martes, 1 de noviembre de 2011

Augusto B. Leguía

Augusto B. Leguía

Augusto Bernardino Leguía Salcedo (* Lambayeque, 19 de febrero de 1863 - † Lima, 6 de febrero de 1932), fue un político peruano que ocupó la Presidencia del Perú en dos ocasiones: de 1908 a 1912 y de 1919 a 1930. En total gobernó 15 años, siendo el mandatario peruano que más tiempo ha gobernado.

Hombre de negocios muy hábil, hizo fortuna con la industria azucarera y en el rubro de la venta de seguros. Inició su militancia política en el Partido Civil. Fue Ministro de Hacienda durante los gobiernos de Manuel Candamo Iriarte y Serapio Calderón, entre 1903 y 1904. Luego, en el mismo portafolio, fue Presidente del Consejo de Ministros del primer gobierno José Pardo y Barreda, entre 1904 y 1907. 

Ganó las elecciones presidenciales de 1908, y gobernó hasta 1912. Durante este primer mandato enfrentó problemas limítrofes con los cinco países vecinos, de los cuales sólo logró solucionar definitivamente aquellos que mantenía con Brasil (8 de septiembre de 1909) y Bolivia (17 de septiembre de 1909). En el orden interno afrontó también mucha turbulencia. Enfrentó con valentía una intentona golpista promovida por el hermano y los hijos de Nicolás de Piérola. Se separó del Partido Civil, que se fraccionó en dos. Tras finalizar su mandato, sufrió el acoso del nuevo gobierno y partió al exilio.

De vuelta en el Perú en 1919, participó en las elecciones presidenciales de ese año, convocadas por el presidente José Pardo (que ejercía entonces la presidencia por segunda vez). Se vislumbraba ya su triunfo, pero, temiendo que el gobierno no respetase el resultado de las elecciones, el 4 de julio de 1919 dio un golpe de Estado, apoyado por la gendarmería. Asumió el poder como presidente provisorio y disolvió el Congreso. El nuevo Parlamento lo eligió presidente constitucional el 12 de octubre de 1919, siendo reelegido en 1924 y 1929.

Leguía derogó la Constitución vigente (que databa del año 1860 y que ha resultado ser la más longeva de la historia del Perú) para promulgar la nueva Constitución de 1920. Modernizó Lima, mediante la ejecución de obras públicas financiadas mediante empréstitos con la finalidad de festejar apoteósicamente el Centenario de la Independencia Nacional.

Creó el Banco Central de Reserva del Perú y el Banco Central Hipotecario, así como los Estancos de Alcohol, Naipes y Fósforos. Firmó los Tratados de Límites con Colombia (24 de marzo de 1922) y Chile (3 de junio de 1929), tratados muy controversiales que han motivado que se califique a Leguía de “entreguista”, pero que tuvieron el mérito de poner fin a largas disputas con dichas naciones.

Luego de 11 años de Gobierno (periodo conocido como el Oncenio de Leguía), fue derrocado por el teniente coronel EP Sánchez Cerro, el 25 de agosto de 1930. Leguía fue apresado e internado en el Panóptico de Lima; allí enfermó gravemente y tuvo que ser trasladado al Hospital Naval del Callao, donde falleció en 1932.

Nacimiento y juventud

Augusto Bernandino Leguía nació en una casona de la calle Atahualpa Nº 431 en la Plaza de Armas de Lambayeque, el 19 de febrero de 1863, como hijo de Nicanor Leguía y Haro y de María del Carmen Salcedo Taforó. Era descendiente de un vasco llegado en la época del virreinato, llamado Eustaquio Leguía, quien en 1752 arribó a Chiclayo para establecer el estanco de tabaco, naipes y papel sellado.

Sus primeros estudios los realizó en su ciudad natal, en las escuelas de Rosario Gallo y Pedro Mantilla, y luego en el colegio nacional que dirigía Ricardo Saavedra. Afectado por una dolencia bronquial, fue enviado a los 13 años de edad a Valparaíso, Chile, donde inició estudios mercantiles en el Colegio Inglés de Goldfinch y Bluhm. A fines de 1878 retornó al Perú y tras una breve estancia en Lambayeque, se trasladó a Lima, donde le sorprendió el estallido de la guerra con Chile trabajando en la casa comercial de Enrique S. y Carlos A. Prevost.

En 1880 se enroló como sargento en el batallón Nº 2 del Ejército de Reserva que comandaba el coronel Manuel Lecca y que estaba formado por comerciantes. Combatió en el Reducto Nº 1, durante la batalla de Miraflores, el 15 de enero de 1881.

