domingo, 18 de enero de 2009

Chucuito en el Puerto de El Callao, barrio de inmigrantes de Italia y España que vuelve a resplandecer

Chucuito - El Callao


A veces un detalle cambia la vida. Eso le pasó a Chucuito, una comunidad de pescadores del puerto limeño del Callao que ha vestido de colores sus fachadas para conquistar a los turistas con la misma coquetería que el barrio argentino de La Boca.

Debido su cercanía al mar, Chucuito alojó desde tiempos prehispánicos a pescadores, y a partir del siglo XVIII a españoles e italianos que se dedicaban a este oficio. Por ello aún se conservan algunas de las viviendas coloniales de adobe y otras tantas construidas de madera, al estilo genovés.

Hasta hace poco eran escasos los visitantes que osaban caminar por sus calles, consideradas una zona muy insegura, a pesar de la cercanía a la fortaleza del Real Felipe, construida a partir de 1747, y al balneario de La Punta, uno de los destinos gastronómicos favoritos de los limeños.

Pero este año Chucuito, nombre que se cree le dieron los indios collas que habitaron el lugar hasta la llegada de los conquistadores españoles, ha pasado del desprecio a la admiración cuando su la Municipalidad del Callao decidió pintar con colores vivos las fachadas de más de un centenar de viviendas, rehabilitar su bello parque y colocar farolas ornamentales en sus calles.


Se buscaba rescatar la tradición e historia y convertirlo en un centro turístico similar al barrio bonaerense de La Boca, con el que comparte el fuerte legado de sus inmigrantes italianos.

"En el caso del barrio argentino, las casas se pintaron con las pinturas de los barcos y en el caso de Chucuito, muchas viviendas fueron construidas con restos de antiguos barcos", explica el regidor provincial del Callao, José Danos.

Con unos 139.000 euros de inversión municipal, la vida cambió para los residentes de Chucuito, nombre que se cree le dieron los indios collas que habitaron el lugar hasta la llegada de los conquistadores españoles.

Han instalado pequeños negocios dirigidos a los turistas, como bodegas, restaurantes y tiendas de artesanías"A Chucuito no lo cambio por nada", asegura orgulloso Antonio Sotomayor, un jubilado de 86 años que desde hace casi cuatro décadas reside en el lugar que, según dijo, "antes era un pueblo joven (chabola) y ahora es distinto".

El anciano se siente un privilegiado al caminar en menos de un minuto desde su casa a la playa, gozar del aire puro y de muchos días con sol. Sotomayor cuenta que Chucuito, donde existía el caserío indígena de los "Pitipiti" antes de la llegada de los españoles, "es un sitio muy simpático y el clima es excelente".


El atractivo turístico de Chucuito es evidente. Y si bien se siguen viendo por sus calles con aire pueblerino a ancianos con sombreros y vendedores ambulantes en triciclos, los precios de las casas han comenzado a elevarse

Con los cambios, los precios de las casas han comenzado a subir.

De eso se queja Juan Acevedo, un pintor de Chucuito que dice que vivió en el barrio durante 20 años: "aquí me enamoré, me casé y después me abandonaron", recuerda. Ahora, con el alto precio de las viviendas y el corazón partido, ha tenido que mudarse a una zona aledaña y desértica.

Acevedo siempre regresa a Chucuito a pintar las casas de clientes que prefieren tonos sobrios como el nogal y el crema, que contrastan con el azul eléctrico, malva, verde brillante, turquesa, morado y mostaza que le han devuelto el color, y la vida, a uno de los rincones más tradicionales del Callao.
Fuente: www.20minutos.es

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