lunes, 25 de marzo de 2019

Las Amazonas: Fieras y Bellas Guerreras de la Selva Peruana

Representación de las Amazonas en Justice League

Encontrar El Dorado, una ciudad entera hecha con oro, es con diferencia el mayor foco de leyendas y traiciones en la historia de la conquista de América. 

Francisco de Orellana traicionó, en 1541, a Gonzalo Pizarro, el hermano más pendenciero del conquistador del Perú, cuando éste dirigía una expedición desastrosa hacia el «País de la Canela» (otra leyenda, que data de los tiempos de Colón). 

Cercados por el hambre, Orellana y medio centenar de hombres se ofrecieron a continuar el viaje con un bergantín para conseguir comida y luego regresar, pero lo cierto es que no tenían pensado volver sobre sus pasos. 

Para cuando Pizarro conoció su deserción, Orellana se encontraba atrapado en el corazón del Amazonas, ante la creencia de que se hallaba cerca de El Dorado. 

Sin embargo, no dio con ningún tesoro, sino con un grupo de aguerridas jóvenes mujeres que atacaron con furia a sus hombres. 

Al respecto Fray Gaspar de Carvajal dijo:

"Los bergantines de Orellana fueron atacados en su bajada por el río Amazonas por hasta diez o doce mujeres, que estas vimos nosotros que andaban peleando delante de todos los indios como capitanas, y peleaban ellas tan animosamente que los indios no osaban volver las espaldas, y al que las volvía delante de nosotros le mataban a palos; y esta es la causa por donde los indios se defendían tantos. Estas mujeres son muy blancas y altas y tienen muy largo el cabello y entrenzado y revuelto a la cabeza, y son muy membrudas y andaban desnudas en cuero, tapadas sus vergüenzas, con sus arcos y flechas en las manos.

Por un interrogatorio a los indigenas, los españoles supieron que todas estas amazonas estaban bajo la mano y jurisdicción de una caudilla llamada Coñori, que junto a un grupo selecto de mujeres, vivía rodeada de oro y plata. La tierra en la que vivían era fría y con poca leña, si bien abundante de comida. El lugar estaba tan lejos como para que quien osara ir muchacho volviera viejo. 

Gonzalo Fernández de Oviedo escribió, al tener noticia directamente por Orellana, una carta dirigida al Cardenal Bembo con las costumbres de estas mujeres: 

 "... en cierta parte oyeron una batalla muy reñida y los capitanes eran mujeres flecheras que estaban allí por gobernadores a las cuales nuestros españoles llamaron amazonas sin saber por qué, como V.S.R ma. mejor sabe, este nombre, según justino, se les da por falta de la teta que se quemaban aquellas que se dijeron amazonas, en lo demás no les es poco anexo el estilo de su vida pues esta viven sin hombres y señorean muchas provincias y gentes y en cierto tiempo del año llevan hombres a sus tierras con quien han sus ayuntamientos y después que están preñadas los echan de la tierra e si paren hijo o le matan o envían a su padre...».

Más allá de Orellana, ningún europeo pudo documentar de qué tribu se trataba o si existió algo parecido al mito, pues ni antes ni después lucharon otros conquistadores con guerreras así. 

En busca del pueblo sin maridos En 1745, el viajero francés Carlos Marie de la Condamine se propuso dar con las amazonas que había descrito Orellana. Así cuenta en las crónicas de su Viaje a la América Meridional que fue preguntando a los nativos si tenían alguna noticia de «las belicosas mujeres que Orellana pretendió haber encontrado y combatido, y si era verdad que vivían alejadas del trato de los hombres. Nos dijeron todos que así se lo habían oído contar a sus padres, añadiendo multitud de detalles, demasiado largos de repetir, que tienden a confirmar que hubo en ese continente una república de mujeres que vivían sin admitir ningún hombre entre ellas, y que se retiraron al interior de las tierras del Norte, por el río Negro o por alguno de los que por el mismo punto desaguan en el Marañón».

El mito quedó impreso para siempre en el nombre del lugar. Temporalmente el río descubierto por los españoles fue llamado Orellana, pero pronto se denominó Río de las Amazonas o Gran Río Amazonas, como se conoce hoy de forma general y a la gran selva la Amazonía.

En la Región de Chachapoyas, en el norte de Perú, los incas primero y luego los españoles encontraron una civilización de gente blanca, alta y de ojos azules, quedando totalmente sorprendidos. 

Los incas procedieron a llevar a lindas mujeres chachapoyas al Cuzco para procrear mejor descendencia con los jóvenes de la nobleza, por lo que se puede establecer que los incas fueron personas mayormente con las características de su línea materna.


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El Mito Europeo de las Amazonas

Las Amazonas eran un pueblo de solo mujeres descendientes de Ares, dios de la guerra y de la ninfa Harmonía. Se ubicaban a veces al norte, otras en las llanuras del Cáucaso, y otras en las llanuras de la orilla izquierda del Danubio. En su gobierno no interviene ningún hombre, y como jefe tienen una reina. La presencia de los hombres era permitida siempre que desempeñaran trabajos de servidumbre. Para perpetuar la raza se unían con extranjeros, pero sólo conservaban a las niñas. Si nacían varones, se cuenta en algunas versiones, que los mutilaban dejándolos ciegos y cojos. Otras fuentes indican que los mataban. Por decreto, a todas las niñas les cortaban un seno, para facilitarles el uso del arco y el manejo de la lanza. De esta costumbre proviene su nombre ‘amazonas’ del griego ‘amazwn’ que significa ‘las que no tienen seno’. Eran un pueblo muy guerrero, por lo que su diosa principal era Artemisa, la cazadora. Debido a esto, se les atribuía la fundación de Éfeso y la construcción del Gran Templo de Artemisa.

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