jueves, 3 de enero de 2008

La Cultura Tiawanako

Cultura Tiahuanaco


El periodo del Segundo Horizonte Cultural Andino, abarca desde 800 d.C. hasta los 1200 años d.C., es decir, cuatro siglos, en que se desarrolla el presente horizonte cultural, en dos fases: la primera de desarrollo regional y la segunda de integración interregional.

El camino hacia el Gran Imperio de los Incas, está en marcha con el Primer Gran Horizonte Cultural con Chavín de Huántar y con este Segundo Gran Horizonte Cultural Tiawanako–Wari.

El Reino Tiahuanaco

El foco irradiador del Reino Tiwanaku, se encuentra hoy, en territorio boliviano a 21 kilómetros al sureste del Lago Titicaca. Otros centros administrativos Tiwanaku, fueron Lucurmata, Huancané y Pacchiri.

Hubieron gran cantidad de centros agrícolas, además. Sus centros clásicos de vivienda, Templete de Kalasasaya, la Pirámide de Akapana y Puma Punku, mostraban gigantescas e impresionantes obras arquitectónicas.

Uno de los grandes misterios por resolver de esta cultura, es de dónde salieron los enormes bloques de piedra con que hicieron sus esculturas, habida cuenta que no hay canteras en la zona.

La abundancia de pastos naturales, hizo que sus habitantes, basaran su economía en la ganadería de auquénidos, por lo que no desarrollaron una agricultura intensiva. El complemento dietético de vegetales, lo obtenían con el intercambio comercial.

Su cerámica fue polícroma, en donde el color predominante era el color naranja. Las vasijas, cántaros, vasos ceremoniales de boca ancha, tienen dibujos hechos con la técnica de precocción con representaciones de seres humanos, cóndores, felinos y serpientes.

Adoraron al Dios Viracocha o Dios de las Varas y se encuentra representado en su cerámica y en su escultura. Este dios con variaciones propias de cada cultura se encuentra en Caral, Chavin y otras culturas anteriores. Una de las más representativas es la Puerta del Sol. El dios Wiracocha, fue impuesto por los Tiwanaku en las regiones de Perú, Bolivia y Chile hacia el año 500 d.C. como waka tutelar.

La estratificación social, se basaba en tres estamentos:
1. La clase guerrera gobernante.
2. la clase media artesanal.
3. La clase popular formada por agricultores, pastores y pescadores.

Se podría decir que la primera industria alimentaria de lo que hoy es Perú y Bolivia, se desarrolló en Tiwanaku, ya que prácticamente industrializaron la producción de charqui para exportación. Como en todo el Ande y en todo el territorio del Perú, el sistema de intercambio, fue el trueque. La base de intercambio para el Tiwanaku, fue el charqui que cambiaban por otros productos que necesitaban en la sociedad tiwanaquense.

Tuvieron conocimientos importantes de meteorología y de los fenómenos climáticos ya que elegían sus épocas de siembra, de aporque y de cosecha. Cultivaron si bien no fue importante su agricultura, la papa, olluco, oca, mashua, etc.

Dada las condiciones climáticas y los fenómenos que se producían, en la Meseta del Collao, los jerarcas Tiwanaku, se proyectaron a la conquista de nuevos territorios con la finalidad de asegurar su supervivencia. Esta conquista se realizaba pacíficamente por tratados o por la fuerza, de manera semejante a como lo harían luego los incas.



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martes, 25 de diciembre de 2007

El Oro de los Incas

Francisco Pizarro


Para obtener su libertad, el Inca Atahualpa se comprometió a llenar una vez de oro y dos veces de plata y piedras preciosas, y hasta donde alcanzara su mano, la gran estancia donde estaba preso, poco antes de completar el rescate, Pizarro decidió no devolverle la libertad a Atahualpa y quedarse con el rescate. Los metales preciosos fueron traídos a Cajamarca desde todas partes del imperio.

Deseando obtener más oro y plata, unos meses más tarde los españoles decidieron enjuiciar a Atahualpa por idolatría, fratricidio, poligamia, usurpar el trono, incesto y no cumplir el rescate; fue condenado a la muerte en la hoguera, pena que el inca vio conmutada por la de garrote, al abrazar la fe católica antes de ser ejecutado, el 26 de julio de 1533. La noticia de su muerte dispersó a los pocos ejércitos quiteños que regresaban a sus tierras después de la ocupación del Cusco.

