que ejerció de 1872 a 1876 y de 1878 a 1879. 

Contribuyó a debelar la revolución que Nicolás de Piérola inició en el sur en 1874 contra el gobierno de Pardo. En 1875 postuló a la presidencia del Perú, pero perdió las elecciones frente al general Mariano Ignacio Prado, que asumió el poder en 1876


Fragata Montero de la Marina de Guerra del Perú (2011)

Guerra del Guano y el Salitre

Tras la declaratoria de la guerra con Chile, se dice que Miguel Grau aconsejó al presidente Mariano Ignacio Prado que nombrara a Montero comandante de la Escuadra. Pero Prado, haciendo cálculos políticos, optó por darle el mando de las baterías de Arica. Luego, ya a fines de noviembre de 1879, lo nombró jefe político y militar de los departamentos del sur. Pero Montero no recibió los refuerzos y pertrechos que demandaba la defensa de Tacna y, tras la pérdida de esta plaza luego de la batalla del Alto de la Alianza, realizada el 26 de mayo de 1880, se replegó hacia Arequipa. Pasó luego a Lima, donde fue alcalde de la ciudad. 

Por decisión del dictador Nicolás de Piérola pasó a integrar el Estado Mayor y luchó en las batallas de San Juan y Miraflores, en los días 13 y 15 de enero de 1881, respectivamente.

Tras la ocupación chilena de Lima, marchó a Huaraz, como jefe político y militar de los departamentos del norte. Por acuerdo del congreso reunido en Chorrillos, fue elegido primer vicepresidente de la República en el gobierno provisorio de Francisco García Calderón Landa, el llamado Gobierno de La Magdalena.

Presidencia de la República

Tras el apresamiento y la deportación de García Calderón a Chile, Montero se convirtió en presidente provisorio, el 15 de noviembre de 1881. Inicialmente la sede de su gobierno estuvo en Cajamarca, luego en Huaraz y finalmente en Arequipa, donde instaló el Congreso de la República, que funcionó del 28 de abril al 20 de julio de 1883.

Siguiendo la línea de su antecesor, Montero continuó las negociaciones de paz con el gobierno chileno pero sin acceder a concesiones territoriales. Al mismo tiempo trabajó intensamente para proseguir la guerra junto a Bolivia, adquiriendo armamento en Europa y Estados Unidos que, con gran esfuerzo, llegó a puertos argentinos, desde donde fue llevado a Bolivia y a Puno. 

Brindó asimismo importante ayuda a la resistencia dirigida por el general Andrés A. Cáceres, reforzando su ejército de la Breña hasta en tres oportunidades.

Todo ello desmiente la leyenda negra que, al igual que el presidente Mariano Ignacio Prado, se ha cernido sobre su persona, acusándosele de no haber hecho nada en favor de la resistencia y de haber mantenido en la inactividad al ejército acantonado en Arequipa.

Pero tal vez el episodio que se le reprocha más es la retirada de las tropas peruanas de Arequipa, que fue enseguida ocupada por los chilenos, constituyendo así el último episodio de la guerra. Ello ocurrió algunos días después de la firma de la paz con Chile en el Tratado de Ancón, el 20 de octubre de 1883, obra del controvertido gobierno del general Miguel Iglesias.

En realidad, la idea original de Montero era hacer una retirada estratégica del ejército de Arequipa hacia Puno, para reorganizarse allí y contraatacar al enemigo, pero al surgir la división en el pueblo arequipeño (unos querían entregar la ciudad a los chilenos y otros resistir a estos), quiso organizar la defensa de Arequipa. Pero al caldearse más los ánimos, al punto de ser él mismo atacado a balazos por una turba de descontentos, decidió entonces retirarse, a fin de evitar una guerra civil dentro de la ciudad, lo que habría constituido una vergüenza, vista la cercanía de las tropas chilenas.

Montero dejó el poder en el segundo vicepresidente, que era Cáceres, a quien remitió una carta el día 28 de octubre, donde decía textualmente:
… mi alejamiento de Arequipa no tiene por objeto reconocer el gobierno impuesto por Chile, bajo la presidencia del sr. Iglesias, sino únicamente eliminar mi persona, a fin de que V.E. como segundo vicepresidente se encargue del gobierno provisorio constitucional, que es el que reconoce la nación peruana.

