martes, 26 de mayo de 2009

En Perú hallan restos de oso y armadillo de 5 millones de años



Un equipo de expertos informó el lunes que encontró los restos casi completos de un oso perezoso debajo de una vivienda y el caparazón de un armadillo gigante en un localidad andina de Perú, ambos de unos 5 millones de años.

El paleontólogo Rodolfo Salas, del Museo de Historia Natural de Perú, dijo que los restos fueron hallados mientras se hacían trabajos de alcantarillado en localidades de Espinar, a unos 4.000 metros sobre el nivel del mar de la región del Cusco, en el sur de Perú.

"El esqueleto de megaterio (oso perezoso) es particularmente importante pues se trata del primer esqueleto completo conocido de un megaterio de 5 millones de años en toda América", dijo el experto a Reuters.

Los restos "permitirán conocer cómo se produjo la evolución de los megaterios en la región andina. Este era un animal relativamente pequeño para los megaterios ya que habría alcanzado solo 3 metros de longitud", agregó.

Salas dijo que el animal era herbívoro y el cráneo está en excelente estado de conservación.

"En el cráneo se encuentran las características más importantes y diagnósticas que permiten conocer detalles de su alimentación, modo de vida e identidad", agregó el experto.

Junto a este animal se han descubierto numerosos esqueletos de armadillos gigantes, toxodontes y otra familia de perezosos poco conocida en el Perú, como son los milodóntidos.

La zona de Espinar es extremadamente rica en fósiles.

(Reporte de Carlos Valdez, Escrito por Marco Aquino, Editado por Javier Leira)
Fuente: Reuters

jueves, 21 de mayo de 2009

Identifican 12 sitios arqueológicos prehispánicos en tramo 4 de carretera Interoceánica Sur



Doce sitios arqueológicos prehispánicos han sido identificados en en el tramo 4 del corredor vial Interoceánico Sur, que comprende desde Azángaro hasta el puente Inambari, en la frontera de Puno con Madre de Dios, informó el gerente de obra de la concesionaria Intersur, Flavio Leite Mesquita.

La arqueóloga encargada de monitorear la obra, Nancy Román Bustinza, explicó que los lugares de interés cultural más importantes de este tramo son los petroglifos de Boca Chaquimayo, en el distrito de San Gabán; y la llacta de Chichaccori, en el distrito de Ollachea, ambos en la provincia de Carabaya.

El sitio arqueológico de Boca Chaquimayo es conocido también como “santuario del lagarto”, por la existencia de numerosos petroglifos, muchos de ellos en forma de saurios.

Precisó, sin embargo, que en la ruta también se encuentran andenes, pinturas rupestres, tumbas y otros vestigios de presencia humana prehispánica dignos de estudio.

Recordó que hace unos meses se halló una tumba, posiblemente de la cultura Coya, en uno de los riscos de difícil acceso aledaños a la carretera, a poca distancia del pueblo de Ollachea.

En este contexto funerario se hallaron cerámicas y restos humanos, y se cree que en el área habría más evidencias, comentó a la agencia Andina.

Leite Mesquita, en tanto, indicó que la empresa constructora brinda su apoyo a fin de convertir estos sitios en atractivos turísticos, no sólo tomando las previsiones para evitar daños fortuitos a las estructuras, sino también impulsando su puesta en valor.

Puso como ejemplo que Intersur realiza gestiones para que los petroglifos de San Gabán, ubicados en la selva puneña, sean declarados patrimonio cultural.

Ernesto Carlín
Fuente: Agencia Andina de Perú – www.andina.com.pe

lunes, 18 de mayo de 2009

Gastón Acurio: El evangelizador de la cocina

Gastón Acurio Jaramillo

Pasamos un día con el más exitoso chef latinoamericano. Lo acompañamos por Lima en un recorrido por cinco de los 14 restaurantes que tiene en la ciudad. Entre uno y otro, habló de su familia, criticó a la elite de su país, respondió a quienes lo candidatean como presidenciable y opinó de las tensas relaciones con Chile, donde pronto abrirá su tercer local. Este es el cocinero afuera de su cocina.

