lunes, 28 de octubre de 2019

Las Amazonas y los Chachapoyas: ¿Presencia Temprana de Vikingos en América del Sur?

Las Amazonas

En 1542, Francisco de Orellana, al frente de unos sesenta hombres, llevó a cabo la primera exploración del Amazonas. Tras sufrir todo tipo de penalidades, la expedición alcanzó la desembocadura, en el océano Atlántico.

Una de sus sorprendentes experiencias en su recorrido fue cuando se encontró con mujeres guerreras altas y blancas que se enfrentaron a ellos con valentía. 


Así se narra el hecho en un texto de National Geographic:


 "A finales de junio, los españoles de la expedición de Francisco de Orellana se adentraron en el territorio de las amazonas. Se decía que los indios de aquella zona eran vasallos de un reino situado en el interior que estaba gobernado por mujeres, a las que proveían de plumas de guacamayos y papagayos. Es cierto que la mayor parte de cuanto rodeó el tema de las amazonas puede tildarse de mítico, si no de ensoñación o de adorno aventurero. Sin embargo, Carvajal aseguraba que al entrar en combate con los indios, esas mujeres guerreras «andaban delante de todos ellos como capitanas» y que los españoles mataron incluso a «siete u ocho» de ellas. El furor de los indígenas no decayó y los expedicionarios hubieron de escapar en sus navíos, acribillados de flechas hasta el punto de que parecían puercoespines."

El cronista de la época, presente en la expedición, Fray Gaspar de Carvajal, narra lo siguiente:

 "Los bergantines de Orellana fueron atacados en su bajada por el río Amazonas por «hasta diez o doce [mujeres], que estas vimos nosotros que andaban peleando delante de todos los indios como capitanas, y peleaban ellas tan animosamente que los indios no osaban volver las espaldas, y al que las volvía delante de nosotros le mataban a palos; y esta es la causa por donde los indios se defendían tanto. Estas mujeres son muy blancas y altas y tienen muy largo el cabello y entrenzado y revuelto a la cabeza, y son muy membrudas y andaban desnudas en cuero, tapadas sus vergüenzas, con sus arcos y flechas en las manos». El enfrentamiento resultó la peor contienda narrada por este cronista, que perdió un ojo y recibió un flechado en una ijada. Al menos seis españoles murieron en el rápido y brutal combate... Esas mujeres luchaban de una forma aterradora, en palabras de los conquistadores. Por un interrogatorio a los indios, los españoles supieron que todas estas amazonas estaban bajo la mano y jurisdicción de una caudilla llamada Coñori, que junto a un grupo selecto de mujeres, vivía rodeada de oro y plata. La tierra en la que vivían era fría y con poca leña, si bien abundante de comida. El lugar estaba tan lejos como para que quien osara ir muchacho volviera viejo".

Este relato de mujeres guerreras blancas y altas tiene relación con la etnia de los chachapoyas, gente blanca, alta y de ojos azules, que encontraron en el norte de Perú primero los incas y luego los españoles, los que quedaron sorprendidos.

Los incas, trasladaron lindas mujeres chachapoyas al Cuzco donde formaron parte de la corte real inca, y se cruzaron con los nobles. Por eso se considera que los gobernantes incas poseían fenotipo y genotipo distintos a la de sus súbditos.

Muchos de los cronistas españoles, como Cieza de León (1554), Sarmiento de Gamboa (1572), Acosta (1590) o Garcilaso de la Vega (1609) mencionan la provincia de Chachapoyas en la época de la conquista española, destacando la belleza de sus mujeres de tez blanca y su resistencia a los incas, quienes en ese tiempo habían ocupado la región por poco más de medio siglo. 

La blancura y belleza de las Chachapoyas es un hecho que llamó la atención de numerosos cronistas y exploradores, como Pedro Cieza de León, quien escribió en una de sus crónicas: 

 “Son estos indios naturales de Chachapoyas los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por serlo, y por su gentileza muchas de ellas merecieron ser de los incas y ser llevadas a los templos del sol” 

 Al respecto, el arqueólogo Federico Kauffmann dice: 

“la presencia de gringuitos, relativamente abundantes en la cuenca del Huayabamba, ha dado pábulo a especulaciones sobre el origen vikingo de los chachapoyas”. 

Igualmente, el explorador Gene Savoy sostiene que esto es consecuencia de una antigua migración vikinga a través del Amazonas. (Datos: National Geographic y otras fuentes)

LIBRO RELACIONADO



Las Amazonas

Los Chachapoyas - Kuelap

Los Chachapoyas - Kuelap

Los Chachapoyas - Kuelap

Los Chachapoyas


jueves, 24 de octubre de 2019

Ai Apaec el Cruel Dios Degollador de la civilización Mochica o Moche


Ai apaec significa ‘creador’ en idioma mochica. 

Era la principal deidad de la cultura mochica o moche.


Aiapaec era adorado como el dios creador, protector de los mochicas, proveedor de agua, de los alimentos y los triunfos militares. 

Era conocido también como el dios castigador, degollador, o también el dios decapitador, el más temido y adorado

La representación más común y conocida de Ai apaec es la que se aprecia en los murales de las Huacas del Sol y de la Luna, donde presenta un rostro antropomorfo con colmillos de felino y olas marinas rodeándolo.

