sábado, 7 de noviembre de 2015

Jose Luis Bustamante y Rivero

Jose Luis Bustamante y Rivero

Jose Luis Bustamante y Rivero fue un presidente modelo, la persona correcta y preparada que los peruanos no vemos desde hace mucho tiempo, en la presidencia del país.

Nació en Arequipa el 15 de enero de 1894 y falleció en Lima el 11 de enero de 1989.

Destacado abogado, diplomático, escritor y político. 

Entre los cargos importantes que ocupó sobresalen:

-Presidente Constitucional de la República del Perú de 1945 a 1948.

-Presidente de la Corte Internacional de Justicia de La Haya entre 1967 y 1969.

Hombre de formación jurídica y de reconocida probidad, llegó al poder representando una alianza de partidos, el Frente Democrático Nacional (FDN), de la que formaba parte el partido aprista. 

Gobernó al Perú con total honestidad y pleno apego a las leyes, algo poco usual en la historia peruana.

Su gobierno fue de amplias libertades públicas, pero lamentablemente sufrió la extrema oposición y ataques de su propio aliado el aprismo.

Hecho notable en su gestión fue extender la soberanía marítima peruana hasta las doscientas millas marinas, en 1947.

En octubre del año 1948 fue derrocado, mediante un golpe militar llevado a cabo por el General E.P. Manuel A. Odría.

Luego de vivir exiliado en Buenos Aires, Madrid y París, regresó al Perú en febrero de 1956.

Totalmente desilusionado de los políticos y militares peruanos, no participó más en esta actividad, dedicándose a trabajar como abogado.

En ese período, fue incorporado a la Academia Peruana de la Lengua y también electo decano del Colegio de Abogados de Lima. 

En 1961, las Naciones Unidas lo nombró integrante de la Corte Internacional de Justicia de La Haya

El 5 de abril de 1967, Jose Luis Bustamente y Rivero fue designado presidente de este alto tribunal internacional de justicia, cargo que ocupó hasta 1969

Tras terminar su período como magistrado de la Corte de La Haya, regreso al Perú y fue designado mediador del enfrentamiento fronterizo entre Honduras y El Salvador, conflicto que terminó en octubre de 1980 con la suscripción en Lima de un tratado de paz entre ambas naciones.

Jose Luis Bustamante y Rivero es el presidente más distinguido que ha tenido Perú en toda su historia republicana.

Los políticos peruanos, tan venidos a menos en la actualidad, deben emular a Jose Luis Bustamante y Rivero. (Fuentes varias y jlhurtadov)

martes, 3 de noviembre de 2015

El Imperio Inca y la Conquista de los Mapuches, Aucas o Araucanos en Chile

Emperador Inca: Huayna Cápac

El Inca Túpac Yupanqui realizó una expedición de conquista, la que inició recorriendo el Collao, Cochabamba y Tucumán. 

De Charcas se dirigió al sur y conquistó a los diaguitas de los valles transversales y a parte de las poblaciones picunches, (grupo mapuche septentrional) que habitaban el Valle de Chile (el actual valle del Aconcagua) y algunas comarcas ubicadas al sur de él, fijándose así los límites del Imperio inca, en una zona que convencionalmente los historiadores y la arqueología extienden hasta el río Maule.

El español Alonso de Ercilla, en el poema épico La Araucana (1569); el Inca Garcilaso de la Vega, en su libro Comentarios reales de los incas (1609); y los cronistas Jerónimo de Vivar (Crónica y relación copiosa y verdadera de los Reinos de Chile, 1558), Miguel de Olaverría (Informe de Miguel de Olaverria sobre el Reyno de Chile, sus Indios y sus guerras, 1594) y Vicente Carvallo y Goyeneche (Descripción histórico geografía del Reino de Chile, 1796) relatan la expedición inca hacia el río Maule.

Los incas sometieron algunos pueblos del Valle de Chile quienes les pagaron tributos. 

En esta campaña al sur se libró una guerra entre 20 mil soldados del ejército inca de Túpac Yupanqui y 20 mil mapuches, al sur del Maule. El subgrupo picunche, conocido como promaucaes por los españoles, enterados de la venida de los incas se aliaron con los subgrupos Antalli, Cauqui y Pincu. Los incas enviaron parlamentarios para que los promaucaes reconocieran a Túpac Yupanqui como soberano —los incas llamaban promaucaes o purumaucas o purum aucca, a las poblaciones que no estaban sometidas a su Imperio—. Los promaucaes decidieron dar batalla y se enfrentaron por tres días con los incas. Este suceso se conoce como batalla del Maule.