Luego de la guerra, siguió trabajando como auxiliar de contabilidad en la casa Prevost. Liquidada esta, pasó a la hacienda Caucato, cerca Pisco, y de regreso a Lima, ensayó como exportador de azúcar y arroz a Chile, y de cueros a Nueva York. Consiguió luego un oficio estable, como vendedor de seguros representando a la New York Life Insurance Company, que le confió la fundación de una sucursal en Guayaquil y el manejo de sus negocios en Ecuador, Bolivia y Perú (1888). Tras el retiro de dicha compañía del mercado peruano, Leguía se trasladó a Estados Unidos para efectuar la rendición de cuentas.

En 1890 contrajo matrimonio con Julia Swayne Mariátegui, y enseguida pasó a Londres, donde, como apoderado de la Testamentaria Swayne, se dedicó a los negocios azucareros y celebró un contrato con la casa Lockett para formar la British Sugar Company Limited (1896), entidad propietaria de haciendas de producción industrial de azúcar en los valles de Cañete y Nepeña, cuya gerencia ejerció por varios años. Además, ya de retorno en Perú, ejerció la gerencia de la Compañía de Seguros Sud América (1900).

Civilista y ministro de Hacienda

A pesar de no ser aristócrata de nacimiento, su habilidad financiera le hizo ganar mucho prestigio y lo relacionó rápidamente con la oligarquía limeña. Fue admitido en el Partido Civil, jugando un importante papel en la elección de Manuel Candamo Iriarte a la presidencia en 1903, el primer civilista que ganaba las elecciones después del recordado Manuel Pardo y Lavalle, fundador de dicho partido en 1871.

Candamo nombró a Leguía Ministro de Hacienda, cargo que ejerció desde el 8 de septiembre de 1903, y que mantuvo durante los primeros días del interinato de Serapio Calderón, hasta el 15 de mayo de 1904. Durante el subsiguiente gobierno de José Pardo y Barreda ejerció la presidencia del gabinete ministerial, en el mismo portafolio de Hacienda, desde el 24 de septiembre de 1904. Tras un inusitado largo período ministerial, dio terminada sus funciones el 27 de julio de 1907, para lanzarse como candidato presidencial en las elecciones de 1908.

Su larga gestión como ministro de Hacienda fue exitosa e hizo, entre otras, las siguientes obras:

Trazó un plan de impuestos y empréstitos para lograr la expansión de la hacienda pública, alejándose así de la rutinaria política conservadora practicada hasta entonces en dicho campo.
Suscribió los contratos destinados a prolongar las vías ferroviarias del centro y del sur, hasta llevarlas a Huancayo y Cuzco, respectivamente.

Pero lo que dio más realce a su personalidad fueron sus intervenciones en el Parlamento, donde defendió sus proyectos en innumerables discursos, cargados de verbosidad y erudición jurídica y técnica.

Elecciones de 1908

Leguía fue el candidato oficialista en las elecciones de 1908, es decir, en representación del Partido Civil. El Partido Demócrata, a instancias de su líder, el viejo caudillo Nicolás de Piérola, se abstuvo de participar. Augusto Durand, jefe del Partido Liberal —una especie de ala izquierda del Partido Demócrata—, trató de impedir los comicios con una revolución al viejo estilo de las montoneras, pero fracasó. Leguía fue así elegido sin resistencia para ejercer el período presidencial de 1908-1912.

Primer Gobierno (1908-1912)

Leguía asumió el mando presidencial el 24 de septiembre de 1908, reemplazando a José Pardo. Este mandato, que sería el primero de Leguía, resultó ser muy turbulento, tanto en el orden interno como en el externo. En el aspecto internacional, afrontó los problemas limítrofes con los cinco países vecinos que, conocedores de las limitaciones materiales que pesaban sobre Perú después de la Guerra del Pacífico, encontraron el momento oportuno para acometer sus pretensiones territoriales.

