viernes, 30 de enero de 2015

Felipe de Borbón y Grecia: De Principe de Asturias a Rey Felipe VI

Felipe VI - Rey de España

Felipe VI de España (Madrid, España, 30 de enero de 1968) es el actual rey de España, título por el que ostenta la jefatura del Estado y el mando supremo de las Fuerzas Armadas.  
Fue proclamado ante las Cortes Generales el 19 de junio de 2014, tras la abdicación de su padre, el rey Juan Carlos I, de acuerdo con la Ley Orgánica 3/2014 por la que se hace efectiva la abdicación de la Corona, sancionada solemnemente el día anterior por su predecesor en el Palacio Real de Madrid y publicada la madrugada del 19 en el Boletín Oficial del Estado.

Está casado con Letizia Ortiz, reina consorte de España, con la que tiene dos hijas: Leonor, princesa de Asturias, y Sofía, infanta de España. (Datos: Wikipedia)

Video: Carlos merida merida

 


Familia Real Española

Felipe VI es un gran personaje con todas las calificaciones necesarias para ejercer con éxito como Rey de España. Es el rey más joven y profesional de Europa.

Es conocido en Perú  y todos los países latinoamericanos por su contínua concurrencia a todos los principales eventos oficiales, siendo muy apreciada y respetada su presencia.

Perú y en particular Lima fueron por alrededor de 3 siglos la capital del Imperio Español en Sudamérica, ejerciendo gobierno a través del Virreinato del Perú. (Hurtvillac)

Tanto tiempo de presencia española en Perú marcaron las costumbres, pueblos, canciones, bailes, folklor, religión, idioma etc en este país, los que aún se conservan con firmeza y alientan un vínculo estrecho con España.

miércoles, 28 de enero de 2015

Inca Garcilaso de la Vega - Padre de las Letras del Continente Americano

Inca Garcilaso de la Vega

Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso de la Vega (Cuzco, Gobernación de Nueva Castilla, 12 de abril de 1539 - Córdoba, Corona de Castilla, 23 de abril de 1616), fue un escritor e historiador peruano de ascendencia española e inca.

Se le considera como el "primer mestizo biológico y espiritual de América", o en otras palabras, el primer mestizo racial y cultural de América que supo asumir y conciliar sus dos herencias culturales: la indígena americana y la europea, alcanzando al mismo tiempo gran renombre intelectual.

Se le conoce también como el "príncipe de los escritores del Nuevo Mundo", pues su obra literaria, que se ubica en el período del Renacimiento, se destaca por un gran dominio y manejo del idioma castellano, tal como lo han reconocido críticos como Menéndez y Pelayo, Ricardo Rojas, Raúl Porras Barrenechea y José de la Riva Agüero y Osma.

Mario Vargas Llosa le reconoce también dotes de consumado narrador, destacando su prosa bella y elegante.

Su padre fue sobrino del célebre poeta Garcilaso de la Vega del Siglo de Oro de España , por lo que el Inca Garcilaso de la Vega sería sobrino-nieto por parte de la familia de su padre del famoso poeta renacentista castellano. 

En su obra cumbre, Los Comentarios Reales de los Incas, publicada en Lisboa, en 1609, expone la historia, cultura y costumbres de los Incas y otros pueblos del antiguo Perú, libro que luego del levantamiento de Túpac Amaru II sería prohibido por la Corona española en todas sus colonias de América, al considerarla sediciosa y peligrosa para sus intereses, pues alentaba el recuerdo de los incas. Esta prohibición rigió desde 1781, aunque la obra se siguió imprimiendo en España. 

Otras obras importantes del Inca Garcilaso son La Florida del Inca (Lisboa, 1605), que es un relato de la conquista española de Florida; y la Segunda parte de los Comentarios Reales, más conocida como Historia General del Perú (Córdoba, 1617), publicada póstumamente, donde el autor trata sobre la conquista del Perú y el inicio de la colonia. 

Era hijo del conquistador español capitán Sebastián Garcilaso de la Vega, de la nobleza extremeña, y de la ñusta o princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, nieta del Inca Túpac Yupanqui y sobrina del Inca Huayna Cápac, emperador del "reino de las cuatro partes o suyos" o Tahuantinsuyo.

Su nombre de bautismo fue Gómez Suárez de Figueroa, que tiempo después, radicando en España, se lo cambiaría por el de Inca Garcilaso de la Vega. 

Gracias a la privilegiada posición de su padre, que perteneció a la facción pizarrista, fue bautizado con los apellidos ilustres del mayor de sus tíos paternos y de otros antepasados que pertenecieron a la casa de Feria. Recibió en el Cuzco una esmerada educación en primeras letras a cargo de Juan de Alcobaza, al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, mestizos e ilegítimos como él, pero durante sus primeros años también estuvo en estrecho contacto con su madre y con lo más selecto de la nobleza inca, entre los que se contaban los hijos de Huayna Cápac: Paullu Inca y Tito Auqui. 

Accedió así a la instrucción de los amautas o sabios incas versados en la mitología y cultura incas.

Su padre se vio obligado a abandonar a la princesa inca a causa de la presión de la corona para que los nobles españoles se casasen con damas nobles españolas, y así lo hizo para matrimoniar con Luisa Martel de los Ríos; sin embargo, no lo hizo sin conceder antes a su madre una cuantiosa dote, que le sirvió para casarse con Juan del Pedroche, un soldado peninsular, de la que tendría el inca dos mediohermanas, Luisa de Herrera y Ana Ruiz. 