El enfrentamiento produjo gran cantidad de muertos en ambos bandos, sin que ninguno de los ejércitos resultara vencedor. Al cuarto día decidieron no enfrentarse. Los promaucaes se retiraron del campo de batalla cantando victoria. Los incas habrían evaluado perseguirlos para continuar con la batalla o asegurar lo que ya había sido conquistado. Finalmente decidieron no tratar de continuar la conquista, sino fortalecer sus posiciones y administrar los territorios ya conquistados al norte, donde los nuevos pueblos vasallos aceptaron de buen grado el dominio y obtuvieron ventajas de él. 

Sin embargo, existen algunas crónicas españolas que indicarían que se habría producido una última expansión o invasión más al sur, hasta el río Biobío, la que habría sido realizada por fuerzas del Imperio Inca durante el gobierno de Túpac Yupanqui o de Huayna Cápac. 

Las crónicas mencionadas son el Informe de Miguel de Olaverría: 

«Conquistaron, los peruanos, y sujetaron todos los indios que había hasta el gran río de Biobío, como hoy se ve haber llegado hasta el dicho río por los fuertes que hicieron en el cerro del río Claro, donde pusieron y tuvieron frontera a los indios del estado (de Arauco) con quienes tuvieron muchas batallas»

También la crónica del padre Anello Oliva en su "Historia del Perú" (publicada en una traducción al francés):

«qu'il soumit jusqu'a la vallée d'Arauco, où il passa l'hiver, après y avoir fait construire quelques forts. Il soumit ensuite les provinces de Chillhue et de Chillcaras (que sometió hasta el valle de Arauco, donde pasó el invierno, después allí haber hecho construir algunos fuertes. Sometió a continuación las provincias de Chillhue y de Chillcaras)». 

Las crónicas mencionan que durante los años 1520, los dos hijos del inca Huayna Cápac, Huáscar y Atahualpa, se disputaron el Imperio en una encarnizada guerra civil, debilitando el ejército inca en territorio mapuche, lo cual los habría forzado a abandonar sus posiciones y a replegarse al norte para defender en mejores condiciones su territorio conquistado. (Datos:  Wikipedia)

lunes, 26 de octubre de 2015

Túpac Amaru I Fue el 4° y Ultimo de los Incas Rebeldes de Vilcabamba

Inca Túpac Amaru I

Se conoce como incas de Vilcabamba a los cuatro monarcas rebeldes, sucesores de Atahualpa, que se enfrentaron a la destrucción del Imperio inca por parte de los conquistadores españoles y sus aliados andinos.

Ellos encarnaban la resistencia de la élite cuzqueña y gobernaron entre 1537 y 1572, sobre un reducido pero influyente estado incaico llamado  Imperio Neoinca de Vilcabamba. 

Eran legítimos herederos de Huayna Cápac y parientes de Huáscar y Atahualpa.

El territorio sobre el que pudieron ejercer un poder efectivo, estaba al este de la ciudad actual de Cuzco y equivalía aproximadamente al tamaño del actual departamento del mismo nombre, que ya era controlado en esa época por los españoles.

Los Incas de Vilcabamba fueron: 

-Manco Inca Yupanqui 

-Sayri Túpac Inca 

-Titu Cusi Yupanqui 

-Túpac Amaru I

Túpac Amaru I (1545 - 24 de septiembre de 1572), fue el cuarto y último inca rebelde de Vilcabamba. Hijo de Manco Inca fue hecho sacerdote y guardián del cuerpo de su padre. 

Túpac Amaru I asumió como Inca de Vilcabamba después de que su medio hermano el Uari Inca Titu Cusi Yupanqui muriera en 1570. 

Los incas creían que su medio hermano se había visto forzado a admitir a los sacerdotes misioneros en Vilcabamba y que los españoles lo habían envenenado. 

En esos tiempos los españoles todavía no estaban advertidos de la muerte del anterior Uari Inca y habían enviado rutinariamente dos embajadores para continuar con las negociaciones en curso. El último de ellos fue el conquistador Atilano de Anaya quien, tras cruzar el puente de Chuquisaca, fue capturado y ejecutado junto con su escolta por el general inca Curi Paucar.

Al ser confirmada esta noticia por el cura de Amaybamba, el nuevo virrey del Perú, Francisco Álvarez de Toledo, decidió someter por la fuerza al reino de Vilcabamba. 

Apelando a la justificación de que los incas habían roto "la inviolable ley de todas las naciones del mundo: el respeto a los embajadores" el virrey declaró formalmente la guerra el 14 de abril de 1572.

La expedición de conquista fue encargada al encomendero y regidor Martín Hurtado de Arbieto, como maestre de campo fue designado Juan Álvarez Maldonado y como alférez real y secretario Pedro Sarmiento de Gamboa. 

Las poderosas españolas estaban conformadas por varias piezas de artillería, 250 soldados españoles y 2500 nativos aliados, entre los cuales figuraban 1000 cañaris, enemigos mortales de la panaca de los incas rebeldes.