Ai apaec fue representado de varias formas, variando en el tiempo, en el espacio, y en la artesanía en la cual fue impresa su imagen: 

En la metalurgia por ejemplo, presenta forma arácnida, con 8 patas y un rostro antropomorfo con colmillos de jaguar, y nariz de mono. 

En la cerámica es más antropomórfico, suele tener cabezas en sus manos y en ocasiones dos serpientes que brotan de su cabeza. Esta característica se ve en algunos retratos murales, así como olas, ya que los mochicas desarrollaron sus actividades cerca del mar. 

En la escultura se le puede observar con un báculo, y una forma totalmente humanoide, con el rostro severo y con colmillos de felino. 

Como ofrendas a Aiapaec se le ofrecían sacrificios humanos para aplacar su furia en épocas de sequía o de otros males.

Libro Relacionado: El Viaje de los 5 Milenios: El Perú a Vuelo de Cóndor (Spanish Edition)







LIBROS SUGERIDOS SOBRE PERU:

miércoles, 23 de octubre de 2019

José Antonio de Areche Zornoza - Visitador del Virreinato del Perú


José Antonio de Areche Zornoza (Valmaseda, 1731 - Bilbao, 1789) fue un funcionario español. Destinado como visitador al Virreinato del Perú durante el período de 1777 a 1785.

Areche nació en 1731 en la villa vizcaína de Valmaseda (España), hijo de Marcos Areche Puente y Ángeles de Fuentes Santurce y Zornoza. 

Se licenció como bachiller en 1751. 

Desde 1752 fue miembro de la junta de gobierno del Colegio de Santa Catalina de México, donde fue rector, y de la Academia de Santa María de Regla en Alcalá de Henares. 

Se doctoró en derecho canónico en Alcalá en 1756, opositando a esa cátedra en 1759 y siendo suplente en varias ocasiones. 

Era un ejemplo de vasco inserto en la alta administración borbónica española,​ desde 1765 ostentó diversos cargos en distintas posesiones, primero en Filipinas y luego ya en México.

Fue nombrado fiscal en el virreinato de Nueva España, en la Audiencia de México y pronto ascendió a fiscal de la Real Audiencia el 17 de enero de 1774. 

José de Gálvez se convirtió en ministro español de las Indias en 1776, y pronto ordenó que Areche, de su confianza, fuera a Perú como visitador real para llevar a cabo un programa de reformismo intenso.

En 1776, el rey Carlos III le designó intendente militar, miembro del Consejo de Indias y visitador general del Virreinato del Perú.

Sus funciones principales eran organizar la creación de las intendencias proyectadas y recaudar tributos previa una organización eficaz para ello. 

Esto fue motivo de choque con varios gobernadores y altas autoridades, hasta enfrentarse incluso con el virrey Manuel de Guirior. 

También fue mal recibido por la burguesía criolla (funcionarios, mercaderes, plateros y hacendados). 

El 21 de julio de 1780 provocó la destitución del virrey Guirior, con quien había disputado la autoridad peruana desde su llegada. 

En este delicado contexto de reformas borbónicas estructurales surgieron diversos motines. 

El más importante de ellos, en el mes de noviembre de ese mismo año de 1780, fue la rebelión indígena encabezada por el cacique de Tungasuca (en Cusco), José Gabriel Condorcanqui, llamado Túpac Amaru II en honor al último inca rebelde Túpac Amaru I.

Peligrosa por la fuerza que cobró, la rebelión fue sofocada con rigor extremo durante 1781. 

Esto significó el descrédito total de Areche dada la extrema dureza y atrocidades cometidas para extinguir el levantamiento.

Areche, fue finalmente sustituido como visitador por Jorge Escobedo en 1782. 

No solo se le acusaba de crueldad extrema, también tenía cargos  en contra por sus ataques al virrey y peculados cometidos.

Regresó a España a rendir cuentas en 1781. 

Recuperó su cargo en el Consejo de Indias, aunque el 27 de mayo de 1789, tras la muerte de Gálvez, recibió la jubilación forzosa como ministro con sólo un tercio de su sueldo y destierro de la Corte. 

Atribulado por su destitución regresó a su tierra originaria, estableciéndose en la villa de Bilbao donde falleció el 28 de octubre de 1789. (Datos: Wikipedia y otras fuentes)


lunes, 21 de octubre de 2019

Virreinato del Perú: Agustín de Jáuregui y Aldecoa - XXXIII Virrey del Perú - Vencedor de Túpac Amaru II


Agustín de Jáuregui y Aldecoa (Lecároz, Navarra, España, 17 de mayo de 1711-Lima, Virreinato del Perú, Imperio Español, 29 de abril de 1784).

Fue un militar y político español, nacido en el Reino de Navarra, que llegó a ser Virrey del Perú.


Hijo de Matías de Jáuregui y Apesteguía y de Juana de Aldecoa y Borda.

Dedicado a la carrera de las armas, se inició como caballerizo del rey Felipe V y, con el grado de capitán, encabezó el regimiento de dragones de Almansa que sirvió en África. 

Luego de una brillante trayectoria militar, durante la cual fue honrado como Caballero de la Orden de Santiago (1736), y ostentando el grado de teniente coronel, fue trasladado en 1740 a la isla de Puerto Rico, y de allí a la de Cuba. 

Algunos años después, ya de regreso a su patria, participó en la campaña de Portugal al frente del regimiento de dragones de Sagunto, teniendo destacada actuación en el sitio y toma de Almeyda (1762). 