Su adolescencia estuvo ensombrecida por las cruentas guerras civiles del Perú, y él y su padre padecieron la persecución de los rebeldes Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal. Su padre optó por enrolarse en el bando de Pizarro, aunque forzadamente, según contaría más tarde el Inca Garcilaso, pero retornó al bando real sumándose al ejército de Pedro de la Gasca durante la batalla de Jaquijahuana, por lo que fue conocido despectivamente como el “leal de tres horas”. 

El 20 de enero de 1560, a los veintiún años de edad y poco después del fallecimiento de su padre, Garcilaso salió del Cuzco rumbo a la Ciudad de los Reyes (Lima), dispuesto a embarcarse hacia España. 

Partió del puerto de El Callao, estuvo a punto de naufragar en la isla de Gorgona, cruzó a lomos de acémila el istmo de Panamá, llegó a Cartagena de Indias, para tomar la ruta de los galeones hasta La Habana y las Azores, donde un marinero portugués le salvó la vida antes de llegar a Lisboa. Tras una breve estancia en Extremadura, donde visitó a unos familiares, se estableció en la ciudad cordobesa de Montilla donde residía su tío Alonso de Vargas. Luego, en 1561, se trasladó a Madrid a solicitar algunas mercedes que la Corona le debía a su padre por sus servicios en el Perú, y allí conoció al conquistador Gonzalo Silvestre, quien le suministró numerosos datos para su obra La Florida del Inca. Su solicitud a la Corona le fue denegada (acusaron a su padre de favorecer al rebelde Gonzalo Pizarro dándole un caballo que le salvó la vida en la batalla de Huarina, y tal versión fue apoyada por los cronistas de indias oficiales). 

Desengañado, pensó en volver a Perú en 1563, pero optó por permanecer en la península y seguir la carrera militar, como su padre. Abandonó el nombre de Gómez de Figueroa y firmó ya para siempre con el de Garcilaso de la Vega, por el que sería conocido por la posteridad. 

Como su padre, logró el grado de capitán, y tomó parte en la represión de la Rebelión de las Alpujarras de los moriscos de Granada bajo el mando de don Juan de Austria (1569). 

Entre 1570 y 1571 se enteró de la muerte de su madre y de su amado tío Alonso de Vargas; este último le adjudicó bienes en su testamento que hicieron que en el futuro no tuviese que preocuparse de su sustento y aún disfrutase de cierta holgura. En 1586 falleció su tía doña Luisa Ponce, viuda de su tío Alonso, cuyos bienes acrecentaron aún más su bienestar económico y le posibilitaron entregarse a la cultura. 

En 1590, muy probablemente dolido por la poca consideración en que se le tenía en el ejército por su condición de mestizo, dejó las armas y entró en la religión.

Frecuentó los círculos humanísticos de Sevilla, Montilla y Córdoba y se volcó en el estudio de la historia y en la lectura de los poetas clásicos y renacentistas. Fruto de esas lecturas fue la celebrada traducción del italiano que hizo de los Diálogos de amor del filósofo neoplatónico León Hebreo, que dio a conocer en Madrid en 1590 como La Traducción del Indio de los Tres Diálogos de Amor de León Hebreo (su prólogo está fechado en Montilla, 1586). Fue su primer libro, y la primera obra literaria de valor superlativo hecha por un americano. Ya por entonces firmaba como Garcilaso Inca de la Vega y se presentaba como hijo del Cuzco, ciudad a la que definía como cabeza de imperio. 

Por entonces tuvo una relación estrictamente comercial con el célebre Luis de Góngora, y en Montilla coincidió con Miguel de Cervantes, que recaudaba fondos para la corona. Y parece ser que Cervantes conocía las obras del insigne mestizo: había leído la traducción por Garcilaso de los Diálogos de amor de León Hebreo.

Se trasladó a Córdoba en 1591, y se relacionó con algunos doctores, como el jesuita Juan de Pineda, quien le instó a preparar un comentario piadoso de las Lamentaciones de Job. Por entonces continuaba recopilando material para sus proyectadas obras sobre la conquista de La Florida y del Perú, así como todo lo relacionado con el imperio inca. Una de esas fuentes fue la crónica, hoy perdida, de Blas Valera. En 1596 escribió la Genealogía o Relación de la descendencia del famoso Garci Pérez de Vargas, nombre de un célebre capitán que fue antepasado suyo, obra que no se publicaría sino hasta el siglo XX. 

Simultáneamente se relacionó con soldados participantes de la conquista de La Florida y se encontró con dos, Alonso Carmona y Juan Coles, que le obligaron a retocar lo que ya tenía escrito sobre la expedición de Hernando de Soto. En 1605 publicó finalmente la obra en Lisboa, con el título de La Florida del Inca. En 1609 apareció publicada, también en Lisboa, la Primera Parte de su obra cumbre, los Comentarios Reales de los Incas, impreso en una buena edición por Pedro Crasbeeck y dedicado a la princesa Catalina de Portugal, duquesa de Braganza. 

Hacia 1612 culminó la Segunda Parte de esta obra, que fue publicada póstumamente en Córdoba con el título de Historia General del Perú y dedicado a la Virgen María. 

En 1612 Garcilaso compró la Capilla de las Ánimas en la Catedral de Córdoba, donde su hijo sería sacristán y donde deseó ser enterrado, falleciendo cuatro años después, entre el 22 y el 24 de abril de 1616 como fechas probables. 