Para la defensa de Vilcabamba, el inca Túpac Amaru I contaba con aproximadamente 2000 soldados de los cuales 600 o 700 eran guerreros anti (llamados chunchos por los incas del Cuzco), de quienes el fallecido Titu Cusi solía decir a los emisarios españoles, fingida o realmente, que aún practicaban el canibalismo. 

Entre sus generales figuraban Hualpa Yupanqui, Parinango, Curi Paucar y Coya Topa.

Para atacar el baluarte inca, Hurtado de Arbieto dividió a su ejército en dos grupos, el primero de ellos bajo su mando directo atacaría por Chuquichaca mientras que la segunda columna, al mando de Arias de Sotelo, lo haría por Curahuasi. 

Se libraron gran cantidad de escaramuzas, pero la única gran batalla de la campaña tuvo lugar en Choquelluca, a orillas del río Vilcabamba. Los incas atacaron primero con mucho espíritu a pesar de estar solo ligeramente armados, pero los españoles y sus aliados indígenas lograron resistirlos; según Martín García Óñez de Loyola, los españoles llegaron a estar en un momento crítico a punto de ser arrollados por los guerreros incas, pero súbitamente éstos abandonaron el combate tras ser arcabuceados y muertos sus generales Maras Inga y Parinango.

Un momento cumbre del combate se alcanzó con la pelea personal y a mano limpia entre el capitán inca Huallpa y el español García de Loyola, cuando el comandante español se hallaba en una situación desesperada por haber recibido varios golpes directos y encontrarse en riesgo de ser desabarrancado, uno de sus leales disparó traidoramente sobre la espalda del inca, matándolo y provocando un clima de indignación que reavivó el combate. 

Los cronistas españoles lo narraron así: Crónica de Martín de Murúa..."Peleóse con gran porfía de una parte y otra, y Martín García de Loyola se vio en un evidentísimo peligro de la muerte porque estando peleando salió un indio enemigo de tan gran disposición de cuerpo y fuerza, que parecía medio gigante y se abrazó con él por encima de los hombros que no le dejaba rebullirse, pero socorrió le un indio amigo, de los nuestros, llamado Currillo, que llegó con un alfanje y le tiró una cuchillada a los pies, que se los derribó, y segundando otra por los hombros lo abrió de suerte que cayó allí muerto, y así, mediante este indio, se libró de la muerte el capitán Martín García de Loyola, que cierto fue hazaña digna de poner en historia el ánimo y presteza con que Currillo quitó la vida al medio gigante de dos cuchilladas, y salvó a su capitán. 

Tras esta batalla los españoles capturaron la ciudad y el palacio de Vitcos, al acercarse la expedición a la ciudadela de Tumichaca fueron recibidos por su comandante Puma Inga, quien rindió sus fuerzas y manifestó que la muerte del comisionado español Anaya había sido responsabilidad de Curi Paucar y otros capitanes rebeldes a sus incas deseosos de la paz. 

El 23 de junio cayó ante la artillería española el último foco de resistencia inca, el fuerte de Huayna Pucará, que los nativos habían construido recientemente y se encontraba defendido por 500 chunchos flecheros. 

Los restos del ejército inca, ahora en retirada, optaron por abandonar Vilcabamba su última ciudad y dirigirse a la selva para reagruparse.

El 24 de junio los españoles tomaron posesión de la misma cumpliendo Sarmiento con las solemnidades del caso, quien tras enarbolar el estandarte real en la plaza del poblado proclamó "Yo, el capitán Pedro Sarmiento de Gamboa, alférez general de este campo, por mandato del ilustre señor Martín Hurtado de Arbieto, general de él, tomo posesión de este pueblo de Vilcabamba y sus comarcas, provincias y jurisdicciones". 

Acto seguido campeó tres veces el estandarte y a grandes voces dijo: "Vilcabamba, por don Felipe, Rey de Castilla y León", el estandarte es clavado en tierra y se realizan las salvas de ordenanza. 

Acompañado de los suyos Túpac Amaru I se había marchado el día anterior con dirección al oeste, dentro de los bosques de las tierras bajas. El grupo, que incluía a sus generales y a los miembros de su familia, se había dividido en pequeñas partidas en un intento de evadir la persecución. 

Grupos de soldados españoles y sus indios auxiliares fueron enviados para cazarlos trenzándose en sangrientas escaramuzas con la escolta del inca. Uno capturó a la esposa e hijo de Wayna Cusi. El segundo regresó. El tercero regresó también lo hizo con dos hermanos de Túpac Amaru, otros parientes y sus generales. El Uari Inca y su comandante permanecieron sueltos. 

