miércoles, 21 de febrero de 2018

La Ruta de los Japoneses que Llegaron Antes que Todos a América


Hace miles de años, un puñado de navegantes japoneses recaló en una aldea de pescadores en Real Alto (Ecuador). 

Ahí dejaron su legado: vasijas, extrañas muñecas de cerámica y las Venus de Valdivia, símbolos del poder primitivo de la mujer. 

El sitio arqueológico Real Alto, cuya extensión es de doce hectáreas, fue descubierto en 1971 por Jorge G. Marcos y excavado inicialmente por Donald Lathrap, de la Universidad de Illinois –Estados Unidos–. 

Las investigaciones revelaron que allí había existido una de las primeras aldeas con agricultura y cerámica del continente americano –4400-1700 a. de C.– la que se convirtió, con el paso del tiempo, en un importante centro ceremonial. 


¿Cómo sobrevivieron, a lo largo de casi 2.400 años, aquellos pueblos de la civilización Valdivia? Es posible que para ello fuera definitivo disponer de 150 pozos subterráneos para regar el sembradío o calmar la sed de los 1.500 habitantes de la villa prehispánica. Valdivia dejó un importante legado cultural. 

Para el arqueólogo Jonathan Damp, la civilización peruana de Chavín de Huantar es, en cierto modo, descendiente de ésta. 

Además de identificar símbolos de serpientes, en ambas predominan felinos grabados en tazas de cerámica. 

Emilio Estrada Icaza, el primero en identificar la cultura Valdivia a mediados de la década de los cincuenta del pasado siglo, ya la asoció con los antiguos pueblos japoneses. 

Este arqueólogo aficionado –trágicamente fallecido a los 46 años, víctima de un infarto en mitad de un partido de fútbol en Guayaquil–, escribió en 1962 Arqueología de Manabí Central, obra en la que recuerda cómo Thor Heyerdahl aseguró que se podía navegar por el Pacífico con embarcaciones primitivas aprovechando las corrientes marítimas:

“Nosotros sustentamos la teoría de un viaje involuntario, que accidentalmente pudo haber forzado a una embarcación cualquiera a seguir la corriente del Japón, que llega al sur de California, paralela a Centroamérica, que se une con aquella que desciende de Panamá y desembarca en las costas de Ecuador”. 

 Años después, en la década de los setenta, el matrimonio Betty Meggers y Clifford Evans descubrió un sorprendente paralelismo entre la cerámica encontrada junto al río Napo (Ecuador) –encuadrada en el periodo Jolón Medio, datado en el año 1600 a. de C.– y las piezas de la cultura Valdivia. 

Estos dos investigadores plantearon la posibilidad de que que un grupo de pescadores nipones se perdiera en pleno océano Pacífico y que viajaran, arrastrados por las corrientes marítimas, durante unos 300 días hasta recalar en las costas de Ecuador. 

Luchando contra el hambre y la sed a lo largo de más de 15.000 km, los supervivientes fueron recogidos por los nativos.

En aquella misma época, el lingüista brasileño Luis Caldas Tibiriçá publicó un libro titulado Notas y observaciones sobre una confrontación lingüística Japonés-Ameríndio, en el cual señalaba curiosas similitudes entre el idioma japonés y el tupi-guaraní de las tribus brasileñas. Para él, la ruta de penetración nipona en Sudamérica se produjo a través de la senda señalada por el río Napo. 

“Tras muchos años de trabajo encontré más de mil vocablos amerindios semejantes al japonés, entre ellos más de seiscientos del idioma tupí”

Así se expresó Tibiriçá en su residencia de Sao Paulo –Brasil–. “Lo que más me llamó la atención es que casi todos los nombres que designan seres mitológicos, en lengua tupí, proceden del japonés, como Macaxera, Rudá, Maní, Añangá, Tupana y otros”, prosigue relatando. 

Además, muchos vocablos del quechua de Perú y del caxinauá de los indios Pano de la Amazonía también están emparentados con el idioma nipón. Por ejemplo, los japoneses llaman al mar umi, mientras que los pueblos andinos de lengua quechua denominan a los canales de agua umu, mientras que utilizan el vocablo sakha para referirse a una montaña, que hace recordar a saka, que es como en japonés se denomina a aquello que está en cuesta o es escarpado. 