En aquella capilla sus albaceas grabaron esta lápida: 

El Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, digno de perpetua memoria. Ilustre en sangre. Perito en letras. Valiente en armas. Hijo de Garcilaso de la Vega. De las Casas de los duques de Feria e Infantado y de Elisabeth Palla, hermana de Huayna Capac, último emperador de las Indias. Comentó La Florida. Tradujo a León Hebreo y compuso los Comentarios reales. Vivió en Córdoba con mucha religión. Murió ejemplar: dotó esta capilla. Enterróse en ella. Vinculó sus bienes al sufragio de las ánimas del purgatorio. Son patronos perpetuos los señores Deán y Cabildo de esta santa iglesia. Falleció a 23 de abril de 1616.

El 25 de noviembre de 1978 el rey Juan Carlos I de España hizo entrega de una arqueta que contenía una parte de sus cenizas; éstas reposan actualmente en la Catedral del Cusco.

Obras:

Es considerado como el padre de las letras del continente.

-En 1605 dio a conocer en Lisboa su Historia de la Florida crónica de Hernando de Soto, título que quedó sintetizado en La Florida del Inca. La obra contiene la expedición de aquel conquistador, de acuerdo con los relatos que recogió él mismo durante años, y defiende la legitimidad de imponer en aquellos territorios la soberanía española para someterlos a la jurisdicción cristiana.

-El título más célebre de Garcilaso el Inca, sin embargo, fueron los Comentarios Reales de los Incas, la primera parte de los cuales apareció en 1609, también en Lisboa publicada por Pedro Craasbeck. Escrito a partir de sus propios recuerdos de infancia y juventud, escuchado directamente de sus parientes, de contactos epistolares y visitas a personajes destacados del Virreinato del Perú, el relato constituye, pese a los problemas de sus fuentes orales y escritas y a las incongruencias de muchas fechas, uno de los intentos más logrados, tanto conceptual como estilísticamente, de salvaguardar la memoria de las tradiciones de la civilización andina. Por esta razón es considerada su obra maestra y se la ha reconocido como el punto de partida de la literatura latinoamericana.

-La segunda parte fue publicada en Córdoba, en 1617, con el título de Historia General del Perú, nombre que le impuso arbitrariamente el editor: "Historia general del Perú: trata el descubrimiento del, y como lo ganaron los españoles, las guerras civiles que huuo entre Piçarros, y Almagros, sobre la partija de la tierra, castigo y leuantamiento de tiranos, y otros sucessos particulares". Esta obra que es la más extensa que ha producido su pluma, desarrolla con estilo vibrante la conquista del Perú, las guerras civiles entre los conquistadores y la instauración del Virreinato del Perú, así como la resistencia de los incas de Vilcabamba, que culmina con la ejecución del último de estos, Túpac Amaru I, en la plaza del Cuzco en 1572. Incluye en sus páginas una rehabilitación de su padre, el capitán Sebastián Garcilaso de la Vega, desprestigiado ante la Corona por haber militado en el bando del rebelde Gonzalo Pizarro. 

Recibió una educación formal esmerada, tanto en su patria como en España, pues aparte de sus dos lenguas maternas, español y quechua, hablaba latín. Su familia materna eran los antiguos gobernantes Incas, y por ello, él describe a los Incas como monarcas benévolos que gobernaban un país donde todos vivían en una patria de justicia y abundancia, donde no había mendigos ni ociosos

Afirma que la misión de los incas fue la de civilizar a los pueblos bárbaros (culturas pre-incas), que practicaban costumbres abominables como la antropofagia y la sodomía. (Datos: Wikipedia)

lunes, 19 de enero de 2015

La "Casa de la Respuesta" en Arica, Chile

La Casa de la Respuesta - Arica, Chile

La "Casa de la Respuesta" también llamada "Casa Bolognesi", es un inmueble ubicado en la ciudad de Arica en Chile, en zona cercana al Morro de Arica.

En esta casa el coronel del ejército peruano Francisco Bolognesi, durante la Guerra del Guano y el Salitre de 1879, recibió el 5 de junio de 1880 al mensajero chileno mayor Juan de la Cruz Salvo y, ante el pedido de rendición formulado por este último, manifestó:

«Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho».

La casa es propiedad del Estado peruano y está protegida por las disposiciones contenidas en el artículo séptimo del Tratado de Lima de 1929.

Se ubica en calle Yungay, esquina Colón, en pleno centro de Arica.

Es importante remarcar que Francisco Bolognesi no se rindió ante la superioridad de las fuerzas enemigas de Chile, porque esperaba la llegada del 2° Ejército de Perú, con el que se debía envolver y derrotar al ejército chileno.

Lo cierto es que el 2° Ejército de Perú al mando del coronel Segundo Leiva, había dado marcha atrás, según se dice por órdenes del dictador Nicolás de Piérola, y ya se encontraba de vuelta en Arequipa.

Por esta razón los numerosos y dramáticos telegramas del coronel Francisco Bolognesi diciendo "Apure Leiva Apure" nunca tuvieron respuesta.

Sin la presencia del 2° Ejercito, los soldados peruanos del morro de Arica, incluyendo a Bolognesi y oficiales, fueron masacrados de la manera más cruel recurriendo el enemigo al degollamiento de los soldados rendidos o heridos.