Reconocido como mariscal de campo y teniente general fue designado virrey del Perú (10 de enero de 1780).

Su recibimiento solemne por parte del cabildo limeño tuvo lugar el 5 de noviembre de dicho año, a pesar de estar ejerciendo sus funciones desde julio. 

Es famoso el discurso de elogio pronunciado por José Baquíjano y Carrillo —con veladas críticas al sistema vireinal— en el acto de su recibimiento por la Universidad de San Marcos, en agosto de 1781. 

Al igual que su predecesor, sufrió las injerencias administrativas del visitador general José Antonio de Areche, quien adicionalmente había sido nombrado superintendente de la real hacienda (1780). 

Logró que este intemperante funcionario fuera cambiado.

La atención fundamental de su gobierno estuvo concentrada en el levantamiento del cacique de Pampamarca, José Gabriel Condorcanqui Noguera o Túpac Amaru II.

Este cacique, con el apoyo masivo de los indios lugareños ejecutó al corregidor de Tinta y salió en persecución del de Quiquijana, dirigiendo una serie de proclamas contra la injusticia de los tributos, trabajos de mita y repartimientos forzados de mercancías. 

El movimiento resultó finalmente dominado por las tropas realistas al mando del general José del Valle, que lograron capturar al caudillo indígena en marzo de 1781. 

Túpac Amaru II, su mujer y familiares más próximos fueron ejecutados en la plaza mayor del Cuzco (18 de mayo de 1781). 

Estaban ya virtualmente sofocadas las rebeliones internas cuando el virrey Jáuregui cedió el mando del país al caballero Teodoro de Croix, el 6 de abril de 1784. 

Jauregui falleció en la ciudad de Lima solo tres semanas después, a los 73 años de edad. 

Según la tradición, en El corregidor de Tinta (Crónica de la época del trigésimo tercio virrey) de Ricardo Palma, Jáuregui habría muerto envenenado, luego de probar unas cerezas que recibió de regalo en un canastillo. Así escribió Palma al finalizar el texto:

"... así vengaron los indios la muerte de Túpac Amaru II" 

(Datos: Wikipedia y otras fuentes)

Agustín de Jáuregui y Aldecoa

miércoles, 16 de octubre de 2019

Virreinato del Perú: José Manuel de Guirior - Marqués de Guirior - XXXII Virrey del Perú


José Manuel de Guirior Portal de Huarte Herdozain y González de Sepúlveda - Marqués de Guirior (Aoiz, Navarra, 1708-Madrid, 25 de noviembre de 1788)

Guirior nació en 1708, en el seno de una familia noble del Reino de Navarra. 

Era hijo de don José Carlos Guirior y doña María Josefa Portal de Huarte. 

Entró en la Real Armada en 1733 como alférez de navío. Una vez admitido en la Real Armada, ascendió a teniente de fragata, teniente de navío, capitán de fragata, capitán de navío, mayor general y jefe de la Armada. 

Luchó en la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra y también contra los piratas berberiscos en el Mediterráneo.

Fue caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, más conocida como Orden de Malta. 

Virrey del Perú desde 1776 hasta 1780. Se embarcó en Cartagena de Indias, atravesó el istmo de Panamá y siguió hasta el puerto de Paita, desde donde -como era tradicional- continuó por tierra su camino hasta Lima. Fue recibido solemnemente en una ceremonia efectuada el 3 de diciembre de 1776.

Fomentó el comercio

Creó la Contaduría de Tributos. 


En su período llegó la expedición científica de Hipólito Ruiz, José Pavón y Joseph Dombey, que se dedicó al estudio de la flora americana

Consiguió sofocar las sublevaciones de Arequipa y Cuzco. 

Cumplió en poner en práctica la separación del Virreinato del Río de la Plata.

Al crearse el virreinato del Río de La Plata, el Virreinato del Perú se empobreció al comenzarse a embarcar la plata de Potosí por Buenos Aires. 

Las maneras suaves, afables y bondadosas de Guirior no lograron rendir en el Perú el fruto que se esperaba, porque en este tiempo el Consejo de Indias resolvió mandar en 1777 un visitador general de los oficiales de hacienda y justicia, que fue el irascible José Antonio de Areche. 

De inmediato quedó planteado un conflicto de poderes. Areche absorbió prácticamente todas las funciones de gobierno, coactando las iniciativas del virrey y pasando después a la calumnia y el insulto. 

Es un hecho que el visitador general excedió los límites de sus atribuciones, oscureció la autoridad de Guirior y promovió numerosos disturbios en su afán de aumentar la presión fiscal. 

En este ambiente se fue gestando la gran rebelión del cacique José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II. 

La referida pugna terminó con el injusto desplazamiento de Guirior, que hubo de ceder el mando al virrey Agustín de Jáuregui el 21 de julio de 1780. 

Guirior, viajó de inmediato a España, a fin de revindicarse de las acusaciones temerariamente formuladas por Areche, logrando finalmente una reparación plena. 

El rey Carlos III premió sus servicios en 1786 otorgándole el vizcondado de Villanueva de Lóngida. 