Intentona golpista - Lima 1909

En el orden interno, enfrentó una intentona golpista que dirigieron Carlos de Piérola, hermano de Nicolás de Piérola, y los hijos de este caudillo: Isaías de Piérola y Amadeo de Piérola. Estos acaudillaron a un grupo de descontentos del partido demócrata y penetraron sorpresivamente en el Palacio de Gobierno, encontrando a Leguía en su despacho. Los revoltosos le pidieron que firmara su renuncia. Leguía se negó. Entonces, los amotinados lo secuestraron y lo llevaron hasta la Plaza de la Inquisición, donde, al pie del monumento a Bolívar, lo conminaron a renunciar por segunda vez. Leguía volvió a negar su renuncia, diciendo firmemente: «No firmo». Intervino la fuerza pública, que logró rescatar al presidente luego de un tiroteo que mató a más de cien manifestantes (29 de mayo de 1909). A pesar de no haber tenido participación en esta revuelta, Nicolás de Piérola tuvo que esconderse ante la persecución desatada por el gobierno. El diario opositor La Prensa fue asaltado por turbas gobiernistas y su director, Alberto Ulloa Cisneros fue apresado.

Obras y hechos importantes

Aspecto Internacional:

Las relaciones con Chile, ya tensas por el problema pendiente de las provincias cautivas de Tacna y Arica, se complicaron aún más con el llamado «incidente de la corona». Bajo el gobierno anterior de Pardo se había inaugurado la Cripta de los Héroes de Lima en honor a los caídos en la guerra del Pacífico, ocasión en la que el ministro chileno José Miguel Echenique Gandarillas ofreció a nombre de su país una corona de laureles de bronce para que fuera colocada en la Cripta. El canciller peruano de entonces consideró que era un deber de cortesía aceptar la ofrenda, pero tras el cambio de gobierno en 1908, el nuevo canciller Melitón F. Porras rechazó tal homenaje, pues no respondía sinceramente a los sentimientos de Chile, en momentos en que se atentaba contra los residentes peruanos de las provincias cautivas del sur. El ministro chileno se retiró ofendido a su país y se rompieron las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Al mismo tiempo recrudecieron los conflictos fronterizos con Bolivia, Brasil, Ecuador y Colombia. Existen serios indicios de que detrás de todos ellos estaba Chile como azuzador, que llegó incluso a proporcionar armas al Ecuador en plena tensión peruano-ecuatoriano del año 1910.

Con Bolivia hubo peligro de guerra, a raíz del laudo arbitral expedido por el presidente de Argentina José Figueroa Alcorta, que determinaba la frontera entre Perú y Bolivia. Turbas bolivianas atacaron a la legación peruana en La Paz y se movilizaron las fuerzas militares en ambos lados de la frontera, pero felizmente se reiniciaron las conversaciones, que culminaron con la firma del Tratado Polo-Bustamante (17 de septiembre de 1909), poniéndose de acuerdo ambas partes para la ejecución del laudo arbitral.

Con Brasil se fijaron definitivamente los límites en el Tratado Velarde-Río Branco, suscrito entre el canciller brasileño José María da Silva Paranhos de Río Branco y el plenipotenciario peruano Hernán Velarde (8 de septiembre de 1909).

Con Ecuador la situación fue más crítica pues este país se negó a aceptar el laudo arbitral del rey de España, que aún no se emitía, pero cuyo contenido se llegó a conocer y que aparentemente era contrario a los intereses ecuatorianos. La prensa ecuatoriana inició una violenta campaña para desprestigiar dicho arbitraje. El 3 y 4 de abril de 1910 hubo graves atropellos contra las legaciones peruanas en Quito y Guayaquil. Se llegó incluso a la movilización de tropas por ambas partes, pero la intervención de Estados Unidos, Brasil y Argentina evitó la guerra (22 de mayo de 1910). Ante la actitud ecuatoriana, el rey de España se inhibió a pronunciar sentencia, por lo que el problema limítrofe quedó pendiente.

Con Colombia, se llegó a un enfrentamiento armado, a raíz de que tropas colombianas ocuparan la margen derecha del río Caquetá en territorio peruano y se negaran a abandonarla. El ejército peruano, al mando del coronel Óscar R. Benavides, derrotó a los invasores en La Pedrera y ocupó Puerto Córdoba (1911). Sin embargo, en cumplimiento de un acuerdo suscrito en Bogotá días antes de aquel encuentro de armas, el Perú desocupó Puerto Córdoba y reconoció a La Pedrera como puesto colombiano.