POR SABINE DRYSDALE, DESDE LIMA

Un todoterreno Ford negro se detiene frente a la entrada del mercado de Surquillo, en Lima. Gastón Acurio se baja por la puerta trasera, de jeans y polera negra. Tiene el pelo mojado; sus ojos algo hinchados acentúan sus rasgos de cusqueño.

Camina. Un hombre negro, que bordea los dos metros, se ubica detrás de él. Tres pasos detrás.

Entra y un foco ilumina su rostro; un canal de televisión. Lo rodea un grupo de estudiantes de cocina. Un extranjero lo saluda y le pasa su tarjeta. "Gastón, Gastón, Gastón", se oye en todas las direcciones. Recién levantado, se esfuerza por ser simpático.

De pronto se pierde entre los colores vivos de las frutas de la selva, de las papas, de los ajíes. El olor está mezclado: verduras, pollos muertos, sangre, pescado. Pregunta por las novedades. Compra un puñado de ajíes jalapeños; los va a probar, más tarde, en una leche de tigre. Pide un trozo de queso fresco.

–Muchas gracias, ¿cuánto es? –dice, metiéndose la mano al bolsillo.

–Dos soles.

–¿Dos soles no más? Ustedes mismos baratean sus productos. Yo no entiendo.

El hombre negro de dos metros le abre la puerta trasera del auto y parte.

Gastón Acurio saca un jalapeño de la bolsa y le da un mordisco.

–El ají me despierta -dice.

gastón a secas

Gastón Acurio ha perdido su apellido. Gastón, a secas, le llaman su chofer, los mozos, los clientes, los que hablan de él sin conocerlo. Tras abrir 14 restaurantes en Perú, exportarlos al mundo y convertirse en el evangelizador del sabor peruano, su nombre de pila pasó a ser una marca. Una insignia.

Hasta hace unos años el famoso no era él, sino que su padre, Gastón Acurio Velarde, ex senador, ex primer ministro, casi candidato presidencial. Un padre que lo mandó a estudiar Leyes a España para que fuera político como él. Que pensó que todo se había ido al tacho cuando se enteró de que su hijo no leía códigos sino que revolvía ollas en el Cordon Bleu de París cuando cocinar era sólo una afición. Cuando en su casa a nadie le importaba la cocina.

Desilusión.

Acurio recuerda el día en que todo eso cambió.

–Estaba en la cola de un banco, y a él, acostumbrado a que lo reconozcan en la calle, le dicen: "Usted es el papá de Gastón Acurio". Ahí se acabó su mundo.

Dos años antes había abierto junto a su señora, la alemana Astrid Gutsche, su primer restaurante en Lima, Astrid y Gastón con 45 mil dólares prestados –a pérdida– por amigos y parientes, cuando no tenían un centavo en el bolsillo, ella estaba embarazada y sus padres no se convencían de su pasión por la cocina.

–Pagamos la deuda a los tres meses -dice sonriendo.

Su padre le había exigido volver a trabajar en Perú. Acurio lo entendió como un deber.

–Yo he nacido en cuna de oro, he tenido todo para triunfar en la vida, en un país donde muy pocas personas tienen esa suerte. Como ser humano me corresponde devolver en mi propia tierra. La otra opción sería que no me importe lo que sucede fuera de mi restaurante, que lo único que me importe sea el restaurante para enriquecerme personalmente.

El Ford se detiene en la entrada de Astrid y Gastón, una casa colonial en el distrito de Miraflores. Son las once de la mañana. Aún están puestos los manteles sucios de la noche anterior.

Llama a Eduardo, el chef encargado. El tema de la reunión: la crisis.

–¿Revisamos las cositas? Siéntate, Eduardito. Ayer tuvimos una reunión de directorio, vimos los números y los resultados del control y no me falles en eso. En tiempos de crisis hay que cuidar el granito de arroz, sin renunciar a nada –dice.