Tibiriçá también establece paralelismos entre las lámparas de aceite de cerámica descubiertas a orillas del río Amazonas, en Santarén –Pará, Brasil–, con las haniwa del período Yayoi que se encuentran en el museo de Tokio. 

Igualmente sorprende el parecido con las figuras humanas de cerámica de la isla de Marajó, en la desembocadura del río Amazonas, tanto por su postura como por atuendos, así como por la forma de los ojos y boca.

“Hay que decir que muchos pueblos americanos obedecen a la idea central de que existe una comunión que une los hombres a las fuerzas vivas de la naturaleza, como en el Xintoismo. 

En el Japón medieval, el culto de Amida habla de la búsqueda de una Tierra Pura, con idéntica connotación con la creencia de los indios guaranís de la “Tierra sin Mal” o Yvy maaeím”, compara el veterano lingüista. 

Este indigenista también observó que la famosa lucha japonesa, el sumo, tiene su equivalente en la huka-huka, lucha deportiva practicada por los indios del Xingú, en el Mato Grosso de Brasil, que consiste en demostrar la habilidad en derribar al adversario agarrándolo por una de las piernas. “Las reglas y posturas son idénticas”, refrenda Tibiriçá. 

Naylamp, Naymlap o Ñañlap es un personaje mitológico del Antiguo Perú. De acuerdo a relatos recogidos por cronistas españoles, provino del mar, trayendo la civilización a las tierras lambayecanas (norte del actual Perú), donde fundó un reino o señorío en el que se sucedieron varios reyes (cultura lambayeque).

La dinastía fundada por Naylamp gobernó los ricos valles de Lambayeque. Los reyes que gobernaron después de él fueron: Cium, Escuñain, Mascuy, Cuntipallec, Allascunti, Nofan nech, Mulumuslan, Llamecoll, Lanipat cum, Acunta y Fempallec. Doce en total, incluyendo a Naylamp.

Kotosh es un sitio arqueológico ubicado en el distrito, provincia y departamento de Huánuco, en el Perú. Se compone de una serie de edificios superpuestos con 6 periodos de ocupación continua.

El más famoso de sus recintos, expuesto actualmente al público, es el misterioso Templo de las Manos Cruzadas, llamado así por tener dos altorrelieves en barro en forma de sendos brazos cruzados, cuya antigüedad se remonta al 1.800 a.C. (fase Kotosh-Mito). 

Durante el virreinato, Kotosh fue conocida como una huaca prehispánica, siendo expoliada por los buscadores de tesoros. 

Hasta antes de ser redescubierta en la década de 1930 tenía la apariencia de un promontorio natural. En 1934 Javier Pulgar Vidal identificó en la zona fragmentos de cerámica preinca. Al año siguiente fue visitada por el célebre arqueólogo Julio César Tello quien lo consideró un yacimiento arqueológico de mucha importancia. Tello dedujo que la cerámica de Kotosh estaba emparentada con la alfarería chavín.

Tras la muerte de Tello, no hubo más investigaciones en la zona, hasta que en 1960 la Universidad de Tokio muy interesada en los restos encontrados en Kotosh, envió una expedición al mandó del profesor Seiichi Izumi, conformada también por el arqueólogo Toshinico Sono, el antropólogo Kazuo Terada y otros especialistas japoneses.

El equipo removió escombros en Kotosh, hasta encontrar los restos de una antiquísima construcción del precerámico, al que llamaron el Templo de las Manos Cruzadas, debido a que, en dos de sus paredes, en la parte inferior, descubrieron relieves de barro modelado en forma de brazos cruzados, de significado misterioso, aunque aparentemente de connotación religiosa. 

Tras un paréntesis, manteniendo vivo el gran interés de Japón en el tema, en 1963 retornó Izumi al Perú, trayendo consigo un equipo de especialistas mayor en número y calidad que el de 1960, el propósito esta vez era dilucidar definitivamente el misterio del Templo. 

Los arqueólogos desenterraron totalmente el templo de las Manos Cruzadas, confirmando que era del precerámico, al no hallarse vestigios de alfarería (hacia 1800 a. C.). Los restos de cerámica recién se hallan en la siguiente estructura superpuesta, llamada el Templo de los Nichitos. 

