martes, 28 de septiembre de 2021

El sombrero de copa alta y ala ancha

 


Cuando vi esta imagen observé una persona con un sombrero igual al que usa el presidente Pedro Castillo. 


Se usaba en Lima durante el virreinato e inicios de la república. 


Se trata de una acuarela de Pancho Fierro del año 1850 que presenta a una mujer vendiendo los deliciosos picarones en una calle de Lima, de los que disfruta el personaje del sombrero.

Los deliciosos picarones limeños - Postre de la gastronomía peruana con origen en el Virreinato del Perú

Mulata o negra preparando buñuelos (o picarones) en la Lima del siglo XIX. (Acuarela de Pancho Fierro, h. 1850)


Su origen se encuentra en los buñuelos españoles —una preparación muy antigua de la cocina mediterránea con posteriores influencias moriscas— que consumían los conquistadores.


En los tiempos del Virreinato del Perú, la receta pasó a las cocineras negras y mulatas, que lo expandieron no solo como alimento popular y objeto de mercancía (a través de la figura del pregón), sino como dulce preferido de las casas señoriales. 


En su preparación se combinaron ingredientes indígenas, como el camote y el zapallo, con aquellos introducidos por los españoles, como la harina de trigo1​ y el azúcar en forma de panes de chancaca (conocida como «panela» en otros países hispanoamericanos).


Los picarones eran ofrecidos durante las procesiones religiosas, principalmente la del Señor de los Milagros en Lima.


Desde el siglo XVIII los pregoneros mestizos, mulatos y negros los han preparado y ofrecido junto con otros manjares, como las mazamorras (morada y de cochino), los turrones, el champús, la revolución caliente, o los anticuchos y los choncholíes.


El escritor y poeta español Esteban Terralla y Landa, establecido en Lima en 1787, escribió Lima por dentro y fuera en consejos económicos, saludables, políticos y morales que dá un amigo á otro con motivo de querer dexar la ciudad de México por pasar á la de Lima... (1797), donde, en su «Descanso Decimoquinto - Romance XVI», describió que los buñuelos preparados en la capital peruana se llaman picarones:

"Verás muchos picarones

(Que así llaman los buñuelos)

Y á muchos hombres que son

Mas picarones que ellos".​


El pintor Pancho Fierro muestra su existencia en acuarelas, y el tradicionalista peruano Ricardo Palma describe los pregones en sus Tradiciones Peruanas (1883):


"A las dos de la tarde, [salían a vender] la picaronera, el humitero, y el de la rica causa de Trujillo".​












lunes, 27 de septiembre de 2021

Países que formaron parte del Imperio de los Incas

Imperio Inca



Formaron parte del vasto territorio sudamericano que ocupó el Imperio Inca, los siguientes países:

-Argentina

-Bolivia

-Chile

-Colombia

-Ecuador

-Paraguay

-Perú


La capital de este imperio estuvo en la ciudad del Cuzco, Perú. por ello también se le llama Imperio Cuzqueño.


El Imperio o Tawantinsuyo, ocupaba 2 millones de kilómetros cuadrados, el límite norte llegaba hasta el Río Mayo y la ciudad de Pasto en Colombia; el límite sur era el río Bío Bío, en Chile.


En toda Sudamérica, solamente el aguerrido y valeroso pueblo Mapuche o Araucano, pudo detener definitivamente el avance más al sur del Imperio Cuzqueño.

viernes, 24 de septiembre de 2021

El Conde de Lemos, Santa Rosa y el Señor de los Milagros - Época de Nobles y Santos



Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal, (Madrid, 1632 - † Lima, 1672); X Conde de Lemos, VII Marqués de Sarria, III Duque de Taurisano, fue el  XXVII Virrey del Perú en el período 1667 - 1672. 


El rey Carlos II lo nombra Virrey de Perú en 1666. 


El 9 de noviembre de 1667 llega al puerto de El Callao y hace su entrada en Lima, tomando posesión de su cargo el 21 de noviembre como nuevo Virrey del Perú. 



El Conde y su consorte, la Condesa Ana Francisca de Borja y Doria, fueron importantes auspiciadores de la canonización de Santa Rosa de Lima, ante la Corte de España y por esa intermediación en el Vaticano. 


El 12 de febrero de 1668 Rosa fue beatificada. La comunicación oficial llegó a Lima el 18 de enero de 1669. 


El Conde y la Condesa recibieron, el 15 de junio de 1670, en el puerto de El Callao la escultura de la Beata Rosa de Lima, enviada desde el Vaticano, obra del escultor Melchor Caffa. 


Con ocasión de su beatificación, su féretro de madera fue reemplazado por uno de plata, costeado por la Condesa. 


Por requerimiento de la regente española Mariana de Austria, el 11 de agosto de 1670, Rosa fue nombrada Patrona de las posesiones españolas en América y Filipinas. 


Rosa fue convertida en Santa el 12 de abril de 1671 por el Papa Clemente X. 


Rosa fue la primera mujer nacida en América en ser consagrada como santa católica.
 