Gastón le pasa los jalapeños y le pide que haga una leche de tigre cremosa de picor medio. Que se la mande a su taller donde por la tarde inventará nuevos platos para el restaurante de comida regional Chicha que abrirá en Arequipa.

EL FRACASO

El imperio del cocinero Acurio está formado por los restaurantes Astrid y Gastón, La Mar, La Pepa, Panchita, Tanta, Pascuale y Chicha, repartidos en 14 sucursales en Perú y otras 14 en América Latina, España y EE.UU, con planes de abrirse mercado en Inglaterra. El año pasado facturaron US$ 75 millones de dólares; atienden a 5 mil personas al día. Y no termina ahí: su última aventura es una cadena de hoteles boutique llamada Nativa.

–¿Le da miedo el fracaso, que algún proyecto no funcione?

–Que tenga miedo a quebrar y diga acá no puedo ir porque puedo arriesgar mi patrimonio, no es lo que la gente espera de mí. Yo tomo mucho riesgo. Hago un restaurante en el lugar más caro de San Francisco, invierto 7 millones de dólares para una cebichería peruana que nadie conoce en una ciudad tan dada a otras costumbres gastronómicas. Es un riesgo altísimo que incluso puede hacerme quebrar. Pero eso es irrelevante para mí porque mi trabajo es otro, es llevar la gastronomía peruana al mundo, poner una bandera de liderazgo en países acostumbrados a mandarnos el mensaje de que ellos son los únicos capaces de esto y no nosotros, ¿me entiendes?

–¿Los peruanos tienen una baja autoestima?

–Antes; ya no, gracias a la cocina.

–¿Alguna vez usted caminó con la cabeza gacha?

–Sí, porque nos enseñaron a ser ciudadanos predestinados a ser tercermundistas. Ciudadanos de segunda categoría exportadores de materias primas, importadores de productos terminados, lo importado es bello, lo nacional es feo, entonces la cocina emerge como una reacción a eso y contagia a todo el país con ese sentimiento y hoy el peruano se siente orgulloso de serlo.

–Veo que, como quería su padre, usted se transformó en un político.

–Sin duda, sí. Política gastronómica. No tenemos miedo en decirlo: los cocineros del Perú somos un movimiento que lo único que busca es hacer de la gastronomía un instrumento de desarrollo económico y social. Ser exportadores de tendencias de consumo.

–Pero la política real.

–Me proponen a cada rato que sea candidato a la Presidencia y siempre digo que la gente está loca. Ahora más que nunca, en los programas políticos me mencionan como el outsider. Están locos, porque se imaginan que porque yo tengo un respaldo popular muy alto... con qué descaro voy a hacer uso de ese respaldo para alimentar mi vanidad y querer ser Presidente si no estoy preparado. Es absurdo. Eso no va a ocurrir jamás.

–¿Qué sector político lo identifica?

–Pienso que en el Perú es obligación moral ser de izquierda.

–¿Por qué?

–Porque es un país con mucha pobreza y todas las políticas tienen que estar en función de esas personas que son la mayoría. Una izquierda no entendida como el control de la actividad productiva por parte del Estado, no una izquierda que le quita al rico para darle al pobre, sino que como una serie de acciones del Estado para darles herramientas a los no favorecidos para que puedan ser creadores de riquezas.

CHILE-PERÚ

A la hora de almuerzo, como en una fiesta, en la cebichería La Mar, no cabe un alfiler. Los mozos corren. La música se mezcla con las voces. Varios esperan tomando un pisco sour parados en la entrada.

Acurio entra sonriente. Voltean a verlo. Bromea con la televisión sueca que justo hace una nota del restaurante. Lo saludan unas chilenas. Les dice que tengan cuidado con el pisco sour. Una mujer le manda un beso de parte de alguien que se supone él conoce en Caracas. Se pone rojo.