A continuación un grupo de cuarenta soldados elegidos personalmente salieron en persecución de éstos. Siguieron el río Masahuay durante 170 millas, donde encontraron un almacén inca con cantidades de oro y vajilla de los incas. Los españoles capturaron un grupo de chunchos y los obligaron a decirles lo que habían visto, y si habían visto al Uari Inca. Estos informaron que se había ido río abajo, en bote. Los españoles construyeron después 20 balsas y continuaron la persecución. Río abajo descubrieron que Túpac Amaru había escapado por tierra. 

Continuaron con la ayuda de los aparis, los cuales avisaron qué ruta habían seguido los incas e informaron que Túpac Amaru I se veía ralentizado debido a que su mujer estaba a punto de dar a luz. Después de una marcha de 50 millas vieron una fogata alrededor de las nueve de la noche. Encontraron al Uari Inca Túpac Amaru y a su mujer calentándose entre sí. Les aseguraron que no se les produciría ningún daño y asegurarían su rendición. Túpac Amaru fue apresado. 

Los cautivos fueron traídos de regreso a las ruinas de Urcos y juntos se encontraron en Cuzco el 30 de noviembre. Los vencedores también trajeron los restos momificados de Manco Cápac y Titu Cusi Yupanqui y una estatua de oro de Punchao, la más preciada reliquia del linaje inca que contenía los restos mortales de los corazones de los incas fallecidos. Estos objetos sagrados fueron luego destruidos.

Los españoles hicieron varios intentos para convertir a Túpac Amaru I al cristianismo pero se cree que estos esfuerzos fueron rechazados por un hombre que estaba convencido de su fe. 

Los cinco generales incas que capturados recibieron un juicio sumario en el que nada fue dicho en su defensa y fueron sentenciados a la horca. Varios de los que murieron de las severas torturas que recibieron fueron también colgados. 

El juicio del Uari Inca comenzó un par de días más tarde. Túpac Amaru fue condenado por el asesinato de los sacerdotes en Urcos, de los cuales fue probablemente inocente. Fue sentenciado a la decapitación. Numerosos clérigos, convencidos de la inocencia de Túpac Amaru I, suplicaron de rodillas al virrey que el líder Inca fuera enviado a España para ser juzgado en vez de ser ejecutado.

Un testigo ocular del día de la ejecución, el 24 de septiembre de 1572, lo recordaba montado en una mula con las manos atadas a su espalda y una soga alrededor del cuello. Otros testigos dijeron que había grandes masas de personas y que el Uari Inca estaba rodeado por cientos de guardias con lanzas. 

Frente a la catedral, en la plaza central de Cuzco, un patíbulo había sido erigido. Se dice que había entre 10 mil y 15 mil personas presentes. 

Túpac Amaru subió al patíbulo acompañado por el obispo de Cuzco. Mientras lo hacía, se dice en las fuentes que "una multitud de indios [sic], que llenaron completamente la plaza, vieron el lamentable espectáculo de que su señor e Inca iba a morir, ensordecieron los cielos, haciéndolos reverberar con sus llantos y lamentos" (Murúa 271).

Como es relatado por Baltasar de Ocampa y fray Gabriel de Oviedo, prior de los dominicos en Cuzco, ambos testigos oculares, el inca levantó su mano para silenciar a las multitudes, y sus últimas palabras fueron: "Ccollanan Pachacamac ricuy auccacunac yahuarniy hichascancuta (Ilustre Pachacamac, atestigua como mis enemigos derraman mi sangre)"

A decir de algunos historiadores, cuando el virrey Toledo dejó su cargo para regresar a España fue recibido por el rey Felipe II con las siguientes palabras: 

«Podéis iros a vuestra casa, porque yo os envié a servir reyes, no a matarlos»...aludiendo a la trágica muerte de Túpac Amaru I.

Cerca de cuarenta años después de que la conquista del Imperio Inca hubiese comenzado con la ejecución de Atahualpa, esta concluyó con la ejecución de su sobrino Túpac Amaru I. 
Con el fin de prevenir el resurgimiento del imperio y borrar todo rastro de su descendencia, la fuente de futuras generaciones reales fue prontamente eliminada por el virrey. Varias docenas de personas, incluyendo al hijo de tres años de Túpac Amaru, fueron desterradas a los actuales México, Chile, y Panamá.

Sin embargo, a algunos se les permitió finalmente retornar sus lugares de origen y 2 siglos después, uno de sus descendientes, José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru II, lideró un levantamiento indígena en 1780. (Datos: Wikipedia)

domingo, 25 de octubre de 2015

Desde 1880 No se Sabe Nada del Fantasmal 2° Ejército Peruano

Francisco Bolognesi y Oficiales
Esperaron Hasta Ultimo Momento
la Llegada del 2° Ejército Peruano
de Segundo Leiva

El 26 de mayo de 1880, durante la Guerra del Guano y el Salitre, se produjo lo que se conoce como la Batalla del Alto de la Alianza. en la que fueron derrotados por Chile los ejércitos de Perú y Bolivia.