Durante el gobierno del Conde de Lemos, se produjeron hechos religiosos prodigiosos, ante los intentos de borrar la imagen del Señor de los Milagros por considerarlo un culto clandestino y reprobable. 


Las reuniones para venerar la imagen eran los viernes por la noche, alumbrados por las llamas de cera; los devotos llevaban flores, perfumando el ambiente con el sahumerio, entonando plegarias acompañándose de arpa, cajas y vihuelas. 


Con el tiempo, se fue incrementando la peregrinación. Muchas veces se produjeron hechos de índole distinta a las prácticas religiosas. 


Viendo con malos ojos todos estos hechos el Párroco de San Sebastián, José Laureano de Mena, hace de conocimiento al virrey Conde de Lemos, don Pedro Antonio Fernández de Castro para que intervenga como autoridad, prohíba las reuniones, y de la orden irrevocable de borrar al Cristo, ya que, según su criterio, estaba fuera de los cultos religiosos.


El Virrey trasladó la solicitud a la máxima autoridad eclesiástica que era en ese momento el Provisor y Vicario General Esteban de Ibarra, por haber fallecido el Arzobispo Pedro de Villagomez. Este envió el 4 de septiembre al sitio al promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galván, Laureano de Mena y el Notario Juan de Uría, quienes verificaron la existencia de la imagen del Cristo Crucificado, una concurrencia de unas doscientas personas que entonaron el salmo miserere «Tibi soli peccavi» y la presencia del sacristán de la Parroquia de San Marcelo José de Robledillo, a quien José Lara le llamó la atención de autorizar con su presencia tal tipo de reuniones, se armó un tumulto en que los congregados en el lugar rodearon a los representantes eclesiásticos que se vieron obligados a abandonar el lugar.


Esteban Ibarra dictaminó que se prohibiesen tales reuniones y que se borrase la imagen, por lo cual entre el 6 y el 13 de septiembre de 1671, se constituyó al lugar un comité especial dispuesto por el Promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galán, un notario, posiblemente el mismo Juan de Uría, un pintor indígena de brocha gorda y el capitán de la guardia del Virrey, Pedro Balcázar, escoltado por dos escuadras de soldados para el caso que se produjesen desmanes por la cantidad de curiosos y vecinos que rodeaban el lugar. 


El primero en intentarlo fue el pintor que al momento de subir por la escalera hacia la imagen comenzó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido, intentó de nuevo proseguir con su tarea, pero al subir otra vez, fue tal su impresión que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin concretar el encargo. El segundo hombre, se acercó a la imagen, pero algo vio en ella que le hizo desistir de raspar la imagen. El tercero, fue un soldado real de ánimo más templado, éste subió, pero bajó rápidamente explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen, vio que ésta se ponía más bella y que la corona de espinas se tornaba verde. 


Ante la insistencia de las autoridades por borrar la imagen, la gente manifestó su disgusto y comenzó a proferir grandes voces, en vista de lo cual el virrey y el vicario Ibarra decidieron revocar la orden y el Vicario Ibarra autorizó su culto. 


En una visita del virrey y su esposa, éste impresionado por lo que vio, encargó a Manuel de Escobar y Fray Diego Maroto la construcción de una ermita. El 14 de septiembre de 1671 se ofició la primera misa en ella ante las altas autoridades eclesiásticas y civiles, fecha que coincide con el día de La Exaltación de la Cruz, comenzándose a difundir el culto y a llegar de diferentes lugares numerosos fieles, comenzándolo a llamar al crucificado Santo Cristo de los Milagros, o de Las Maravillas. 


El Virrey fallece en Lima, el 6 de diciembre de 1672. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de Nuestra Señora de Desamparados siendo su corazón depositado a los pies de la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, en la Iglesia que ayudó a construir. Cuando la antigua Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, detrás de Palacio de Gobierno, fuera demolida en 1938 el corazón del Conde de Lemos fue llevado a la Iglesia de San Pedro y puesto en un nicho entre los altares de San Francisco de Borja y San Luis Gonzaga. El resto de su cuerpo fue trasladado a su ciudad natal. (datos: fuentes varias)

El Conde de Lemos, Santa Rosa, y el Señor de los Milagros - Época de Nobles y Santos



Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal, (Madrid, 1632 - † Lima, 1672); X Conde de Lemos, VII Marqués de Sarria, III Duque de Taurisano, fue el  XXVII Virrey del Perú en el período 1667 - 1672. 


El rey Carlos II lo nombra Virrey de Perú en 1666. 


El 9 de noviembre de 1667 llega al puerto de El Callao y hace su entrada en Lima, tomando posesión de su cargo el 21 de noviembre como nuevo Virrey del Perú. 



El Conde y su consorte, la Condesa Ana Francisca de Borja y Doria, fueron importantes auspiciadores de la canonización de Santa Rosa de Lima, ante la Corte de España y por esa intermediación en el Vaticano. 


El 12 de febrero de 1668 Rosa fue beatificada. La comunicación oficial llegó a Lima el 18 de enero de 1669. 