Pensamos que si Bolognesi hubiera sabido sobre la traición de sus propios compatriotas se hubiera rendido para evitar tanta muerte cruel. (Datos: Wikipedia/fuente propia)


martes, 6 de enero de 2015

Los 4 Santos Católicos del Virreinato del Perú

VIRREINATO DEL PERU


En el Virreinato del Perú surgieron 4 santos católicos que marcaron la vida religiosa en Latinoamérica.

Ellos fueron:

.Santo Toribio de Mogrovejo 16/11/1538 - 23/03/1606

.Santa Rosa de Lima 30/04/1586 - 24/08/1617

.San Martín de Porres 9/12/1579 - 3/11/1639

.San Juan Macías 2/03/1585 - 16/09/1645

En el Virreinato del Perú y en todo lo que hoy se llama América Latina no aparecieron más santos hasta siglos después.




SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO


Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo (Mayorga, 16 de noviembre de 1538 - Zaña, Reyno del Perú, 23 de marzo de 1606). Eclesiástico español. Santo de la Iglesia católica y segundo Arzobispo de Lima. Misionero y organizador de la Iglesia católica en el virreinato del Perú. 

Sus padres, Luis de Mogrovejo y Ana de Robledo y Morán, de las casas de Villapadierna y Mogrovejo, pertenecían a la nobleza española. 

A los doce años, Toribio fue enviado por sus padres a estudiar a Valladolid. Después de algunos años, deseando estudiar Derecho civil y eclesiástico, se trasladó a la Universidad de Salamanca. Allí recibió la influencia de su tío Juan de Mogrovejo, profesor en dicha Universidad y en el Colegio Mayor de San Salvador en Oviedo. 

Habiendo sido invitado por Juan III, Rey de Portugal, a enseñar en la ciudad de Coimbra, Juan de Mogrovejo llevó consigo a su sobrino, y ambos residieron algunos años en la Universidad de esa ciudad. 

De vuelta a Salamanca, su tío falleció poco después del regreso. Toribio resolvió seguir la carrera de éste, llegando a ser profesor de leyes en la Universidad de Salamanca, donde su erudición y virtud le llevaron a ser designado como Gran Inquisidor de España. 

El emperador Felipe II al conocer sus cualidades le propuso al Papa Gregorio XIII su nombramiento como Arzobispo de Lima, sucediendo a Jerónimo de Loayza. En marzo de 1579, recibió el nombramiento para el cargo por parte del Papa Gregorio XIII. Como ni siquiera era sacerdote, habiendo recibido dispensa papal para la recepción de las diversas órdenes menores, fue ordenado en Granada y poco después, recibió la consagración episcopal en Sevilla. 

Finalmente, en septiembre de 1580 embarcó con destino a su sede episcopal, donde llegó en mayo del año siguiente. Lo acompañó su hermana, Grimanesa de Mogrovejo y el esposo de ésta, Francisco Quiñones, quien llegó a ser corregidor y alcalde de Lima. En marzo de 1579, Gregorio XIII lo nombró arzobispo de Lima en virtud a una cédula de presentación del rey. 

Llegó al puerto de Paita,(Perú), en mayo de 1581 e inició su trabajo como misionero viajando a Lima a pie, bautizando y enseñando a los nativos. 

Al llegar a Lima, como Arzobispo, tomó posesión de su sede el viernes 12 de mayo de 1581, se dedicó a lograr el progreso espiritual de sus fieles. La ciudad había quedado sin Arzobispo durante seis años, de 1575 a 1581 y estaba en una grave decadencia espiritual con un sistema en que el régimen de patronato facultaba a los Virreyes a intervenir en asuntos eclesiásticos, dando origen a frecuentes disputas entre el poder espiritual y el temporal, por lo cual los conquistadores cometían muchos abusos y los sacerdotes no se atrevían a corregirlos. Muchos para excusarse del mal que estaban haciendo, decían que "esa era la costumbre". Toribio de Mogrovejo les respondía que "Cristo es verdad y no costumbre". y empezó a atacar fuertemente todos los vicios y escándalos. Las medidas que tomó contra los abusos que se cometían, le atrajeron muchas persecuciones y atroces calumnias. Sin embargo, prefirió callar y solía decir: "Al único que es necesario siempre tener contento es a Nuestro Señor". 

Toribio de Mogrovejo se destacó por su fuerza de trabajo. Su generosidad lo llevaba a repartir a los pobres todo lo que poseía. Un día al regalarle sus camisas a un necesitado le recomendó: "Váyase rápido, no sea que llegue mi hermana y no permita que Ud. se lleve la ropa que tengo para cambiarme" Son abundantes los testimonios de su caridad, entrega y desinterés total por lo material: antes de poner su firma a cualquier decreto que lo requiriese, anteponía la palabra "gratis". En una ocasión, cuando se desató una terrible peste en la ciudad que causó innumerables muertos y enfermos, muchos de ellos pobres que abarrotaban los hospitales, le mandó decir a su cuñado que gastase todo su dinero en socorrerlos y que si faltaba, que pidiese prestado que luego él lo devolvería. En otra ocasión, un altercado gravísimo entre dos nobles limeños terminó con la condena a muerte de uno de ellos. Sólo el perdón del otro, que los ruegos de medio Lima no consiguieron, podía salvar de la ejecución al condenado. Ya a punto de realizarse el ajusticiamiento, el arzobispo de Lima fue a buscarlo, se arrodilló a los pies del ofendido y suplicó por su perdón como si fuera para él mismo obteniéndolo.  

