martes, 27 de agosto de 2013

Errores, y Malas Intenciones en Nuestra Historia

Esta  es solamente una reseña de algunos casos de errores, descuidos, traición, entrega, e indolencia, que afectaron gravemente a la nación.

Atahualpa, el Inca quiteño, no adoptó medida alguna para prevenir un ataque de un grupo extraño (los españoles) que habían invadido su territorio, confiado en extremo y desarmado se acercó a los invasores, los que lo capturaron muy fácilmente. Luego, ingenuamente, ofrece un rescate en oro por su liberación, entregado éste lo condenan a muerte, cayendo así, sin combate, el Imperio Inca.

La sociedad peruana, mayormente, no sintió nunca la necesidad de obtener su independencia de la corona española. Tuvo que venir un extranjero, San Martín, para proclamar la independencia. Pero ésto no término ahí, se necesitó nuevamente de extranjeros para culminar el trabajo de San Martín, es así que aparece Bolivar en territorio peruano.

Perú mal armado establece una secreta alianza defensiva con Bolivia país casi sin ejército y en serio conflicto con Chile. Además, los ineptos gobernantes peruanos de la época se imaginan, erróneamente, que contarían con la participación de Argentina en caso de conflicto, lo que al final no se dio por su espíritu no combativo. La consecuencia fue que Perú terminó involucrado y luego totalmente derrotado en una guerra que no le correspondía. La fuga de los soldados y oficiales del “ejército boliviano” al inicio del conflicto bélico dejó al Perú sólo en la contienda.

La derrota del Alto de la Alianza en Tacna y posteriormente en el morro de Arica se origina por la indolencia y malas intenciones políticas de Piérola que no provee el apoyo necesario a su rival político Lizardo Montero y luego a Bolognesi. El caso del coronel Leiva, jefe del segundo ejercito, es escandaloso pues debió llegar a Tacna para envolver a las tropas chilenas pero, por órdenes presidenciales, se detuvo y regresó a Arequipa, generándose con esto la virtual pérdida de la guerra del guano y el salitre.


En la Guerra de Guano y el Salitre, muy avanzado y con buenos resultados el trabajo de Cáceres y Montero en la guerra de guerrillas, aparece Iglesias y firma el tratado de Ancón por el que se termina la guerra pero entregando, innecesariamente, a Chile toda una provincia rica en fosfatos y minerales. Este territorio, más el que pertenecía a Bolivia, sustentan hasta nuestros días la economía chilena.

En nuestra historia reciente hay una decisión, no sabemos si errónea o mal intencionada, que ha perjudicado severamente al país hasta nuestros días, y es la supresión, en el primer gobierno de Alan García, de una institución de élite peruana, la Guardia Civil del Perú, a la que se agregó la eliminación de entidades especializadas, la Policía de Investigaciones del Perú, y la Guardia Republicana. Este pésimo accionar del Gobierno mencionado y de los posteriores, que no han corregido el error, y restituido dichas instituciones, ha facilitado que la delincuencia domine hoy las ciudades del Perú, sin que haya nadie que responda.

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