Falleció en la corte de Madrid el 25 de noviembre de 1788, a la edad de 80 años. (Datos: Fuentes varias)


lunes, 14 de octubre de 2019

Virreinato del Perú: Manuel de Amat y Junyent - Marqués de Castellbell - XXXI Virrey del Perú (Remake)

Virrey Manuel de Amat y Junient

Manuel de Amat y Junyent Planella Aymerich y Santa Pau, Barcelona, 1704 — Barcelona, 14 de febrero de 1782 - Marqués de Castellbell.

Fue un Mariscal de Campo de España, Virrey del Perú (1761-1776). 

Nació en el seno de una aristocrática familia española. Hijo de Josep de Amat y de Planella (primer marqués de Castellbell) y de Maria Anna Junyent y Vergós (hija del primer marqués de Castellmeià). 

Demostró tener dotes castrenses desde muy joven, participando en 1719 en acciones bélicas contra los franceses en Aragón. 

A los 17 años ingresó en la Orden de Malta y marchó a la isla como caballero permaneciendo en ella cuatro años. 

Sirvió en las guerras de África y por ello obtuvo el mando del Regimiento de los Dragones de Sagunto. Destacó en la batalla de Bitonto (Reino de Nápoles, 25 de mayo de 1734) con el contingente que al mando del conde de Montemar derrotó a las tropas austríacas de Visconti y Traun, en la guerra de sucesión de Polonia y sobresalió en el asedio de Gaeta (1734). 

En su carrera militar llegó a alcanzar el máximo grado de mariscal de campo. 

Pasó a América cuando en 1755 fue nombrado Gobernador y Presidente de la Real Audiencia de Chile. Recorrió todo el país y mandó construir varias fortificaciones en la costa y en la frontera mapuche, como Santa Bárbara, y fundó poblaciones junto a ellas, como Hualqui, Nacimiento y Talcamávida. Convocó parlamentos con los mapuches, primero en el Salto del Laja (1758) y después en Santiago (febrero de 1760), con el fin de garantizar la seguridad de las comunicaciones entre Chiloé y Concepción, pero finalmente sólo consiguió un acuerdo parcial. En Santiago, emprendió importantes obras públicas y tareas administrativas, como la prolongación de los tajamares del río Mapocho, un mercado en la Plaza de Armas, la reestructuración de la Real Universidad de San Felipe (1757), y la organización, el 12 de octubre de 1758, del primer cuerpo de policía chileno, el cual se llamó "Dragones de la Reina", denominación que mantuvo hasta 1812 cuando pasó a llamarse "Dragones de Chile". 

Al término de su mandato, pidió que se le hiciera un Juicio de Residencia, del cual salió favorecido. 

Fue promovido a Virrey del Perú en 1761, ocupando así el máximo cargo del Imperio Español en América.

Ejercía también como Presidente de la Real Audiencia de Lima.

Llegó a la Ciudad de los Reyes el 12 de octubre de 1761 y tomó posesión del cargo en diciembre del mismo año. 

En su gobierno se dio la Guerra de los Siete Años entre España e Inglaterra; por ello Amat tomó medidas de seguridad para asegurar la defensa de los litorales del virreinato, especialmente para proteger las zonas costeras y puertos de Chiloé, Concepción, Valdivia, Valparaíso, las islas Juan Fernández, Lima, el Callao y Guayaquil. Los planes de fortificación preveían la construcción de castillos, refuerzo de murallas, construcción de cuarteles, etc. Además creó nuevos cuerpos del ejército, entre ellos la Compañía de Dragones. 

Como Virrey también mandó hacer la relación o tipología de la población: enumeración y descripción de diferentes grupos étnicos de América del Sur. 

En el marco eclesiástico, apoyó a la división y jurisdicciones eclesiásticas en el Virreinato (actualmente Bolivia, Chile y Perú): arquidiócesis, diócesis, provincias, repartos, parroquias, etc. y promovió asignaciones, ingresos y vías para su financiación. 

Fue un virrey constructor. Hizo varias obras de infraestructura en Lima, las que aún existen y pueden ser visitadas: 


-La Alameda de Acho 

-Alameda de los Descalzos

-Plaza de Acho

-Quinta Presa, 

-Fortaleza del Real Felipe,

-Torre de la Iglesia de Santo Domingo

-Iglesia de las Nazarenas

-Paseo de Aguas

La tradición dice que esta última obra la hizo en honor a la mujer de la que quedó prendado y totalmente enamorado, Micaela Villegas, apodada luego por sus detractores como la Perricholi (la perra chola).

Fue dueño de la Quinta del Prado, una señorial vivienda en el centro de Lima.

Teniendo conocimiento de los descubrimientos de James Cook en la Polinesia, organizó tres expediciones a las Islas de la Sociedad. 

Su gobierno fue favorable a la corona en cuanto que aumentó considerablemente las remesas. 

En 1773 fue condecorado por el rey Carlos III con la Orden de San Jenaro. 

A fines de su gobierno, en 1776, se le hizo el Juicio de residencia, del cual salió favorecido. 

En 1776 regresó a Barcelona, donde mandó construir un suntuoso palacio en La Rambla, luego conoció a Maria Francesca de Fiveller y de Bru, con quien se casó el 3 de junio de 1779.

Muere el 14 de febrero de 1782.


¿Quien Fue la Perricholi?


La Perricholi en una reciente caracterización de la gran actriz peruana Melania Urbina - No existen imágenes de la real Perricholi

María Micaela Villegas y Hurtado de Mendoza (Lima, 28 de septiembre de 1748 - Lima, 16 de mayo de 1819), conocida como La Perricholi, fue una famosa actriz de teatro peruana.