–Esto es lo que te decía, el compromiso, así quisiera retroceder ya no puedo, ya me fregué. Es defraudar a mucha gente

–¿Siempre ha tenido esta paciencia?

–No. Cuando abrimos el restaurante con Astrid, era un histérico.

Dice que hace diez años maduró, que logró apaciguar su escasa tolerancia a la frustración.

–Con Astrid nos conocimos estudiando cocina en Francia, y bueno, construimos este mundo que ningún sicólogo te recomendaría: que los dos hagan lo mismo, porque no es lo más sano para una pareja. Nuestra manera de llevar pacíficamente la relación, siendo los dos cocineros con ideas diferentes, fue dividirnos el terreno. Ella en lo dulce y yo en lo salado. Afortunadamente, porque yo no tengo la personalidad del pastelero.

–¿Cuál es la personalidad del pastelero?

–El pastelero es un arquitecto. Empiezas un día una torta y si te sale mal tienes que empezar al día siguiente porque es un proceso muy metódico, estructurado y de mucha precisión. En mi cocina todo es espontaneidad, vibraciones en el momento.

–Astrid es alemana. ¿Cómo funciona esa mezcla?

–Funciona, aparentemente, funciona. Todavía nos cuesta escuchar críticas del uno hacia el otro. O sea, las críticas, cuando vienen del cliente son bendición, son oportunidad, un regalo, pero cuando vienen de tu esposa, son dardos –dice, sonriendo–. Ya con el tiempo ni siquiera hace falta hablar para saber que es una crítica, un gesto es suficiente, un silencio.

–¿Cómo lo resuelven?

–Aprendes a tragarlo con serenidad, pero al comienzo podía ser el inicio de una batalla campal.

Al fondo de la barra de La Mar tiene un puesto reservado. Ofrece su cóctel favorito, el chilcano: pisco, ginger ale y limón.

–Puedes tomar 4 o 5 y no te emborrachas, no te empalagas.

Él prefiere un agua con gas.

Saluda a Victoriano, su mano derecha que comienza a presentarle los platos nuevos que han inventado para que los apruebe. O rechace.

Sobre la barra aparece un cebiche hecho con un pescado llamado charela.

Acurio se pone serio. Lo prueba, mastica.

–No, este no va. De sabor está bueno, pero la textura no. No va. No va.

Victoriano inmediatamente lo retira.

Le traen dos empanadas recién fritas, una de ají de gallina y la otra de mariscos. Les da un mordisco. Sólo uno.

–Están buenas, estas van.

Luego un tiradito con leche de tigre en base al ají charapita del Amazonas. Se mete un trozo a la boca.

–Está buenísima la leche. Este va.

–Su primer restaurante fuera de Perú y que marcó su internacionalización, fue en Santiago, una sucursal de Astrid y Gastón. Luego abrió La Mar y se apronta a abrir Tanta en el Parque Arauco. ¿Qué piensa de los chilenos?

–Yo vivo en un mundo de permanente peligro en ese punto que me has tocado. Ando muy confundido en el sentido de cómo puede haber esta doble cara de una relación entre dos países, que por un lado se acusan mutuamente de una serie de cosas y, por otro, dan demostraciones de amar lo que hace el otro. Me explico: el mejor restaurante de Chile, que acaba ser premiado, es de cocina peruana (Astrid y Gastón), ese es un aprecio hacia la cultura del Perú. Y, por otro lado, aquí las tiendas más exitosas, donde los peruanos acuden a comprar masivamente, son chilenas. Eso me confunde. Hay una herida abierta, el tema limítrofe, la guerra, hay gente que utiliza eso para exacerbar y ganar puntos políticos maquiavélicamente. Creo que hay mucha manipulación de personas que tienen intereses en que esta rivalidad, esta herida, continúe abierta.

LA CLASE DOMINANTE

Se sube a la Ford y su chofer parte raudo a Panchita, su anticuchería, la versión peruana de una parrillada. Es el restaurante que más vende. Se sienta en el lounge. Lo esperan los cocineros con platos nuevos.