Otras obras y hechos importantes:

Se creó la Compañía Administradora del Guano (1909).
Se reformó el sistema aduanero con el propósito de producir mayores rentas para el estado (1910).
Llegaron al Perú los primeros aviones (1911). Los aviadores peruanos Juan Bielovucic y Carlos Tenaud realizaron los primeros vuelos en territorio peruano.
Se aprobó la ley Nº 1378 sobre accidentes de trabajo, el 20 de enero de 1911, la primera de las diez leyes sociales que habían sido presentadas por José Matías Manzanilla al Congreso durante el primer gobierno de Pardo. Esta ley establecía que: «El empresario es responsable por los accidentes que ocurran a sus obreros y empleados en el hecho del trabajo o con ocasión directa de él.»
Se obtuvo un empréstito para que la Compañía Peruana de Vapores adquiriera modernas unidades (1909).
Dio impulso a la producción azucarera y algodonera.
Buscó el mejoramiento de la producción agraria de la sierra, como la del trigo, la papa, la cebada y el maíz.
Concedió apoyo a los colonos para que explotaran el caucho en la Amazonía.

En los dos últimos años de este gobierno se manifestó una aguda crisis económica, motivada por el endeudamiento interno acelerado, los gastos de la defensa nacional y el déficit presupuestal.

Sucesos memorables que sucedieron en este período fueron:
El 13 de octubre de 1909 el estudiante limeño Pedro S. Zulen, mestizo de chino y criollo, fundó en Lima la Asociación Pro-Indígena «para la defensa de los intereses sociales de la raza indígena del Perú».
El sacrificio del aviador peruano Jorge Chávez, en septiembre de 1910, en Domodossola, luego que cruzara con su avioneta los Alpes.
El descubrimiento científico de la ciudadela inca de Machu Picchu, por Hiram Bingham en julio de 1911.
La fundación del diario La Crónica de Lima, en 1912.
Se desataron los llamados «escándalos del Putumayo», dados a luz por una investigación patrocinada por el gobierno de Gran Bretaña que acusó al próspero empresario cauchero Julio César Arana del Águila de cometer crímenes y abusos contra la población nativa de la zona del río Putumayo. Quien realizó la investigación a nombre del gobierno británico fue el irlandés Roger Casement, cuyo informe dio la cifra espeluznante de 30.000 vidas humanas aniquiladas como consecuencia de la explotación cauchera, entre 1900 y 1911.

Las elecciones de 1912

Leguía, de carácter personalista y autoritario, se alejó de su partido, el Civil y conformó su propio grupo de partidarios, llamados civilistas gubernamentales, que eran dueños de la mayoría en las dos cámaras del Congreso y de los órganos electorales. En 1912, finalizando el período presidencial, el gobierno auspició la candidatura de Antero Aspíllaga Barrera, pero frente a ella se alzó la candidatura de último momento de Guillermo Billinghurst, quien amparado en su arrolladora popularidad logró suspender las elecciones y trasladar la decisión electoral al Congreso. Si bien en este parlamento predominaban los civilistas y leguiístas, estos accedieron a satisfacer el pedido popular. Billinghurst, anticivilista acérrimo, fue así elegido presidente y sucedió a Leguía.

Destierro. Las elecciones de 1919

En 1913 Leguía fue desterrado a Panamá por el régimen de Billinghurst, pasando a Estados Unidos y finalmente a Inglaterra, donde vivió hasta 1918 dedicado a sus negocios azucareros personales. En Londres desempeñó también el cargo de presidente de la Cámara Latinoamericana de Cambio y Comercio.

En 1919 Leguía retornó al Perú. Gobernaba entonces el civilista José Pardo y Barreda en segundo mandato, quien ese mismo año convocó a elecciones presidenciales, siendo una vez más Ántero Aspíllaga el candidato gobiernista. Leguía lanzó su candidatura y su campaña electoral estuvo apoyada por el Partido Constitucional (cacerista) y la Universidad de San Marcos; esta última institución lo proclamó “Maestro de la Juventud”, sin haber tenido título académico alguno.

Leguía se presentó así como abanderado de los anhelos juveniles por cambiar las estructuras del país. Triunfó en las elecciones, pero alegando que su victoria no iba a ser reconocida por el gobierno civilista, dió un golpe de estado, apoyado por la gendarmería (4 de julio de 1919). Acto seguido asumió el poder como presidente provisorio y disolvió el Congreso.

Segundo Gobierno o el Oncenio de Leguía

Leguía convocó a una Asamblea Nacional, presidida por el sociólogo y jurisconsulto Mariano H. Cornejo (ideólogo del gobierno). Este nuevo Parlamento designó a Leguía como presidente constitucional el 12 de octubre de 1919. Leguía cambió la Constitución vigente (que databa del año 1860 y que ha resultado ser la más longeva de la historia del Perú), y promulgó la nueva Constitución de 1920, que amplió el mandato presidencial a 5 años (antes eran 4).