Manos Cruzadas - Kotosh

Misión Japonesa en Perú - En un descanso del Trabajo en Kotosh

martes, 9 de enero de 2018

Mitos o Leyendas sobre el Tigrillo - Leopardus pardalis

Tigrillo u Ocelote - Leopardus pardalis

Cita de cronista español de la conquista:

" Llaman los españoles onza a cierto animal que nace en estas indias..... Es del tamaño y hechura del galgo, ceñido de cintura y muy ligero, ... las uñas agudas, la cabeza no tan ahusada como de galgo y las orejas caídas. Pelea con los tigres y leones, y los suele vencer y matar, mas por su ligereza y constancia que con fuerza." B. Cobo (IX, 66)


Mito o Leyenda Ancestral Peruana:

Qoa es el nombre del felino sobrenatural que se desplazaba por los aires, por entre brumas y nubes, cerca de los puquios y manantiales, lanzando rayos por los ojos, produciendo truenos y desplegando el arco iris; sus orines se convertían en lluvia. Qoa es, por su condición de donante de la lluvia, un ente sobrenatural a todas luces benéfico, es temido porque suele tener acciones destructivas como escupir granizo o matar con sus rayos. El personaje es un felino que a veces se le ve volando por las nubes. Éste rige el agua, regulando a su antojo la intensidad y frecuencia de las lluvias, de este modo las sementeras y la misma vida dependen de su voluntad.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Las Reales Audiencias

Real Audiencia

En la época del Virreinato del Perú, las Reales Audiencias eran los órganos que administraban justicia.

Composición

Las reales audiencias estaban compuestas por un presidente, que era por lo general el respectivo virrey o gobernador, y por un número variable de oidores (jueces), más algunos alcaldes del crimen (en España, México y Lima). Además, formaban parte de este tribunal un fiscal y "otros oficiales subalternos", entre ellos: un alguacil mayor, un relator, un escribano de cámara y un portero. 

Importancia

Las reales audiencias eran quizás los únicos órganos de la época que tenían una función más marcada: la administración de justicia. 

En la América hispana fueron los más altos tribunales de justicia. 

Funciones

Hacia el siglo XVIII, principalmente por evolución espontánea, más que por reformas legales, se convirtieron esencialmente en tribunales de apelación. Conocían de los juicios civiles y criminales, excepto los que fueron eclesiástico, militar o mercantil. 

Sus fallos podían apelarse ante el Consejo de Indias (siempre que se tratase de asuntos por más de 6.000 pesos de oro). 

Conocían del recurso de fuerza, es decir, la reclamación de los agraviados por los jueces eclesiásticos, que procedía en caso de incompetencia de estos para conocer de las causas, inobservancia de las normas que regían los juicios eclesiásticos y en las negativas de apelación que eran procedentes. Conocían de las contiendas de competencia entre jueces laicos y eclesiásticos. Conocían de algunos juicios eclesiásticos y los juicios de encomiendas. 

Los agraviados por las resoluciones del virrey o del gobernador podían "apelar" ante ellas. 

Podían dictar autos acordados, para una adecuada administración de justicia, y podían suplir con ellos los vacíos normativos en cuanto a los procedimientos o para interpretar las normas procedimentales vigentes. 

En caso de vacancia del virrey o gobernador, podía reemplazarlo interinamente el oidor más antiguo (llamado oidor decano). 

Asimismo, eran órganos consultivos de los virreyes y gobernadores en materia de gobierno y hacienda. 

Debían hacer cumplir las reales órdenes y eventualmente podían "suplicar" una ley (cuando esta adolecía de un vicio) y representarla al Consejo de Indias.

Además, debían examinar las ordenanzas, los reglamentos y decretos del respectivo virrey o gobernador. 

En caso de que estos se extralimitaran en sus facultades y atribuciones, podían representarles dicha situación, y en caso de no ser oída, dar cuenta al soberano. 

Igualmente, debían preocuparse por el buen tratamiento de los indígenas y podían prohibir la circulación o requisar determinados libros. 