Llega un cerro de papas fritas con chorizo.

–Esto es para los borrachos –dice riendo–. Va, está bueno.

Luego una tabla con tres tipos de longanizas. Discute el tamaño. Pero va.

Estos bocados serán su almuerzo. Nunca se come un plato entero de comida. En su casa no comen en la noche. Sólo cocina los domingos. Para la familia y los amigos. No va a cócteles ni a inauguraciones, tampoco a los matrimonios de sus amigos, porque simplemente no está dispuesto a ponerse una corbata.

–Aprendí a usar zapatos después de que fui al Palacio de Gobierno con zapatillas. En la revista Caretas aparece una foto en que sale el Presidente Alan García, yo y un ministro mirando mis zapatillas con la cara así (hace una mueca de entre asco e impresión). Desde ahí que salgo en el ranking de los peor vestidos. Pero cuando ves la lista de los 10 mejor vestidos, menos mal que no estoy. Representan justo todo lo opuesto a lo que hemos hablado todo el día.

Mientras mastica los chorizos, los cocineros lo miran expectantes, sonrientes.

–Son muy amables los peruanos.

–La clase trabajadora es muy amable, de una bondad y una paciencia a prueba de todo.

–¿Y la clase dominante?

–No tanto, ese es el problema del Perú. La clase dominante nunca ha estado a la altura de sus responsabilidades.

–¿Le avergüenza haber nacido en la clase alta?

–Puede ser. Lo que sí tengo claro es que mi generación no está dispuesta a ser igual que la anterior. No estamos dispuestos de que nos acusen de no haber estado a la altura de nuestras responsabilidades.

Dos mujeres mayores, elegantes, peinadas de peluquería, beben en el bar. Una se le acerca a felicitarlo. Pero Acurio que durante todo el día había sido resignadamente amable con todo el mundo, pierde la paciencia.

–Señora, estoy ocupado.

Continúa.

–Cuando abrí mi primer restaurante hace 14 años había un sector de clase blanca que cuando entraba alguien mestizo –todos somos mestizos en el Perú– nos decían por qué dejas entrar ese tipo de gente aquí. A ese nivel. Eso ya no existe porque las grandes fortunas son de gente mestiza. Perú socialmente se ha integrado. Hoy las raras son ellas –dice mirando a las señoras que beben en el bar.

–¿Cómo es su relación con el dinero? ¿Qué hace con la plata?

–Como verás, prácticamente todo se reinvierte en crear riqueza. Y lo que no se reinvierte se manda a Pachacutec.

Ahí en una zona miserable de Lima, sin luz ni agua, Acurio impulsó la creación de una escuela de cocina para jóvenes en la pobreza. Donde todos los lunes hacen clases los chefs más prestigiosos de Perú.

–A mis hijas les he dicho que el 10 por ciento se va para ellas y el 90 por ciento para Pachacutec. No me parece ético acumular riqueza, sino que crearla.

EL RETIRO

Son las cuatro de la tarde, Acurio vuelve a subirse al asiento trasero de la Ford. Su día laboral terminará en su taller en el barrio de Barranco, parecido Bellavista pero cerca del mar. La puerta de entrada engaña. Es fea, está sucia, pero se abre y una enorme escalera de madera lleva hacia su living con televisor, su escritorio, entre moderno y bohemio. Por una ventana se cuela la luz sobre su cocina, brillan las ollas de cobre. Victoriano, su mano derecha, fríe un tacu tacu. A Acurio no le gusta. Le falta crocantez, dice. Victoriano hace otro. Hunde el dedo en la salsa de jalapeño que le mandó Eduardo, el chef de Astrid y Gastón. Le gusta. Da algunas instrucciones. Se sienta frente a la computadora, flanqueado por un enorme retrato blanco y negro de sus hijas adolescentes, Kiara e Ivalú.

Acurio está cansado.