El Conde y la Condesa recibieron, el 15 de junio de 1670, en el puerto de El Callao la escultura de la Beata Rosa de Lima, enviada desde el Vaticano, obra del escultor Melchor Caffa. 


Con ocasión de su beatificación, su féretro de madera fue reemplazado por uno de plata, costeado por la Condesa. 


Por requerimiento de la regente española Mariana de Austria, el 11 de agosto de 1670, Rosa fue nombrada Patrona de las posesiones españolas en América y Filipinas. 


Rosa fue convertida en Santa el 12 de abril de 1671 por el Papa Clemente X. 


Rosa fue la primera mujer nacida en América en ser consagrada como santa católica.
 

Durante el gobierno del Conde de Lemos, se produjeron hechos religiosos prodigiosos, ante los intentos de borrar la imagen del Señor de los Milagros por considerarlo un culto clandestino y reprobable. 


Las reuniones para venerar la imagen eran los viernes por la noche, alumbrados por las llamas de cera; los devotos llevaban flores, perfumando el ambiente con el sahumerio, entonando plegarias acompañándose de arpa, cajas y vihuelas. 


Con el tiempo, se fue incrementando la peregrinación. Muchas veces se produjeron hechos de índole distinta a las prácticas religiosas. 


Viendo con malos ojos todos estos hechos el Párroco de San Sebastián, José Laureano de Mena, hace de conocimiento al virrey Conde de Lemos, don Pedro Antonio Fernández de Castro para que intervenga como autoridad, prohíba las reuniones, y de la orden irrevocable de borrar al Cristo, ya que, según su criterio, estaba fuera de los cultos religiosos.


El Virrey trasladó la solicitud a la máxima autoridad eclesiástica que era en ese momento el Provisor y Vicario General Esteban de Ibarra, por haber fallecido el Arzobispo Pedro de Villagomez. Este envió el 4 de septiembre al sitio al promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galván, Laureano de Mena y el Notario Juan de Uría, quienes verificaron la existencia de la imagen del Cristo Crucificado, una concurrencia de unas doscientas personas que entonaron el salmo miserere «Tibi soli peccavi» y la presencia del sacristán de la Parroquia de San Marcelo José de Robledillo, a quien José Lara le llamó la atención de autorizar con su presencia tal tipo de reuniones, se armó un tumulto en que los congregados en el lugar rodearon a los representantes eclesiásticos que se vieron obligados a abandonar el lugar.


Esteban Ibarra dictaminó que se prohibiesen tales reuniones y que se borrase la imagen, por lo cual entre el 6 y el 13 de septiembre de 1671, se constituyó al lugar un comité especial dispuesto por el Promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galán, un notario, posiblemente el mismo Juan de Uría, un pintor indígena de brocha gorda y el capitán de la guardia del Virrey, Pedro Balcázar, escoltado por dos escuadras de soldados para el caso que se produjesen desmanes por la cantidad de curiosos y vecinos que rodeaban el lugar. 


El primero en intentarlo fue el pintor que al momento de subir por la escalera hacia la imagen comenzó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido, intentó de nuevo proseguir con su tarea, pero al subir otra vez, fue tal su impresión que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin concretar el encargo. El segundo hombre, se acercó a la imagen, pero algo vio en ella que le hizo desistir de raspar la imagen. El tercero, fue un soldado real de ánimo más templado, éste subió, pero bajó rápidamente explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen, vio que ésta se ponía más bella y que la corona de espinas se tornaba verde. 


Ante la insistencia de las autoridades por borrar la imagen, la gente manifestó su disgusto y comenzó a proferir grandes voces, en vista de lo cual el virrey y el vicario Ibarra decidieron revocar la orden y el Vicario Ibarra autorizó su culto. 


En una visita del virrey y su esposa, éste impresionado por lo que vio, encargó a Manuel de Escobar y Fray Diego Maroto la construcción de una ermita. El 14 de septiembre de 1671 se ofició la primera misa en ella ante las altas autoridades eclesiásticas y civiles, fecha que coincide con el día de La Exaltación de la Cruz, comenzándose a difundir el culto y a llegar de diferentes lugares numerosos fieles, comenzándolo a llamar al crucificado Santo Cristo de los Milagros, o de Las Maravillas. 


El Virrey fallece en Lima, el 6 de diciembre de 1672. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de Nuestra Señora de Desamparados siendo su corazón depositado a los pies de la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, en la Iglesia que ayudó a construir. Cuando la antigua Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, detrás de Palacio de Gobierno, fuera demolida en 1938 el corazón del Conde de Lemos fue llevado a la Iglesia de San Pedro y puesto en un nicho entre los altares de San Francisco de Borja y San Luis Gonzaga. El resto de su cuerpo fue trasladado a su ciudad natal. (datos: fuentes varias)

lunes, 20 de septiembre de 2021

PEDRO DE LA GASCA: El mejor gobernante que ha tenido el Perú




En 1542 la Corona española promulgó las Leyes Nuevas, ideadas por Bartolomé de las Casas en un esfuerzo por proteger a los indígenas de los abusos; dichas leyes establecían la supresión de las encomiendas y de todo trabajo forzado de los indios. Se creó también el Virreinato del Perú y la Real Audiencia de Lima. Fue elegido como primer virrey del Perú Blasco Núñez Vela.