Se cree que Francisco Pizarro estuvo en contra de matar al Inca no solo por un aparente aprecio por él (en su crónica, Pedro Pizarro dice "yo vide llorar al Marqués"), sino porque el que de verdad deseaba su muerte era Diego de Almagro, ya que si se completaba el rescate, éste no llegaría a conseguir mucho oro para sí, dado que él no participó de la captura del Inca y, por tanto, recibiría una parte mínima del rescate.
(wikipedia).

Parte 1/3


Parte 2/3



Parte 3/3


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martes, 18 de diciembre de 2007

La Cultura Afroperuana



La inmigración de población africana se produjo como consecuencia de la llegada de los españoles. Los primeros africanos llegaron en condición de esclavos y como mano de obra gratuita; se produjo su explotación en actividades en el campo y esencialmente en la costa del Perú.

Estos negros de raza pura provenían de castas o naciones terranovas, sucumas, mandingas, cambundas, carabalíes, cangas, chalas, huachiries, congos, misangas, etc. Trajeron una cultura propia con creencias mágico-religiosas, mezcla de lo sagrado y lo pagano expresándolo en sus cantos, bailes, danzas y costumbres.

La primera oleada de negros constituyeron la servidumbre de las casas haciendas en los ingenios azucareros, en el cultivo del algodón, en las construcciones, etc. En este nuevo continente el primer idioma fue el samaracca o expresión congo-angoleña, posteriormente el lenguaje papiamento, combinación de habla negra en Jamaica donde predomina. Aparece el cleoque dialecto que resulta de la mezcla de la etnia negra de Haití y la replana del Perú, combinación de varios idiomas africanos mezclados con el español criollo.

En Chincha (al sur de Lima), el africano puro y sus descendientes fueron catequizados por los dominicos y jesuítas; ya como cristianos y bajo la dura realidad de trabajo, mimetizan sus creencias ancestrales y las articulan con los santos católicos, surgiendo así la patrona de los negros: la Virgen del Carmen.

Aglutinados en los galpones de las haciendas, germina la grandeza del arte negro de Chincha, sea de San José, San Regis, Alto Larán, Guayabo, Chamorro, Hoja Redonda, Chincha Baja. En el duro trabajo, en la fatiga, en la enfermedad, en la soledad, escriben décimas, panalivios, danzas, festejos, zamba, landó, alcatraz, inga, son de los diablos, agua de nieve, el cabe, la lagartija, el toromata, conga, zamacueca, etc. Así por más de cuatro centurias el negro chinchano crea para el Perú, atajo de pallitas, de negritos, negros creadores de la décima negra de pie forzado, artistas negros, grandes deportistas.

Historia
En 1502, llegaron los primeros esclavos negros de Africa a América. Fueron traídos para reemplazar la mano de obra indígena, que iba disminuyendo ostensiblemente en las colonias españolas. Entre 1492 y 1700, unos tres millones de africanos fueron sacados de sus tierras, de manera violenta, para ser esclavos de los conquistadores en América.


Eran traídos en buques especiales, llamados "Ataúdes" o "Tumbeiros". Estos nombres eran expresión de las características de tales expediciones mercantilistas, porque llegaban vivos a América sólo la mitad de los negros que habían salido de Africa. Venían enmarrocados (amarrados), apiñados en las bodegas de los buques, sin las mínimas condiciones de higiene, sin la adecuada alimentación; en estas condiciones aquellos negros eran presa fácil de enfermedades y epidemias.

En América, miles de negros esclavos fueron vendidos a los hacendados y citadinos españoles en los llamados mercados de trata. Para este fin eran exhibidos encadenados apenas arribaban mientras eran denigrantemente subastados. Los precios variaban de acuerdo al sexo, fortaleza, salud y edad. Una vez adquiridos pasaban a ser patrimonio de su amo, quien disponía de su destino y de su vida. Tenían un valor en dinero y pertenecían a alguien y los alimentaban para utilizarlos en faenas y servicios que el amo creyera conveniente. Si el amo quería deshacerse del esclavo, lo ofertaba en el mercado de trata de esclavos, poniendo un sobreprecio, para recuperar su inversión y sacar algún dividendo.

