En Sudamérica, se entiende al proceso de independencia como la intervención de fuerzas de mercenarios
pro británicos, cuyo objetivo era desplazar al imperio español y facilitar el dominio de la corona inglesa en el subcontinente.
Lima, como
capital del Virreinato del Perú era el objetivo, derrotar al Ejército Real del
Perú tenía alta prioridad para lograr la capitulación del Virrey.
Primero llegó
José de San Martín con mercenarios argentinos y chilenos, pero fracasa.
Proclama independencia un 28 de julio, pero las fuerzas militares reales
estaban intactas. Se retira luego de un gran saqueo de Lima.
Luego viene Simón
Bolívar con mercenarios venezolanos, colombianos y ecuatorianos, pero esta vez
con un regimiento británico, el denominado “Rifles”, como su columna vertebral.
Gracias a los “Rifles”,
que logran diezmar a las fuerzas reales en la Batalla de Corpahuaico, los
mercenarios del norte logran la capitulación del virrey del Perú, luego de una
ficticia y pre acordada Batalla de Ayacucho.
Por pretender
luego convertirse en dictadura vitalicia, las fuerzas peruanas expulsan a los
mercenarios de la denominada Gran Colombia de Simón Bolívar.
Pasó algún tiempo
y los países de donde provenían los mercenarios pro británicos, solicitaron al
Perú el pago por sus servicios en el proceso de “independencia”.
Y, ocurrió lo
increíble, Perú aceptó y pagó sumas multimillonarias por servicios que nunca
solicitó.
¿Y, por qué a
Perú no le interesaba independizarse de España? Simplemente porque vivía su
época de oro en todos los aspectos, era una nación prospera, con economía,
artes, ciencias y modo de vida de primer mundo, a diferencia de los demás pueblos sudamericanos, verdaderas colonias de Perú, que vivían en el subdesarrollo. (jlhurtadov@gmail.com)
Capitulación luego de la "Batalla de Ayacucho" |