Pronto llegaron a la corte desde el Virreinato del Perú las noticias sobre el levantamiento de Gonzalo Pizarro (hermano de Francisco Pizarro, el conquistador, que fuera asesinado por los Almagristas luego de la muerte de Diego de Almagro -socio de la conquista- por los pizarristas), que se había sublevado junto a otros encomenderos contra las Leyes Nuevas y el gobierno del primer virrey de Perú Blasco Núñez Vela. 



Ante la disyuntiva de mandar al Perú a un letrado negociador o a un militar con experiencia, se decidió por la primera opción, y el escogido por el emperador Carlos V fue el licenciado Pedro de la Gasca. 



El 16 de febrero de 1546, La Gasca es nombrado Presidente de la Real Audiencia de Lima con amplias facultades en lo civil y en lo eclesiástico, y tres meses más tarde, el 26 de mayo, se embarcó en Sanlúcar de Barrameda, rumbo al Perú. 



Pasó por Santa Marta (en la costa atlántica de la actual Colombia) donde se enteró de la muerte del virrey Blasco Núñez Vela a manos de los rebeldes gonzalistas. 



Llegó a Nombre de Dios (costa atlántica del istmo de Panamá), el 27 de julio del mismo año, sin más bagaje que su breviario y sus cédulas en blanco. Sus únicas armas eran los plenos poderes que había recibido del emperador, para premiar y castigar. 



Ya en Panamá, asumió formalmente la Presidencia de la Audiencia, el 13 de agosto.



Su talento diplomático no tardó en mostrarse, al lograr la adhesión del general Pedro de Hinojosa y los demás jefes de la armada pizarrista, quienes en recompensa fueron perdonados por su rebeldía, así como la promesa de obtener luego ricas encomiendas de indios. Se le adhirieron luego Sebastián de Benalcázar, Pedro de Valdivia, el oidor Pedro Ramírez, el contador Juan de Cáceres y Lorenzo de Aldana, enviado del mismo Gonzalo Pizarro. 



Contactó también con el capitán realista Diego Centeno, quien salió de su escondite para presentar otro frente de guerra a Gonzalo Pizarro en el sur, aunque sería derrotado en la batalla de Huarina, el 20 de octubre de 1547. Pero esta victoria sería la última de Pizarro; sus mismos oficiales y soldados fueron paulatinamente abandonándole para sumarse al ejército realista encabezado por La Gasca. 



En abril de 1547 La Gasca partió de Panamá con una flota de dieciocho navíos, y tras dificultosa travesía, desembarcó en el puerto de Manta (actual costa de Ecuador). Prosiguió su ruta a lo largo de la costa hasta llegar a la desembocadura del río Santa (en el actual departamento de Ancash en Perú), y de allí se internó hacia la cordillera andina. Asentó su campamento primero en Jauja y después en Andahuaylas, acogiendo varios contingentes de soldados, muchos de los cuales eran desertores del bando gonzalista. 



La Gasca insistió en ofrecer la paz a Gonzalo Pizarro a cambio de su rendición, pero no recibió respuesta.



Con los refuerzos militares que recibió desde Guatemala, logró sumar 700 arcabuceros, 500 piqueros y 400 jinetes, todos bajo el mando del capitán Alonso de Alvarado. 



El esperado encuentro con las fuerzas de Gonzalo Pizarro se produjo en la pampa de Jaquijahuana, cerca del Cuzco, el 9 de abril de 1548. Pero no hubo batalla pues los gonzalistas se pasaron uno a uno al bando de La Gasca; entre los primeros desertores se encontraban el capitán Sebastián Garcilaso de la Vega (padre del historiador) y el oidor Diego Vásquez de Cepeda. 



Gonzalo Pizarro, Francisco de Carvajal y otros principales cabecillas rebeldes fueron capturados en el mismo campo y sometidos a proceso sumario. 



Cuarenta y ocho rebeldes fueron condenados a la pena de muerte, entre ellos Pizarro y Carvajal, y muchos otros recibieron como castigo azotes, destierro, trabajo en las galeras y confiscación de bienes. 



Se procedió luego al denominado Reparto de Guaynarima (16 de agosto de 1548), donde La Gasca distribuyó 1.300.000 pesos en rentas o encomiendas entre sus soldados, dejando a muchos descontentos, por no recibir nada o creer que se les daba muy poco. 



Luego, La Gasca se dedicó a realizar un reordenamiento general en la administración del Virreinato del Perú. 



Concibió la necesidad de formar una aristocracia de encomenderos que constituyeran el núcleo de la sociedad virreinal, sustentada en la mano de obra indígena, pero bajo el control político y económico de la Corona, cuya preponderancia consideraba de suma importancia consolidar. 