Vida miserable
Los esclavos vivían en las haciendas en barracas o barracones; en las ciudades, estas barracas estaban ubicadas en un rincón de los huertos o solares. Dichas barracas, como es de suponer, propendían al hacinamiento y la promiscuidad.

Las mujeres negras esclavas, en las haciendas y en los solares virreinales, fueron destinadas para labores domésticas. Sin embargo, muchas de ellas, en las haciendas, principalmente costeñas, hacían labores de campo, como por ejemplo, en los viñedos y algodonales, conocidas en este último caso, como "apañadoras".

Los varones efectuaban el trabajo más pesado tanto en las zonas urbanas como en las haciendas. Como por ejemplo, limpieza de excusados, galpones, porquerizas, caballerizas, etc.

Los amos retribuían este servicio gratuito con la vivienda y la alimentación que les proporcionaban. Los esclavos no podían salir de la propiedad del patrón y carecían de libertad. Al esclavo que infringía alguna norma, se le castigaba severamente, por lo que existieron varios sistemas de tortura. Sea cual fuere el castigo acordado para el esclavo rebelde, se cuidaban de no desfigurarlo, dado que, de ser así, su precio de venta en el mercado, disminuiría. Sin embargo, se tiene noticia de que al negro muy rebelde o cimarrón, le cortaban las orejas, lo castraban e incluso le cortaban las manos.

A fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII, se formaron unas rancherías en los alrededores de la ciudad de Lima, como en Huachipa, Carabayllo, Monte Zambrano, etc. Fueron hechas por negros esclavos, que en busca de su libertad, habían preferido huir y rebelarse contra el opresor sistema. Estas rancherías en lo posible, se ubicaban en las zonas menos transitadas, con bosques para ocultarse de sus perseguidores.

Alrededor del año 1710, esas rancherías evolucionaron hasta convertirse en palenques. Los palenques, entonces eran asentamientos rurales de negros cimarrones, rebeldes.

Finalmente, el 3 de diciembre de 1854, el entonces presidente de Perú Ramón Castilla, mediante una ley dictada desde Huancayo decretó el fin de la esclavitud y la libertad plena de los negros.







Documental grabado en El Carmen (Chincha - Perú) que registra la tradición religiosa donde afrodescendientes realizan un ritual de zapateo en homenaje al Niño Jesus


lunes, 26 de noviembre de 2007

Perú Contacto con una Cultura Viva



En el video que presentamos se aprecia de manera integral las riquezas naturales, arqueológicas, urbanas, folkloricas, culinarias, y sociales, que distinguen al Perú del resto de países de Latinoamérica.

jueves, 15 de noviembre de 2007

El Pisco: Patrimonio Cultural del Perú



El pisco del Perú es una bebida alcohólica, de la familia de los brandy, perteneciente a una variedad de aguardiente de uvas. Se produce en el Perú desde fines del siglo XVI.


Es la bebida destilada típica del Perú, elaborada a partir de la uva, cuyo valor ha traspasado las fronteras del país, como lo atestiguan los registros de embarques realizados a través del puerto de Pisco hacia países de Europa y América desde el siglo XVII, tales como Inglaterra, España, Portugal, Guatemala, Panamá y a Estados Unidos de América, desde mediados del siglo XIX.

Es uno de los productos bandera peruanos y sólo se produce en los departamentos de Lima, Ica, Arequipa, Moquegua y en los valles de Locumba, Sama y Caplina del departamento de Tacna.
 Tomado de Wikipedia – 15/11/2007

sábado, 3 de noviembre de 2007

Batalla por Lima




Enero de 1536. La Ciudad de los Reyes, Lima, se preparaba para celebrar los primeros cuatro años de su fundación cuando una aterradora imagen provocó pánico en la escasa población de españoles, indios y esclavos.

Miles de guerreros del ejército rebelde de Manco Inca descendían del cerro San Cristóbal con gritos de guerra.

Mujeres y niños españoles huyeron hacia el puerto del Callao donde varias carabelas los esperaban para trasladarlos a Trujillo. En Lima, mientras tanto, el marqués Francisco Pizarro y decenas de españoles juraron defender hasta la muerte su ciudad.