Montero abandonó Arequipa con dirección a Puno, acompañado de una pequeña comitiva, que en el trayecto de Chiguata tuvo aun que soportar el tiroteo de la gente enardecida. En Santa Lucía, Montero tomó el tren hacia Puno; de allí pasó a Bolivia y luego a Buenos Aires.

Durante los años siguientes, el Perú vivió una época de anarquía, con Iglesias detentando el poder en el norte del país y Cáceres dominando la sierra central. Finalmente, Cáceres triunfó y asumió constitucionalmente el poder, en 1886.

Últimos años

En 1890, ya de vuelta al Perú, Montero fue nuevamente elegido senador por Piura, cargo que detentó hasta 1894. Al triunfar la revolución cívico-demócrata que favoreció la exaltación de Nicolás de Piérola a la presidencia, en 1895, se retiró a la vida privada. Sólo aceptó, durante sus últimos años, una vocalía del Consejo Supremo de Guerra y Marina. Falleció en Lima en 1905. (wikipedia)

sábado, 8 de octubre de 2011

Las Líneas de Nazca Y otros monumentos históricos en América Latina están en proceso de destrucción


Veintidós monumentos o parajes de América Latina y el Caribe corren peligro de deterioro y necesitan conservación, entre todos ellos destacan las Líneas y Geoglifos de Nazca, en Perú, uno de los monumentos más conocidos en todo el mundo. También son incluidos entre los 22 la Ruta de la Amistad en México, la Casa sobre el Arroyo en Argentina y el centro histórico de Salvador de Bahía, afirmó hoy el Fondo de Monumentos del Mundo.

Esta organización internacional, con sede en Nueva York, incluyó esos lugares en su lista del año 2012, que comprende monumentos en once países latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Guatemala, Haití, México, Panamá, Perú y la República Dominicana.

También forman parte de la lista el centro histórico de Santa Cruz de Mompox, en Colombia, el puente colonial de Tequixtepec, en el estado mexicano de Oaxaca, las casas del Barrio de Gengibre en Puerto Príncipe, Haití, y la Iglesia de San Juan Bautista de los Remedios, en Cuba.


"El World Monuments Watch hizo un llamado a la acción en nombre de los lugares en peligro del patrimonio cultural en todo el mundo", dijo Bonnie Burnham, presidente del Fondo. "Y mientras estos sitios son históricos, son tambien en gran medida en el presente, parte integral de la vida de las personas que están en contacto con ellos todos los días", agregó.

Las nominaciones son hechas cada año por gobiernos, organizaciones sin ánimo de lucro, expertos en conservación y otros grupos. El Fondo recibió un total de 266 nominaciones pero incluyó solo 67 emplazamientos en total. 

De Argentina y Perú se incluyeron tres emplazamientos respectivamente en necesidad de conservación urgente.

Información base: DFB, Ansa



video: http://www.youtube.com/user/periodistalatino

Nota: Realmente siempre se ha ejercido muy poca atención de las Líneas de Nazca por parte de las autoridades peruanas. Esperamos que la situación cambie con el Ministerio de Cultura recientemente creado por el actual Gobierno que tiene que hacer un plan integral y destinar recursos económicos para la investigación, conservación, custodia y buena administración del lugar. Cabe señalar la falta de confiabilidad de las avionetas que brindan el servicio de vuelo sobre las Líneas y ni se diga de los servicios de alojamiento y transporte terrestre para los turistas que en gran cantidad van a Nazca para admirar este monumento de la humanidad   

jueves, 6 de octubre de 2011

Exposición sobre Machu Picchu se inaugura en el Parlamento Europeo celebrando 100 años de su descubrimiento


Una exposición fotográfica sobre el Machu Picchu se ha inaugurado este martes en el Parlamento Europeo, institución que ha querido así celebrar el centenario del descubrimiento del santuario inca en Perú.

El eurodiputado del PP español José Manuel García-Margallo y el embajador de Perú ante la Unión Europea, José Valdez Carrillo, han destacado la presencia simbólica en la Eurocámara de las imágenes del Machu Picchu.

La exposición está situada en un lugar privilegiado de la tercera planta, a escasos metros del hemiciclo del PE en su sede en Bruselas.

El Santuario Histórico de Machu Picchu, descubierto en 1911, es Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad reconocido por la Unesco desde 1983.

Fuente: ntn24.com















videos: http://www.youtube.com/user/perupresente

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