–Mi sueño es tener un restaurante en el campo. Un restaurante de cuatro platos con lo que compre en el mercado ese día y a las tres de la tarde cierro. Es volver a los inicios. Pero ese, más que un sueño, es un premio del que no me puedo dar el lujo en este momento.

–¿Cuándo, entonces?

–En unos diez años. Ya me compré un sitio en Pachacamac, el último valle de Lima.
Sabine Drysdale.
Fuente: diario El Mercurio de Chile –
www.elmercurio.com

jueves, 14 de mayo de 2009

Entierros funerarios incaicos hallados en Machu Picchu poseen características atípicas, según arqueólogo

Entierros en Machu Picchu

Los dos entierros funerarios incaicos hallados en los últimos meses en el sitio arqueológico de Torontoy, dentro del Santuario Histórico de Machu Picchu, poseen características atípicas que los diferencian de los enterramientos comunes realizados durante el incario, sostuvo Omar Gallegos Gutiérrez, arqueólogo residente de las obras de excavación y puesta en valor.

El entierro hallado en noviembre de 2008 corresponde a un hombre adulto de la nobleza incaica, de 30 a 35 años de edad; mientras que el descubierto en abril pasado pertenece a un joven de entre 14 y 15 años.

El especialista explicó que se maneja la hipótesis de que dichos enterramientos funerarios fueron realizados durante el período de la conquista española (luego de 1533), de manera apresurada y sin guardar los lineamientos estrictos de los incas.

Remarcó que los incas que habitaban esta zona, para escapar del avance español abandonaron abruptamente sus posesiones cuando se vieron obligados a huir a Vilcabamba, en la ceja de selva de Cusco, donde por 40 años se refugiaron los últimos cuatro monarcas: Manco Inca, Sairy Túpac, Titu Cusi Yupanqui y Túpac Amaru I.

"Abandono que es corroborado porque hay evidencias o indicadores arquitectónicos de que vanos, hornacinas y pisos de los recintos del lugar fueron sellados o tapiados adrede por los propios incas antes de su partida."

Gallegos refirió que las conclusiones arqueológicas sustentan que las sepulturas no tienen una estructura adecuada, porque los cuerpos fueron depositados en un simple hoyo hecho de manera muy repentina, como si se hubiese tratado de ocultarlos antes de abandonar el lugar.

"Además, los enterramientos se hallaron en lugares inusuales a una distancia de 25 metros uno del otro: El hombre adulto en el vano del recinto número 7 del sector B, donde se realizaban labores textiles; y el joven, en el pasadizo adyacente del edificio principal del sector religioso."

El arqueólogo destacó que el hombre adulto fue un importante miembro de la nobleza incaica, debido a que el contexto de su enterramiento presenta 25 objetos que en su mayoría son parejas que simbolizan la dualidad, concepto base de la cosmovisión incaica que divide sus esferas divinas y terrenales en dos mitades: el hombre y la mujer, el Sol y la Luna, el Hanan y el Hurin.

En tanto, anotó, el enterramiento del joven es más sencillo, porque sólo se encontraron cuatro objetos de cerámica decorada y un prendedor o tupu de metal, por lo que no se tiene la certeza de que sea miembro de la nobleza incaica; aunque no se descarta esta posibilidad, que será corroborada al terminar los estudios comparativos.
Fuente: Agencia Andina de Perú – www.andina.com.pe

miércoles, 13 de mayo de 2009

Alternativas para visitar Machu Picchu – Visión desde España

Machu Picchu

El santuario histórico de Machu Picchu, símbolo de la cultura inca, es uno de los monumentos arqueológicos más importantes del mundo. En 1983, fue declarado Patrimonio de la Humanidad y, desde entonces, miles de personas visitan cada día las ruinas de esta ciudad. El feroz circo montado entorno a los restos incas, créanme señores, implica mucho, mucho dinero. Pero, sin duda, merece la pena.