Fue beatificado el 28 de junio de 1679 por el Papa Inocencio XI, mediante su Bula "Laudeamus" y canonizado el 10 de diciembre de 1726 por el Papa Benedicto XIII, mediante su Bula "Quoniam Spiritus".


LA ODISEA DE DARIO EN PERU - PARTES 1 Y 2 - SPANISH EDITION


SANTA ROSA DE LIMA


Santa Rosa de Lima O. P. (Lima, Perú, 30 de abril de 1586 - Lima, 24 de agosto de 1617) fue una Mística terciaria dominica . 

Fue la primera santa de América, excelsa Patrona de Lima, del Perú (desde 1669), del Nuevo Mundo y Filipinas (desde 1670). 

Además, es Patrona de institutos educativos, policiales y armados: Universidad Católica Santa Rosa (en Venezuela), Policía Nacional de la República del Perú y de las Fuerzas Armadas de Argentina. 

Nacida en el siglo XVI como Isabel Flores de Oliva, fue hija de Gaspar Flores, arcabucero natural de Baños de Montemayor, municipio de la provincia de Cáceres (España). Así lo asegura la placa en la casa de los Flores, la cual aún se conserva en dicho pueblo cacereño. En 1545, Gaspar salió de España, después de pasar por Puerto Rico y Panamá, que formaban parte del virreinato de Nueva España, llegó al Perú en 1547, como soldado del Pacificador Pedro de la Gasca, quien restableció la Real Audiencia en 1549, recuperando el dominio de la Corona tras la usurpación del poder por Gonzalo Pizarro, gobernante del Perú entre 1544-1548. Gaspar Flores fue nombrado arcabucero el 9 de marzo de 1557, por don Andrés Hurtado de Mendoza, tercer virrey del Perú entre 1556-1561. 

El 1 de mayo de 1577, se casó, en Lima, con la criolla limeña María de Oliva y Herrera, apellidos procedentes de Aragón. Ese mismo año servía de arcabucero en la guarda del V Virrey Francisco de Toledo (1569-1581). 

Debido a problemas económicos de la familia, trabajaba el día entero en el huerto y solía bordar con gran esmero para diferentes familias de la ciudad y así ayudar al sostenimiento de su hogar. 

A pesar de todo, se encontraba conforme con su forma de vida y no hubiera tratado de cambiarla si no hubiera sido por la insistencia de sus padres en casarla. Rosa resistió durante más de diez años y finalmente hizo voto de virginidad ante la imagen del "doctorcito" para confirmar su resolución. 

Al cabo de unos años ingresó en la Tercera orden de Santo Domingo a imitación de santa Catalina de Siena. A partir de entonces se recluyó prácticamente en la ermita que ella misma construyó, con ayuda de su hermano Hernando, en un extremo del huerto de su casa. Sólo salía para visitar el templo de Nuestra Señora del Rosario y atender las necesidades espirituales de los indígenas y los negros de la ciudad. También atendía a muchos enfermos que se acercaban a su casa buscando ayuda y atención, creando una especie de enfermería en su casa. 

Murió a los treinta y un años de edad en las primeras horas del 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé, como ella misma lo profetizó y cuenta el padre Leonardo Hansen. 

El día de sus exequias y entierro, los devotos se abalanzaban sobre su cuerpo para arrancarle la vestimenta en busca de un recuerdo, aclamándola como santa. 

Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo), con notable devoción del pueblo peruano y de América que visita la Capilla dedicada a su culto en el Crucero del Templo dominicano. 

Su entierro fue uno de los más notables que vivió la ciudad de Lima. En la casa de la familia De la Maza se formaron grandes multitudes para contemplar a Rosa. El gentío hubo de esperar a su traslado hacia la Iglesia del Rosario. Al traslado acudieron el virrey, el Cabildo Secular y Eclesiástico, las órdenes religiosas presididas por la orden de Santo Domingo de Guzmán, los oidores y personas notables. Hubo de requerirse la fuerza de la guardia del virrey para impedir que Rosa fuera desvestida por los devotos que deseaban llevar alguna reliquia. A pesar de ello, tuvieron que cambiarle tres veces los hábitos e incluso en el traslado algún irreverente seccionó uno de sus dedos del pie. 

En el lecho de muerte, Gonzalo de la Maza hizo retratar el rostro de Rosa. A su efecto llamó al pintor italiano Angelino Medoro, quien realizó el primer testimonio de su apariencia física. 

La devoción del pueblo se excedió a tal punto, que en pocos años tuvieron que retirarla de la Cripta y colocarla en la Iglesia del Rosario. 

En 1634 se presentó a Roma la causa de Beatificación. La beatificación se realizó en el Convento Dominico de Santa Sabina en Roma, en 1668. 

Fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671, proclamándola por "Principal Patrona del Nuevo Mundo". 

En Lima, Roma, España y todos los países de América y Europa, se celebraron fiestas suntuosas en honor de la primera Santa natural de América. 

Los Pontífices en sus respectivas Bulas la proclamaron santa con el nombre de "Rosa de Santa María", y que posteriormente hubo de convertirse en Rosa de Lima, nombre toponímico común a muchos santos en el orbe cristiano. 

La tradición cuenta que el Papa Clemente X, luego de oír los argumentos sobre su canonización dijo: "¡Hum! ¡Patrona y Santa! ¿Y Rosa? que llueva flores sobre mi escritorio si es verdad", y la respuesta al instante fue una fragante lluvia de rosas sobre la mesa del Papa quien en ese momento procedió a la canonización.