Este nuevo mandato de Leguía se prolongaría por once años, ya que se reeligió en 1924 y en 1929, tras sendas reformas constitucionales. Por eso se le conoce como ONCENIO y también como la “Patria Nueva”, pues pretendía modernizar el país a través de un cambio de relaciones entre el Estado y la sociedad civil.

Fue una época en que se restringieron las libertades públicas. Las imprentas de los diarios El Comercio y La Prensa, los más importantes del país, fueron asaltadas por turbas manejadas por el gobierno. La Prensa, donde se había parapetado la oposición, fue confiscada, acabando prácticamente la libertad de expresión. Se barrió con la oposición en el parlamento, que se convirtió en un instrumento dócil del Ejecutivo. Se puso fin a las municipalidades elegidas por voto popular, siendo reemplazadas por entes con personal designado por el gobierno. Los opositores políticos fueron perseguidos, presos, deportados y hasta fusilados. Leguía creó su propio partido, el Democrático Reformista.

La figura del presidente fue adulada hasta límites extremos: el parlamento le otorgó el título de “Prócer de la República” (1928); su gabinete ministerial le regaló un retrato suyo al óleo: «No hemos encontrado nada digno de ofreceros: sólo vuestra propia efigie», explicó el ministro Pedro José Rada y Gamio; se le hizo miembro de la Real Academia de la Lengua y doctor honoris causa de la facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, sin haber estudiado en universidad alguna; se habló del “Siglo de Leguía”, del “Gigante del Pacífico”, del “Júpiter Presidente”, del “Wiracocha”, y se le comparó hiperbólicamente con personajes como Bolívar, Julio César, Alejandro Magno, Napoleón Bonaparte, etc.

Hecho notable de este período fue la celebración pomposa del Centenario de la Independencia en 1921, cuyo acto central fue la inauguración de la Plaza San Martín, en el centro de Lima. Un gigantesco programa de obras públicas fue financiado con empréstitos obtenidos del exterior.

En el aspecto político surgieron los primeros partidos modernos que aglutinaron a los sectores medios y populares de tendencias reformistas o revolucionarias: el Partido Aprista, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Socialista Peruano, fundado por José Carlos Mariátegui.

En el plano cultural se manifestó el movimiento literario y artístico llamado Indigenismo. La literatura peruana brilló con figuras como Ventura García Calderón, Enrique López Albujar, César Vallejo, José Carlos Mariátegui, Alcides Spelucin, entre otros.

En el aspecto económico, se incrementó notablemente la dependencia hacia los Estados Unidos debido a los fuertes empréstitos contraídos a los bancos norteamericanos para realizar obras públicas; la deuda llegó a los 150 millones de dólares en 1930. Ya en las postrimerías del régimen, la crisis mundial de 1929 afectaría directamente a la población y fue el factor que aceleraría la caída de Leguía.

