Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal - X Conde de Lemos |
Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal, (Madrid, 1632 - † Lima, 1672); X Conde de Lemos, VII Marqués de Sarria, III Duque de Taurisano y XXVII Virrey del Perú de 1667 a 1672.
Administrador y político español nacido en Madrid en 1632, fue educado para la guerra, siendo favorito de la corte cuando el rey Carlos II lo nombró Virrey de Perú en 1666.
El 9 de noviembre de 1667 llegó al puerto del Callao e hizo su entrada en Lima tomando posesión de su cargo el 21 de noviembre como nuevo Virrey del Perú.
Fue famoso en ese período por ser justiciero e inflexible, y por preocuparse por la pureza de las prácticas religiosas.
Dio impulso a la construcción de edificaciones en Lima, y fundó algunas instituciones públicas en Lima, como un hospital para indios convalecientes y un hospicio para mujeres arrepentidas: la Casa de las Amparadas.
Cuando bandos de mineros se enfrascaron en disputas en Puno, el Virrey Conde de Lemos acudió para resolver la situación, ejecutando a los principales revoltosos.
A principios de 1670 llegaron a Lima noticias sobre el famoso corsario inglés Henry Morgan, quien había tomado Chagres, y capturado y saqueado la ciudad de Panamá. Esto motivó a que el Virrey Fernández de Castro enviara una expedición de 18 barcos y casi 3 mil soldados, pero su arribo a Panamá fue demasiado tarde; Morgan ya había abandonado la ciudad.
Fernández de Castro fue un católico muy devoto y cercano a los Jesuitas, uno de los cuales,el Venerable Francisco del Castillo fue su padre confesor.
El Virrey ayudó no solo económicamente, sino que laboró durante la construcción de la Iglesia de Los Desamparados, cerca al puente del río Rímac, en Lima. También colaboró en la fundación de la Casa de Amparadas para prostitutas arrepentidas colaborando con el Venerable padre Francisco del Castillo.
El Conde y su consorte, la Condesa Ana Francisca de Borja y Doria, también fueron importantes auspiciadores de la canonización de Santa Rosa de Lima, tanto en la Corte de España y por esa intermediación en el Vaticano. El 12 de febrero de 1668 Rosa fue beatificada, con una celebración oficial que se llevó a cabo el 15 de abril de ese año en la Basílica de San Pedro, la comunicación oficial llegó a Lima el 18 de enero de 1669.
El Conde y la Condesa recibieron, el 15 de junio de 1670, en el puerto de Callao la escultura de la Beata Rosa de Lima, enviada desde el Vaticano, obra del escultor Melchor Caffa. Con ocasión de su beatificación, su féretro de madera fue reemplazado por uno de plata, costeado por la Condesa.
Por requerimiento de la regente española Mariana de Austria, el 11 de agosto de 1670 Rosa fue nombrada Patrona de las posesiones españolas en América y Filipinas.
Rosa fue canonizada el 12 de abril de 1671 por el Papa Clemente X.
Rosa fue la primera nacida en América en ser consagrada como santa católica.
Durante el gobierno del Conde de Lemos, se produjeron hechos prodigiosos, al intentar borrar la imagen del Señor de los Milagros por considerarlo un culto clandestino y reprobable.
Las reuniones para venerar la imagen eran los viernes por la noche, alumbrados por las llamas de cera; los devotos llevaban flores, perfumando el ambiente con el sahumerio, entonando plegarias acompañándose de arpa, cajas y vihuelas. Con el tiempo, se fue incrementando la peregrinación. Muchas veces se produjeron hechos de índole distinta a las prácticas religiosas. Viendo con malos ojos todos estos hechos el Párroco de San Sebastián, José Laureano de Mena, hace de conocimiento al virrey Conde de Lemos, don Pedro Antonio Fernández de Castro para que intervenga como autoridad, y prohibiese las reuniones, y la orden irrevocable de borrar al Cristo, ya que, según su criterio, estaba fuera de los cultos religiosos.
El Virrey traslado la solicitud a la máxima autoridad eclesiástica que era en ese momento el Provisor y Vicario General Esteban de Ibarra, por haber fallecido el Arzobispo Pedro de Villagomez. Este envió el 4 de septiembre al sitio al promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galván, Laureano de Mena y el Notario Juan de Uría, quienes verificaron la existencia de la imagen del Cristo Crucificado, una concurrencia de unas doscientas personas que entonaron el salmo miserere «Tibi soli peccavi» y la presencia del sacristán de la Parroquia de San Marcelo José de Robledillo, a quien José Lara le llamó la atención de autorizar con su presencia tal tipo de reuniones, se armó un tumulto en que los congregados en el lugar rodearon a los representantes eclesiásticos que se vieron obligados a abandonar el lugar.
Esteban Ibarra dictaminó que se prohibiesen tales reuniones y que se borrase la imagen, por lo cual entre el 6 y el 13 de septiembre de 1671, se constituyó al lugar un comité especial dispuesto por el Promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galán, un notario, posiblemente el mismo Juan de Uría, un pintor indígena de brocha gorda y el capitán de la guardia del Virrey, Pedro Balcazar, escoltado por dos escuadras de soldados para el caso que se produjesen desmanes por la cantidad de curiosos y vecinos que rodeaban el lugar.
El primero en intentarlo fue el pintor que al momento de subir por la escalera hacia la imagen comenzó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido, intentó de nuevo proseguir con su tarea, pero al subir otra vez, fue tal su impresión que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin concretar el encargo. El segundo hombre, se acercó a la imagen, pero algo vio en ella que le hizo desistir de raspar la imagen. El tercero, fue un soldado real de ánimo más templado, éste subió, pero bajó rápidamente explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen, vio que ésta se ponía más bella y que la corona de espinas se tornaba verde.
Ante la insistencia de las autoridades por borrar la imagen, la gente manifestó su disgusto y comenzó a proferir grandes voces. En vista de lo cual el virrey y el vicario Ibarra decidieron revocar la orden y el Vicario Ibarra autorizó su culto.
En una visita del virrey y su esposa, éste impresionado encargó a Manuel de Escobar y Fray Diego Maroto la construcción de una ermita. El 14 de septiembre de 1671 se ofició la primera misa ante las altas autoridades eclesiásticas y civiles, fecha que coincide con el día de La Exaltación de la Cruz, comenzándose a difundir el culto y a llegar de diferentes lugares numerosos fieles, comenzándolo a llamar al crucificado Santo Cristo de los Milagros, o de Las Maravillas.
El Virrey fallece en Lima, el 6 de diciembre de 1672. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de Nuestra Señora de Desamparados siendo su corazón depositado a los pies de la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, en la Iglesia que ayudó a construir. Cuando la antigua Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, detrás de Palacio de Gobierno, fuera demolida en 1938 el corazón del Conde de Lemos fue llevado a la Iglesia de San Pedro y puesto en un nicho entre los altares de San Francisco de Borja y San Luis Gonzaga. El resto de su cuerpo fue trasladado a su ciudad natal. (datos: Wikipedia)