Nicolás de Piérola, había dado un golpe de Estado, asumiendo la jefatura del Estado peruano como dictador. 

Lizardo Montero, comandaba las fuerzas peruanas en Tacna, al mando del Primer Ejército Peruano. 

Para evitar una victoria de Montero sobre los chilenos, lo que le daría muchos bonos políticos, Piérola deja de enviarle armas, municiones, alimentos, ropa, dinero y todo tipo de suministros. 

A Montero se suman de mala gana los bolivianos, mal entrenados, pésimamente armados, y sin ningún deseo de combatir. 

Según el tratado de la alianza Perú-Bolivia, el mando lo asume el "comandante" boliviano Narciso Campero. 

La estrategia inicial era que los chilenos debían enfrentar al primer ejército peruano, siendo rodeados por la retaguardia por el Segundo Ejército Peruano al mando del coronel Segundo Leiva.

Leiva, adicto a Piérola recibe órdenes de demorar la marcha desde Arequipa hasta Tacna, así su ejército tarda un mes en aproximarse a Ilo, y luego retorna apresuradamente, en pocos dias a Arequipa, sin haber realizado su cometido de enfrentar a los invasores chilenos.

Derrotado Montero en Tacna, los bolivianos huyen cobardemente a la serranía por segunda vez, para no participar más en la guerra.

En Arica comandaba Francisco Bolognesi, quién no aceptó el pedido de rendición que le hicieron llegar los chilenos, esperando también la llegada del Segundo Ejército Peruano del coronel Leiva.

Bolognesi espera hasta el último aliento de vida la llegada del Segundo Ejercito Peruano, lo que nunca ocurrió, y muere acribillado junto con sus pficiales y soldados sometidos a degüellos criminales por los chilenos.

Bolognesi, más que un héroe, fue una víctima de la traición de sus propios compatriotas. 

Piérola, Segundo Leiva, y el 2° Ejército Peruano de Arequipa, convirtieron lo que pudo ser una victoria peruana y el fin de la guerra, en una sucia derrota.

Después de estas acciones el tristemente célebre 2° Ejército Peruano, no aparece en ninguna otra batalla o contienda. 

¿Lo que ocurrió, no califica en el delito de traición a la patria? ¿Alguna vez el Estado peruano investigó, juzgó y sancionó estos hechos que condujeron a la derrota peruana y a la pérdida de territorio? No tenemos información al respecto, pero parece que no. 

Pensamos que si Bolognesi se hubiese enterado que el 2° Ejército Peruano no iba a llegar nunca, hubiera preferido la rendición, porque sabía que sólo, la victoria era imposible, y él no era un suicida y menos un criminal para llevar a la muerte a tantos peruanos. 

¿Aparecerá alguna vez el fantasmal 2° Ejército Peruano? (jlhurtadov)

martes, 20 de octubre de 2015

Guerra entre la Gran Colombia y Perú 1828/1829

Batalla de Cruces - Guerra Gran Colombia Vs Perú

Luego de la expulsión de Sucre y sus tropas grancolombianas de territorio boliviano por parte del Ejército Peruano al mando de Agustín Gamarra, Simón Bolivar lanza la siguiente proclama el 3 de julio de 1828:

"A los pueblos del Sur: La perfidia del gobierno del Perú ha pasado todos los límites y hollado todos los derechos de sus vecinos de Bolivia y de Colombia. Después de mil ultrajes sufridos con una paciencia heroica, nos hemos visto al fin obligados a repeler la injusticia con la fuerza. Las tropas peruanas se han introducido en el corazón de Bolivia sin previa declaración de guerra y sin causa para ello. Tan abominable conducta nos dice lo que debemos esperar de un gobierno que no conoce ni las leyes de las naciones, ni las de gratitud, ni siquiera el miramiento que se debe a los pueblos amigos y hermanos. Referir el catálogo de los crímenes del gobierno del Perú, sería demasiado, y nuestro sufrimiento no podría escucharlo sin un horrible grito de venganza; pero yo no quiero excitar vuestra indignación, ni avivar vuestras dolorosas heridas. Os convido solamente a armaros contra esos miserables que ya han violado el suelo de nuestra hija, y que intentan aún profanar el seno de la madre de los héroes. Armaos colombianos del Sur. Volad a las fronteras del Perú y esperad allí la hora de la vindicta. Mi presencia entre vosotros, será la señal del combate".

Simón Bolivar nunca llegó para dar la señal de combate como prometió, pero el conflicto quedó latente.

Es más, Perú realizó un proceso de expulsión de las tropas "libertadoras" de Simón Bolivar de su territorio, los que se comportaban, al igual que en Bolivia no como libertadores sino como conquistadores, realizando todo tipo de excesos.


