sábado, 19 de junio de 2021

León Pinelo: El Paraíso Terrenal en América - En la Amazonía del Perú



León Pinelo (1590-1660), fue un sacerdote ilustrado, polígrafo, bibliófilo, que llegó a ser Cronista Mayor de Indias, tras una vida de grandes esfuerzos. 


Nacido en Valladolid, descendía de una familia judía que fue perseguida por su fe religiosa.  Su abuelo fue quemado en Lisboa, en 1596.


La familia emigró a América en 1604, para instalarse en Buenos Aires. Su período de formación comenzó allí con los jesuitas, pasando luego a la Universidad de San Marcos de Lima, en el Perú, donde se licenció en derecho, en 1619. En 1622 regresó a Madrid. Entre 1624 y 1634, por mandato  del Consejo de Indias, recopiló las leyes de Indias.


Fue relator del Consejo de Indias, entre 1636 y 1639, para desempeñarse después, en 1658, como Oidor de la Casa de Contratación de Indias, en Sevilla, hasta que fue nombrado Cronista Mayor de Indias.


La historiografía lo recuerda, aparte de su tesonera obra de recopilación legislativa, por haber escrito, en Madrid, en 1656, “El Paraíso en el Nuevo Mundo: comentario apologético: historia natural y peregrina de las Indias Occidentales, Islas de Tierra Firme del Mar Océano”.


Escribió su libro El Paraíso… entre 1645 y 1650, obra que permaneció prácticamente desconocida hasta que la rescata el historiador peruano Raúl Porras Barrenechea, en 1943. 


En la segunda parte de su libro (2008, Tomo II), dividido en dos partes, sitúa al Paraíso  Terrenal (PT) en América, en particular en la Amazonía peruana


Sustenta su tesis en dos argumentos principales: el criterio de autoridad y el de las condiciones excepcionales del territorio.


El criterio de autoridad


Se basó en los escritos de San Efrén (doctor de la Iglesia y creador de dogmas del canon católico en el siglo IV, que aceptaba la posibilidad de que el PT estuviera en otras partes distantes) y de Bar-Kephas, un teólogo sirio del siglo IX, que señaló que el PT existió en una tierra distinta a la occidental, en naturaleza y calidad, situada en el medio del mar, rodeada por montes inaccesibles, y en aguas no navegadas por ningún hombre.  


Se apoyó en los textos de viajeros y cronistas, como, entre otros, Cristóbal Colón, López de Gómara, Antonio de Herrera, Juan de Solórzano y Joseph de Acosta. 


En efecto, Colón escribió, en 1492, en carta al Papa:


 “…grandes indicios son éstos del Paraíso terrenal”.


Luego Américo Vespucio, señaló en Mundus Novus, de 1503, que:


 “Si el paraíso terrestre en alguna parte está, estimo que no estará lejos de aquellas tierras”.


En realidad, el padre Joseph de Acosta escribió en 1590, antes que León Pinelo, que:


 el Paraíso se encontraba originalmente en América, pero que se había perdido (Acosta J. 1987-1590: 114). 


El criterio de las condiciones excepcionales del territorio


El segundo argumento consistió en comparar las características bíblicas del PT (un lugar donde reina una constante primavera y los bienes de la naturaleza son diversos y abundantes) con el territorio de la Amazonía peruana, donde se aprecia templanza del clima (sin fuertes inviernos y veranos) y donde se consiguen grandes bosques, muchos cuerpos de agua y abundancia de plantas y animales.


Ese lugar contenía, pensaba, lo mejor y lo más puro del planeta.




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