Fue una de las mujeres más célebres del espectáculo del siglo XVIII.

Existe la historia fuertemente arraigada, que nació en el pueblo de Tomayquichua (departamento de Huánuco) donde existe una casa que afirman fue su residencia. Aunque no hay pruebas que apoyen esta tradición y se ignora cual fue el origen de la misma, muchos autores la dan por cierta, entre ellos Enrique López Albújar y Ricardo Palma. Sin embargo, en todos los documentos legales que existen sobre Micaela Villegas se señala que era natural de la ciudad de Lima y así lo declara ella misma en su testamento.

Según consta en su partida de bautismo hallada en la iglesia San Sebastián ―en Lima―, nació el 28 de septiembre de 1748 (aunque no especifica dónde). Fue la primera de los seis hijos que tuvieron Joseph Villegas y Arancibia (arequipeño) y María Teresa Hurtado de Mendoza y de la Cueva (limeña). Poco se sabe de su niñez, su familia era de condición modesta y vivieron en el barrio del Rímac. Aprendió a leer y escribir, cosa poco común para las mujeres de la época, haciéndose aficionada a las obras de Lope de Vega y Calderón de la Barca. Gustaba también del canto y danza, y de temprana edad mostró vocación por el teatro, aun cuando ese oficio era considerado como indigno e impropio para una mujer.

A los 15 años debutó en el Coliseo de Comedias, propiedad de Maza, conocido actor y empresario teatral, quien la protegió y enseñó el oficio teatral. El teatro era su pasión, y antes de cumplir 20 años, su talento, y elocuencia la convirtieron en la actriz de moda. Dotada de imaginación ardiente y fácil memoria recitaba con suma gracia romances caballerescos y escenas cómicas. Todos los días el teatro se abarrotaba de público, era muy admirada y su fama trascendió los límites del virreinato. 

En esa época inició un romance que duró 14 años con el sexagenario virrey don Manuel Amat y Junyent, que se convirtió en la relación más escandalosa del siglo XVIII. Amat la hizo su amante y el centro de la vida social limeña. En 1769 tuvieron un hijo al que llamaron Manuel. 

Micaela Villegas propició muchas de las construcciones que Amat realizó en su gobierno: la Alameda de los Descalzos, el bello palacete La Quinta de Presa, que era la casa solariega de la aristocrática familia Carrillo de Albornoz y Bravo de Lagunas Marqueses de Montemar y Monteblanco; el Templo de las Nazarenas, que albergaría la imagen del Señor de los Milagros, de la cual era devota; El Paseo de Aguas, que fue construido para impresionarla. 

La tradición cuenta que cuando el vierry le declaró su amor, ella le respondió que lo aceptaría si él pusiera la Luna a sus pies; entonces el virrey mandó construir el Paseo de Aguas, acordonado por unos arcos de estilo francés y al centro una amplia fuente donde se reflejaba el cielo, y en una noche de luna llena la llevó al borde de la fuente, diciéndole: «Hoy pongo la Luna a tus pies». 

El apelativo Perricholi es atribuido al virrey Amat, pero existen varias historias respecto al significado del mismo. Dicen que Amat la llamaba en la intimidad «peti-xol» que en catalán significa ‘pequeña joya’; se dice también que el término «pirri» era usado en aquella época como diminutivo, por lo que «pirri-choli» o «petit-choli» significaría cariñosamente ‘cholita’. Sin embargo la historia más conocida no tiene nada de romántica y es probable que haya sido difundida por los numerosos enemigos que tenía el virrey: se cuenta que en una acalorada pelea entre los amantes, Amat la llamó enfurecido «perra chola», que en su acento catalán sonaba a «perri choli». El incidente trascendió fuera del palacio y la alta sociedad limeña ―que no le tenía mucho aprecio― comenzó a llamarla «La Perricholi» para humillarla. 

 "Miquita", como la llamaba cariñosamente Amat, gustaba de exhibirse públicamente junto al virrey y provocar la envidia en la nobleza virreinal limeña. Su carácter impulsivo protagonizó no pocos escándalos: en una ocasión abofeteó a un actor en medio de una representación teatral ante las pifias del público. Este hecho hizo que Amat se separara de ella por espacio de dos años, durante los cuales ella se alejó del teatro, finalmente, se reconciliaron y un mes después volvería a las tablas en la representación más aplaudida de toda su carrera. 

Sus caprichos eran tan impredecibles como sus arranques de generosidad. Uno de los episodios más conocidos de su vida fue el celebrado paseo que dio en una fastuosa carroza con enchapes de plata durante la fiesta de la Porciúncula, situación que tomó ribetes de escándalo, pues este privilegio solo pertenecía a miembros de la aristocracia. De regreso a su palacete se topó con el humilde párroco de la Iglesia de San Lázaro quien portaba el Santo Sacramento y se dirigía a pie a casa de un moribundo. Avergonzada de su frivolidad, bajó del carruaje y se arrodilló frente al sacerdote rogándole que lo usara para llegar a su destino; luego regaló la valiosa carroza a la Parroquia. 

En 1776, Amat fue cesado como virrey del Perú y regresó a España, dejándole una generosa pensión y varias propiedades. 