Principales Obras

Se promulgó la Constitución de 1920, que estableció un periodo presidencial de cinco años (anteriormente eran cuatro), la renovación integral del parlamento paralela a la renovación presidencial, los congresos regionales en el norte, centro y sur, el régimen semiparlamentario, la responsabilidad del gabinete ante cada una de las cámaras, el reconocimiento de las comunidades indígenas, la imposibilidad de suspender las garantías individuales, etc.
Creación de la Dirección de Asuntos Indígenas, en el Ministerio de Fomento; y Obras Públicas.
Establecimiento del Día del Indio (24 de junio).
Creación de centros agropecuarios y escuelas agrícolas en zonas rurales.
Se realizaron importantes obras de irrigación en la costa; entre ellas en la pampa del Imperial, en Cañete; en las pampas de Olmos, en Lambayeque. Se estudió también la irrigación de las pampas de La Joya, en Arequipa.
Se dio la ley de Conscripción Vial (1920) que obligaba a todos los hombres de 18 a 60 años de edad a trabajar gratuitamente por espacio de 6 a 12 días al año, en la construcción y apertura de carreteras. La misma que afectó básicamente a la población indígena, pues fue esta la que al no poder pagar en dinero la exoneración del servicio, tuvieron que cumplir el servicio obligatorio.
Se realizaron empréstitos de la banca y de capitalistas norteamericanas, para diferentes obras públicas. Los banqueros americanos no solo aseguraron sus intereses sino que exigieron la participación en los negocios públicos.
Se construyeron las Atarjeas de Lima, Arequipa, Cuzco, Trujillo, Huacho, etc.
Se inició la construcción del terminal marítimo del Callao
Se pavimentaron muchas calles de la ciudad de Lima
Se finalizó la construcción de la Plaza San Martín.
Se construyó el Palacio Arzobispal, el Palacio de Justicia y se inició la construcción del Palacio de Gobierno, que había sufrido un incendio.
Se inician los trabajos de edificación de las avenida Leguía (hoy Arequipa), el Progreso (hoy Venezuela), Nicolás de Piérola, La Unión (hoy avenida Argentina); todas en la ciudad de Lima.
Se construyó el Banco Central de Reserva del Perú, el Banco Central Hipotecario y el Banco de Crédito Agrícola.
Se creo la Escuela de la Guardia Civil y Policía (1919). La Guardia Civil reemplazó a la antigua gendarmería.
Se firmaron dos tratados internacionales:
Tratado con Colombia: Firmado el 24 de marzo de 1922. Ello significó ceder a Colombia una porción territorial comprendida entre los ríos Caquetá y Putumayo y el llamado "Trapecio Amazónico". Al hacerse público el tratado, este provocó gran resistencia entre los peruanos que habitaban las zonas afectadas, surgiendo así un estado conflictivo entre ambas naciones que se agudizo en 1933.
Tratado con Chile: Este tratado puso término a la cuestión limítrofe con Chile. Fue firmado el 3 de junio de 1929, en Lima.
El pleito con ingleses y norteamericanos por la explotación del petróleo en el yacimiento de La Brea y Pariñas tuvo una desafortunada solución para el interés del Estado al firmarse el ilegal Laudo de París de 1922.
Se cedió a perpetuidad los ferrocarriles nacionales a los ingleses de la Peruvian Corporation (1928).
Se produjo un auge de los productos agroindustriales como el algodón, la caña de azúcar y de algunos minerales como el cobre, el plomo y el zinc.
Se celebró el Centenario de la Independencia en 1921, y el centenario de la batalla de Ayacucho en 1924.
Se fomentó la inmigración japonesa.
Se dieron leyes en favor de la compensación por tiempo de servicios a los trabajadores.

Derrocamiento

El 22 de agosto de 1930 el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, al mando de la guarnición de Arequipa, se pronunció contra el gobierno. El movimiento revolucionario se propagó rápidamente por el sur del país. También en Lima el ambiente era favorable para la revolución. Para dominar la situación Leguía pretendió formar un gabinete militar, pero en las primeras horas de la madrugada del 25 de agosto la guarnición de Lima solicitó su renuncia.

Leguía aceptó y renunció el mando, que quedó en manos de una Junta Militar de Gobierno presidida por el general Manuel María Ponce Brousset. Dos días después éste entregaría el poder a Sánchez Cerro, quien arribó a la capital en avión.

Fallecimiento

Leguía fue embarcado en el BAP Almirante Grau rumbo a Panamá, pero los revolucionarios exigieron su prisión y ordenaron el regreso del buque. Leguía fue trasladado primero a la isla de El Frontón y luego al Panóptico o penitenciaría central de Lima. La residencia del ex presidente fue asaltada por la muchedumbre y también las de los principales miembros de su gobierno.

Anciano, enfermo, incomunicado, sin contar con asistencia médica, Leguía padeció un largo calvario, atendido solo por la devoción de su hijo Juan. El odio irracional de sus enemigos se desfogó sobre su persona. Vivió 14 meses encerrado en una celda precaria de nueve metros cuadrados, cuya única ventana fue tapiada. Solo cuando se le agravó su mal prostático y contrajo una bronconeumonía fue trasladado al Hospital Naval del Callao. Allí falleció y fue enterrado el 6 de febrero de 1932 en el Cementerio Baquíjano del Callao, acompañado de una silenciosa multitud. Décadas después, Haya de la Torre diría que Leguía fue el mejor presidente peruano del siglo XX, juicio que hoy muchos comparten.

Descendencia

Leguía se casó en 1890 con Julia Swayne Mariátegui, nieta del prócer Francisco Javier Mariátegui, con la que tuvo siete hijos: Augusto, José, Juan, Lola Virginia, Carmen Rosa y María Isabel. Posteriormente, Leguía enviudó. Siendo viudo, tuvo tres hijos más: Carmen Leguía Larriviere, Ricardo Nicanor Leguía Olivera y Enriqueta Leguía Olivera. Carmen y Enriqueta son en la actualidad (2011) las únicas sobrevivientes de todos sus hijos. Enriqueta Leguía Olivera de Lange preside la fundación que lleva su nombre. (wikipedia)

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