Además, se preocupaban de informar al rey sobre la conducta de los sacerdotes dentro de su territorio jurisdiccional y podían detener las bulas que considerasen atentatorias al patronato. 

Tipos

Las reales audiencias se clasificaron de acuerdo a su jerarquía en la siguiente forma: 

Audiencias virreinales: 

Estaban presididas por un virrey y tenían su asiento en la sede virreinal. Fueron de este tipo, en el siglo XVI, la Real Audiencia de Santo Domingo (1511-1526), de México (desde 1535) y de Lima (desde 1543) y, en el siglo XVIII.

Luego también, las de Santafé de Bogotá (1718-1723 y desde 1740), de Charcas (1776-1785) y de Buenos Aires (desde 1785).

Audiencias pretoriales: 

Estaban presididas por un presidente-gobernador y no se encontraban subordinadas a un virrey, por lo cual podían establecer contacto directo con el rey y el Consejo de Indias. Fueron de este tipo las de Santo Domingo (desde 1527), de México (1527-1535), de Panamá (1539-1614), de los Confines o de Guatemala (1543-1565 y desde 1570), de Manila (desde 1584), de Santiago de Chile (desde 1609), de Buenos Aires (1663-1672), de Santafé de Bogotá (1550-1717 y 1723-1740) y de Caracas (desde 1787). 

Audiencias subordinadas: 

Estaban presididas por un presidente letrado y dependían del virrey en los asuntos relativos a gobierno civil, eclesiástico, guerra y, eventualmente, hacienda. Fueron de este tipo las de Compostela o de Guadalajara (desde 1548), de Charcas (1561-1776 y desde 1785), de Quito (desde 1564), de Concepción (1565-1575), de Panamá (desde 1614) y del Cuzco (desde 1788). (Datos: Wikipedia)

El Territorio Bajo Soberanía del Virreinato del Perú

Territorio Bajo Soberanía del Virreinato del Perú

El Virreinato del Perú fue una entidad político-territorial establecida por la Corona de España en Hispanoamérica en 1542 y que finalizó en 1824. 

Desde su origen en el siglo XVI y hasta el momento de su mayor extensión a comienzos del siglo XVIII, el Virreinato del Perú llegó geográficamente a abarcar un inmenso territorio que se extendió desde el istmo de Panamá hasta el extremo sur de Sudamérica bordeando toda la costa del océano Pacífico hasta su encuentro con el océano Atlántico, y, desde allí limitando con sus costas hasta el Trópico de Capricornio.

Su área geográfica formal superó holgadamente los límites del Imperio incaico.

El área asignada por las leyes españolas al virreinato abarcó los territorios de las actuales repúblicas de: Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Colombia, Ecuador y Panamá, además de regiones del oeste y sur del Brasil y sur de Venezuela. 

La capital del virreinato fue la ciudad de Lima. 

El 20 de noviembre de 1542 el rey Carlos I de España firmó en Barcelona por real cédula las llamadas Leyes Nuevas, un conjunto legislativo para las Indias entre las cuales dispuso la creación del Virreinato del Perú en reemplazo de las antiguas gobernaciones de Nueva Castilla y Nueva León, al tiempo que extinguió la Real Audiencia de Panamá y creó en parte de jurisdicción la Real Audiencia de Lima en la Ciudad de los Reyes o Lima, capital del nuevo virreinato.

En la real cédula del 2 de mayo de 1550, el rey estableció: 

"Ordenamos, que la Provincia de Tierra Firme, llamada Castilla del Oro, sea de las Provincias del Perú, y no de las de Nueva España". 

El 15 de mayo de 1565 fue restablecida la Real Audiencia de Panamá, por real provisión de 1563, y se le señaló una jurisdicción en el litoral del Pacífico que abarcaba desde la bahía de Buenaventura en Sudamérica hasta el golfo de Fonseca en Nicaragua, y por la costa caribeña desde el río Ulúa de la provincia de Comayagua u Honduras hasta el río Atrato por el oriente. El área quedó como una presidencia-gobernación autónoma, llamada de Tierra Firme, y separada del Virreinato del Perú. Por una real cédula del 19 de julio de 1614, Felipe III de España ordenó Que el Presidente de Panamá obedezca al Virrey del Perú, y tenga con él ordinaria comunicación, y le esté subordinado en gobierno, guerra y hacienda. Tierra Firme quedó así integrada al virreinato peruano nuevamente, aunque su jurisdicción había quedado reducida en 1570 al istmo de Panamá y alrededores, como ser la provincia de Veraguas en el oeste y la región de Darién en el este. 