Por estas razones, tiempo después se produce la Guerra grancolombo-peruana (1828-1829) que fue un conflicto armado que enfrentó a la Gran Colombia, conformada por los actuales países de Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador, contra la República del Perú. 


El origen de esta disputa hay que buscarla en la tensión surgida entre los gobiernos de ambos países, no bien consolidadas sus respectivas independencias: el gobierno de tendencia liberal del Perú y el gobierno conservador colombiano, representado por el Libertador Bolívar. 


Perú, tras liberarse del régimen bolivariano o vitalicio, ayudó a Bolivia a liberarse del mismo régimen, invadiendo territorio boliviano, lo que enfureció a Bolívar.


A ello se sumó una controversia limítrofe: la Gran Colombia reclamaba el dominio de las provincias de Tumbes, Jaén y Maynas y Perú reclamaba a la vez a la Gran Colombia la provincia de Guayaquil. 


La guerra se dividió en dos campañas, la marítima y la terrestre. 


La campaña marítima resultó favorable al Perú, que ocupó el puerto de Guayaquil, mientras que la campaña terrestre fue favorable a los grancolombianos, siendo el encuentro más relevante la Batalla del Portete de Tarqui.


Culminó la guerra con la firma del Tratado Larrea-Gual o Tratado de Guayaquil, por el que se mantuvo la situación territorial previa al estallido de la guerra, quedando como base de referencia la antigua frontera virreinal para un posterior trazado de límites más preciso. 


Simón Bolivar y sus tropas nunca más pusieron  pie en territorio peruano.
(Datos: Wikipedia y otras fuentes)

lunes, 12 de octubre de 2015

Hombres y Mujeres Blancos, Altos y de Ojos Azules en una Región del Imperio Inca: Los Chachapoyas

Documental El Reino de los Chachapoyas
 de Alejandro Guerrero

Los conquistadores españoles quedaron sorprendidos cuando recorriendo el territorio del Imperio Inca encontraron una zona poblada por gente blanca, alta, de ojos azules, de facciones armónicas, todos completamente diferentes a las que estaban acostumbrados a ver en otras zonas del imperio y en general en América.

La región era Chachapoyas, en el norte del actual Perú.

El cronista español Cieza de León, que escribía crónicas del Perú durante la conquista, describió así a los chachapoyas:

"Son los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por serlo, y por su gentileza muchas de ellas merecieron ser de los incas y ser llevadas a los templos del sol [...] andan vestidas ellas y sus maridos con ropas de lana y por las cabezas solían ponerse llautos, que son señal que traen para ser conocidas en todas partes"

Predecesores de los incas, los chachapoyas tenían grandes edificaciones, como el Gran Pajatén y Kuélap, con diseños y figuras decorativas completamente distintas a las encontradas en otras civilizaciones pre incas y en el Imperio Inca.

Las tumbas encontradas son construcciones sofisticadas edificadas en la parte alta de las montañas y los sarcófagos representan figuras humanas de tipo diferente al común en América.


Sarcófagos de los Chachapoyas


Cóndor de los Chachapoyas

lunes, 28 de septiembre de 2015

Perú Invade Bolivia - Gran Mariscal Peruano Agustín Gamarra Logra la Independencia Verdadera del Pueblo Boliviano

Agustín Gamarra - Gran Mariscal del Perú

Tropas peruanas al mando del general Agustín Gamarra, invadieron la República de Bolivar (hoy Bolivia) en el año 1828.

Esta intervención militar fue la primera de importancia para la nueva Bolivia, porque se produjo a tres años de la independencia de este país.

El propósito real de Perú era forzar la salida de las tropas grancolombinas de territorio de Bolivia, dado que el gobierno peruano, luego de los roces con Bolívar, no terminó de asumir la pérdida del Alto Perú y su desmembración de la nación peruana.

Además, Perú empezó a sentirse amenazado por dos flancos, por un lado la Gran Colombia y por el otro la República de Bolívar, como así se llamaba al principio para auto-halago de Bolivar.

La intromisión peruana fue bien recibida por los bolivianos y no hubo batalla o combate alguno en contra de las fuerzas peruanas.

Como consecuencia de esta acción, Antonio José de Sucre, que gobernaba en Bolivia y las tropas grancolombinas se vieron forzadas a huir de territorio boliviano.

Antecedentes:

Pasado el fervor de la gratitud, los políticos bolivianos se dieron cuenta de que eran solamente subordinados de Bolívar quien ejercía la primera autoridad de su país, y que la mayoría de prefectos o empleados públicos eran personas nacidas en la Gran Colombia.

Existían casos de abusos: un comandante llamado Galindo, grancolombiano, fue ascendido a general de división; otro de la misma nacionalidad, apellidado Fernández, por recomendación de Bolívar, sin haber estado en Junín ni en Ayacucho, recibió una gratificación de cuarenta mil pesos. En esos mismos días, el general boliviano Pedro Blanco Soto (luego presidente de Bolivia) con su división se moría de hambre en Tarija. 