En 1788 se despidió de los escenarios y adquirió el Real Coliseo de la Comedia asociándose con Vicente Fermín de Echarri con quien se casaría en 1795. Desde entonces llevó una vida tranquila y dedicada a la administración del teatro. Trece años más tarde, quedó viuda. 

 A la muerte de Amat en España, su hijo Manuel viajó a la Península para reclamar la herencia como su único hijo, pero debido a su condición de ilegitimidad no tuvo éxito.

Sus últimos años los dedicó a la oración, vistiendo el hábito de las Carmelitas y realizando muchas obras de caridad que hicieron olvidar a los limeños los escandalosos años de su juventud, motivando un auténtico afecto a su persona. 

Micaela Villegas murió en su casa de la Alameda Vieja el 16 de mayo de 1819 a la edad de 71 años. Su sepelio fue sencillo según ella misma lo pidió y dejó como herederos de sus bienes a su hijo Manuel y su nieta mayor Tomasa. Fue enterrada en la Iglesia de la Recoleta de San Francisco y la noticia de su deceso fue registrada por los principales diarios de la época. (datos: Wikipedia)

Alameda de los Descalzos

Paseo de Aguas

Plaza de Toros: Acho

Fortaleza del Real Felipe


miércoles, 9 de octubre de 2019

La Aguerrida Etnia Cañari y su Importante Rol en la Ocupación Española del Tawantinsuyo


Los Cañaris fueron los antiguos pobladores del territorio de las provincias de Azuay y de Cañar en el territorio del Ecuador, aunque también se han encontrado pruebas de su presencia de esta etnia en otras provincias como Chimborazo, El Oro, Loja y Morona Santiago.

Eran importantes comerciantes, grandes orfebres, así como excelentes guerreros, mantuvieron una sociedad jerarquizada y perfectamente organizada, con división del trabajo y de funciones. 

Esta civilización practicaba la poligamia, y en cuanto a la sucesión en el mando del señorío conservaban la costumbre de que el hijo varón de la mujer principal sucediese al padre en el mando. 

Cieza de León dice: 

"Los señores se casan con las mujeres que quieren y más les agrada; y aunque éstas sean muchas, una es la principal. Y antes que se casen hacen gran convite, en el cual, después que han comido y bebido a su voluntad, hacen ciertas cosas a su uso. El hijo de la mujer principal hereda el señorío, aunque el señor tenga otros muchos habidos en las demás mujeres"

Este pueblo habitaba desde las cabeceras del nudo del Azuay hasta Saraguro, desde las montañas de Gualaquiza hasta las playas de Naranjal y las costas del canal de Jambelí. 

Dentro de los territorios de Cañaris, los más importantes fueron Shabalula, actual Sígsig, que incluía territorios como Dumapara, Llaver, Cuyes, Guallabuzho; y Hatun Cañar actual ciudad de Cañar, que incluía centros como Coyoctor, Cojitambo y Shin; otros centros de mayor importancia fueron Cañaribamba, Guapondelig, Molleturo, Peleusi, entre otros. 

Estos territorios están repartidos especialmente en las provincias del Azuay y Cañar aunque también hay ruinas en las provincias de El Oro, Chimborazo, Loja y Morona Santiago.

Una característica especial de la cultura cañari es la creación de caras talladas en roca y tótems de animales divinos en los sitios importantes y/o sagrados, los ejemplos más conocidos son la "Cara del Viejo" en Ingapirca y las guacamayas de los ríos Culebrillas y Tarqui. 

Luego de la conquista inca se crearon cuatro centros administrativos, siendo éstos Cañaribamba, Tomebamba (Guapondelig, renombrada y refundada por los Incas), Ingapirca (cerca de Hatun Cañar) y Molleturo. - Molleturo se convirtió en el centro que administraba y cobraba los impuestos a los pueblos de la costa norte del Imperio Inca. - Ingapirca se re-fundó sobre un centro cañari y ahí se edificó un palacio para la adoración a Inti (dios Sol), por la magnificencia y suntuosidad del palacio éste se oif - Tomebamba, ciudad que fue fundada sobre un asiento cañari, el nombre de este asiento se cree fue Guapondelig. 

Por orden de Túpac Yupanqui se construyó el palacio de Pumapungo desde donde se empezó a administrar el sector norte del Imperio Inca.

Cañaribamba se habría convertido en un centro importante para posada de aristocracia inca en la provincia, además ayudaba a Tomebamba a administrar y gobernar todo el norte del Imperio. 

Conquista Inca: 

El Inca traía un ejército numeroso, aguerrido y bien disciplinado; y los Huancabambas (aliados meridionales de los Cañaris) se desplazaron a los montes y a los cerros, donde algunos se dejaron morir de hambre antes que sujetarse a la obediencia del Inca.

El triunfo inca sobre los Paltas fue todavía más completo, porque ellos mismos se rindieron y pudieron que ser incorporados al Imperio de los Incas. 

No obstante tanta docilidad, Túpac Yupanqui sacó algunos millares de ellos y los mandó lejos de su territorio a las provincias remotas del Collao, y pobló de mitimaes traídos de otras provincias la tierra de los Paltas.

Las fortalezas, que habían preparado en las alturas de Saraguro, de nada les sirvieron, porque la presencia de las tropas del Inca en el valle les hizo comprender que era inútil toda resistencia.