En el siglo XVI y a principios del siglo XVII fueron realizadas tres expediciones desde el Perú en busca de la Terra Australis Incognita que partieron desde el puerto de El Callao y realizaron el descubrimiento de las islas Salomón, Vanuatu (Nuevas Hébridas) y otros archipiélagos, sin poder lograr su colonización. En 1606 Pedro Fernández de Quirós tomó posesión de todas las tierras del sur hasta el polo sur. Quirós desembarcó en una isla que creyó era parte del continente meridional y la llamó la Austrialia del Espíritu Santo (mezclando las palabras Austral y Austria, dinastía reinante en España y Portugal). La isla todavía se llama Espíritu Santo. Allí fundó una colonia que llamó Nueva Jerusalén. Pero la colonia fue pronto abandonada debido a la hostilidad de los habitantes de la isla y a los desacuerdos entre los componentes de la expedición. El fracaso de estas expediciones impidió que el Virreinato del Perú se extendiera en Oceanía. 

La gobernación del Río de la Plata y del Paraguay fue incorporada al Virreinato del Perú por el rey el 1 de octubre de 1566 a la vez que al distrito de la Real Audiencia de Charcas. 

En la Relacion de las cosas del Perú escrita por Fernando Torres y Portugal, quien fue virrey del Perú entre 1585 y 1590, se detallan las gobernaciones de virreinato en ese tiempo:

"Las Govemaciones que ay en el Reyno del Perú son las siguientes: 

-La Governación del Reyno de Chile, la qual V. M. tiene proveída de presente en Don Alonso de Sotomayor (...) 

-En la Governación de Tucumán tiene V. M. proveído á Juan Ramírez de Velasco (...) 

-La Governación de Santa Cruz de la Sierra proveyó el Virrey Don Francisco de Toledo en Don Lorenzo Suárez de Figueroa (...) 

-En la provincia de Chucuito estuvo proveído por V. M. todo el tiempo de my govierno, y desde antes, Don Gabriel de Montalvo (...) 

-La Governación y jornada de Omaguaca con el distrito de ella tiene Joan Alvarez Maldonado, á quien la dio el Licenciado Lope García de Castro, y V. M se la confirmó y aviendo entrado dibersas bezes á poblar a salido desbaratado por los indios questán de guerra, por lo cual me pidió le diese el Corregimiento de los Chunches que era allí cerca (...) 

-La Governación de Bilcabamba tenía Martín Hurtado de Arbieto, la qual le dio el Virrey Don Francisco de Toledo (...) 

-La Governación de Yagualsongo, Tumaco y la Canela tuvo Joan de Salinas Loyola por su vida y de un subcesor; y muerto él y su hijo, V. M. hizo merced della al Capitán Joan de Alderete (...) 

-La entrada en la Governación del Cabo de Pasaos estava antes á cargo de Andrés Contero, vezino de Quito (...) La población y conquista de la isla de Salomón tiene á cargo el Adelantado Albaro de Mendaña, y del calidad de aquella tierra mis antecesores an dado cuenta á V. M. (...) V. M. hizo merced de la Governación del Río de la Plata al Adelantado Joan Ortiz de Zárate por su vida y de un heredero (...)" (Datos: Wikipedia)

lunes, 18 de diciembre de 2017

Chile Estuvo a Punto de Ser Derrotado en la Guerra del Guano y el Salitre de 1879 (mal llamada Guerra del Pacífico)

Submarino "Toro" Creado, Diseñado y Construido en Perú por federico Blume en 1880

En el curso de la Guerra Hispano-Sudamericana que sostuvieron Perú y otros países contra España entre 1863 y 1866, un ingeniero de nacionalidad peruana, Federico Blume Othon, diseñó el primer submarino de la Marina de Guerra del Perú

Blume, a pesar de trabajar en el trazado y la construcción de los ferrocarriles peruanos (llegando a ser dueño y operador del ferrocarril de Paita) tenía un gran entusiasmo en los temas marinos. 