En su período de gobierno de un año y medio (1548-1550) dictó varias medidas con el propósito de garantizar la solidez del poder central: La reorganización del manejo de la Hacienda pública, que fue su mayor preocupación, pues las guerras y perturbaciones políticas habían disminuido la recaudación de las rentas fiscales. Mandó distribuir nuevas marcas para la acuñación de metales en las casas de fundición de Charcas, Cuzco, Arequipa, Lima, Trujillo y Quito. Su interés primordial fue la recaudación de la mayor cantidad de metales preciosos para el fisco, y en esto se vio favorecido por el auge de las minas de plata de Potosí, descubiertas recientemente. En julio de 1549 llegó a Lima procedente de Charcas un fabuloso cargamento de 3.771 barras de plata. Solo se perdió una barra que cayó en el mar por descuido de un marinero. Dicha cantidad se incrementó con otras aportaciones provenientes de Arequipa, Cuzco y otras poblaciones, de modo que La Gasca podía llevar a España un cargamento valorado en más de un millón de pesos. 



El asentamiento de la administración judicial, se inició con la implantación del sistema de los corregimientos como primera instancia judicial, con jurisdicción en los distritos pertenecientes a cada una de las ciudades y con unos oficiales llamados corregidores, que en un primer momento fueron elegidos entre los vecinos de las mismas. Asimismo, el 29 de abril de 1549 se instaló definitivamente la Real Audiencia de Lima, máximo cuerpo administrativo-judicial del Virreinato, con los oidores Andrés de Cianca, Melchor Bravo de Saravia, Pedro Maldonado y Hernando de Santillán, nombrándose Fiscal al licenciado Juan Fernández. Como Presidente, La Gasca asistió a sus sesiones, aunque solo para velar por los intereses de la Corona.



Otras disposiciones y medidas que tomó La Gasca fueron las siguientes: Dio disposiciones a favor de la sufrida población indígena. Moderó los tributos, suprimió la esclavitud, prohibió los trabajos demasiado pesados, y obligó que toda labor fuera pagada con salario justo. 



Aunque no logró llevar a cabo muchos de sus planes en ese sentido, sugirió por escrito al virrey que venía en su reemplazo los proyectos que debería realizar. Señaló la necesidad de imponer tasas sobre los tributos que los indios comunes daban a sus curacas o caciques, de reducir o agrupar en pueblos a la población indígena, que por entonces vivía muy dispersa en todo el territorio, y señaló también la necesidad de que los yanaconas o sirvientes indios tuviesen un régimen laboral más estable. 



Promovió expediciones de conquista y de población en los confines del virreinato: Dio permiso para que partieran expediciones de conquista o “entradas” a zonas todavía inexploradas en la región selvática del norte peruano colindante con Quito, como la dirigida por Diego de Palomino a la región de Chuquimayo (río Mayo-Chinchipe), que fundó Jaén de Bracamoros (1549); la de Hernando de Benavente a Macas; la de Alonso de Mercadillo al valle de Yaquiraca donde fundó Zamora de los Alcaides. 



Otras expediciones fueron encomendadas a Pedro de Valdivia y Juan Núñez de Prado con rumbo a Chile y Tucumán, respectivamente. 



Hizo regresar al capitán Ñuflo de Chaves que venía del Paraguay hacia el Perú, enviado por Irala; y asignó la jornada del Paraguay a Diego Centeno, que se frustró. Se fundaron nuevas ciudades como Nuestra Señora de la Paz en el Alto Perú, por Alonso de Mendoza (20 de octubre de 1548). 



Fomentó la utilización del camino del río de La Plata hacia el Perú, al considerarlo como una eficaz alternativa frente a las dificultades que ofrecía la ruta a través del istmo de Panamá. Entre otras resoluciones cabe mencionar sus ordenanzas sobre el laboreo de minas, la captura y reducción de esclavos cimarrones, la visita y despacho de navíos en el puerto de Lima. 



El 27 de enero de 1550, considerando cumplida su labor, emprendió el retorno a España, llevando para el Rey un extraordinario cargamento de casi dos millones de escudos en metales preciosos. Dejó el gobierno en manos de la Audiencia de Lima presidida por Andrés de Cianca. En el istmo de Panamá sofocó la rebelión que los hermanos Hernando y Pedro Contreras habían promovido en la provincia de Castilla del Oro o Tierra Firme, de cuyo gobierno se habían apoderado violentamente con el plan de desposeer a España del Perú, rehacer el imperio incaico y ceñirse su corona. 



La Gasca continuó su viaje a España, arribando a Sevilla en septiembre del año 1550.

  

En reconocimiento a sus brillantes servicios, Pedro de la Gasca fue premiado con la dignidad de Obispo. Primero recibió por auspicio de Carlos V la dignidad episcopal de Palencia, que llevaba anexo el Condado de Pernia (1551). Luego fue promovido al rango de Obispo y Señor de Sigüenza, ya en tiempos de Felipe II (1562). 