Entre los defensores sobresalía el arma secreta del viejo conquistador: miles de indios huaylas, procedentes del actual departamento de Áncash, se sumaron a la defensa de la capital del Perú a pedido especial de Inés Huaylas Ñusta, concubina de Pizarro e hija del inca Huayna Cápac y de la curaca de Huaylas.

El feroz enfrentamiento se produjo muy cerca del río Rímac, en el actual Barrios Altos, y a pocas cuadras de la Plaza de Armas.

Los rebeldes cusqueños llevaron la peor parte. Además de enfrentar a los aguerridos indios huaylas (que se la tenían jurada a los cusqueños), tuvieron que enfrentar las cargas de la caballería española, el ataque de los perros de guerra y los mortales disparos de los arcabuceros de Pizarro. En pleno combate murió el general inca Ylla Topa, lugarteniente de Qusi Yupanqui, provocando el desbande de los atacantes.

En medio de la tragedia, un indio procedente del curacazgo de Puruchuco, aliado de los cusqueños, recibió el impacto de una mortal “pelota” lanzada por un arcabuz español.

Marzo del 2004. Entre decenas de fardos funerarios rescatados por el equipo dirigido por el arqueólogo peruano Guillermo Cox, en la zona de Huaquerones-Puruchuco, un grupo de 72 entierros llamaron la atención de los arqueólogos.

“A diferencia de la mayoría de los entierros, estos no estaban enfardados ni tenían ofrendas, los cuerpos fueron envueltos en simples mantas atadas con sogas, y fueron enterrados con apuro y casi en la superficie”, recuerda Cox.

Entre los esqueletos, uno llamó poderosamente la atención: el cráneo tenía el orificio de un disparo. “Estuve a punto de llamar a la Policía”, reveló Cox, pero cuando analizamos el cráneo pudimos comprobar que se trataba del impacto de una bala, “pero de un arma de fuego de hace cuatrocientos años, más precisamente de un arcabuz”.

Con el apoyo de un equipo de antropólogos físicos dirigido por Bárbara Moffet y el auspicio de la National Geographic Society, los arqueólogos peruanos realizaron exhaustivos análisis de cada uno de los cuerpos hallados en Puruchuco. “Cientos de análisis con rayos X, tomografías computarizadas y otros estudios científicos para demostrar que los cuerpos corresponden a guerreros locales que murieron durante la batalla por el cerco de Lima”, sostiene Cox.

Se trata del primer hallazgo de un indígena muerto con arma de fuego durante la conquista española. Los otros cuerpos también muestran signos de violencia.

“De los 72 individuos, poco más de la mitad muestra heridas de necesidad mortal hechas por armas indígenas, como hachas, porras, piedras lanzadas con huaracas; y sólo cinco tienen heridas de armas europeas”, revela el arqueólogo peruano. Otra sorpresa fue hallar el cuerpo de cinco mujeres jóvenes muertas a golpes de armas indígenas.

“Esto demostraría que los rebeldes llegaron a Lima con rabonas”, sostiene la historiadora María Rostworoski. Existe información de las mujeres que acompañaban a los guerreros, conocidas como “rabonas”, desde la época preínca. Sólo en las grandes conquistas, los incas prescindieron de las rabonas. Y ahora sabemos que durante la rebelión de Manco Inca volvieron a acompañar en la guerra a sus maridos. 



domingo, 9 de septiembre de 2007

Italianos en Perú: Historia



Los Inmigrantes italianos en el Perú si bien no llegaron en grandes cantidades, como en otros países de América. Estos tuvieron una característica especial, fueron en su mayoría parte de una cadena migratoria que en el transcurso del tiempo fue consolidándose. Aunque pequeña en cantidad, podríamos decir, que muy "selecta".

Los primeros italianos en Perú, fueron los que comenzaron a llegar durante la conquista de América, que acrecentaron su presencia durante la Colonia y echaron profundas raíces durante la República.