Su propósito era crear un dispositivo que podría enfrentar, con un riesgo mínimo a la flota española. Sin embargo, la guerra acabó y Blume no pudo concretar su proyecto. 

En 1879, Chile declara la guerra e invade Perú por la posesión de territorio rico en salitre y guano. 

En este escenario Blume decide construir un submarino utilizando sus propios talleres y recursos, ubicados en Paita. 

El ingeniero comenzó a trabajar en su proyecto en junio de 1879. El 14 de octubre del mismo año realizó las primeras pruebas junto a su hijo y ocho trabajadores del ferrocarril. Estas arrojaron increíbles resultados: podía alcanzar una profundidad de 72 m y una velocidad máxima de 3 nudos. 

Para poder convencer al presidente Piérola, el submarino fue trasladado en absoluto secreto al Callao por el transporte Limeña. 

En julio de 1880, el Toro, como se llamó al submarino, hizo su primera inmersión oficial. Durante las maniobras, el submarino permaneció sumergido 30 minutos sin ningún inconveniente y con un total de 30 pasajeros. 

Se aprobó su uso contra la escuadra chilena. La decisión era de esperar el momento oportuno. 

Se preparó al Toro para atacar al Cochrane y al Blanco Encalada, los dos principales blindados que los chilenos por temor a ataques habían anclado cerca de la isla San Lorenzo. 

El submarino iba a remolcar 2 torpedos Lay con 10 libras de dinamita cada uno, colocándolos debajo de los blindados y activándolos con una espoleta cronométrica. 

Cuando el submarino estuvo listo para zarpar, los chilenos fueron advertidos por sus espías: 

"Los peruanos preparan un ataque con un arma secreta muy poderosa" 

Este aviso hizo que la escuadra chilena salga despavorida de sus fondeaderos hacia el sur, trayendo como consecuencia que la misión se aborte. 

Blume gestionó a partir de ese momento la financiación de otro submarino similar pero más grande y con mayor radio de acción para salir a la caza de los navíos invasores, pero el Gobierno por razones inexplicables o más bien oscuras no lo apoyó.

El 16 de enero de 1881, tras la batalla de Miraflores y al borde de la ocupación de Lima por las hordas salvajes chilenas, el submarino de Blume fue hundido junto a otros barcos de la flota peruana para evitar que fuera capturado. 

El primer submarino peruano fue hundido frente al muelle de Fleteros, hoy la Plaza Grau del Callao. 

Algunos meses después, los chilenos lo reflotaron y trasladaron a Chile como trofeo de guerra, sin embargo, se ha perdido definitivamente su rastro en ese país. 

Si Blume hubiera tenido el total apoyo de Nicolás de Piérola, al que algunos tildan de traidor causante de la derrota peruana, el submarino peruano hubiese cambiado radicalmente el curso de la guerra a favor de Perú.

Por este hecho naval, el hundimiento de 6 de sus navíos de guerra, y los centenares de muertos ocasionados por la resistencia en la sierra de Cáceres, los chilenos apresuraron su salida de Perú, recurriendo a otro traidor peruano al que erigen como presidente y con el cual logran firmar un tratado de paz que puso fin a esta guerra del guano, a cambio de la entrega de territorio peruano en el sur, que los chilenos a su vez entregaron a empresas inglesas para su explotación.

martes, 5 de diciembre de 2017

Los Crímenes Cometidos Contra 13 Bomberos Italianos de la Bomba Garibaldi

Bomberos Italianos - Bomba Garibaldi

En la mañana del 14 de enero de 1881, un día después de la derrota peruana en la Batalla de San Juan, durante la miserable Guerra del Guano y el Salitre de 1879 (mal llamada Guerra del Pacífico), trece bomberos de nacionalidad italiana, pertenecientes a la Bomba Garibaldi de Chorrillos, fueron asesinados por salvajes hordas invasoras procedentes de Chile.

Los bomberos de nacionalidad italiana, se encontraban combatiendo el fuego producido en Chorrillos, por los bombardeos chilenos contra la población inerme. 

Las llamas consumían la tienda de su compatriota de apellido Queirolo, un gran incendio que se había propagado a toda la manzana. 