Vencidos y sujetos los Paltas, Túpac Yupanqui se aprestó a la conquista de los Cañaris. 

Los Cañaris eran numerosos, y estaban desde mucho tiempo atrás haciéndose notar en silencio para la defensa de sus tierras y de su independencia: habían celebrado una junta de todos sus régulos y elegido por jefe a Dumma y tenían además a punto un ejército considerable.

Túpac Yupanqui reconoció que no debía perder tiempo ni darles a los Cañaris espacio para forticarse más: precipitóse, pues con sus tropas y atacó a los enemigos, esperando vencerlos, si los tomaba de sorpresa; pero se equivocó, porque los Cañaris estaban sobre aviso, y tenían ocupados todos los pasos difíciles. 

El combate fue  reñido y el Inca retrocedió precipitadamente hasta Saraguro, viendo que no era tan hacedera como se había imaginado, la conquista de unas tribus tan astutas como belicosas. 

La derrota del Inca les infundió nuevo brío a los Cañaris y, combinando el valor con las estratagemas, se entendieron secretamente con los Paltas, animándolos a deshacerse del Inca: empresa tan arriesgada acobardó a los Paltas y, después de consultar con sus hechiceros lo que debían hacer, resolvieron dar aviso a Túpac Yupanqui de la propuesta de los Cañaris. 

El orgullo de Túpac Yupanqui se sintió ofendido con semejantes intentos, y tomó la resolución de no regresar al Cuzco sin haber sujetado primero a su obediencia a los Cañaris. 

Pidió tropas de refuerzo a todo el imperio; y mientras éstas le llegaban, se puso a construir una fortaleza entre los límites de los Paltas y de los Cañaris.

Sabiendo éstos los preparativos del Inca y viendo las obras o aprestos de guerra que había comenzado, decayó el ánimo, y el vigor con que resistieron a la primera acometida, se trocó en desaliento. Comenzaron a discurrir sobre las ventajas de la paz y, al fin, concluyeron por enviar emisarios al Inca, encargados de ofrecerle la obediencia y sumisión a su imperio. 

Los Cañaris tenían fama de hombres doblados y muy volubles, por lo que el Inca no se fio de ellos al principio, sino que tomó medidas para su seguridad y exigió, como una de ellas, que Dumma y los otros régulos entregaran a sus propios hijos en rehenes, lo que se verificó. 

Con esta medida, Túpac Yupanqui  se puso en camino para la provincia del Azuay; pero antes de entrar en ella personalmente, hizo que se adelantara el jefe de su mayor confianza, para que le dispusiera alojamiento digno de su persona, y también para que sondeara el ánimo de los Cañaris y descubriera si meditaban alguna traición.

Los Cañaris recibieron al enviado del Inca con grandes agasajos, y en muy corto tiempo construyeron un palacio en el que hospedar al nuevo soberano; y cuando éste se presentó, al fin, en sus tierras, le salieron al encuentro, dándole públicas y solemnes manifestaciones de acatamiento sincero y de fiesta y regocijo.

Túpac Yupanqui se mantuvo largo tiempo en la provincia de Azuay, mandó sacar un número considerable de sus naturales a los que envió al Cuzco; hizo tender puentes en los ríos y dispuso la construcción de varios edificios, tanto religiosos como profanos, deseando ganarse el afecto de los Cañaris y tenerlos sujetos, bajo su orden se edificó Pumapungo.

7​ Años después el Inca Huayna Cápac hijo de Túpac Yupanqui, regresó al norte del Imperio para aplacar la rebelión de las tribus norteñas y por ello se instaló en Tomebamba. 

En el cacicazgo de Molleturo hizo un templo y un tambo, convirtiendo a este lugar en el centro que administraba y cobraba los impuestos a los pueblos de la costa norte del Imperio Inca. 

El cacicazgo de Hatun Cañar se renombró como Ingapirca y ahí se edificó un palacio para la adoración a Inti (dios Sol), por la magnificencia y suntuosidad del palacio este se transformó en el más famoso del norte del Imperio.

Siguiendo la tradición cañari, Huayna Cápac dio fama e importancia a la laguna de Culebrillas, transformando a este adoratorio cañari en un adoratorio de gran importancia en el norte del Imperio, haciendo que su fama se llegue a comparar con el de Pachacámac de Lima; aquí adornó las construcciones cañaris y edificó un suntuoso tambo para el uso del Inca.

La ciudad de Tomebamba tenía el objetivo de administrar todo el norte del imperio y ser el hogar del Inca, bajo su dominio en esta ciudad edificó un templo de adoración a Quilla (diosa luna), otro para la adoración del dios Viracocha, otro para la adoración al Inti/dios Sol (aunque se piensa que este en realidad es Ingapirca), al palacio de Pumapungo lo amplió y adornó, lo más significativo de esta ampliación fue un adoratorio que hizo, en este colocó una estatua de oro a tamaño real de su difunta madre Mama Ocllo.

También bajo su dominio se construyeron tambos y edificios para la élite inca por todo el territorio cañari, incluyendo al templo del dios Sol en Cañaribamba (hoy conocido como Yungüilla), varios palacios públicos en Yacuviñay y baños rituales y de descanso en Coyoctor, entre otros. 

Huayna Cápac transformó todo el territorio cañari, denominado por los cronistas Provincia de Cañar o Provincia de Tomebamba, con su centro en la ciudad de Tomebamba, en la capital norteña del Imperio, la cual gracias a sus suntuosos palacios empezó a competir con la ciudad del Cuzco.