Entre los años de1532 y 1560 había alrededor de 50 italianos, todos Ligures entre el Puerto del Callao y Lima, capital del Virreinato del Perú. Entre ellos tenemos a Martín de Florencia, Marco de Niza, Pietro Catagno, Pietro Martín de Sicilia, todos actores de la captura del Inca Atahualpa y a Juan Bautista Pestene, marino nacido en Génova en 1505, y que estuvo presente desde los inicios de la Conquista del Imperio de los Incas por 1535 testigo de la lucha entre los conquistadores españoles por el poder y de la muerte del conquistador Francisco Pizarro.

Entre otros italianos podemos mencionar los Capitanes Giustiniani y Vicenzo Pascuale, quienes fundaron empresas de navegación y comercio entre el Callao y Valparaíso. Otro marino fue Ambroggio Giustiniani nacido en Génova en 1515, casado en Lima en 1556, estableciendo un activo comercio marítimo también entre el Callao y Valparaíso. Estos casos muestran que en esos años los marinos genoveses inauguraron un tipo de empresa marítimo comercial que en los siglos posteriores fue perfeccionada. Este tipo de comercio en realidad es precursor de la modalidad de comercio marítimo que posteriormente fue llamado comercio de ''cabotaje'' que se extendió en el siglo XIX cuando desapareció el monopolio comercial español en América del Sur y que en gran parte fue desarrollado por marinos genoveses.

Otros los marinos italianos presentes en esos años en las costas del Perú fueron Giovanni di Malta, Nicolo da Bonfilio, Alvaro Pestrello, (que viajaba entre Arica y el Callao), Giovanni Gaetano (dueño del galeón que llevo a La Gasca del Callao a Panamá). Entre los mercaderes que aparecen en los registros de la época (1546 a 1550) figuran Enrique Porri, natural de Milán; Lucas de Astra, genovés; Nicoroso y Marcos Corso, Marco de Niza, Martín de Florencia, Pietro Catagno, Juan de Niza y no olvidemos al capitán Alessandro Malaspina. A fines del siglo XVI, según declara Vicenzo Dagnino en su "Corregimiento de Arica", se habían establecido varios italianos en la ciudad, entre los cuales se menciona a Esteban Forrofino, Pedro Antonio Macchiavello, Esteban Sanguinetti (mercader), Guillermo Virgilio, Camilo Bonafante, Pedro del Pino, Simón Román, Pedro Alejandro Malerba, Bernardo del Pino, Jorge Inverto, Bernardino Arnaldo, Antonio Genovés, Juan Ángel "que tiene una fragata con que anda en el trato del guano", Francisco Cataldo (pulpero y salchichero), Guillermo y Juan Baptista (pulperos).

También tenemos luego a Antonio Ricciardi Pedemontanus, considerado el primero en traer la imprenta al Virreinato del Perú en 1584. Es notable la presencia de apellidos ligures entre los comerciantes y la mención a sus "pulperías", el típico negocio que en los siglos posteriores, sobre todo en el XIX fue muy difundido por comerciantes genoveses en las costas del Perú y América.

Radicati di Primeglio ha realizado una exhaustiva investigación acerca de los italianos en Lima y encontró la presencia documentada de 343 italianos entre 1532 hasta mediados del siglo XVII (sin contar los italianos asentados en otras ciudades del Virreinato). De los 343 existe información acerca del lugar de nacimiento de 231 de ellos; 124 eran genoveses, 28 venecianos, 28 corsos, 15 napolitanos, 11 milaneses, 10 romanos, 5 sicilianos y un número menor originarios de otros estados italianos, pero sin duda los italianos presentes en el Perú era mayor, debido a que muchos no eran registrados. Entre los genoveses la categoría ocupacional más numerosa estaba compuesta por maestres y "capitanes de naos", mercaderes que se dedicaban al transporte de pasajeros y mercancías entre el Callao y otros puertos de la costa a Panamá y viceversa, destacándose Juan Bautista Genovés y Rostán Genovés, maestre y carpintero respectivamente del barco "Santiago" de propiedad del Conquistador Pizarro. Entre los mercaderes destacó Francisco Neri. Sus apellidos en varios casos eran los mismos de las familias genovesas que se asentaron en el Perú en el siglo XIX como Costa, Lomellini, Di Negro, etc. (Radicati Primilegio).