SAN MARTIN DE PORRES


San Martín de Porres Velázquez O.P. (Lima, 9 de diciembre de 1579 – 3 de noviembre de 1639) fue un fraile peruano de la orden de los dominicos. 

Es el primer santo mulato de América.

Conocido también como "el santo de la escoba" por ser representado con una escoba en la mano como símbolo de su humildad. 

Martín de Porres o Porras fue hijo de un hidalgo burgalés, caballero de la Orden de Alcántara, Juan de Porres (según algunos documentos, el apellido original fue Porras) natural de la ciudad de Burgos, y de una negra liberta (horra), Ana Velázquez, natural de Panamá que residía en Lima. 

Su padre no podía casarse con una mujer de su condición, porque era muy pobre, lo que no impidió su amancebamiento con Ana Velázquez. Fruto de esta relación nació Martín y, dos años después, Juana, su única hermana. 

Martín de Porres fue bautizado el 9 de diciembre de 1579 en la Iglesia de San Sebastián en Lima.

Se formó como auxiliar práctico, barbero y herbolista. 

En 1594, a la edad de quince años, y por invitación de Fray Juan de Lorenzana, famoso dominico, teólogo y hombre de virtudes, entró en la Orden de Santo Domingo de Guzmán bajo la categoría de "donado", es decir, como terciario por ser hijo ilegítimo (recibía alojamiento y se ocupaba en muchos trabajos como criado). 

Así vivió 9 años, practicando los oficios más humildes. Fue admitido como hermano de la orden en 1603. Perseveró en su vocación a pesar de la oposición de su padre, y en 1606 se convirtió en fraile profesando los votos de pobreza, castidad y obediencia 

De todas las virtudes que poseía Martín de Porres sobresalía la humildad, siempre puso a los demás por delante de sus propias necesidades. En una ocasión el Convento tuvo serios apuros económicos y el Prior se vio en la necesidad de vender algunos objetos valiosos, ante esto, Martín de Porres se ofreció a ser vendido como esclavo para ayudar a remediar la crisis, el Prior conmovido, rechazó su ayuda. 

Ejerció constantemente su vocación pastoral y misionera; enseñaba la doctrina cristiana y fe de Jesucristo a los negros e indios y gente rústica que asistían a escucharlo en calles y en las haciendas cercanas a las propiedades de la Orden ubicadas en Limatambo. La situación de pobreza y abandono moral que estos padecían le preocupaban; es así que con la ayuda de varios ricos de la ciudad - entre ellos el virrey Conde de Chinchón, que en propia mano le entregaba cada mes no menos de cien pesos - fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz para reunir a todos los vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación. 

Martín siempre aspiró a realizar vocación misionera en países alejados. Con frecuencia lo oyeron hablar de Filipinas, China y especialmente de Japón, país que alguna vez manifestó conocer. 

Fue frugal, abstinente y vegetariano. Dormía sólo dos o tres horas, mayormente por las tardes. Usó siempre un simple hábito de cordellate blanco con una capa larga de color negro. Alguna vez que el Prior lo obligó a recibir un hábito nuevo y otro fraile lo felicitó, Martín, risueño, le respondió: “pues con éste me han de enterrar” y efectivamente, así fue.

A la edad de sesenta años, Martín de Porres cae enfermo y anuncia que ha llegado la hora de encontrarse con el Señor. La noticia causó profunda conmoción en la ciudad de Lima. Tal era la veneración hacia este mulato, que el Virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, Conde de Chinchón, fue a besarle la mano cuando se encontraba en su lecho de muerte pidiéndole que velara por él desde el cielo. Martín solicitó a los dolidos religiosos que entonaran en voz alta el Credo y mientras lo hacían, falleció. Eran las 9 de la noche del 3 de noviembre de 1639 en la Ciudad de los Reyes, capital del Virreinato del Perú. 

Toda la ciudad le dio el último adiós en forma multitudinaria donde se mezclaron gente de todas las clases sociales. Altas autoridades civiles y eclesiásticas lo llevaron en hombros hasta la cripta, doblaron las campanas en su nombre y la devoción popular se mostró tan excesiva que las autoridades se vieron obligadas a realizar un rápido entierro. 

En la actualidad sus restos descansan en la Basílica y Convento de Santo Domingo en Lima, (Perú) junto a los restos de santa Rosa de Lima y san Juan Macías en el denominado "Altar de los Santos Peruanos". 

Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI, franqueando las barreras de una anticuada y prejuiciosa mentalidad. El Papa Juan XXIII que sentía una verdadera devoción por Martín de Porres, lo canoniza en la Ciudad del Vaticano el 6 de mayo de 1962.




SAN JUAN MACIAS


LA ODISEA DE DARIO EN PERU - PARTES 1 Y 2 - SPANISH EDITION

San Juan Macías fue un religioso y santo dominico español que evangelizó el Perú desde 1620.

Nació en la Ribera del Fresno, Extremadura el 2 de marzo de 1585 y murió en Lima - Perú el 16 de septiembre de 1645. 

Hoy tiene innumerables fieles que visitan su imagen en el altar principal de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario o de Santo Domingo y en el año 1970 se levantó un templo parroquial en su nombre en el distrito de San Luis (Lima). 

Fueron sus padres Pedro de Arcas y Juana Sánchez, por lo que su nombre debió ser Juan de Arcas Sánchez. El cambio de nombre se debe fundamentalmente a que las tierras de pastoreo eran llamadas "las Macías" y a los pastorcitos "los Macías". Por eso es que se le conoce como Juan Macías o Juan Pastorcillo. 