La cancillería de Bolivia no tomaba resolución alguna en los asuntos internacionales hasta después de recibir los correos con el visto bueno de Caracas y de Bogotá.

El descontento del pueblo boliviano contra la influencia bolivariana provocó el motín de Chuquisaca y la inmediata intervención de las fuerzas del Perú, que buscaban expulsar a las tropas colombianas y despejar todo lugar de una posible amenaza.

La intervención peruana no se hubiera podido llevar a cabo sin el apoyo de los principales hombres de Bolivia, estimulados no sólo por propia conveniencia, sino también por el deseo de ver a su patria libre e independiente de una posible amenaza grancolombina, al retener durante tanto tiempo a tropas de la esa nacionalidad.

La población de Bolivia se encontraba dividida parte de ella apoyaba a Sucre y otra a las ideas de Gamarra y Santa Cruz, quienes buscaban la reunificación del Alto y Bajo Perú. 

Tras conocer el motín y el estado convulsivo de Bolivia, Gamarra decide intervenir en Bolivia. 

El 1 de mayo de 1828, Gamarra cruza el río Desaguadero a la cabeza de 5 mil hombres, siendo Jefe de Estado mayor el general Manuel Martínez de Aparicio, a quien dejó guardando el paso del río. 

Gamarra publicó una proclama que encontró eco en una parte significativa de la población. En ella criticó la política de Sucre e hizo la indicación de que el Alto y el Bajo Perú debían formar una nación. 

Gamarra llegó a La Paz el 8 de mayo, a la sazón de hallarse a la cabeza del gobierno y de las tropas de Bolivia el presidente del consejo de ministros, general José María Pérez de Urdininea.

Habiendo abandonado los bolivianos fieles a Antonio José de Sucre la ciudad de Oruro, ésta fue ocupada por Gamarra, quien más tarde entró también en Potosí y La Plata. Gran parte de los habitantes de las tres ciudades le recibieron con los honores de un libertador por expulsar a las tropas grancolombinas.

Gamarra al ver que Sucre estaba detenido por las tropas bolivianas le hizo poner en libertad y el Gran Mariscal se retiró a Mojotoro. 

Con la ocupación de Cochabamba por las fuerzas del general Cerdeña, que estaba a órdenes de Gamarra, toda Bolivia con excepción de Santa Cruz y Tarija quedó ocupada por las fuerzas peruano-bolivianas. 

Viendo Antonio José de Sucre que la opinión del país estaba a favor de la salida de las tropas colombianas, y que toda resistencia era inútil, insinuó la conveniencia de entablar negociaciones entre Gamarra y Urdininea. Insinuación que encontró eco en la voluntad de ambos jefes, quienes enviaron sus representantes a Piquiza, en donde, el 6 de julio de 1828 se firmó el tratado con el mismo nombre de la localidad. El 7 de marzo de 1828, se canjearon las ratificaciones del tratado firmado en días anteriores. 

Entre otras cosas, se acordó en el tratado la salida de todos los extranjeros del territorio boliviano, tanto tropas auxiliares colombianas como aquellos otros extranjeros que hubieran tomado parte activa en la política boliviana; también se dispuso la reunión de un Congreso en Chuquisaca para admitir la dimisión de Sucre y nombrar un gobierno provisional. La salida de las tropas grancolombinas sería por el puerto de Arica, en transportes que proporcionaría el gobierno del Perú, debiendo Bolivia pagar los gastos del viaje. 

En cumplimiento del Tratado de Piquiza se convocó para el 1 de agosto el congreso constituyente, no obstante caducaron los poderes de los representantes, quedando sin efecto la convocatoria extraordinaria del congreso constitucional, hecha por el Consejo de Gobierno ante el cual había resignado Antonio José de Sucre la presidencia. 

Urdininea dirigió una proclama a sus compatriotas y otra al ejército, en las que los felicitaba por la emancipación y por haber llegado a conseguir patria en su propia patria. Prometió publicar un manifiesto para acreditar que el Tratado de Piquiza, que había sido firmado a fin de evitar a Bolivia pérdidas de vida e inútiles derramamientos de sangre. 

Antonio José de Sucre a fines de julio se presentó en La Plata, resuelto a leer personalmente su mensaje ante el congreso. Llegado el día designado para la instalación no hubo reunión, sin embargo al estar en La Plata casi todos los representantes, y al día siguiente sucedió lo mismo; y como no faltaron gritos ni agrupaciones tumultuosas en las que se pedía su cabeza, Sucre comprendió que se trataba de una intriga infame, y que sólo se esperaba su salida para que la augusta ceremonia tuviera lugar. Al partir, le encargó a Calvimonte la lectura de su mensaje, y dejó tres pliegos que contenían su renuncia, la organización del gobierno y la propuesta que debía hacer para la vicepresidencia de la república. El 2 de agosto de 1828 en la tarde, salió de La Plata seguido de numerosa comitiva que le acompañó muy lejos de la ciudad. El 25 del mismo mes llegó a Cobija en la costa y en la fragata inglesa Porcupine se embarcó para el Callao el 4 de septiembre del mismo año, con los Tenientes coroneles Estanislao Andrade, Juan Antonio Azaldeburo, el capitán José Valero y el capitán cirujano Santiago Zavala.