Tiempo despues, durante la guerra civil entre Huáscar y Atahualpa, hijos de Huayna Cápac, los Cañaris tomaron partido por Huáscar, el inca ungido legalmente como tal. 

Tras conseguir el apoyo de la confederación norteña (Caranquis-Quitus-Puruhaes), Atahualpa bajó a Tomebamba para pactar una alianza con los Cañaris. Sin embargo éstos como ya habían tomado partido por Huáscar, acabaron con la guardia de Atahualpa y lo apresaron.

Sin embargo, Atahualpa fue ayudado a escapar por propios del lugar, probablemente los que guardaban afecto por todo el tiempo que vivió su padre en esa ciudad. 

Retornado a Quito, reunió a sus ejércitos y regresó a la provincia, haciendo una masacre generalizada de todos los Cañaris. Los que sobrevivieron huyeron y se atrincheraron en Yacuviñay. Cuando Cieza de León llegó a territorio cañari dijo que las mujeres superaban en 15 a 1 a los hombres. 

Además de esto, Atahualpa destruyó Tomebamba.

Antes de la destrucción, el cacique cañari y el gobernador cuzqueño de la ciudad huyeron con todo el ejército hasta Cajamarca, en donde esperaron refuerzos. 

Recibiendo el apoyo del general huascarista Atoc, regresaron al norte y lograron expulsar a Atahualpa de Tomebamba. Sin embargo, Atoc murió en la batalla. Después partieron al norte en busca del ejército de Atahualpa, que se había retirado, y volvieron a enfrentarse. Esta vez Atahualpa, recibiendo el apoyo de sus generales Calicuchima y Quisquis, derrotó al ejército cañari-huascarista y mataron al cacique cañari Urco Colla.

Luego de eso otro cacique cañari tomó el control del ejército y huyeron hacia el Cuzco dejando a Atahualpa libertad para controlar Tomebamba.

Durante la batalla final entre las fuerzas de Atahualpa y Huáscar, acaecida en las afueras del Cuzco, los Cañaris pelearon a favor de Huáscar. Una vez derrotado éste, salieron del Cuzco y regresaron a su tierra al norte del Imperio.

Los cañaris fueron uno de los pueblos más afectados en esta guerra civil, murieron 50 a 60 mil solamente en Tumipampa, la mayoría de sus hombres fueron masacrados en la guerra contra Atahualpa. 

Ello fue el motivo del por qué apoyaron a los conquistadores españoles. 

Ocupación Española:

Después de que Francisco Pizarro capturase a Atahualpa en Cajamarca, los Cañaris bajaron a ver al español. 

Su odio contra Atahualpa era tan fuerte que fueron el primer grupo étnico del Imperio Inca en aliarse con los conquistadores. 

Según otra versión cuando Francisco Pizarro arribó a Tumbes, tuvo noticias que los Cañaris eran contrarios al gobernante Atahualpa. Los Cañaris esperaban que los españoles los liberaran del poder atahualpista y Pizarro incorporó a los Cañaris como parte de sus tropas para enfrentarse con Atahualpa y la resistencia inca. Así, cuando Pizarro llegó a Cajamarca ya contaba con el apoyo de los Cañaris.

En el proceso de ocupación del Tawantinsuyo Pizarro recibió el apoyo de diversas etnias sometidas por los incas y/o enemigas del usurpador Atahualpa:

Cañaris

Chachapoyas

Huaylas

Huancas, 

Chankas

Poco tiempo después de la partida de Pizarro, otro grupo de Cañaris bajaron a Tumbes y negociaron con Sebastián de Benalcázar. Le ofrecieron las riquezas y tesoros de Quito si éste les ayudaba a librarse del dominio que ejercía Rumiñahui desde dicha ciudad. Así, acompañado por un fuerte ejército cañari, el español Sebastián de Benalcázar partió a la Conquista de Quito, se enfrentó a los ejércitos de Rumiñahui en las faldas del volcán Tungurahua (otros dicen que fue el Cotopaxi), lucharon durante todo el día y al anochecer cesaron el combate y acamparon. Si bien ambos ejércitos habían perdido muchos hombres, Rumiñahui se perfilaba como el claro vencedor. En la madrugada el volcán entró en erupción y tanto Rumiñahui como su ejército lo interpretaron como una señal de derrota, por lo que se retiraron. Regresaron a Quito y destruyeron la ciudad, para que los españoles no consiguieran nada.

Al siguiente día los Cañaris y Benalcázar, asombrados de no ver a Rumiñahui, partieron hacia el norte, llegaron a la ciudad de Liribamba, donde descansaron durante dos días, y siguieron su marcha hacía Quito. Al llegar contemplaron la ciudad completamente destruida. Ni siquiera un ínfimo tambo logró escapar a la destrucción de Rumiñahui.

Durante la conquista, los Cañaris aceptaron el dominio español y se convirtieron a la religión cristiana, guerreando durante años contra los Incas rebeldes de Vilcabamba. Los aguerridos Cañaris formaron parte de las tropas reales que bajo el mando de Martín Hurtado de Arbieto derrotaron al último inca rebelde Túpac Amaru I. (Datos: Wikipedia y otras fuentes)





Noticias e Información que no se puede perder