Falleció el 13 de noviembre de 1567, a los 74 años de edad, siendo sepultado en la Iglesia de Santa María Magdalena de Valladolid en un sepulcro en alabastro obra del escultor romanista Esteban Jordán. 



Es necesario remarcar, como ejemplo de civismo, que a Pedro de la Gasca nunca lo tentó el poder ni la riqueza del Perú, y retornó a España sin más posesión que su vestimenta y su breviario. 



Enviado al Perú sin ninguna fuerza armada, solo con amplios poderes para perdonar y castigar a los rebeldes, retornó a España una vez cumplida brillantemente su misión, que consistió nada menos que la de retornar al seno de la Corona española al riquísimo Virreinato del Perú. 



Condujo a España un impresionante cargamento de metales preciosos, venciendo todo peligro que un viaje de ese tipo entrañaba. 



De otro lado los indios quedaron muy agradecidos por las disposiciones que había dado a favor de ellos, y sintieron mucho su partida. 



El Inca Garcilaso de la Vega, lo describe: “Pero lo que la naturaleza le negó de los dotes del cuerpo se los dobló en los del ánimo… pues redujo un Imperio, tan perdido como estaba el Perú, al servicio de su Rey”. (Datos: Fuentes varias)






domingo, 12 de septiembre de 2021

Batalla de Moquegua: El Ejército del Perú Vence al Ejército Libertador del Sur - El fin de las hordas independentistas del sur vencedores en Argentina y Chile

GENERAL JOSE DE CANTERAC - EJERCITO DEL PERU 

"La jornada desgraciada de Moquegua ha concluido con el ejército de Chile, i solamente quedan algunas reliquias que en nuestro país podrán organizarse. El batallón número 4 ha quedado con 300 i pico de plazas, el número 5 con 60 i tantas, el número 2 con 80. No hemos recibido un recluta porque no los hai en abundancia, i los pocos que vienen son para el ejército del Perú."

Carta del general Pinto a O'Higgins fechada en Bellavista el 11 de abril de 1823"


La Batalla de Moquegua fue un encuentro bélico de la guerra de independencia del Perú, que tuvo lugar el 21 de enero de 1823 en las inmediaciones de la villa de Moquegua, capital del departamento del mismo nombre.


Durante este enfrentamiento el Ejército Libertador del Sur ELS al mando del general argentino Rudecindo Alvarado fue completamente destruido por el Ejército Real del Perú ERP al mando del general José de Canterac. 


Significó un fatal descalabro para los independentistas, de los 4 300 hombres del ELS que partieron desde Lima a Moquegua solo retornaron 1 mil 500.


Tras la batalla de Torata el ejército unido habíase retirado a la villa de Moquegua con la intención de reorganizar sus fuerzas, por el lado realista no se pensaba dejar escapar una victoria que se tenía como segura de tal manera que tras recibir los refuerzos de la división del general José de Canterac, el ERP pasó a la ofensiva.


A las 8 a.m. del día 21 de enero el ERP avistó al ELS que imposibilitado de continuar la retirada había formado en batalla teniendo su izquierda apoyada en las casas de Moquegua y extendiendo su línea en la prolongación de un barranco a trechos escarpado y pedregoso, el camino de herradura que atravesaba el barranco y que constituía el centro de la línea del general Alvarado había sido convenientemente protegido por su artillería no así la derecha de su línea formada por una árida elevación que se encontraba desguarnecida.


Para atacar, el general en jefe José de Canterac formó al ejército real en dos divisiones, la primera a órdenes del brigadier Valdés debía marchar ocultándose tras una colina por la derecha enemiga, atravesar el barranco y posicionarse de la elevación mencionada a fin de flanquear a los independentistas mientras que él junto al general Monet al mando de la segunda división avanzarían de frente en columnas paralelas buscando concentrar el fuego enemigo y permitir a Valdés ocupar la posición indicada.


Tan pronto como la división de Canterac se puso a tiro principió la batalla y los independentistas concentraron todos sus esfuerzos en atacar a las fuerzas que tenían enfrente. Al descubrir Alvarado la rápida marcha de Valdés sobre su flanco derecho destacó una guerrilla apoyada por un batallón para interceptarlo pero el batallón del Centro que mandaba Espartero, quien solicitó combatir a pesar de tener un brazo en cabestrillo, batió y dispersó las fuerzas enemigas permitiendo que el resto de la división realista se posicionara en la derecha del ejército unido.


Al advertir esta ventaja, Canterac ordenó avanzar en guerrilla a los batallones Burgos y Cantabria quienes sufrieron numerosas bajas mientras la altura permitió a la artillería patriota utilizar su metralla. Parte de la caballería del ERP formada por los granaderos de la guardia cargó sobre la artillería logrando apoderarse de sus piezas pero perdiendo 50 individuos en el ataque entre ellos a su comandante Manuel Fernández.