Se sabe que quedó huérfano desde los cuatro años y medio y bajo el cuidado de un tío que lo dedicó al pastoreo. Cuentan que a la edad de 8 años, una noche de Navidad, Juan interrumpió la conversación de sus parientes para decirles que se marcharía. Luego conoce a un comerciante con el que trabajó y con él hace un primer viaje a América. Llegó primero a Cartagena de Indias (Colombia) luego al Reino de Nueva Granada, pasando por Pasto y Quito (Ecuador), para llegar finalmente al Virreinato del Perú donde se quedaría hasta su muerte. 

Su primera acción al llegar a Lima fue indagar sobre la Orden de Predicadores, indicando que se proponía ingresar a ella para servir a Dios de acuerdo a la voz que escuchó a los 20 años que le ordenaba venir al Perú. 

Su extrema bondad lo hacía frecuentemente repartir lo poco que tenía entre los pobres, hacía labor social y apoyaba a la Orden de Predicadores como hermano lego en el convento de dominicos de Santa María Magdalena donde finalmente fue admitido y luego el 23 de enero de 1622 tomó los hábitos. Un año después hizo los votos definitivos el 25 de enero de 1623. 

San Juan Macias, fue amigo íntimo de San Martín de Porres y coetáneo de Santa Rosa de Lima. Fueron los tres santos Dominicos que, en el siglo XVII animaron la vida Cristiana de la ciudad de Lima. 

Ya en el convento, San Juan Macías marcó su vida en la profunda oración, la penitencia y la caridad, pero debido a ello sufrió una grave enfermedad por la cual tuvo que ser intervenido en una peligrosa operación. Sin embargo, nunca descuidó a los más necesitados a quienes desde el portón del monasterio ayudaba. Era frecuente ver a los mendigos, los enfermos y los desamparados de toda Lima que acudían buscando consuelo. La clase alta, a quienes se les llamaba "pobres vergonzantes" tampoco era ajena a sus consejos, incluso el propio Virrey Toledo y la nobleza de Lima acudían a él. 

Su extrema humildad y respeto hacia sus semejantes era notoria. Daba de comer a sus pobres puesto de rodillas y a las mujeres jamás las miraba, fijando la vista en el suelo. Siempre trató de evitar cualquier tipo de tentación. 

Cuentan las crónicas que una noche un fuerte temblor de tierra sorprendió a Lima. Mientras los fieles rezaban el oficio en el coro, San Juan Masías oraba en la capilla de Nuestra Señora del Rosario. El primer sacudón hizo que los religiosos salgan presurosos a refugiarse en el jardín del claustro, pero el escuchó una voz que lo detuvo, el contó que era la Bienaventurada Virgen María y se quedó porque se sintió protegido. Finalmente quedó sano y salvo y el templo casi íntegro.

En 1678, en el Convento de Santo Domingo, Francisco Ramírez, novicio de 20 años de edad, con el objeto de limpiar su celda, levantó un pesado baúl, sin recordar que padecía de una hernia inguinal. El esfuerzo provocó el estrangulamiento de la misma por lo que se requería la intervención correspondiente, en ese entonces desconocida. Los facultativos, tras examinar al paciente, diagnosticaron un fatal desenlace por lo que le administraron los santos óleos. El Prior del Convento, R.P. Nicolás Ramírez, puso en manos del enfermo un pequeño cuadro de Fray Juan Macías, fallecido hacía 33 años, indicándole rezar pidiendo que intercediese por él. Los frailes dejaron al enfermo rezando y cayeron dormidos. Al retornar, tuvieron la sorpresa de encontrar al novicio incorporado y libre de dolencia. Este milagro fue autenticado por los frailes que presenciaron este hecho, siendo uno de los 2 que sirvieron para que el Papa Clemente XIII lo declare Venerable el 27 de febrero de 1763. 

Otro milagro tras su muerte fue la multiplicación del arroz, cuando una monja dominica recordó su nombre en voz alta cuando faltaba el cereal para los pobres, éste de pronto comenzó a aumentar desmesuradamente en la olla. Este hecho fue reconocido como milagro oficial. 