Hubo también varios marinos venecianos y de las islas del mar Egeo, como Pedro de Candia, Francisco de Chipre, veneciano, pues la isla de Candia perteneció a Venecia desde 1204 al 1669, Francisco de Chipre, Miguel Adorno, entre otros venecianos. No olvidemos a los napolitanos Anello Oliva, Ludovico Bertonio, Francesco Carletti, y al Príncipe de Santo Buono y vigésimo Virrey del Perú, don Carmine Nicolao Caracciolo, nacido en Nápoles, y al médico Federico Bottoni que en 1723 publicó un tratado sobre la circulación sanguínea.

Durante el siglo XVII predominó una actitud más rígida en cuanto a la prohibición en materia de comercio y de inmigración en las colonias españolas en América. Durante la segunda mitad del siglo XVII junto a marinos y comerciantes, comenzó a notarse la presencia de italianos que llegaron como parte del séquito virreinal, por ejemplo el Virrey Pedro Fernández de Castro (Conde de Lemos) llegó con su esposa Ana Francisca de Borja, hija del Duque de Candia, y con Dora Colonna, hija de Andrea Doria. El Virrey de Navarra y Rocafull, duque de la Palata, trajo como esposa y virreina a Francisca Tovalto y Aragón, princesa de Massa, ciudad situada dentro de los dominios del Reino de Florencia. Teodoro Giulio Rospigliosi llegó al Perú en 1647 en calidad de alférez del Rey de España, y era miembro de la familia de los príncipes Rospigliosi de Roma y sobrino del Papa Clemente IX, donde radicó y tuvo descendencia, y también llegaron algunos franciscanos italianos.

Durante las últimas décadas del dominio colonial español se dio un paulatino incremento de la presencia de italianos en el Perú. Al igual que en siglos anteriores, durante las primeras décadas del siglo 19, la mayoría de ellos eran genoveses.

Los más ricos comerciantes italianos en Perú desde las primeras décadas del siglo pasado estaban relacionados con el comercio marítimo. Según informaciones de los primeros cónsules Sardos, de una muestra de 24 ricos italianos en el Perú, 18 se ocupaban del comercio naval, uno era médico, el otro prestamista. De los 18 dedicados al comercio dos eran vicecónsules en ciudades del interior del país.

Entre los que pueden ser considerados los pioneros de la moderna inmigración italiana al Perú se encuentran dos comerciantes ligures llegados en la primera década del siglo XIX: Antonio Dagnino, quien radica en el Callao desde 1802, y Félix Valega quien llegó en 1806. Y quienes junto con otros "capitanes de Nao" y tripulaciones se establecieron definitivamente en suelo Peruano (muchos marineros desertaban de sus barcos para establecerse en el Perú y dedicarse al comercio), Valega era natural de Sportorno pequeño puerto de la rivera oeste de la Liguria (poniente), y llegó en el mismo barco que trajo a Abascal, el ùltimo Virrey del Perú, (Sequi 1911:c-130) y también al músico genovés Andrea Bolognesi, de la corte del Virrey, quien fuera padre de unos de los héroes más legendarios del Perú, Coronel don Francisco Bolognesi. Se sabe que Valega llegó a poseer una notable fortuna y que financió la Catedral del Callao. Ambos se casaron con damas peruanas en ceremonia conjunta en 1811. Es interesante observar que Dagnino castellanizó su apellido trasformándolo en "Dañino". Las tres hijas de Valega se casaron con Guiseppe Canevaro, Pietro Denegri y un tal Di Negro, todos ricos comerciantes, que juntos a otros comerciantes italianos llegaron formar parte de la primera élite empresarial italiana en el Perú, a partir de mediados de la década de 1830 y las siguientes, que con el inicio de la época dorada de la explotación del guano, formaron parte de los cimientos del futuro desarrollo industrial en el Perú.

En cambio el grueso de los inmigrantes italianos desarrollaba actividades mucho más modestas (pulperos, chinganeros, fonderos, artesanos, etc.) Por 1851 llegó al Perú: Giuseppe Garibaldi junto a otros muchos italianos; Giuseppe Eboli, Steban Siccoli, Antonio Raimondi, Arrigoni, etc., quienes participaron en la fracasada rebelión de Milán en 1849 y como parte de la secuela de la ola migratoria política a consecuencia de los fracasos revolucionarios de 1848-1849 en Italia.