El primero en caer asesinado fue el bombero Giovanni Ognio a quien los chilenos le partieron el cráneo con un golpe de sable. 

Cayó después el adolescente Luca Chiappe, acribillado a balazos por dos sargentos del "regimiento" Buín, quienes le dispararon sin aviso todas las balas que tenían en sus fusiles

Haciendo uso de su arma de reglamento para realizar degüellos, un cuchillo punteagudo y curvo, al que llamaban el corvo, las hordas criminales degollaron sin piedad a los bomberos italianos Angelo Cipollini, Gio Batta Leonardi y Enrico Nerini

Los bomberos que quedaron cautivos de las bestias chilenas fueron Angelo Descalzi, Guiseppe Orengo, Egidio Valentini, Lorenzo Astrana, Paolo Marzano, Paolo Risso, Giovanni Pale y Filippo Bargna

A pesar de haber reiterado que cumplían función como bomberos y que no portaban armas, los cautivos fueron torturados y luego fusilados en forma sumaria la mañana del 14 de enero del 1881.

Una tortura propia de salvajes: Oficiales de caballería chilenos los golpearon y luego los ataron a las colas de sus caballos, arrastrándolos a gran velocidad, todo frente al criminal de guerra Patricio Lynch quién expectaba la escena como si fuera una diversión, para luego ordenar su fusilamiento.

Como es habitual, terminada la guerra, los indolentes gobernantes peruanos no han otorgado el debido reconocimiento a estos bomberos, verdaderos héroes y martires de una sucia guerra que no era de ellos. 

Tampoco los gobernantes peruanos han demandado con firmeza que el Gobierno de Chile pida perdón al Perú e Italia por los terribles crímenes de guerra que cometieron al invadir el territorio peruano.




viernes, 1 de diciembre de 2017

Virreinato del Perú: Diego Fernández de Córdoba y López de las Roelas - I Marqués de Guadalcázar y Conde de las Posadas - 13º Virrey del Perú

Diego Fernández de Córdoba y López de las Roelas
I Marqués de Guadalcázar y Conde de las Posadas

Diego Fernández de Córdoba y López de las Roelas, I marqués de Guadalcázar y conde de las Posadas (Sevilla, 1578 – Guadalcázar, Córdoba, 6 de octubre de 1630), fue Virrey del Perú del 25 de julio de 1622 al 14 de enero de 1629. 

Nació en Sevilla, hijo de Francisco Fernández de Córdoba y Manrique, IX señor de Guadalcázar, y de Francisca Melgarejo de las Roelas. 

En 1598, a la edad de 20 años, recorrió Centroeuropa como Embajador para traer a España a Margarita de Austria-Estiria, hija del archiduque Carlos II de Austria y esposa del rey Felipe III, siendo honrado con el título de marqués de Guadalcázar en 1609. 

Se casó con la dama noble alemana Mariana Riederer de Paar y Ahahim (†25 de febrero de 1619), nacida en la ciudad de Paar en Baviera. Tuvo tres hijos.

Como virrey del Perú, Diego Fernández de Córdoba reformó el sistema fiscal y acabó con las luchas entre familias rivales que ensangrentaban el virreinato, sobre todo en la ciudad de Potosí.

También defendió Lima de los ataques piratas, incluidos los de Jacques L'Hermite, un comerciante y almirante neerlandés, conocido por sus viajes alrededor del globo con la Flota de Nassau (1623–1626), y por su ataque a El Callao en 1624, viaje en el que perdió la vida. 

A Fernández de Córdoba se debe el inicio de la construcción de la catedral de Lima.

También se le atribuye la fundación de la ciudad de Santa Catalina de Guadalcázar, actual ciudad de Moquegua, capital del departamento del mismo nombre.

En 1629, Diego Fernández de Córdoba renunció a su cargo y regresó a España, donde murió al año siguiente en su palacio de Guadalcázar en la villa de su nombre, a la edad de 52 años. Fue enterrado en la iglesia de Nuestra Señora Virgen de la Caridad y Santísimo Sacramento de la Salud en Guadalcázar. (Datos: Wikipedia y otras fuentes)

Noticias e Información que no se puede perder