martes, 3 de abril de 2007

Leyenda Sobre la Creación del Imperio Inca


Manco Cápac y Mama Ocllo - Creadores del Imperio Inca


Esta leyenda la dio a conocer el Inca Garcilaso de la Vega (1539 – 1616). Este cronista fue hijo de un capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la ñusta inca Isabel Chimpu Ocllo, nieta de Túpac Yupanqui. Su anciano tío Cusi Huallpa, fue el que más información le proporcionó. Poniendo el relato en boca de su tío, relata Garcilaso esta leyenda.

Nuestro padre el Sol, viendo los hombres en el estado en que estaban, se apiadó y tuvo lástima de ellos y envió del cielo a la tierra un hijo Manco Capác y una hija Mama Ocllo para civilizar a los pobladores. Con esta orden y mandato puso nuestro padre el sol estos hijos suyos en la lago Titicaca que está a 80 leguas de aquí. Y les dijo que fuesen por donde quisiesen y, doquiera que parasen a comer o a dormir, procuren hundir en el suelo una varilla de oro que les dio para señal y muestra: Que donde aquella barra se les hundiese con sólo un golpe, allí quería el sol nuestro padre que parasen e hiciesen su asiento y corte…

Ellos salieron del Titicaca y caminaron al septentrión. Y por todo el camino, doquiera que paraban, tentaban hincar la barra de oro y nunca se les hundió. Así, entraron en una venta o dormitorio pequeño, que está siete u ocho leguas al mediodía de esta ciudad, que hoy llaman Pacárec Tampu… Es uno de los pueblos que este príncipe mandó poblar después y sus moradores se jactan hoy grandemente del nombre, porque lo impuso nuestro Inca.


De allí llegaron Manco Capác y Mama Ocllo, nuestra reina, a este valle del Cuzco, que entonces todo él estaba hecho montaña brava. La primera parada que en este valle hicieron fue en el cerro llamado Huanacauri, al mediodía de esta ciudad. Allí procuró hundir en tierra la barra de oro, la cual con mucha facilidad se les hundió al primer golpe que dieron en ella, que no la vieron más. Entonces dijo nuestro Inca a su hermana y mujer: En este valle manda nuestro padre el sol que paremos y hagamos nuestro asiento y morada para cumplir su voluntad…

Del cerro Huanacauri salieron nuestros primeros reyes, cada uno por su parte, a convocar las gentes… El príncipe fue al norte y la princesa al sur. A todos los hombres y mujeres que hallaban por aquellos breñales, les hablaban y decían que su padre el sol los había enviado del cielo para que fuesen maestros y bienhechores de los moradores de toda aquella tierra sacándoles de la vida ferina que tenían y mostrándoles a vivir como hombres… Los cuales, viendo aquellas dos personas vestidas y adornadas con los ornamentos que nuestro padre el sol les había dado y las orejas horatadas y tan abiertas como sus descendientes las traemos…, maravillados por una parte de lo que veían, y por otra aficionados de las promesas que les hacían, les dieron entero crédito a todo lo que dijeron. Y los adoraron y reverenciaron como a hijos del sol y obedecieron como a reyes.

Nuestros príncipes, viendo la mucha gente que se allegaba, dieron orden que unos se ocupasen de proveer de su comida campestre para todos, para que el hambre no los volviese a derramar por los montes. Mandó que otros trabajasen en hacer chozas y casas, dando el Inca la traza como las habían de hacer. De esta manera se principió a poblar esta nuestra imperial ciudad, dividida en dos medios que llamaron Hanan Cuzco (parte alta )y Hurin Cuzco(parte baja ).

Los que trajo el rey quiso que poblasen a Hanan Cuzco, y por eso le llamaron “el alto”. Y los que convocó la reina, que poblasen a Hurin Cuzco, y por eso le llamaron “el bajo”. … y mandó que entre ellos hubiese una sola diferencia y reconocimiento de superioridad: que los del Cuzco alto fueses respetados y tenidos como primogénitos hermanos mayores y los del bajo como hijos segundos, Y, en suma, fuesen como el brazo derecho y el izquierdo en cualquier preeminencia de lugar y oficio por haber sido los del alto atraídos por el varón y los del bajo por la mujer.

A semejanza de esto hubo después esta misma división en todos los pueblos grandes o chicos de nuestro Imperio Inca, que los dividieron por barrios o por linajes diciendo Hanan ayllu y Hurin ayllu, que es el linaje alto y el bajo, Hanan suyu y Hurin suyu, que es el distrito alto y el bajo…

Las biografías de Betanzos y de Garcilaso, estaban ligados a las más importantes dinastías imperiales. Betanzos a la de Hatun ayllu, linaje de Pachacútec y Atahualpa; y, Garcilaso, a la dinastía de Cápac ayllu, de Túpac Yupanqui y de Huáscar Inca Yupanqui. Ello nos hace notar una visión muy particular de cada ayllu sobre el origen del imperio. Podría decirse que el "Mito de los hermanos Ayar", es la visión de la creación del Imperio de los Hatun ayllu; y, la "Leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo", la visión de la creación del Imperio de los Hurin ayllu.

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