Gamarra ascendido a Gran Mariscal por el tratado de Piquiza, remitió 10.000 pesos a Braun para que salieran las tropas, encargó al General Aparicio que vigilara su marcha, y el 27 y 28 de julio de 1828 partieron de La Paz para Arica, por la ruta de Tacora, los escuadrones Dragones y Húsares de la Gran Colombia. El Mayor Zubiaga fue mandado de Oruro con anticipación para buscar y preparar transportes que los condujeran a su patria.

El 3 de septiembre de 1828 se despidió Gamarra del Ministro de Relaciones Exteriores, y el 8 del mismo mes declaró que Bolivia era libre para constituirse y que la Asamblea nacional quedaba encargada de regir sus destinos. En seguida dictó las disposiciones necesarias para que el ejército peruano siguiendo la ruta designada en el tratado, cruzara el río Desaguadero (antigua frontera de Perú y Bolivia). El regocijo que produjo esta declaración es indescriptible. La Plata se vistió de gala; los bailes y banquetes se sucedieron sin cesar, y cuando Gamarra cruzaba por las calles el pueblo no se cansaba de vivarle, ni las bellas de arrojarle flores de los balcones. 

La independencia de Bolivia era una realidad porque la mayoría de la población entendía que ya no se encontraba amenazada por tropas de la Gran Colombia. 

Gamarra y su ejército se pusieron en marcha para su patria, llegando a Arequipa el 17 de octubre de 1828, donde fue recibido en palmas por el pueblo y las autoridades, movidos y estimulados por el prefecto La Fuente, y también por el entusiasmo que siempre despiertan los hechos militares. 

En su proclama de despedida al pueblo boliviano Gamarra expresó: 

"...que las tropas que habían ido a restituirles sus derechos se marchaban sin haber faltado a su palabra y a sus promesas... Bolívar (la república) tiene ya existencia propia, su suerte queda en manos de sus hijos. Una asamblea nacional está convocada para reformar la carta ignominiosa que extranjeros ambiciosos os entregaron con la punta de sus bayonetas, solo para colonizaros. Su augusta inauguración sea el principio de vuestra gloria y prosperidad... sea feliz la patria, sea la asamblea nacional la columna de vuestra dicha, reuníos en torno de ella, respetad sus leyes, la concordia y la fraternidad sea vuestra divisa. Si no, siento decirlo, vais a sumiros en sangre y anarquía".

El 3 de julio de 1828, Simón Bolívar, que por esa fecha tuvo noticia de la ocupación de Chuquisaca por Gamarra, lanzó la siguiente proclama: "

"A los pueblos del Sur: La perfidia del gobierno del Perú ha pasado todos los límites y hollado todos los derechos de sus vecinos de Bolivia y de Colombia. Después de mil ultrajes sufridos con una paciencia heroica, nos hemos visto al fin obligados a repeler la injusticia con la fuerza. Las tropas peruanas se han introducido en el corazón de Bolivia sin previa declaración de guerra y sin causa para ello. Tan abominable conducta nos dice lo que debemos esperar de un gobierno que no conoce ni las leyes de las naciones, ni las de gratitud, ni siquiera el miramiento que se debe a los pueblos amigos y hermanos. Referir el catálogo de los crímenes del gobierno del Perú, sería demasiado y nuestro sufrimiento no podría escucharlo sin un horrible grito de venganza; pero yo no quiero excitar vuestra indignación, ni avivar vuestras dolorosas heridas. Os convido solamente a armaros contra esos miserables que ya han violado el suelo de nuestra hija, y que intentan aún profanar el seno de la madre de los héroes. Armaos colombianos del Sur. Volad a las fronteras del Perú y esperad allí la hora de la vindicta. Mi presencia entre vosotros, será la señal del combate."

Esta invasión, junto con los desacuerdos fronterizos en las provincias del sur de la Gran Colombia y el norte del Perú, fueron el detonante por el cual se produjo la posterior guerra grancolombo-peruana.

Así, de malas maneras y con rechazo de Bolivia y Perú termina para siempre la presencia e influencia de Simón Bolivar en esta parte de Sudamérica. 

¿No creen que falta el reconocimiento de Bolivia a Agustín Gamarra como su verdadero libertador? (Datos Base: Wikipedia)

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