Flanqueada su posición por la división de Valdés y coronadas las alturas del barranco por los batallones de Monet al promediar la una de la tarde el ELS se dispersó abandonando desordenadamente el campo a excepción de la caballería rioplantense. A esta, que estaba formada por los granaderos a caballo de San Martín, bajo las órdenes del comandante Juan Lavalle, se les ordenó cubrir la retirada cuando la caballería del ERP dirigida por Francisco Solé se lanzó en persecución de los dispersos. Los granaderos cargaron sobre la caballería del ERP deteniéndola y logrando evitar que los infantes fueran cercados y pudieran alejarse. Varias veces repitió el regimiento esta acción. Finalmente, superados en número, fueron en su mayoría sableados o capturados. De los 400 hombres que componían el cuerpo solo quedaron 180 cuando la caballería del ERP detuvo la persecución.


"A favor de una ventaja que ofrecía el terreno los bizarros granaderos de los Andes cargaron a los cazadores montados y resistidos y rechazados por estos fueron la mayor parte de aquellos acuchillados y rendidos, acabando casi así el regimiento mas justamente afamado que hasta entonces habían tenido los independientes"

    General español Andrés García Camba 5​


    "Aquí dejo de existir el famoso regimiento de los andes que formaba el principal nervio de la caballería enemiga, y que tanto se había hecho respetar en Chile, en el Perú y en Quito por su buena disciplina y por su extraordinario valor..."

    Historiador español Mariano Torrente6​


"El balance de la batalla fue desastroso para los republicanos, quienes tuvieron 700 hombres muertos y más de 1000 fueron hechos prisioneros. Del lado realista sufrieron particularmente los lances del combate el batallón Cantabria y el primer escuadrón de granaderos de la guardia, que perdió la mitad de sus soldados, entre ellos a su comandante Fernández: «Uno de los oficiales de mayores esperanzas del ejército realista». Las bajas totales del Ejército Real del Perú ERP ascendieron a 150 muertos y 250 heridos."​


Las noticias de Moquegua llegaron a Lima el 3 de febrero causando gran consternación entre los republicanos. Para tratar de reparar este desastre militar, la Junta Gubernativa ordenó el alistamiento general de ciudadanos desde la edad de 15 años y se dispuso de igual manera que fueran reclutados para el ejército la tercera parte de los esclavos de la capital y la quinta parte de quienes residían fuera de las murallas. También se impusieron cupos en víveres y dinero para sostener la guerra y se dictaron otras medidas de urgencia. Sin embargo esto no impidió que se generara una honda crisis política que culminó con el Motín de Balconcillo, primer golpe militar de la historia republicana del Perú, el cual supuso la proclamación de José de la Riva Agüero como Presidente de la República.


Por otra parte la batalla de Moquegua significó el fin del ejército unido chileno-argentino o Ejército Libertador del Sur que cruzara los Andes, liberara Chile y a cuya cabeza proclamara don José de San Martín la independencia peruana el 28 de julio de 1821. En adelante dejaría de existir como una fuerza efectiva de combate, tras la sublevación del Callao únicamente 80 granaderos de los Andes continuarían combatiendo en el bando patriota hasta la batalla de Ayacucho.


VICTORIA PERUANA SOBRE LAS HORDAS DEL SUR


Para el Ejército Real del Perú la campaña fue no solo una gran victoria militar, sino también moral, que fortaleció al partido realista. Sus soldados en los días siguientes a la batalla entonaban una copla que se hizo famosa: «Congresito ¿cómo estamos con el tris-tras de Moquegua? De aquí a Lima hay una legua ¿Te vas?, ¿Te vienes?, ¿Nos vamos?» Y, efectivamente, tras el Motín de Balconcillo, el Congreso Constituyente «se fue». Lima fue reconquistada, tras ser abandonada por los independentistas, el 18 de junio y las tropas entrarían ante los vivas de la población que simpatizaba con la causa realista. Por sus distinguidas acciones, fueron ascendidos al grado superior los oficiales Jerónimo Valdés y José de Canterac, entre otros. 

viernes, 10 de septiembre de 2021

Yamnayas: Los grandes conquistadores de Europa - Una historia que podría ser la tuya.



Recientes estudios genéticos revelan que un violento contingente humano –los yamnayas– originario de las estepas asiáticas se expandió por toda Europa y cambió la cultura, las costumbres y la propia población del continente en el Neolítico.


El icónico monumento megalítico de Stonehenge, en el suroeste de Gran Bretaña, fue erigido hace unos 4.500 años. La intención original de su construcción sigue siendo objeto de controversia, pero ahora sabemos que no tardó en convertirse en un recordatorio de un pueblo desaparecido. En el plazo de unos pocos siglos, casi todos los británicos originarios, desde la costa sur de Inglaterra hasta el extremo norte de Escocia, habían sido barridos del mapa por forasteros llegados desde fuera de las islas. No está muy claro ni cómo ni por qué los bretones pudieron desvanecerse tan deprisa, pero empieza a dibujarse el cuadro de la gente que los reemplazó. El último aluvión de migrantes europeos del final de la Edad del Cobre e inicios de la del Bronce fue un grupo de pastores y ganaderos llamado yamnaya o yamna que ocupaba las estepas del norte de Eurasia, desde el mar Negro hasta las montañas del Cáucaso. Su destino no fue solo Gran Bretaña.