Si sólo dispones de un día para visitar Machu Picchu desde Cuzco, resígnate, tendrás que utilizar el tren y gastarte la friolera de 120 dólares estadounidenses. Mucho dinero si sabes que en Perú puedes dormir por tres dólares y medio y comer bien por dos. Si dispones de más tiempo, cuentas con otras opciones.

Muchos turistas deciden hacer el Camino del Inca, un recorrido por la selva de cinco días que te acerca poco a poco al paraje incomparable de la Cordillera Vilcabamba, en la que se encuentra Machu Picchu. Dos inconvenientes pueden frenar al viajero que se decida por el Camino: se debe reservar con meses de antelación y su precio oscila entre los 350 y los 400 dólares. Sin embargo, la mayoría de los peruanos coincide en que esta es la mejor forma de conocer los restos arqueológicos.

De todos modos, si tu presupuesto escapa a esta alternativa u olvidaste realizar la reserva, puedes hacer el 'jungle trail'. Son cuatro días caminando por una vía inca diferente y el precio ronda los 160 dólares. Una parte del recorrido de esta ruta consiste en recorrer a pie un tramo que sólo puede hacerse en tren para llegar hasta Aguas Calientes, pueblo desde el que se accede a Machu Picchu.

Es curioso que el monopolio de ese trayecto lo tengo una única empresa ferroviaria. También es curioso que solamente se pueda llegar en tren. Y más curioso todavía es que la empresa abuse como lo hace de esta exclusividad que le permite cobrar a los turistas un tramo de 12 kilómetros a 40 dólares. Resultado: Cada vez más jóvenes que desean conocer la ciudad inca realizan este trayecto caminando.


Si te sigue pareciendo excesivo 160 dólares, aún queda otra opción para llegar a Machu Picchu y conocer parte de la cordillera que le da cobijo. Viaja en bus hasta Santa María y después vete hasta Santa Teresa por los caminos que atraviesan las montañas. De ahí, en un mini bus se puede llegar hasta dónde comienzan las vías del tren que conduce a Aguas Calientes. Y de nuevo, a caminar. La vegetación y el río Urubamba se prestan para hacer de estas caminatas una delicia. No tengas miedo de la cantidad de kilómetros. Eso sí, muévete por la selva siempre con guía. Nosotros contratamos a uno excelente, Fabricio Flores Cusi. No sale muy caro e irás más seguro.

Hagas lo que hagas -cualquier opción es buena dependiendo de cada viajero y su bolsillo- infórmate en varias agencias antes de decidirte: el precio es muy variable. Por supuesto, los itinerarios de varios días para alcanzar el Machu Picchu convierten esta maravilla arquitectónica en un lugar aún más impresionante. Conocer ese entorno, combinación de selva alta y valles, aumentan las expectativas del visitante a través de un paisaje fantástico propicio para el misterio.

Una vez en Machu Picchu, nadie queda decepcionado con esta construcción que logra un equilibrio perfecto mimetizándose con las cumbres de Vilcabamba. Ubicada en una cima a más de 2.000 metros de altitud, la ciudad inca aguanta los envites de los turistas custodiada por las ruinas religiosas de un pico más elevado: el Huayna Picchu.

Machu Picchu fue descubierta en 1911 por el explorador estadounidense Hiram Bingham. Y digo fue descubierta porque fue este señor quien hizo famosas las ruinas en EEUU y después en el resto del 'Primer Mundo'. Que los peruanos de la zona ya conocieran la ciudad, es decir, que ya estuviera descubierta y dos de ellos llevaran a Bingham hasta la ciudad, a nadie le importa un pimiento.

Anotaciones sobre el viaje:
1. A dos kilómetros del pueblo de Santa Teresa, existen unas termas naturales más grandes y mejor preparadas que las de Aguas Calientes. ¡Es el lugar perfecto para hacer un alto en el camino hacia la ciudad inca!

2. El Valle Sagrado de los Incas está repleto de restos arqueológicos. Se pueden visitar todos desde Cuzco.
Fuente: diario El Mundo de España – www.elmundo.es


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