En 1858 la población de Lima totalizaba unos 95,00 habitantes, de los cuales los extranjeros eran unos 22,000 y de esa cantidad, la colonia italiana estaba conformada por unos 5,000, que junto a la colonia alemana eran las más numerosas solo en la ciudad de Lima, todo esto mientras ocurría la bonanza de la explotación del guano, ya en 1860 la colonia italiana de distinguía por ser la de mayor prosperidad relativa.

Un Cónsul italiano que visito América del Sur a mediados de la década de 1860 decía que en el Perú había ”italianos muy ricos, muy industriosos y quizás los más activos que en algún otro país de América"(Galli 1867), y en 1876 llegaron ser mas de 7,000 italianos. En un informe consular publicado en Italia en 1883, donde se presentan las propiedades de los inmigrantes italianos en varios países se destaca el hecho de que los inmigrantes italianos radicados en el Perú resultan ser los más ricos cuyo capital ascendía a unos 210 millones de liras (Gallenga 1883). Por esas épocas fueron creadas numerosas instituciones italianas, como La Beneficencia Italiana, el Hospital Italiano, el colegio Santa Margherita, el Banco Italiano, Compañías de Bomberos, etc.

Por esos años el Gobierno Peruano había iniciado una política de inmigración hacia el Perú, especialmente europeos, pero no llegaron en las cantidades deseadas, llegaron casi 200 italianos junto a otros colonos alemanes como parte de un programa de colonización, hacia la selva del Perú, sin mayor éxito.

El inmigrante italiano promedio (por lo general de origen ligur) abría una pequeña tienda ó pulpería y luego con el producto de sus ahorros de varios años establecía un negocio mayor vendiendo el anterior a otro italiano que recién se iniciaba como comerciante. Los inmigrantes italianos cuyo origen no era Liguria estaban compuestos básicamente por Piamonteses, en gran parte provenientes de la provincia de Alejandría (colindante con Ligurina). Luego había lombardos y grupos menores de inmigrantes de otras regiones, cuya presencia no era significativa. Solo durante el siglo XX llegaron al Perú pequeños contingentes de inmigrantes de las regiones del sur de Italia, las que siempre han sido minorías frente a los ligures.

El fin de la época dorada de la explotación del guano y tiempo después el inicio de la guerra del Pacífico, significó para la colonia italiana un duro golpe, en esta guerra muchos italianos que se identificaban con el Perú, llegaron a combatir a su lado, contra un enemigo que solo deseaba destruir el país a cualquier precio. Muchos italianos ofrendaron sus vidas, como el heroico marino genovés Pietro Luigui Storace en combate naval contra los chilenos o como los casi 20 italianos, casi todos bomberos fusilados tras el incendio de Chorrillos, entre otros también fusilados en Arica e Iquique. Entre la lista de los italianos afectados por los bombardeos de chilenos sobre Iquique y Arica en 1879 figuran muchos apellidos de inmigrantes asentados en Tacna y otros puertos peruanos. Los apellidos más comunes son: Solari, Macchiavello, Casaretto, Cavagnaro, Canepa, Parodi, etc., todos ellos apellidos de familias ligures.

Luego de la guerra el flujo migratorio se niveló y en su mayoría, los inmigrantes que llegaban eran parientes de los que estaban establecidos en el Perú. Al comenzar el siglo XX los inmigrantes italianos siguieron llegando en cantidades regulares. En 1903, eran casi 15.000 sin contar los que no estaban registrados, luego el fin de la primera guerra mundial, impulsa una nueva cantidad de italianos hacia el Perú que luego va declinando hasta el fin de la segunda guerra mundial que muestra un leve aumento. En 1961 había en Lima 5.000 italianos, para luego bajar significativamente con el paso de los años hasta nuestros días.

Gente laboriosa, no importaba que la faena fuese agotadora, muchos de esos inmigrantes llegaron para forjarse un porvenir, muchos de esos apellidos quedaron sepultados por el tiempo, de aquí les rindo un homenaje a aquellos que fueron olvidados, pero otros miles aun subsisten y son parte del Perú de hoy.


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