Sesenta años de edad contaba fray Juan Macías cuando le visitó la enfermedad que le llevaría a la tumba. El médico que le asistía había perdido toda esperanza de recuperación, y el propio fray Juan Macías se daba cuenta que le había llegado la hora de partir de este mundo al Padre, para entrar en la contemplación definitiva de aquellos, "Cielos nuevos y tierras nuevas" que, en repetidas ocasiones había visitado fugazmente en compañía de su venerable amigo San Juan Evangelista. En aquel trance supremo, de cara a la verdad absoluta que es Dios contó a los religiosos de su convento, los favores que Dios le había regalado en su vida, desde su niñez hasta aquel momento, y cómo le había hecho gozar de la visión de su santa gloria en repetidas ocasiones. No me olvide, hermano, y encomiéndame a Dios, le rogó fray Juan de la Torre, su amigo. "Padre mío, donde la caridad es más perfecta, cree su reverencia que me habría de olvidar? Le doy mi palabra: allá le seré mejor amigo de lo que le fui acá", le respondió. A otro que le recomendaba a sus pobres, le contestó: "Con que tengan a Dios les sobra todo; y para su consuelo, les queda el hermano Dionisio de Vilas y otros buenos amigos que no les harán faltar lo necesarios. Juan Quezada, benefactor de los pobres, llegó también hasta su lecho para pedirle que no se olvidara de él y de su esposa. "Olvidarme? En el corazón le llevó bien asentado, y también a la señora doña Sebastiana, su mujer". ¡Qué esperanza la que nos diste fray Juan. Cumple lo que dijiste! La hora señalada por Dios, ha llegado. Es la hora de la despedida definitiva. Fray Juan Macías se lo advierte a los hermanos, que lo acompañan: "Ahora, sí. Es llegada mi hora. Que se haga en mí la voluntad del Señor". Siguiendo la costumbre de aquellos tiempos, los religiosos de la comunidad se dirigen procesionalmente a la habitación de fray Juan, acompañando el Santo Viático. Fray Juan se sienta, con la ayuda de sus hermanos y, por última vez, recibe con todo fervor la santa comunión. Después de unos minutos de oración, en profundo recogimiento, el prior le administra el sacramento de la Unción de los Enfermos, en medio de salmos e himnos que los religiosos cantan invocando el perdón y la misericordia de Dios. Cuando los hermanos cantaban la tierna plegaria "Salve Regina", con la que los Dominicos despiden a sus hermanos de este mundo, fray Juan Macías entregaba su alma al Creador. Eran las 6:45 pm, del día 16 de septiembre de 1645. 

Con la muerte de fray Juan Macías se inició una nueva etapa de veneración de su memoria: Su sepulcro comenzó a ser visitado por mucha gente. Treinta y seis años después de su muerte, los restos de fray Juan Macías fueron trasladados a un ataúd de cedro y, para sorpresa de todos los presentes, lo hallaron incorrupto. Ahora mismo, se pueden apreciar los restos de fray Juan Macías, disecados, más no corruptos. 

Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI, el 22 de octubre de 1837. El Papa Pablo VI lo canonizó el 28 de septiembre de 1975. 

(Datos: Wikipedia)

domingo, 4 de enero de 2015

Batalla de Corpahuaico: La Ultima y Más Importante Batalla por la Independencia de Perú

Regimiento Rifles - Voluntarios Británicos

En marzo y abril de 1823, el regimiento Rifles, integrado totalmente por voluntarios británicos contratados por  Bolivar, fue enviado a Perú como parte de la fuerza expedicionaria independentista dirigida por el general Sucre.

Bajo el comando del coronel Arthur Sandes, el regimiento Rifles sería el que permitiría, con su extraordinaria actuación durante todo el proceso independentista, la victoria sobre las tropas realistas.

Su momento de gloria llegó en Corpahuayco, zona localizada en Cangallo-Ayacucho, el 3 de diciembre de 1824. 

El ejército del Virrey atacó la retaguardia de los independentistas, cuando las fuerzas de Sucre estaban cruzando un río. 

La peor parte del asalto cayó sobre el Regimiento Rifles que opusieron una tenaz resistencia. 

Con fuerza y en inferioridad numérica, el Regimiento logró detener el avance de los realistas el tiempo suficiente como para permitir que la avanzada del ejército independentista logre escapar. 

Este gran sacrificio del Regimiento Rifles significó:

.300 muertos, incluyendo al mayor Thomas Duckbury, el segundo al mando.
.200 heridos y prisioneros.

.En cambio los realistas tuvieron 30 militares afectados entre muertos y heridos.

Con esta acción, Sandes y los británicos del glorioso Regimiento Rifles salvaron la vida de Sucre y del resto del ejército independentista que integraban venezolanos, colombianos, peruanos y de otras nacionalidades de sudamérica.

No habría habido ninguna victoria en Ayacucho, 6 días después, el 09 de diciembre 1824, si no hubiera sido por la valentía y destreza de los Rifles.

Como un homenaje a su demostrada valentía durante la campaña, Sandes fue ascendido a general de brigada y el Regimiento Rifles recibió el título de 'Libertadores del Perú'.

La Batalla de Corpahuayco ha permanecido siempre oculta, en vez de ser la más resaltada en la campaña de independencia de Perú.

Perú está en deuda con Arthur Sandes y con el Regimiento Rifles verdaderos actores de la independencia peruana.

Los realistas tenían la victoria asegurada en Ayacucho, pero quedaron con serios problemas de desabastecimiento de municiones, y sus tropas, formadas por indigenas, estaban totalmente carentes de alimentos y agua. Por su lado, los independentistas habían perdido la élite y columna vertebral de su ejército. Por esta razón, según historiador español, ambos bandos llegaron a un preacuerdo en momentos previos a Ayacucho, donde se desarrolló solo una ficción de batalla.

Teorías conspirativas sobre la batalla de Ayacucho

La capitulación ha sido llamada por el historiador español Juan Carlos Losada como "la traición de Ayacucho" y en su obra Batallas decisivas de la Historia de España (Ed. Aguilar, 2004), afirma que el resultado de la batalla estaba pactado de antemano. El historiador señala a Juan Antonio Monet como el encargado del acuerdo: “los protagonistas guardaron siempre un escrupuloso pacto de silencio y, por tanto, solo podemos especular, aunque con poco riesgo de equivocarnos” (Pág. 254). Una capitulación sin batalla se habría juzgado indudablemente como traición. Los jefes españoles, de ideas liberales, y acusados de pertenecer a la masonería al igual que otros líderes militares independentistas, no siempre compartían las ideas del rey español Fernando VII, un monarca firme sostenedor del absolutismo.

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