Hace entre 5.000 y 4.000 años, ellos y sus descendientes colonizaron importantes franjas de Europa y dejaron un legado genético que persiste hasta nuestros días. Su llegada coincidió con una serie de profundos cambios sociales y culturales. Las prácticas funerarias variaron, apareció una nueva clase de guerreros y hubo un significativo aumento de la violencia, en ocasiones brutal. “Estoy convencido de que debió de producirse algún tipo de genocidio”, dice Kristian Kristiansen, arqueólogo danés de la Universidad de Gotemburgo (Suecia). Mientras él y otros expertos tratan de recomponer su historia, una pregunta flota en el aire: ¿fueron los yamnayas los mayores asesinos de la historia?

 

Tenían una tecnología más desarrollada y trajeron consigo enfermedades nunca vistas en los territorios que hoy conforman Europa. Los yamnaya, cuyo nombre significa literalmente "hoyo" en ucraniano, suelen ser conocidos por algunos arqueólogos como "la cultura de los túmulos". Un nombre más que apropiado para esta tribu, originaria de los territorios comprendidos entre los mares Negro y Caspio y pertenecientes a Rusia en la actualidad.


Según un nuevo estudio de la Escuela de Medicina de Harvard, los yamnaya habrían invadido la Península Ibérica hace 4.500 años. Sus autores afirman que tras su llegada, la línea genética masculina preexistente desapareció. Fueron los hombres colonizadores quienes dejaron descendientes en los territorios que hoy conforman España y Portugal.


Los europeos actuales son la suma de tres grandes migraciones. La primera, hace 37.000 años, se produjo tras la llegada de unos cazadores en el paleolítico superior, tal y como determinó este estudio de Nature en 2016. La segunda provenía de la actual Turquía. Los nómadas que migraron eran agricultores en las estepas de la actual región de Anatolia. La tercera corresponde a la invasión del pueblo yamnaya.


Los resultados de la investigación, conducida por el genetista David Reich, han sido adelantados en el congreso científico New Scientist Live en Londres. Reich pretende completar el trabajo que desarrolla en su libro Who We Are and How We Got Here: Ancient DNA and the New Science of the Human Past ('Quiénes somos y cómo llegamos hasta aquí: El antiguo ADN y la nueva ciencia del pasado humano)'.


En la conferencia del pasado 22 de septiembre, recogida en este artículo, se defiende la "conquista violenta" por parte de los yamnaya en la Península Ibérica. Reich llegó a esta conclusión tras descubrir "un reemplazo completo del cromosoma Y" en la línea genética hispano-lusa. El estudio cree que la gran mayoría de los hombres nativos fueron asesinados o sometidos a condiciones de esclavitud. Tan solo sobrevivieron las mujeres, afirma el artículo científico, quienes perpetuarían la línea genética de estos íberos primitivos... mediante los hijos de los yamnaya.


Pionero en este campo, el científico arroja algo de luz sobre ciertos enigmas, como el origen y la expansión de las lenguas indoeuropeas. También aprovecha para denunciar los abusos cometidos en nombre de los orígenes históricos o genéticos. Reich menciona a los nazis, y reconoce que ciertas ideologías tratarán de aprovechar sus descubrimientos.


Sin embargo, algunos colegas de Reich disienten. En 2015 su equipo ya avanzaba algunas de las conclusiones publicadas actualmente. David W. Anthony, un arqueólogo que participó en ese estudio, afirmaba entonces que la expansión de los yamnaya por Europa fue pacífica. En este reportaje de The New York Times defendía que "no fue como Atila y los hunos, asesinando a todo el mundo en cuanto llegaban". Anthony cree que lo más probable es que los yamnaya "encontrasen algún tipo de oposición a largo plazo", durante un par de siglos. Parece inevitable, concluye, que finalmente las barreras culturales convergiesen.


Pero los yamnaya no se limitaron a colonizar la Península Ibérica. El 90% de los genes de Gran Bretaña, 4.500 años atrás, fueron reemplazados por la llegada de la tribu asiática. No tuvieron que esforzarse demasiado: las enfermedades que trajeron y el cambio climático vigente -entre el 6000 y el 2500 a.C se sucede un período cálido conocido como el Hipsitermal- hicieron la mayor parte del trabajo.


Además, la tecnología empleada por los yamnaya era más avanzada: ya contaban con la rueda y con animales domesticados. "Este pueblo se expande por un territorio enorme: desde Mongolia, pasando por Hungría hasta llegar al interior de Europa. Representan la principal contribución [a la genética] de los europeos actuales", afirma Reich.


El genetista se consolida así como una figura de referencia respecto al análisis del ADN prehistórico. En 2017 recibió el premio Dan David de Arqueología y Ciencias Naturales por sus descubrimientos en las mezclas genéticas entre neandertales y nuestra especie. (Datos: Fuentes Diversas)


Si usted es parte del haplogrupo R-M269, esta podría ser parte de su historia.

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