viernes, 28 de febrero de 2014

Guerra del Guano y el Salitre de 1879 - Hundimiento de La Covadonga

La Covadonga

Durante la Guerra del Guano y el Salitre de 1879, mientras la nave de guerra chilena La Covadonga cumplía una inspección en la bahía de Chancay, en Perú, el Capitán de Corbeta Pablo de Ferrari, comandante de dicha embarcación, se acercó con su buque a 500 metros de la playa para bombardear la línea del ferrocarril peruano. 

Cumplida su misión, al retirarse divisó dos lanchas peruanas a corta distancia de tierra. Cumpliendo con las instrucciones que tenia de bombardear cualquier nave enemiga que se pusiera en movimiento, comenzó a disparar sobre ellas. 

El grueso de sus fuegos cayó sobre la embarcación de mayor tamaño hundiéndola, dejando intacta la más pequeña. 

El comandante de Ferrari, al apreciar que se encontraba desierta, pensando que había sido abandonada por sus tripulantes por el ataque, ordena a uno de sus oficiales arriar un bote y dirigirse a él con gente armada por si se tratara de una trampa. 

Al llegar los chilenos al costado de la embarcación pequeña y revisarla, la encontraron bien abastecida de frutas y otros alimentos, dan aviso a su comandante sobre ello y el comandante de La Covadonga, ordena remolcarla junto a su buque. 

Cumplida esta operación, la embarcación fue izada al costado del buque chileno, y en ese momento estalló una fuerte carga de dinamita que se hallaba bien escondida. 

La explosión fue tan grande que hizo pedazos el casco de la nave chilena, la cual se hundió en solo tres minutos, pereciendo ahogados su comandante y noventa hombres de su tripulación.

Había funcionado milimétricamente, la trampa planeada por los peruanos.

El Teniente Segundo Decio Oyague de la Marina de Guerra del Perú, fue quien planificó y ejecutó esta trampa móvil, con el apoyo de la población de Chancay.

Antes, en El Callao, y en similares circunstancias, fue hundida otra nave de guerra chilena el Loa. En la explosión murió el capitán y 118 tripulantes.

La guerrilla y resistencia peruana había preparado minas, torpedos, y otros tipos de artefactos explosivos destinados a hundir a toda la flota chilena.

Esta amenaza más las acciones guerrilleras de Cáceres, empujaron a los invasores chilenos a apurar su retiro del territorio peruano.

De haberse prolongado su estadía en Perú, el ejército y la marina chilena hubiesen sido diezmadas.




video: canal46chancay


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